'Lo' en la Biblia
Y sucedió en el mes de Nisán, en el año veinte del rey Artajerjes, que estando ya el vino delante de él, tomé el vino, y lo di al rey. Y como yo no había estado antes triste en su presencia,
y carta para Asaf, guarda del bosque del rey, a fin que me dé madera para enmaderar los portales del palacio de la casa, y para el muro de la ciudad, y para la casa donde yo estaré. Y el rey me lo otorgó, según la bondadosa mano de mi Dios sobre mí.
me levanté de noche, yo y unos cuantos varones conmigo, y no declaré a hombre alguno lo que Dios había puesto en mi corazón que hiciese en Jerusalén; ni había bestia conmigo, excepto la cabalgadura en que cabalgaba.
Y no sabían los magistrados a dónde yo había ido, ni qué había hecho; ni hasta entonces lo había yo declarado a los judíos y sacerdotes, ni a los nobles y magistrados, ni a los demás que hacían la obra.
Y estaba junto a él Tobías amonita, el cual dijo: Aun lo que ellos edifican, si sube una zorra, derribará su muro de piedra.
Entonces lo medité, y reprendí a los nobles y a los magistrados, y les dije: ¿Tomáis cada uno usura de vuestros hermanos? Y convoqué contra ellos una gran asamblea.
Y dije: No está bien lo que hacéis, ¿no andaréis en temor de nuestro Dios, para no ser el oprobio de las naciones que son nuestras enemigas?
Y lo que se aderezaba para cada día era un buey, seis ovejas escogidas, y aves también se aparejaban para mí, y cada diez días vino en toda abundancia: y con todo esto nunca requerí el pan del gobernador, porque la servidumbre de este pueblo era grave.
Acuérdate de mí para bien, Dios mío, y de todo lo que hice por este pueblo.
Envió entonces Sanbalat a mí su criado, a decir lo mismo por quinta vez, con una carta abierta en su mano,
en la cual estaba escrito: Se ha oído entre las naciones, y Gasmu lo dice, que tú y los judíos pensáis rebelaros; y que por eso edificas tú el muro, con la mira, según estas palabras, de ser tú su rey;
Entonces envié yo a decirles: No hay tal cosa como dices, sino que de tu corazón tú lo inventas.
Y entendí que Dios no lo había enviado, sino que hablaba aquella profecía contra mí, porque Tobías y Sanbalat le habían alquilado por salario.
Y sucedió que cuando lo oyeron todos nuestros enemigos, temieron todas las naciones que estaban en nuestros alrededores, y se sintieron muy humillados ante sus propios ojos, y conocieron que esta obra había sido hecha por nuestro Dios.
Y lo que dio el resto del pueblo fue veinte mil dracmas de oro, y dos mil libras de plata, y sesenta y siete vestiduras sacerdotales.
Abrió, pues, Esdras el libro a ojos de todo el pueblo (porque estaba más alto que todo el pueblo); y como lo abrió, todo el pueblo estuvo atento.
Y leyó Esdras en el libro de la ley de Dios cada día, desde el primer día hasta el postrero; y celebraron la fiesta por siete días, y el octavo día fue de solemne asamblea, según lo establecido.
Tú, sólo tú, oh Jehová; tú hiciste el cielo, y el cielo de los cielos, y todo su ejército, la tierra y todo lo que está en ella, los mares y todo lo que hay en ellos; y tú has preservado todas estas cosas, y el ejército del cielo te adora.
Tú, eres oh Jehová, el Dios que escogiste a Abram, y lo sacaste de Ur de los caldeos, y le pusiste el nombre Abraham;
Pero una vez que tenían reposo, volvían a hacer lo malo delante de ti; por lo cual los abandonaste en mano de sus enemigos, que se enseñorearon de ellos; mas cuando se volvían y clamaban otra vez a ti, tú desde los cielos los oías, y muchas veces los libraste según tus misericordias.
Los soportaste muchos años, y les amonestaste con tu Espíritu por medio de tus profetas, mas no escucharon; por lo cual los entregaste en mano de los pueblos de la tierra.
Pero tú eres justo en todo lo que ha venido sobre nosotros; porque rectamente has hecho, mas nosotros hemos hecho lo malo:
A causa, pues, de todo eso nosotros hacemos fiel pacto, y lo escribimos, signado de nuestros príncipes, de nuestros levitas, y de nuestros sacerdotes.
Y les amonesté y les dije: ¿Por qué os quedáis vosotros delante del muro? Si lo hacéis otra vez, os echaré mano. Desde entonces no vinieron en sábado.
¿No pecó por esto Salomón, rey de Israel? Bien que en muchas naciones no hubo rey como él, que era amado de su Dios y Dios lo había puesto por rey sobre todo Israel; y aun a él le hicieron pecar las esposas extranjeras.
Y uno de los hijos de Joiada, hijo de Eliasib el sumo sacerdote era yerno de Sanbalat horonita; por tanto lo ahuyenté de mí.