'Mi' en la Biblia
- 1.Gé 2:23-Gé 27:8
- 2.Gé 27:11-Gé 44:10
- 3.Gé 44:16-Éx 23:33
- 4.Éx 24:12-Deuteronomio 1:37
- 5.Deuteronomio 4:5-Jueces 13:18
- 6.Jueces 14:3-1 Samuel 24:12
- 7.1 Samuel 24:13-2 Samuel 16:9
- 8.2 Samuel 16:11-1 Reyes 8:26
- 9.1 Reyes 8:29-2 Reyes 22:15
- 10.2 Reyes 22:17-Esdras 9:4
- 11.Esdras 9:5-Job 16:17
- 12.Job 16:18-Job 31:35
- 13.Job 31:36-Salmos 22:9
- 14.Salmos 22:10-Salmos 39:3
- 15.Salmos 39:4-Salmos 63:7
- 16.Salmos 63:8-Salmos 89:47
- 17.Salmos 89:50-Salmos 119:143
- 18.Salmos 119:145-Proverbios 8:16
- 19.Proverbios 8:19-Isaías 10:25
- 20.Isaías 11:9-Isaías 48:13
- 21.Isaías 48:16-Jeremías 2:31
- 22.Jeremías 2:32-Jeremías 17:16
- 23.Jeremías 17:17-Jeremías 43:10
- 24.Jeremías 44:6-Ezequiel 12:8
- 25.Ezequiel 12:13-Ezequiel 24:18
- 26.Ezequiel 24:20-Ezequiel 44:10
- 27.Ezequiel 44:11-Joel 2:12
- 28.Joel 2:25-Zacarías 13:5
- 29.Zacarías 13:7-Mateo 26:29
- 30.Mateo 26:31-Lucas 15:24
- 31.Lucas 16:3-Juan 10:30
- 32.Juan 10:32-Hechos 10:30
- 33.Hechos 11:5-1 Corintios 16:18
- 34.1 Corintios 16:21-Hebreos 1:5
- 35.Hebreos 1:13-Apocalipsis 22:16
Les respondió Jesús: Muchas buenas obras os he mostrado de mi Padre, ¿por cuál de esas obras me apedreáis?
Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis.
Pero si las hago, aunque a mí no me creáis, creed a las obras; para que conozcáis y creáis que el Padre está en mí, y yo en Él.
Y Marta dijo a Jesús: Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto.
Jesús le dijo: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá.
Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?
Y cuando María llegó a donde estaba Jesús, al verle, se postró a sus pies, diciéndole: Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto.
Entonces Jesús dijo: Déjala; para el día de mi sepultura ha guardado esto.
Porque a los pobres siempre los tenéis con vosotros, pero a mí no siempre me tenéis.
Si alguno me sirve, sígame; y donde yo estuviere, allí estará también mi servidor. Si alguno me sirviere, mi Padre le honrará.
Ahora está turbada mi alma; ¿y qué diré? ¡Padre, sálvame de esta hora! Mas para esto he venido a esta hora.
Y yo, si fuere levantado de la tierra, a todos atraeré a mí mismo.
Jesús clamó y dijo: El que cree en mí, no cree en mí, sino en el que me envió;
Yo, la luz, he venido al mundo, para que todo aquel que cree en mí no permanezca en tinieblas.
Porque yo no he hablado de mí mismo; sino que el Padre que me envió, Él me dio mandamiento de lo que he de decir, y de lo que he de hablar.
Le dijo Simón Pedro: Señor, no sólo mis pies, sino también mis manos y mi cabeza.
No hablo de todos vosotros; yo conozco a los que he escogido; mas para que se cumpla la Escritura: El que come pan conmigo, levantó contra mí su calcañar.
De cierto, de cierto os digo: El que recibe al que yo enviare, a mí me recibe; y el que a mí recibe, recibe al que me envió.
Pedro le dijo: Señor, ¿por qué no te puedo seguir ahora? Mi vida pondré por ti.
