'Lo' en la Biblia
Y Elías respondió, y dijo al capitán de cincuenta: Si yo soy varón de Dios, descienda fuego del cielo, y consúmate con tus cincuenta. Y descendió fuego del cielo, que lo consumió a él y a sus cincuenta.
Y les respondió Elías, y dijo: Si yo soy varón de Dios, descienda fuego del cielo, y consúmate con tus cincuenta. Y descendió el fuego de Dios del cielo, que lo consumió a él y a sus cincuenta.
Y lo demás de los hechos de Ochôzías, ¿no está escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Israel?
Y saliendo a Eliseo los hijos de los profetas que estaban en Bet-el, le dijeron: ¿Sabes cómo el SEÑOR quitará hoy a tu señor de tu cabeza? Y él dijo: Sí, yo lo sé; callad.
Y se acercaron a Eliseo los hijos de los profetas que estaban en Jericó, y le dijeron: ¿Sabes cómo el SEÑOR quitará hoy a tu señor de tu cabeza? Y él respondió: Sí, yo lo sé; callad.
Y vinieron cincuenta varones de los hijos de los profetas, y se pararon enfrente a lo lejos; y ellos dos se pararon junto al Jordán.
Tomando entonces Elías su manto, lo dobló, e hirió las aguas, las cuales se apartaron a uno y a otro lado, y pasaron ambos en seco.
Y cuando pasaron, Elías dijo a Eliseo: Pide lo que quieres que haga por ti, antes que sea quitado de ti. Y dijo Eliseo: Te ruego que una doble medida de tu espíritu sea sobre mí.
{Lo} vio Eliseo y clamó: Padre mío, padre mío, los carros de Israel y su gente de a caballo. Y no lo vio más. Entonces tomó sus vestidos y los rasgó en dos pedazos.
Cuando lo vieron los hijos de los profetas que {estaban} en Jericó frente {a él}, dijeron: El espíritu de Elías reposa sobre Eliseo. Y fueron a su encuentro y se postraron en tierra ante él.
Y le dijeron: He aquí hay con tus siervos cincuenta varones fuertes; vayan ahora y busquen a tu señor; por ventura lo ha levantado el espíritu del SEÑOR, y lo ha echado en algún monte o en algún valle. Y él les dijo: No enviéis.
Mas ellos le importunaron, hasta que avergonzándose, dijo: Enviad. Entonces ellos enviaron cincuenta hombres, los cuales lo buscaron tres días, mas no lo hallaron.
E hizo lo malo ante los ojos del SEÑOR, aunque no como su padre y su madre; porque quitó las estatuas de Baal que su padre había hecho.
Y Eliseo dijo: ``Vive el SEÑOR de los ejércitos, ante quien estoy, que si no fuera por respeto a la presencia de Josafat, rey de Judá, no lo miraría ni lo atendería.
Y cuando el rey de Moab vio que la batalla lo vencía, tomó consigo setecientos varones que sacaban espada, para romper contra el rey de Idumea; mas no pudieron.
Entonces arrebató a su primogénito que había de reinar en su lugar, y lo sacrificó en holocausto sobre el muro. Y hubo grande enojo en Israel; y se retiraron de él, y se volvieron a su tierra.
Vino ella luego, y lo contó al varón de Dios, el cual dijo: Ve, y vende este aceite, y paga a tus acreedores; y tú y tus hijos vivid de lo que quedare.
Un día pasaba Eliseo por Sunem, donde había una mujer distinguida, y ella lo persuadió a que comiera. Y sucedía que siempre que pasaba, entraba allí a comer.
Y tomándolo, lo llevó a su madre, y estuvo sentado en sus rodillas hasta el mediodía, y murió.
Ella entonces subió, y lo puso sobre la cama del varón de Dios, y cerró la puerta sobre él, y salió.
Después hizo enalbardar una asna, y dijo al criado: Guía y anda; y no me hagas detener para que suba, sino cuando yo te lo dijere.
