'Ejército' en la Biblia
Después de esto aconteció que Benadad rey de Siria juntó todo su ejército, y subió y sitió a Samaria.
Si tratáremos de entrar en la ciudad, por el hambre que hay en la ciudad moriremos en ella; y si nos quedamos aquí, también moriremos. Vamos pues ahora, y pasémonos al ejército de los sirios; si ellos nos dieren la vida, viviremos; y si nos dieren la muerte, moriremos.
Porque el Señor había hecho que en el campamento de los sirios se oyese estruendo de carros, ruido de caballos y estrépito de grande ejército; y se dijeron unos a otros: He aquí el rey de Israel ha pagado contra nosotros a los reyes de los heteos, y a los reyes de los egipcios, para que vengan contra nosotros.
Y como él entró, he aquí los príncipes del ejército que estaban sentados. Y él dijo: Príncipe, una palabra tengo que decirte. Y Jehú dijo: ¿A cuál de todos nosotros? Y él dijo: A ti, príncipe.
Mas el sacerdote Joiada mandó a los centuriones que gobernaban el ejército, y les dijo: Sacadla fuera del recinto del templo, y al que la siguiere, matadle a espada. (Porque el sacerdote dijo que no la matasen en el templo de Jehová.)
Y dejaron todos los mandamientos de Jehová su Dios, y se hicieron dos becerros de fundición, también imágenes de Asera, y adoraron a todo el ejército del cielo, y sirvieron a Baal:
Después el rey de Asiria envió al rey Ezequías, desde Laquis contra Jerusalén, a Tartán y a Rabsaris y al Rabsaces, con un gran ejército: y subieron, y vinieron a Jerusalén. Y habiendo subido, vinieron y pararon junto al acueducto del estanque de arriba, que es en el camino de la heredad del lavador.
Porque él volvió a edificar los lugares altos que Ezequías su padre había derribado, y levantó altares a Baal, e hizo una imagen de Asera, como había hecho Acab rey de Israel; y adoró a todo el ejército del cielo, y sirvió a aquellas cosas.
Y edificó altares para todo el ejército del cielo en los dos atrios de la casa de Jehová.
Entonces mandó el rey al sumo sacerdote Hilcías, y a los sacerdotes de segundo orden, y a los guardianes de la puerta, que sacasen del templo de Jehová todos los vasos que habían sido hechos para Baal, para Asera, y para todo el ejército del cielo; y los quemó fuera de Jerusalén en el campo de Cedrón, e hizo llevar las cenizas de ellos a Betel.
Y quitó a los sacerdotes idólatras que habían puesto los reyes de Judá para que quemasen incienso en los lugares altos en las ciudades de Judá, y en los alrededores de Jerusalén; y asimismo a los que quemaban incienso a Baal, al sol y a la luna, y a los signos del zodiaco y a todo el ejército del cielo.
Y aconteció en el noveno año de su reinado, en el mes décimo, en el día diez del mes, que Nabucodonosor rey de Babilonia vino con todo su ejército contra Jerusalén, y la sitió; y levantaron contra ella baluartes alrededor.
Y el ejército de los caldeos siguió al rey, y lo tomó en las llanuras de Jericó, habiéndose dispersado todo su ejército.
Y todo el ejército de los caldeos que estaba con el capitán de la guardia, derribó los muros alrededor de Jerusalén.
y de la ciudad tomó a un oficial que estaba a cargo de los hombres de guerra, y a cinco varones de los que estaban en la presencia del rey que se hallaban en la ciudad; y al principal escriba del ejército, que reclutaba la gente del país; y sesenta varones del pueblo de la tierra, que se hallaban en la ciudad.
Y oyendo todos los príncipes del ejército, ellos y su gente, que el rey de Babilonia había puesto por gobernador a Gedalías, vinieron a él en Mizpa, esto es, Ismael hijo de Netanías, y Johanán hijo de Carea, y Seraías hijo de Tanhumet netofatita, y Jaazanías hijo de un maacatita, ellos con los suyos.
