'Estaban' en la Biblia
Entonces vino Semeías profeta a Roboam y a los príncipes de Judá, que estaban reunidos en Jerusalén por causa de Sisac, y les dijo: Así ha dicho el SEÑOR: Vosotros me habéis dejado, y yo también os he dejado en manos de Sisac.
Y cayó el pavor del SEÑOR sobre todos los reinos de las tierras que estaban alrededor de Judá; de manera que no osaron hacer guerra contra Josafat.
Y el rey de Israel y Josafat rey de Judá, estaban sentados cada uno en su trono, vestidos con sus ropas; y estaban sentados en la era a la entrada de la puerta de Samaria, y todos los profetas profetizaban delante de ellos.
Y cuando vino Judá a la atalaya del desierto, miraron por la multitud; y helos aquí que estaban tendidos en tierra muertos, pues ninguno había escapado.
Entonces despertó el SEÑOR contra Joram el espíritu de los filisteos, y de los árabes que estaban junto a los etíopes;
Dio también el sacerdote Joiada a los centuriones las lanzas, los paveses y los escudos que habían sido del rey David, que estaban en la Casa de Dios;
Entonces Joás rey de Israel envió a decir a Amasías rey de Judá: El cardo que estaba en el Líbano, envió al cedro que estaba en el Líbano, diciendo: Da tu hija a mi hijo por mujer. Y he aquí que las bestias fieras que estaban en el Líbano, pasaron, y hollaron el cardo.
Tuvo también Uzías escuadrones de guerreros, los cuales salían a la guerra en compañías, según que estaban por lista hecha por mano de Jehiel escriba y de Maasías gobernador, y por mano de Hananías, uno de los príncipes del rey.
Y se levantaron los varones nombrados, y tomaron los cautivos, y vistieron del despojo a los que de ellos estaban desnudos; los vistieron y los calzaron, y les dieron de comer y de beber, y los ungieron, y condujeron en asnos a todos los flacos, y los llevaron hasta Jericó, la ciudad de las palmas, cerca de sus hermanos; y ellos volvieron a Samaria.
Y los levitas estaban con los instrumentos de David, y los sacerdotes con trompetas.
Y cuando acabaron de ofrecer, se inclinó el rey, y todos los que con él estaban, y adoraron.
Porque aún había muchos en la congregación que no estaban santificados, y por eso los levitas sacrificaban la pascua por todos los que no se habían limpiado para santificarse al SEÑOR.
Así hicieron los hijos de Israel, que estaban presentes en Jerusalén, la solemnidad de los panes sin levadura por siete días con gran gozo; y alababan al SEÑOR todos los días los levitas y los sacerdotes, con instrumentos de fortaleza al SEÑOR.
Asimismo a los hijos de Aarón, los sacerdotes, que estaban en los campos de los ejidos de sus ciudades, por todas las ciudades, los varones nombrados tenían a su cargo dar sus porciones a todos los varones de los sacerdotes, y a todo el linaje de los levitas.
tuvo su consejo con sus príncipes y con sus valerosos, sobre cegar las fuentes de las aguas que estaban fuera de la ciudad; y ellos le apoyaron.
Y derribaron delante de él los altares de los Baales, e hizo pedazos las imágenes del sol, que estaban puestas encima; y los bosques, y las esculturas e imágenes de fundición, quebró y desmenuzó, y esparció el polvo sobre los sepulcros de los que habían sacrificado a ellos.
Y estando el rey en pie en su sitio, hizo pacto delante del SEÑOR, que andaría en pos del SEÑOR, y que guardarían sus mandamientos, sus testimonios, y sus estatutos, de todo su corazón y de toda su alma, cumpliendo las palabras del pacto que estaban escritas en aquel libro.
E hizo que consintieran todos los que estaban en Jerusalén y en Benjamín; y así hicieron los moradores de Jerusalén conforme al pacto de Dios, del Dios de sus padres.
Asimismo los cantores hijos de Asaf estaban en su estancia, conforme al mandamiento de David, de Asaf, de Hemán, y de Jedutún vidente del rey. Y los porteros estaban a cada puerta; y no era menester que se apartaran de su ministerio, porque sus hermanos los levitas aparejaban para ellos.