Y ella fue y llegó al hombre de Dios en el monte Carmelo. Y sucedió que cuando el hombre de Dios la vio a lo lejos, dijo a Giezi su criado: He aquí, allá viene la sunamita.
Y luego que llegó al varón de Dios en el monte, se asió de sus pies. Y se acercó Giezi para quitarla; mas el varón de Dios le dijo: Déjala, porque su alma está en amargura, y el SEÑOR me ha encubierto el motivo, y no me lo ha revelado.
Entonces dijo él a Giezi: Ciñe tus lomos, y toma mi bordón en tu mano, y ve; y si alguno te encontrare, no lo saludes; y si alguno te saludare, no le respondas; y pondrás mi bordón sobre el rostro del niño.
El entonces se levantó, y la siguió. Y Giezi había ido delante de ellos, y había puesto el bordón sobre el rostro del niño, mas ni tenía voz ni sentido; y así se había vuelto para encontrarlo; y se lo declaró, diciendo: El niño no despierta.
Y Eliseo se volvió a Gilgal. Había entonces grande hambre en la tierra. Y los hijos de los profetas estaban con él, por lo que dijo a su criado: Pon una grande olla, y haz potaje para los hijos de los profetas.
Y salió uno al campo a coger hierbas, y halló una parra montés, y cogió de ella una faldada de uvas silvestres; y volvió, y las cortó en la olla del potaje; porque no sabían lo que era.
Y dio de comer a los varones; pero sucedió que comiendo ellos de aquel guisado, dieron voces, diciendo: ¡Varón de Dios, la muerte en la olla! Y no lo pudieron comer.
Pero él dijo: Traedme harina. Y la echó en la olla, y dijo: Sírve{lo} a la gente para que coman. Y {ya} no había nada malo en la olla.
Entonces él lo puso delante de ellos; y comieron, y les sobró, conforme a la palabra del SEÑOR.
Esta dijo a su señora: Si rogara mi señor al profeta que está en Samaria, él lo sanaría de su lepra.
Y entrando Naamán a su señor, se lo declaró, diciendo: Así y así ha dicho una muchacha que es de la tierra de Israel.
Tomó también letras para el rey de Israel, que decían así: Luego llegando a ti estas letras, he aquí que he enviado a mi siervo Naamán a ti, para que lo sanes de su lepra.
Mas él dijo: Vive el SEÑOR, delante del cual estoy, que no lo tomaré. E importunándole a que tomara, él nunca quiso.
Pero Giezi, criado de Eliseo, el hombre de Dios, dijo {para sí:} He aquí, mi señor ha dispensado a este Naamán arameo al no recibir de sus manos lo que él trajo. Vive el SEÑOR que correré tras él y tomaré algo de él.
Y siguió Giezi a Naamán; y cuando Naamán lo vio que venía corriendo tras él, se bajó del carro para recibirle, y dijo: ¿Está todo bien?
Y Naamán dijo: Si quiere toma dos talentos. Y él le constriñó, y ató dos talentos de plata en dos sacos, y dos mudas de vestidos, y lo puso a cuestas a dos de sus criados, que lo llevaran delante de él.
Y cuando llegó a un lugar secreto, él lo tomó de mano de ellos, y lo guardó en casa; luego mandó a los hombres que se fueran.
Y el varón de Dios dijo: ¿Dónde cayó? Y él le mostró el lugar. Entonces cortó él un palo, y lo echó allí; e hizo nadar el hierro.
Y él le dijo: Tómalo. Y él tendió la mano, y lo tomó.
Y el rey le dijo: ¿Qué te pasa? Y ella respondió: Esta mujer me dijo: ``Da tu hijo para que lo comamos hoy, y mi hijo lo comeremos mañana."
Así que cocimos a mi hijo y nos lo comimos; y al día siguiente, le dije a ella: ``Da tu hijo, para que lo comamos"; pero ella ha escondido a su hijo.