Y levantándose todo el pueblo, desde el menor hasta el mayor, con los capitanes del ejército, se fueron a Egipto por temor de los caldeos.
Éstos fueron capitanes del ejército de los hijos de Gad. El menor tenía cargo de cien hombres, y el mayor de mil.
Éstos ayudaron a David contra la banda de salteadores; porque todos ellos eran hombres valientes, y fueron capitanes en el ejército.
Porque entonces todos los días venía ayuda a David, hasta hacerse un grande ejército, como ejército de Dios.
Y así que oigas venir un estruendo por las copas de los árboles de moras, sal luego a la batalla; porque Dios saldrá delante de ti, y herirá el ejército de los filisteos.
Hizo, pues, David como Dios le mandó, y derrotaron al ejército de los filisteos desde Gabaón hasta Gezer.
Y oyendo Toi rey de Hamat, que David había deshecho todo el ejército de Hadad-ezer, rey de Soba,
Y Joab hijo de Sarvia era general del ejército; y Josafat hijo de Ahilud, cronista.
Oyéndolo David, envió a Joab con todo el ejército de los hombres valientes.
Y viendo los sirios que habían caído delante de Israel, enviaron embajadores, y trajeron a los sirios que estaban al otro lado del río, cuyo capitán era Sofac, general del ejército de Hadad-ezer.
Luego que fue dado aviso a David, reunió a todo Israel, y pasando el Jordán vino a ellos, y ordenó contra ellos su ejército. Y como David hubo ordenado su tropa contra ellos, pelearon contra él los sirios.
Pero los sirios huyeron delante de Israel; y mató David de los sirios siete mil hombres de los carros, y cuarenta mil hombres de a pie; asimismo mató a Sofac, general del ejército.
Y aconteció a la vuelta del año, en el tiempo que suelen los reyes salir a la guerra, que Joab sacó las fuerzas del ejército, y destruyó la tierra de los hijos de Amón, y vino y sitió a Rabá. Mas David estaba en Jerusalén; y Joab batió a Rabá, y la destruyó.
Asimismo David y los príncipes del ejército apartaron para el ministerio a los hijos de Asaf, y de Hemán, y de Jedutún, para que profetizasen con arpas, salterios, y címbalos; y el número de ellos, hombres idóneos para la obra de su ministerio respectivo fue:
Este Selomit y sus hermanos tenían cargo de todos los tesoros de todas las cosas santificadas, que había consagrado el rey David, y los príncipes de las familias, y los capitanes de millares y de centenas, y los jefes del ejército;
Después de Ahitofel era Joiada hijo de Benaía, y Abiatar. Y Joab era el general del ejército del rey.
Entonces ordenó Abías batalla con un ejército de cuatrocientos mil hombres de guerra, valerosos y escogidos: y Jeroboam ordenó batalla contra él con ochocientos mil hombres escogidos, fuertes y valerosos.
Tuvo también Asa ejército que traía escudos y lanzas; de Judá trescientos mil, y de Benjamín doscientos ochenta mil que traían escudos y entesaban arcos; todos eran hombres valerosos.
Y salió contra ellos Zera etíope con un ejército de mil millares, y trescientos carros; y vino hasta Maresa.
Y clamó Asa a Jehová su Dios, y dijo: Jehová, no es gran cosa para ti ayudar al poderoso así como al que no tiene fuerza. Ayúdanos, oh Jehová Dios nuestro, porque en ti nos apoyamos, y en tu nombre venimos contra este ejército. Oh Jehová, tú eres nuestro Dios; no prevalezca contra ti el hombre.
Y Asa, y el pueblo que con él estaba, lo siguió hasta Gerar; y cayeron los etíopes hasta no quedar en ellos aliento; porque fueron deshechos delante de Jehová y de su ejército. Y les tomaron muy grande botín.