Y todos los que estaban en sus alrededores confortaron las manos de ellos con vasos de plata y de oro, con hacienda y bestias, y con cosas preciosas, a más de lo que se ofreció voluntariamente.
Y profetizaron Hageo profeta, y Zacarías hijo de Iddo, profetas, a los judíos que estaban en Judá y en Jerusalén en el nombre del Dios de Israel a ellos.
Traslado de la carta que Tatnai, capitán de este lado del río, y Setar-boznai, y sus compañeros los afarsaqueos, que estaban a este lado del río, enviaron al rey Darío.
Y también les preguntamos sus nombres para hacértelo saber, para escribirte los nombres de los varones que estaban por cabezas de ellos.
Y salí de noche por la puerta del Valle hacia la fuente del Dragón y a la puerta del Muladar; y consideré los muros de Jerusalén que estaban derribados, y sus puertas que estaban consumidas del fuego.
Mas fue que desde aquel día la mitad de los jóvenes trabajaban en la obra, y la otra mitad de ellos tenía lanzas escudos, arcos, y cotas; y los príncipes estaban tras toda la casa de Judá.
Además de esto, en la obra de este muro restauré mi parte, y no compramos heredad; y todos mis criados juntos estaban allí a la obra.
Y cuando lo oyeron todos nuestros enemigos, temieron todos los gentiles que estaban en nuestros alrededores, y cayeron mucho en sus ojos, y conocieron que por nuestro Dios había sido hecha esta obra.
Y habitaron los sacerdotes, los levitas, los porteros, los cantores, los del pueblo, los netineos, y todo Israel, en sus ciudades. Y venido el mes séptimo, los hijos de Israel estaban en sus ciudades.
Y leyó en el libro delante de la plaza que está delante de la puerta de las Aguas, desde el alba hasta el mediodía, en presencia de varones y mujeres y entendidos; y los oídos de todo el pueblo estaban atentos al libro de la ley.
Y Esdras el escriba estaba sobre un púlpito de madera, que habían hecho para ello; y junto a él estaban Matatías, Sema, Anías, Urías, Hilcías, y Maasías, a su mano derecha; y a su mano izquierda, Pedaías, Misael, Malquías, Hasum, Hasbadana, Zacarías, y Mesulam.
También estaban en ella tirios que traían pescado y toda mercadería, y vendían en sábado a los hijos de Judá en Jerusalén.
y estaban junto a él, Carsena, Setar, Admata, Tarsis, Meres, Marsena, y Memucán, siete príncipes de Persia y de Media que veían el rostro del rey, y se sentaban los primeros en el reino):
Después de estas cosas, el rey Asuero engrandeció a Amán hijo de Hamedata agagueo, y lo ensalzó, y puso su silla sobre todos los príncipes que estaban con él.
Y todos los siervos del rey que estaban a la puerta del rey, se arrodillaban y adoraban a Amán, porque así lo había mandado el rey; pero Mardoqueo, ni se arrodillaba, ni lo adoraba.
Y los siervos del rey que estaban a la puerta, dijeron a Mardoqueo: ¿Por qué traspasas el mandamiento del rey?
Entonces fueron llamados los escribanos del rey en el mes primero, al trece del mismo, y fue escrito conforme a todo lo que mandó Amán, a los virreyes del rey, a los capitanes que estaban sobre cada provincia, y a los príncipes de cada pueblo, a cada provincia según su escritura, y a cada pueblo según su lengua; en nombre del rey Asuero fue escrito, y sellado con el anillo del rey.
Aun estaban ellos hablando con él, cuando los eunucos del rey llegaron apresurados, para hacer venir a Amán al banquete que Ester había dispuesto.
que el rey daba facultad a los judíos que estaban en todas la ciudades, que se juntaran y estuvieran a la defensa de su vida, prontos a destruir, matar, y acabar con todo ejército de pueblo o provincia que viniera contra ellos, y aun sus niños y mujeres, y que los saquearen,
Y los judíos que estaban en Susa, se juntaron también el catorce del mes de Adar, y mataron en Susa trescientos hombres; mas en el despojo no metieron su mano.