Y un capitán sobre cuya mano el rey se apoyaba, respondió al varón de Dios, y dijo: Si el SEÑOR hiciera ahora ventanas en el cielo, ¿sería esto así? Y él dijo: He aquí tú lo verás con tus ojos, mas no comerás de ello.
Por lo cual se levantaron y huyeron al anochecer, y abandonaron sus tiendas, sus caballos y sus asnos {y} el campamento tal como estaba, y huyeron para {salvar} sus vidas.
Y cuando los leprosos llegaron a las primeras estancias, entraron en una tienda, y comieron y bebieron, y tomaron de allí plata, oro, y vestido, y fueron, y lo escondieron; y vueltos, entraron en otra tienda, y de allí también tomaron, y fueron, y escondieron.
Y los porteros dieron voces, y lo declararon dentro, en la casa del rey.
Y se levantó el rey de noche, y dijo a sus siervos: Yo os declararé lo que nos han hecho los sirios. Ellos saben que tenemos hambre, y han salido de las tiendas y se han escondido en el campo, diciendo: Cuando hubieren salido de la ciudad, los tomaremos vivos, y entraremos en la ciudad.
Y ellos fueron, y los siguieron hasta el Jordán; y he aquí, todo el camino estaba lleno de vestidos y de vasos que los sirios habían arrojado con la premura. Y volvieron los mensajeros, y lo hicieron saber al rey.
Y el rey puso a la puerta a aquel príncipe sobre cuya mano él se apoyaba; y le atropelló el pueblo a la entrada, y murió, conforme a lo que había dicho el varón de Dios, lo que habló cuando el rey descendió a él.
A lo cual aquel príncipe había respondido al varón de Dios, diciendo: Aunque el SEÑOR hiciera ventanas en el cielo, ¿pudiera ser eso? Y él dijo: He aquí tú lo verás con tus ojos, mas no comerás de ello.
Y así sucedió, porque el pueblo lo atropelló a la puerta, y murió.
Y preguntando el rey a la mujer, ella se lo contó. Entonces el rey le dio un eunuco, diciéndole: Hazle volver todas las cosas que eran suyas, y todos los frutos de las tierras desde el día que dejó las tierras hasta ahora.
Y Hazael fue a recibirlo, y tomó un presente en su mano de todo lo bueno de Damasco, la carga de cuarenta camellos; y vino y se puso delante de él y dijo: Tu hijo Ben-adad, rey de Aram, me ha enviado a ti, diciendo: `` ¿Sanaré de esta enfermedad?"
Al día siguiente tomó un paño basto, y lo metió en agua, y lo tendió sobre el rostro de Ben-adad, y murió; y reinó Hazael en su lugar.
Anduvo en el camino de los reyes de Israel, como hizo la casa de Acab; porque una hija de Acab fue su mujer; e hizo lo malo ante los ojos del SEÑOR.
Entonces pasó Joram a Zair, y todos sus carros con él. Y aconteció que se levantó de noche y atacó a los edomitas que lo tenían cercado a él y a los capitanes de los carros, pero su ejército huyó a sus tiendas.
Lo demás de los hechos de Joram, y todas las cosas que hizo, ¿no está escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Judá?
Anduvo en el camino de la casa de Acab, e hizo lo malo ante los ojos del SEÑOR, como la casa de Acab; porque era yerno de la casa de Acab.
Entonces se apresuraron y cada uno tomó su manto y lo puso bajo Jehú sobre las gradas desnudas, y tocaron la trompeta y dijeron: Jehú es rey.
pero el rey Joram había regresado a Jezreel para ser curado de las heridas que los arameos le habían hecho cuando peleó contra Hazael, rey de Aram. Y Jehú dijo: Si es vuestro deseo, que nadie se escape ni salga de la ciudad para ir a anunciar{lo} en Jezreel.
Entonces Joram dijo: Preparad el carro. Y prepararon su carro. Y salieron Joram, rey de Israel, y Ocozías, rey de Judá, cada uno en su carro, y fueron al encuentro de Jehú, y lo hallaron en el campo de Nabot de Jezreel.