En aquel tiempo vino Hanani vidente a Asa rey de Judá, y le dijo: Por cuanto te has apoyado en el rey de Siria, y no te apoyaste en Jehová tu Dios, por eso el ejército del rey de Siria ha escapado de tus manos.
Los etíopes y los libios, ¿no eran un ejército numerosísimo, con carros y mucha gente de a caballo? con todo, porque te apoyaste en Jehová, Él los entregó en tus manos.
Y puso ejército en todas las ciudades fortificadas de Judá, y colocó gente de guarnición en tierra de Judá, y asimismo en las ciudades de Efraín que su padre Asa había tomado.
Entonces él dijo: Oíd, pues, palabra de Jehová: Yo he visto a Jehová sentado en su trono, y todo el ejército del cielo estaba a su mano derecha y a su izquierda.
Y habiendo consultado con el pueblo, puso a algunos que cantasen a Jehová, y alabasen en la hermosura de la santidad, mientras salían delante del ejército, y que dijesen: Glorificad a Jehová, porque su misericordia es para siempre.
Entonces el sacerdote Joiada sacó a los centuriones que estaban al mando del ejército, y les dijo: Sacadla fuera del recinto; y el que la siguiere, muera a filo de espada. Porque el sacerdote había mandado que no la matasen en la casa de Jehová.
Y sucedió que a la vuelta del año subió contra él el ejército de Siria; y vinieron a Judá y a Jerusalén, y destruyeron en el pueblo a todos los principales de él, y enviaron todo el despojo al rey a Damasco.
Porque aunque el ejército de Siria había venido con poca gente, Jehová les entregó en sus manos un ejército muy numeroso; por cuanto habían dejado a Jehová el Dios de sus padres. Y así ejecutaron juicio contra Joás.
Pero un varón de Dios vino a él y le dijo: Rey, no vaya contigo el ejército de Israel; porque Jehová no está con Israel, ni con todos los hijos de Efraín.
Y Amasías dijo al varón de Dios: ¿Qué, pues, se hará de los cien talentos que he dado al ejército de Israel? Y el varón de Dios respondió: De Jehová es darte mucho más que esto.
Tuvo también Uzías escuadrones de guerreros, los cuales salían a la guerra en ejército, según que estaban por lista hecha por mano de Jeiel escriba y de Maasías gobernador, y por mano de Hananías, uno de los príncipes del rey.
Y bajo la mano de éstos estaba el ejército de guerra, de trescientos siete mil quinientos guerreros poderosos y fuertes para ayudar al rey contra los enemigos.
Y les aprestó Uzías para todo el ejército, escudos, lanzas, almetes, coseletes, arcos, y hondas de tirar piedras.
Había entonces allí un profeta de Jehová, que se llamaba Oded, el cual salió delante del ejército cuando entraba en Samaria, y les dijo: He aquí Jehová el Dios de vuestros padres, por el enojo contra Judá, los ha entregado en vuestras manos; y vosotros los habéis matado con ira, que ha llegado hasta el cielo.
Entonces el ejército dejó los cautivos y el despojo delante de los príncipes y de toda la multitud.
Porque él reedificó los lugares altos que Ezequías su padre había derribado, y levantó altares a los Baales, e hizo imágenes de Asera, y adoró a todo el ejército del cielo, y les sirvió.
Edificó asimismo altares a todo el ejército del cielo en los dos atrios de la casa de Jehová.
por lo cual Jehová trajo contra ellos los generales del ejército del rey de los asirios, los cuales aprisionaron con grillos a Manasés, y atado con cadenas lo llevaron a Babilonia.
Después de esto edificó el muro de afuera de la ciudad de David, al occidente de Gihón, en el valle, hasta la entrada de la puerta del Pescado, y amuralló Ofel, y levantó el muro muy alto; y puso capitanes del ejército en todas las ciudades fortificadas de Judá.
Y vine luego a los gobernadores del otro lado del río, y les di las cartas del rey. Y el rey envió conmigo capitanes del ejército y gente de a caballo.