Y los otros judíos que estaban en las provincias del rey, también se juntaron y se pusieron en defensa de su vida, y tuvieron reposo de sus enemigos, y mataron de sus enemigos setenta y cinco mil; mas en el despojo no metieron su mano.
Mas los judíos que estaban en Susa se juntaron en el trece y en el catorce del mismo mes; y al quince del mismo reposaron, y lo hicieron día de banquete y de alegría.
Y escribió Mardoqueo estas cosas, y envió cartas a todos los judíos que estaban en todas las provincias del rey Asuero, cercanos y distantes,
y vino un mensajero a Job, que le dijo: Estaban arando los bueyes, y las asnas paciendo cerca de ellos,
Entre tanto que éste hablaba, vino otro que dijo: Tus hijos y tus hijas estaban comiendo y bebiendo vino en casa de su hermano el primogénito;
y habitó las ciudades asoladas, las casas inhabitadas, que estaban puestas en montones.
Los jóvenes me veían, y se escondían; y los viejos se levantaban, y estaban en pie.
Con el abismo, como con vestido, la cubriste; sobre los montes estaban las aguas.
El con todo, miraba cuando estaban en angustia, y oía su clamor;
Tus ojos vieron mi cuerpo aun imperfecto, y en tu libro todos mis miembros estaban escritos; que fueron luego formados, sin faltar uno de ellos.
Y encima de él estaban serafines; cada uno tenía seis alas; con dos cubrían sus rostros, con dos cubrían sus pies, y con dos volaban.
Porque dijo: Con la fortaleza de mi mano lo he hecho, y con mi sabiduría; porque he sido prudente; y quité los términos de los pueblos, y saqueé sus tesoros, y derribé como valientes a los que estaban sentados;
Y di la carta de venta a Baruc hijo de Nerías, hijo de Maasías, delante de Hanameel el hijo de mi tío, y delante de los testigos que habían suscrito en la carta de venta, delante de todos los judíos que estaban en el patio de la guarda.
descendió a la casa del rey, a la cámara del escriba, y he aquí que todos los príncipes estaban allí sentados: Elisama escriba, Delaía hijo de Semaías, Elnatán hijo de Acbor, Gemarías hijo de Safán, Sedequías hijo de Ananías, y todos los príncipes.
Y envió el rey a Jehudí a que tomara el rollo, el cual lo tomó de la cámara de Elisama escriba, y leyó en él Jehudí a oídos del rey, y a oídos de todos los príncipes que junto al rey estaban.
Vuelve a tomar otro rollo, y escribe en él todas las palabras primeras, que estaban en el primer rollo que quemó Joacim, el rey de Judá.
Y todos los príncipes del ejército que estaban por el campo, ellos y sus hombres, oyeron como el rey de Babilonia había puesto a Gedalías hijo de Ahicam sobre la tierra, y que le había encomendado los hombres, y las mujeres, y los niños, y los pobres de la tierra; los que no fueron transportados a Babilonia,
Y asimismo todos los judíos que estaban en Moab, y entre los hijos de Amón, y en Edom, y los que estaban en todas las tierras, cuando oyeron decir cómo el rey de Babilonia había dejado algunos en Judea, y que había puesto sobre ellos a Gedalías hijo de Ahicam, hijo de Safán,
Y Johanán, hijo de Carea, y todos los príncipes de los ejércitos que estaban en el campo, vinieron a Gedalías en Mizpa,
Y se levantó Ismael, hijo de Netanías, y los diez hombres que con él estaban, e hirieron a espada a Gedalías, hijo de Ahicam, hijo de Safán, matando así a aquel a quien el rey de Babilonia había puesto sobre la tierra.
Asimismo hirió Ismael a todos los judíos que estaban con él, con Gedalías en Mizpa, y a los soldados caldeos que allí se hallaron.
Y fue que cuando llegaron al medio de la ciudad, Ismael, hijo de Netanías, los degolló, y los echó en medio de un aljibe, él y los varones que estaban con él.