Entonces {Jehú} dijo a su oficial Bidcar: Tóma{lo} y tíralo en la porción del campo de Nabot de Jezreel, pues recuerdo cuando tú y yo íbamos juntos montados detrás de su padre Acab, que el SEÑOR pronunció esta sentencia contra él:
Y viendo esto Ocozías rey de Judá, huyó por el camino de la casa del huerto. Y lo siguió Jehú, diciendo: Herid también a éste en el carro, a la subida de Gur, junto a Ibleam. Y él huyó a Meguido, y murió allí.
Entonces sus siervos lo llevaron en carro a Jerusalén, y lo sepultaron en su sepulcro con sus padres en la ciudad de David.
Y vino Jehú a Jezreel; y cuando Jezabel lo oyó, adornó sus ojos con antimonio, y atavió su cabeza, y se asomó por una ventana.
Y volvieron, y se lo dijeron. Y él dijo: La palabra de Dios es ésta, la cual él habló por mano de su siervo Elías tisbita, diciendo: En la heredad de Jezreel comerán los perros las carnes de Jezabel.
Luego en llegando estas letras á vosotros lo que tenéis los hijos de vuestro señor, y los que tenéis carros y gente de á caballo, la ciudad pertrechada, y las armas,
escoged al mejor y más capaz de entre los hijos de vuestro señor, y poned{lo} en el trono de su padre, y luchad por la casa de vuestro señor.
Y el mayordomo, y el presidente de la ciudad, y los ancianos, y los ayos, enviaron a decir a Jehú: Siervos tuyos somos, y haremos todo lo que nos mandares; no elegiremos por rey a ninguno; mas tú harás lo que bien te pareciere.
Venida la mañana, salió él, y estando en pie dijo á todo el pueblo: Vosotros sois justos: he aquí yo he conspirado contra mi señor, y lo he muerto: ¿mas quién ha muerto á todos estos?
Sabed ahora que de la palabra del SEÑOR que habló el SEÑOR sobre la casa de Acab, nada caerá en tierra; y que el SEÑOR ha hecho lo que dijo por su siervo Elías.
Partiendo luego de allí se encontró con Jonadab hijo de Recab; y después que lo hubo saludado, le dijo: ¿Es recto tu corazón, como el mío es recto con el tuyo? Y Jonadab dijo: Lo es. Pues si lo es, dame la mano. Y él le dio su mano y lo hizo subir consigo en el carro.
Y le dijo: Ven conmigo, y verás mi celo por el SEÑOR. Lo pusieron, pues, en su carro.
Y juntó Jehú todo el pueblo, y díjoles: Achâb sirvió poco á Baal; mas Jehú lo servirá mucho.
Llamad ahora a todos los profetas de Baal, a todos sus adoradores y a todos sus sacerdotes; que no falte ninguno, porque tengo un gran sacrificio para Baal; todo el que falte no vivirá. Pero Jehú lo hizo con astucia para poder destruir a los adoradores de Baal.
Entonces dijo al que tenía el cargo de las vestiduras: Saca vestiduras para todos lo siervos de Baal. Y él les sacó vestimentas.
Y quebraron la estatua de Baal, y derribaron el templo de Baal, y lo tornaron en letrina, hasta hoy.
Y el SEÑOR dijo a Jehú: Por cuanto has hecho bien, ejecutando lo recto delante de mis ojos (conforme a todo lo que estaba en mi corazón has hecho a la casa de Acab), tus hijos se sentarán en el trono de Israel hasta la cuarta generación.
Lo demás de los hechos de Jehú, y todas las cosas que hizo, y toda su valentía, ¿no está escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Israel?
Y durmió Jehú con sus padres, y lo sepultaron en Samaria; y reinó en su lugar Joacaz su hijo.