Y habló delante de sus hermanos y del ejército de Samaria, y dijo: ¿Qué hacen estos débiles judíos? ¿Se fortalecerán a sí mismos? ¿Han de sacrificar? ¿Han de acabar en un día? ¿Resucitarán las piedras de los montones de escombro que fueron quemados?
Tú, sólo tú, oh Jehová; tú hiciste el cielo, y el cielo de los cielos, y todo su ejército, la tierra y todo lo que está en ella, los mares y todo lo que hay en ellos; y tú has preservado todas estas cosas, y el ejército del cielo te adora.
Y en ellas el rey daba facultad a los judíos que estaban en todas la ciudades, para que se juntasen y estuviesen a la defensa de su vida, prestos a destruir, y matar, y acabar con todo ejército de pueblo o provincia que viniese contra ellos, y aun niños y mujeres, y que tomaran de ellos el despojo,
Calificaba yo el camino de ellos, y me sentaba en cabecera; y moraba como rey en el ejército, como el que consuela a los que lloran.
Aunque un ejército acampe contra mí, no temerá mi corazón: Aunque contra mí se levante guerra, yo estaré confiado.
Por la palabra de Jehová fueron hechos los cielos, y todo el ejército de ellos por el aliento de su boca.
El rey no es salvo con la multitud del ejército: No escapa el valiente por la mucha fuerza.
El Señor daba palabra: Grande era el ejército de aquellos que la publicaban.
y arrojó a Faraón y a su ejército en el Mar Rojo, porque para siempre es su misericordia.
Hermosa eres tú, oh amada mía, como Tirsa; de desear, como Jerusalén; imponente como un ejército con sus banderas.
¿Quién es ésta que se muestra como el alba, hermosa como la luna, esclarecida como el sol, imponente como un ejército con sus banderas?
Vino hasta Ajat, pasó hasta Migrón; en Micmas contará su ejército:
Y acontecerá en aquel día, que Jehová visitará sobre el ejército sublime en lo alto, y sobre los reyes de la tierra que hay sobre la tierra.
Y todo el ejército del cielo se disolverá, y se enrollarán los cielos como un pergamino; y caerá todo su ejército, como se cae la hoja de la parra, y como se cae el higo de la higuera.
Y el rey de Asiria envió al Rabsaces con grande ejército desde Laquis a Jerusalén contra el rey Ezequías; y acampó junto al acueducto del estanque de arriba, en el camino del campo del Lavador.
Levantad en alto vuestros ojos, y mirad quién creó estas cosas; Él saca y cuenta su ejército; a todas llama por sus nombres; ninguna faltará; tal es la grandeza de su fuerza, y su poder y virtud.
el que saca carro y caballo, ejército y fuerza; caen juntamente para no levantarse; quedan extinguidos, como pábilo quedan apagados.
Yo hice la tierra, y creé sobre ella al hombre. Yo, mis manos, extendieron los cielos, y a todo su ejército ordené.
y los esparcirán al sol y a la luna y a todo el ejército del cielo, a quienes amaron y a quienes sirvieron, y en pos de quienes anduvieron, a quienes consultaron, y a quienes adoraron. No serán recogidos, ni enterrados; serán como estiércol sobre la faz de la tierra.
Óigase clamor de sus casas, cuando traigas sobre ellos ejército de repente; porque cavaron hoyo para prenderme, y a mis pies han escondido lazos.
Y las casas de Jerusalén, y las casas de los reyes de Judá, serán como el lugar de Tofet inmundas, por todas las casas sobre cuyos tejados quemaron incienso a todo el ejército del cielo, y vertieron libaciones a dioses ajenos.
Y entonces el ejército del rey de Babilonia tenía cercada a Jerusalén; y el profeta Jeremías estaba preso en el patio de la cárcel que estaba en la casa del rey de Judá.
Como no puede ser contado el ejército del cielo, ni la arena del mar se puede medir, así multiplicaré la simiente de David mi siervo, y los levitas que a mí ministran.
