'Está' en la Biblia
A Dios nadie le vio jamás; el Unigénito hijo, que está en el seno del Padre, él nos lo declaró.
Entonces se acordaron sus discípulos que está escrito: El celo de tu Casa me consumió.
Y nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo, el Hijo del hombre, que está en el cielo.
Y esta es la condenación: porque la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz; porque sus obras eran malas.
El que tiene la esposa, es el esposo; mas el amigo del esposo, que está en pie y le oye, se goza grandemente de la voz del esposo; así pues, este mi gozo es cumplido.
Respondió Jesús y le dijo: Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed;
La mujer le dice: Señor, dame esta agua, para que no tenga sed, ni venga acá a sacarla.
Esta también el la segunda señal que Jesús hizo, cuando vino de Judea a Galilea.
Y por esta causa los judíos perseguían a Jesús, y procuraban matarle, porque hacía estas cosas en sábado.
Un muchacho está aquí que tiene cinco panes de cebada y dos peces pequeños; ¿mas qué es esto entre tantos?
Respondió Jesús, y les dijo: Esta es la obra de Dios, que creáis en el que él envió.
Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: Pan del cielo les dio a comer.
Y esta es la voluntad del que me envió, del Padre: Que de todo lo que me diere, no pierda de ello, sino que lo resucite en el día postrero.
Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero.
Escrito está en los profetas: Y serán todos enseñados de Dios. Así que, todo aquel que oyó del Padre, y aprendió, viene a mí.
Y muchos de sus discípulos oyéndolo, dijeron: Dura es esta palabra; ¿quién la puede oír?
Vosotros subid a esta Fiesta; yo no subo aún a esta Fiesta, porque mi tiempo aún no es cumplido.
le dicen: Maestro, esta mujer ha sido tomada en el mismo hecho, adulterando;
Y en vuestra ley está escrito que el testimonio de dos hombres es verdadero.
Y le decían: ¿Dónde está tu Padre? Respondió Jesús: Ni a mí me conocéis, ni a mi Padre; si a mí me conocieseis, a mi Padre también conoceríais.
Porque el que me envió, conmigo está; no me ha dejado solo el Padre; porque yo, lo que a él agrada, hago siempre.
Entonces le dijeron: ¿Dónde está aquel? El dijo: No sé.
Les respondió aquel hombre, y les dijo: Por cierto, maravillosa cosa es ésta, que vosotros no sabéis de dónde sea, y a mí me abrió los ojos.
Esta parábola les dijo Jesús; mas ellos no entendieron qué era lo que les decía.
Y muchos de ellos decían: Demonio tiene, y está fuera de sí; ¿para qué le oís?
Les respondió Jesús: ¿No está escrito en vuestra ley: Yo dije, dioses sois?
Enviaron, pues, sus hermanas a él, diciendo: Señor, he aquí, el que amas está enfermo.
Y oyéndolo Jesús, dijo: Esta enfermedad no es para muerte, sino para gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella.
Y dicho esto, se fue, y llamó en secreto a María su hermana, diciendo: El Maestro está aquí y te llama.
Que yo sabía que siempre me oyes; mas por causa de la compañía que está alrededor, lo dije, para que crean que tú me has enviado.
De manera que Jesús ya no andaba manifiestamente entre los judíos; mas se fue de allí a la tierra que está junto al desierto, a una ciudad que se llama Efraín; y se estaba allí con sus discípulos.
Y halló Jesús un asnillo, y se sentó sobre él, como está escrito:
Por lo cual también había venido la multitud a recibirle, porque habían oído que él había hecho esta señal;
Ahora está turbada mi alma; ¿y qué diré? Padre, sálvame de esta hora; mas por esto he venido en esta hora.
Respondió Jesús, y dijo: No ha venido esta voz por mi causa, sino por causa de vosotros.
Le dice Jesús: El que está lavado, no necesita sino que se lave los pies, porque está todo limpio; y vosotros limpios sois, aunque no todos.
Mas para que se cumpla la palabra que está escrita en su ley: Que sin causa me aborrecieron.
He aquí, la hora viene, y ya es venida, que seréis esparcidos cada uno por su cabo, y me dejaréis solo; mas no estoy solo, porque el Padre está conmigo.
Esta empero es la vida eterna: que te conozcan el único Dios verdadero, y al que enviaste, Jesús, el Cristo.
Cuando Pilato oyó esta palabra, tuvo más miedo.
Después se manifestó Jesús otra vez a sus discípulos en el mar de Tiberias; y se manifestó de esta manera:
Esta era ya la tercera vez que Jesús se manifestó a sus discípulos, habiendo resucitado de los muertos.