Jesús le respondió: ¿Tu vida pondrás por mí? De cierto, de cierto te digo: No cantará el gallo, sin que me hayas negado tres veces.
No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí.
En la casa de mi Padre muchas mansiones hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho. Voy, pues, a preparar lugar para vosotros.
Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo; para que donde yo estoy, vosotros también estéis.
Jesús le dijo: Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.
Si me conocieseis, también a mi Padre conoceríais; y desde ahora le conocéis, y le habéis visto.
Jesús le dijo: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y aún no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos al Padre?
¿No crees que yo soy en el Padre, y el Padre en mí? Las palabras que yo os hablo, no las hablo de mí mismo; sino que el Padre que mora en mí, Él hace las obras.
Creedme que yo soy en el Padre, y el Padre en mí; de otra manera, creedme por las mismas obras.
De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, las obras que yo hago él también las hará; y mayores que éstas hará, porque yo voy a mi Padre.
Y todo lo que pidiereis en mi nombre, esto haré; para que el Padre sea glorificado en el Hijo.
Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré.
En aquel día vosotros conoceréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí, y yo en vosotros.
El que tiene mis mandamientos, y los guarda, éste es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él.
Respondió Jesús y le dijo: Si alguno me ama, mis palabras guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos con él morada.
Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, Él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho.
La paz os dejo, mi paz os doy; no como el mundo la da, yo os la doy. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.
Habéis oído que yo os he dicho: Voy, y vengo a vosotros. Si me amarais, os habríais regocijado, porque he dicho que voy al Padre; porque mi Padre mayor es que yo.
Ya no hablaré mucho con vosotros; porque viene el príncipe de este mundo; y no tiene nada en mí.
Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador.
Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quita; y todo aquel que lleva fruto, lo limpia, para que lleve más fruto.
Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto de sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.
Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque sin mí nada podéis hacer.
Si alguno no permanece en mí, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden.
Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pediréis todo lo que quisiereis, y os será hecho.
En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos.
Como el Padre me ha amado, así también yo os he amado; permaneced en mi amor.
Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; como también yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor.
Estas cosas os he hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido.
Éste es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado.
Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; mas os he llamado amigos, porque os he dado a conocer todas las cosas que he oído de mi Padre.
No me elegisteis vosotros a mí; sino que yo os elegí a vosotros; y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre; Él os lo dé.
Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me aborreció antes que a vosotros.
Acordaos de la palabra que yo os dije: El siervo no es más que su señor. Si a mí me han perseguido, también a vosotros perseguirán; si han guardado mi palabra, también guardarán la vuestra.
Pero todo esto os harán por causa de mi nombre; porque no conocen al que me envió.
El que me aborrece, también a mi Padre aborrece.
Si yo no hubiese hecho entre ellos obras que ningún otro ha hecho, no tendrían pecado; pero ahora también ellos las han visto, y nos han aborrecido a mí y a mi Padre.
Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad que procede del Padre, Él dará testimonio de mí.
Y esto os harán, porque no han conocido al Padre, ni a mí.
y de justicia, por cuanto voy a mi Padre y no me veréis más;
En aquel día no me preguntaréis nada. De cierto, de cierto os digo, que todo cuanto pidiereis al Padre en mi nombre, os lo dará.
Hasta ahora nada habéis pedido en mi nombre; pedid, y recibiréis, para que vuestro gozo sea cumplido.
Aquel día pediréis en mi nombre, y no os digo que yo rogaré al Padre por vosotros;
Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.
Y ahora vengo a ti, y hablo estas cosas en el mundo, para que tengan mi gozo cumplido en sí mismos.
Y por ellos yo me santifico a mí mismo, para que también ellos sean santificados en la verdad.
Y no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos.
Para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste.
Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfeccionados en uno; y para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado como también a mí me has amado.
Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo; para que vean mi gloria que me has dado; porque me has amado desde antes de la fundación del mundo.
Respondió Jesús: Os he dicho que yo soy; pues si me buscáis a mí, dejad ir a éstos;
Entonces Jesús dijo a Pedro: Mete tu espada en la vaina; la copa que mi Padre me ha dado, ¿no la he de beber?