Pero tomando Josaba hija del rey Joram, hermana de Ocozías, a Joás hijo de Ocozías, lo hurtó de entre los hijos del rey, que se mataban, y lo ocultó de delante de Atalía, a él y a su ama, en la cámara de las camas, y así no lo mataron.
Y les mandó, diciendo: Esto es lo que habéis de hacer: la tercera parte de vosotros, los que entrarán el sábado, tendrán la guardia de la casa del rey;
Y los capitanes de centenas hicieron conforme a todo lo que había ordenado el sacerdote Joiada. Y cada uno de ellos tomó sus hombres, los que habían de entrar en el día de reposo, junto con los que habían de salir el día de reposo, y vinieron al sacerdote Joiada.
Entonces {Joiada} sacó al hijo del rey y le puso la corona, y {le dio el libro} del testimonio; hicieron rey {a Joás} y lo ungieron, y batiendo palmas, gritaron: ¡Viva el rey!
Y todo el pueblo de la tierra entró en el templo de Baal, y lo derribaron; y quebraron en menudas piezas sus altares y sus imágenes, y asimismo mataron a Matán sacerdote de Baal delante de los altares. Y el sacerdote puso guarnición sobre la Casa del SEÑOR.
Después tomó los centuriones, y capitanes, y los de la guardia, y á todo el pueblo de la tierra, y llevaron al rey desde la casa de Jehová, y vinieron por el camino de la puerta de los de la guardia á la casa del rey; y sentóse el rey sobre el trono de lo
Y Joás hizo lo recto ante los ojos del SEÑOR todo el tiempo que le dirigió el sacerdote Joiada.
que los sacerdotes lo tomen para sí, cada cual de sus conocidos; y ellos repararán los daños de la casa dondequiera que se encuentre algún daño.
Entonces el sacerdote Joiada tomó un cofre e hizo un agujero en la tapa, y lo puso junto al altar, al lado derecho conforme uno entra a la casa del SEÑOR; y los sacerdotes que custodiaban el umbral, depositaban en él todo el dinero que se traía a la casa del SEÑOR.
Y cuando veían que había mucho dinero en el arca, venía el notario del rey y el sumo sacerdote, y contaban el dinero que hallaban en el templo del SEÑOR, y lo guardaban.
Y daban el dinero suficiente en mano de los que hacían la obra, y de los que tenían el cargo de la Casa del SEÑOR; y ellos lo gastaban en pagar a los carpinteros y maestros que reparaban la Casa del SEÑOR,
y con los albañiles y canteros; para comprar la madera y piedra de cantería para reparar las aberturas de la Casa del SEÑOR; y en todo lo que se gastaba en la Casa para repararla.
porque lo daban a los que hacían la obra, y con él reparaban la Casa del SEÑOR.
Y no se exijía cuentas a los varones en cuyas manos el dinero era entregado, para que ellos lo dieran a los que hacían la obra; porque ellos lo hacían fielmente.
y tomó Joás rey de Judá todas las cosas santas que había dedicado Josafat, y Joram y Ocozías sus padres, reyes de Judá, y las que él había dedicado, y todo el oro que se halló en los tesoros de la Casa del SEÑOR, y en la casa del rey, y lo envió a Hazael rey de Siria; y él se fue de Jerusalén.
Lo demás de los hechos de Joas, y todas las cosas que hizo, ¿no está escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Judá?
Porque Josacar hijo de Simeat, y Jozabad hijo de Somer, sus siervos, le hirieron, y murió. Y lo sepultaron con sus padres en la ciudad de David, y reinó en su lugar Amasías su hijo.
E hizo lo malo ante los ojos del SEÑOR, y siguió en los pecados de Jeroboam hijo de Nabat, el que hizo pecar a Israel; y no se apartó de ellos.
Mas Joacaz se entristeció delante del SEÑOR, y el SEÑOR lo oyó; porque miró la aflicción de Israel, pues el rey de Siria los afligía.
Los demás hechos de Joacaz, y todo lo que hizo, y sus valentías, ¿no está todo escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Israel?
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