Y oyó Johanán, hijo de Carea, y todos los príncipes de los ejércitos que estaban con él, todo el mal que hizo Ismael, hijo de Netanías.
Y Johanán, hijo de Carea, y todos los príncipes de los ejércitos que con él estaban, tomaron a todo el resto del pueblo que habían tornado de Ismael, hijo de Netanías, de Mizpa, después que hirió a Gedalías, hijo de Ahicam; hombres de guerra, mujeres, niños, y los eunucos que Johanán había hecho tornar de Gabaón;
Y llamó a Johanán, hijo de Carea, y a todos los príncipes de los ejércitos que estaban con él, y a todo el pueblo desde el menor hasta el mayor;
Entonces todos los que sabían que sus mujeres habían ofrecido sahumerios a dioses ajenos, y todas las mujeres que estaban presentes, una gran concurrencia, y todo el pueblo que habitaba en tierra de Egipto, en Patros, respondieron a Jeremías, diciendo:
Porque así dijo el SEÑOR: He aquí que los que no estaban condenados a beber del cáliz, beberán ciertamente; ¿y serás tú absuelto del todo? No serás absuelto, sino que de cierto beberás.
Y fue entrada la ciudad, y todos los hombres de guerra huyeron, y se salieron de la ciudad de noche por el camino del postigo que está entre los dos muros, que estaban cerca del jardín del rey, y se fueron por el camino del desierto, estando aún los caldeos junto a la ciudad alrededor.
Y los caldeos quebraron las columnas de bronce que estaban en la Casa del SEÑOR, y las basas, y el mar de bronce que estaba en la Casa del SEÑOR, y llevaron todo el bronce a Babilonia.
Dos columnas, un mar, y doce bueyes de bronce que estaban debajo de las basas, que hizo el rey Salomón en la Casa del SEÑOR; no se podía pesar el bronce de todos estos vasos.
y habló con él amigablemente, e hizo poner su silla sobre las sillas de los reyes que estaban con él en Babilonia.
Y debajo del cielo estaban las alas de ellos derechas la una a la otra; a cada uno dos, y otras dos con que se cubrían sus cuerpos.
Y vine a los cautivos en Tel-abib, que moraban junto al río de Quebar, y me senté donde ellos estaban sentados, y allí permanecí siete días desconsolado entre ellos.
Y aconteció en el sexto año, en el mes sexto, a los cinco del mes, que estaba yo sentado en mi casa, y los ancianos de Judá estaban sentados delante de mí, y allí cayó sobre mí la mano del Señor DIOS.
Y entré, y miré, y he aquí imágenes de toda forma de serpientes, y animales; la abominación, y todos los ídolos de la Casa de Israel, que estaban pintados en la pared alrededor.
Y delante de ellos estaban setenta varones de los ancianos de la Casa de Israel, y Jaazanías hijo de Safán estaba en medio de ellos, cada uno con su incensario en su mano; y del sahumerio subía espesura de niebla.
Y me llevó a la entrada de la puerta de la Casa del SEÑOR, que está al aquilón; y he aquí mujeres que estaban allí sentadas endechando a Tamuz.
Matad viejos, mozos y vírgenes, niños y mujeres, hasta que no quede ninguno; mas a todo aquel sobre el cual hubiere señal, no llegaréis; y habéis de comenzar desde mi Santuario. Comenzaron, pues, desde los varones ancianos que estaban delante del Templo.
Y los querubines estaban a la mano derecha de la Casa cuando este varón entró; y la nube llenaba el atrio de adentro.
Y alzando los querubines sus alas, se levantaron de la tierra delante de mis ojos; cuando ellos salieron, también las ruedas estaban delante de ellos; y se pararon a la entrada de la puerta oriental de la Casa del SEÑOR, y la gloria del Dios de Israel estaba arriba sobre ellos.
Y reverdeció, y se hizo una vid de mucha rama, baja de estatura, que sus ramas la miraban, y sus raíces estaban debajo de ella; así que se hizo una vid, y arrojó sarmientos, y echó mugrones.