¿Por qué me preguntas a mí? Pregunta a los que me han oído, qué les haya yo hablado; he aquí, ellos saben lo que yo he dicho.
Jesús le respondió: ¿Dices tú esto de ti mismo, o te lo han dicho otros de mí?
Pilato respondió: ¿Soy yo judío? Tu nación misma, y los principales sacerdotes, te han entregado a mí. ¿Qué has hecho?
Respondió Jesús: Mi reino no es de este mundo; si mi reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos; pero ahora mi reino no es de aquí.
Pilato entonces le dijo: ¿Acaso, eres tú rey? Jesús respondió: Tú dices que yo soy rey. Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio de la verdad. Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz.
Entonces le dijo Pilato: ¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo potestad para crucificarte, y que tengo potestad para soltarte?
Respondió Jesús: Ninguna potestad tendrías contra mí, si no te fuese dada de arriba; por tanto, el que a ti me ha entregado, mayor pecado tiene.
Entonces dijeron entre sí: No la partamos, sino echemos suertes sobre ella, a ver de quién será; para que se cumpliese la Escritura que dice: Repartieron entre sí mis vestiduras, y sobre mi ropa echaron suertes. Esto, pues, hicieron los soldados.
Y le dijeron: Mujer, ¿por qué lloras? Ella les dijo: Porque se han llevado a mi Señor, y no sé dónde le han puesto.
Jesús le dijo: No me toques; porque aún no he subido a mi Padre; mas ve a mis hermanos, y diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios.
Le dijeron, pues, los otros discípulos: Hemos visto al Señor. Y él les dijo: Si no viere en sus manos la señal de los clavos, y metiere mi dedo en el lugar de los clavos, y metiere mi mano en su costado, no creeré.
Entonces dijo a Tomás: Mete tu dedo aquí, y ve mis manos; y da acá tu mano, y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente.
Y estando reunido con ellos, les mandó que no se fuesen de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre, la cual, les dijo, oísteis de mí.
Y será que en los postreros días, dice Dios: Derramaré de mi Espíritu sobre toda carne; Y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; Y vuestros jóvenes verán visiones; Y vuestros ancianos soñarán sueños:
Y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas derramaré de mi Espíritu en aquellos días, y profetizarán.
Porque David dice de Él: Veía al Señor siempre delante de mí: Porque está a mi diestra, no seré conmovido.
Por lo cual mi corazón se alegró, y se gozó mi lengua; Y aun mi carne descansará en esperanza;
Porque no dejarás mi alma en el infierno, ni permitirás que tu Santo vea corrupción.
Porque David no subió a los cielos; pero él mismo dice: Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi diestra,
Ciertamente, he visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto, y he oído su gemido, y he descendido para librarlos. Ahora, pues, ven, te enviaré a Egipto.
El cielo es mi trono, y la tierra es el estrado de mis pies. ¿Qué casa me edificaréis? dice el Señor: ¿O cuál es el lugar de mi reposo?
Y apedrearon a Esteban, mientras él invocaba a Dios y decía: Señor Jesús, recibe mi espíritu.
diciendo: Dadme también a mí este poder, para que cualquiera a quien yo impusiere las manos, reciba el Espíritu Santo.
Respondiendo entonces Simón, dijo: Rogad vosotros por mí al Señor, que ninguna de estas cosas que habéis dicho, venga sobre mí.
Y le dijo el Señor: Ve; porque instrumento escogido me es éste, para que lleve mi nombre en presencia de los gentiles, y de reyes, y de los hijos de Israel;
porque yo le mostraré cuánto le es necesario padecer por mi nombre.
Entonces Cornelio dijo: Hace cuatro días que a esta hora yo estaba en ayuno; y a la hora novena yo oraba en mi casa, y he aquí un varón se puso delante de mí en vestidura resplandeciente,
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- 13.Job 31:36-Salmos 22:9
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- 24.Jeremías 44:6-Ezequiel 12:8
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