Palabra de Jehová que vino a Jeremías (cuando Nabucodonosor rey de Babilonia, y todo su ejército, y todos los reinos de la tierra del señorío de su mano, y todos los pueblos peleaban contra Jerusalén, y contra todas sus ciudades), diciendo:
Y el ejército del rey de Babilonia peleaba contra Jerusalén, y contra todas las ciudades de Judá que habían quedado, contra Laquis, y contra Azeca; porque de las ciudades fortificadas de Judá éstas habían quedado.
Y a Sedequías rey de Judá, y a sus príncipes, entregaré en mano de sus enemigos, y en mano de los que buscan su vida, y en mano del ejército del rey de Babilonia, que se fueron de vosotros.
Pero sucedió que cuando Nabucodonosor rey de Babilonia subió a la tierra, dijimos: Venid, y entrémonos en Jerusalén, por miedo al ejército de los caldeos y por miedo al ejército de los de Siria; y en Jerusalén nos quedamos.
Y cuando el ejército de Faraón hubo salido de Egipto, y llegó noticia de ello a oídos de los caldeos que tenían sitiada a Jerusalén, se retiraron de Jerusalén.
Así dice Jehová Dios de Israel: Diréis así al rey de Judá, que os envió a mí para que me consultaseis: He aquí que el ejército de Faraón que había salido en vuestro socorro, se volverá a su tierra en Egipto.
Porque aun cuando hirieseis a todo el ejército de los caldeos que pelean contra vosotros, y quedasen de ellos hombres heridos, cada uno se levantará de su tienda, y prenderán fuego a esta ciudad.
Y aconteció que cuando el ejército de los caldeos se retiró de Jerusalén por miedo al ejército de Faraón,
Así dice Jehová: De cierto será entregada esta ciudad en mano del ejército del rey de Babilonia, y la tomará.
En el noveno año de Sedequías rey de Judá, en el mes décimo, vino Nabucodonosor rey de Babilonia con todo su ejército contra Jerusalén, y la sitiaron.
Mas el ejército de los caldeos los siguió, y alcanzaron a Sedequías en los llanos de Jericó; y le tomaron, y le hicieron subir a Nabucodonosor rey de Babilonia, a Ribla, en tierra de Hamat, y le sentenció.
Y como oyeron todos los príncipes del ejército que estaba por el campo, ellos y sus hombres, que el rey de Babilonia había puesto a Gedalías hijo de Ahicam sobre la tierra, y que le había encomendado los hombres, y las mujeres, y los niños, y los pobres de la tierra, que no fueron llevados cautivos a Babilonia.
En cuanto a Egipto; contra el ejército de Faraón Necao rey de Egipto, que estaba cerca del río Éufrates en Carquemis, al cual hirió Nabucodonosor rey de Babilonia el año cuarto de Joacim hijo de Josías, rey de Judá.
Su voz saldrá como de serpiente; porque con ejército vendrán, y con hachas vienen a ella como cortadores de leña.
Diré al arquero que entesa su arco, y al que se enorgullece en su coraza: No perdonéis a sus jóvenes, destruid todo su ejército.
Aconteció por tanto a los nueve años de su reinado, en el mes décimo, a los diez días del mes, que vino Nabucodonosor rey de Babilonia, él y todo su ejército, contra Jerusalén, y contra ella acamparon, y de todas partes edificaron baluartes contra ella.
Y el ejército de los caldeos siguió al rey, y alcanzaron a Sedequías en los llanos de Jericó; y se dispersó de él todo su ejército.
Y todo el ejército de los caldeos, que venía con el capitán de la guardia, destruyó todos los muros de Jerusalén en derredor.
Y oí el ruido de sus alas cuando andaban, como el estruendo de muchas aguas, como la voz del Omnipotente, como ruido de muchedumbre, como la voz de un ejército. Cuando se paraban, aflojaban sus alas.
Y no con grande ejército, ni con mucha compañía hará por él Faraón en la batalla, cuando funden baluarte y edifiquen bastiones para cortar muchas vidas.