Con todo, obré a causa de mi Nombre, para que no se infamare en los ojos de los gentiles en medio de los cuales estaban, en cuyos ojos fui conocido de ellos, para sacarlos de tierra de Egipto.
Los moradores de Sidón y de Arvad fueron tus remeros; tus sabios, oh Tiro, estaban en ti; ellos fueron tus pilotos.
Yo lo hice hermoso con la multitud de sus ramas; y todos los árboles del Edén, que estaban en el huerto de Dios, tuvieron de él envidia.
Y había ventanas estrechas en las cámaras, y en sus portales por dentro de la puerta alrededor, y asimismo en los arcos; y las ventanas estaban alrededor por dentro; y en cada poste había palmas.
Y sus ventanas, y sus arcos, y sus palmas, eran conforme a la medida de la puerta que estaba hacia el oriente; y subían a ella por siete gradas; y delante de ellas estaban sus arcos.
Y fuera de la puerta interior, en el atrio de adentro que estaba al lado de la puerta del norte, estaban las cámaras de los cantores, las cuales miraban hacia el mediodía; una estaba al lado de la puerta del oriente que miraba hacia el norte.
Y en las puertas del Templo había labrados de querubines y palmas, así como estaban hechos en las paredes, y grueso madero sobre la delantera de la entrada por fuera.
Frente a los veinte codos que había en el atrio de adentro, y enfrente del solado que había en el atrio exterior, estaban las cámaras, unas enfrente de las otras en tres pisos.
porque estaban en tres pisos, y no tenían columnas como las columnas de los atrios; por tanto, eran más estrechas que las de abajo y las del medio desde la tierra.
Y el corredor que había delante de ellas era semejante al de las cámaras que estaban hacia el norte; conforme a su longitud, asimismo su anchura, y todas sus salidas; conforme a sus puertas, y conforme a sus entradas.
Y conforme a las puertas de las cámaras que estaban hacia el mediodía, a la puerta que salía al principio del camino, del camino delante del muro que está hacia el oriente a los que entran.
Y el patio era de catorce codos de longitud y catorce de anchura en sus cuatro lados, y de medio codo el borde alrededor; y el medio que tenía aro de un codo por todos lados; y sus gradas estaban al oriente.
Fueron, pues, reunidos los grandes, los asistentes y capitanes, los oidores, receptores, los del concejo, los presidentes, y todos los gobernadores de las provincias, a la dedicación de la estatua que el rey Nabucodonosor había levantado; y estaban en pie delante de la estatua que había levantado el rey Nabucodonosor.
Y Daniel, cuando supo que la escritura estaba firmada, entró en su casa, y abiertas las ventanas de su cenadero que estaban hacia Jerusalén, se arrodillaba tres veces al día, y oraba, y confesaba delante de su Dios, como lo solía hacer antes.
asimismo acerca de los diez cuernos que estaban en su cabeza, y del otro que había subido, de delante del cual habían caído tres; y este mismo cuerno tenía ojos, y boca que hablaba grandezas, y su parecer era mayor que el de sus compañeros.
Y sólo yo, Daniel, vi aquella visión, y no la vieron los varones que estaban conmigo; sino que cayó sobre ellos gran temor, y huyeron, y se escondieron.
Mas al cabo de algunos años se concertarán, y la hija del rey del mediodía vendrá al rey del norte para hacer los conciertos; mas no tendrá fuerza de brazo; ni permanecerá él, ni su brazo; porque ella será entregada, y los que la habían traído, y su padre, y los que estaban de su parte en aquel tiempo.
Y yo, Daniel, miré, y he aquí otros dos que estaban, el uno a este lado a la orilla del río, y el otro al otro lado a la orilla del río.
Y habló el ángel, e intimó a los que estaban delante de sí, diciendo: Quitadle esas vestimentas viles. Y a él dijo: Mira que he hecho pasar tu iniquidad de ti, y te he hecho vestir de ropas nuevas.
En el que estaban los caballos negros, salieron hacia la tierra del aquilón; y los blancos salieron tras ellos; y los overos salieron hacia la tierra del mediodía.