'Mirad' en la Biblia
Mirad, la hora viene, y {ya} ha llegado, en que seréis esparcidos, cada uno por su lado, y me dejaréis solo; y {sin embargo} no estoy solo, porque el Padre está conmigo.
Pilato salió otra vez, y les dijo*: Mirad, os lo traigo fuera, para que sepáis que no encuentro ningún delito en El.
Y estaban asombrados y se maravillaban, diciendo: Mirad, ¿no son galileos todos estos que están hablando?
Pero alguien se presentó y les informó: Mirad, los hombres que pusisteis en la cárcel están en el templo enseñando al pueblo.
Y les dijo: Varones israelitas, mirad por vosotros acerca de estos hombres en lo que habéis de hacer.
Mirad, pues, que no venga sobre vosotros lo que está dicho en los profetas:
Mirad, oh menospreciadores, y entonteceos, y desvaneceos; porque yo hago una obra en vuestros días, obra que no creeréis, si alguien os la contare.
Por tanto mirad por vosotros y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la Iglesia de Dios, la cual ganó por su sangre.
Porque mirad, hermanos, vuestra vocación: que no sois muchos sabios según la carne, no muchos poderosos, no muchos nobles;
Pero mirad que esta libertad vuestra no sea tropezadero a los que son débiles.
Mirad a Israel según la carne; los que comen de los sacrificios ¿no son partícipes del altar?
Y si llegare Timoteo, mirad que esté con vosotros seguramente; porque también hace la obra del Señor como yo.
Porque mirad, ¡qué solicitud ha producido en vosotros esto, esta tristeza piadosa, qué vindicación de vosotros mismos, qué indignación, qué temor, qué gran afecto, qué celo, qué castigo del mal! En todo habéis demostrado ser inocentes en el asunto.
Por tanto, como en todo abundáis, en fe, y en palabra, y en ciencia, y en toda solicitud, y en vuestro amor para con nosotros, mirad que también abundéis en esta gracia.
Mirad, yo, Pablo, os digo que si os dejáis circuncidar, Cristo de nada os aprovechará.
Y si os mordéis y os coméis los unos a los otros, mirad que también no os consumáis los unos a los otros.
Mirad qué larga carta os he escrito de mi mano.
Mirad, pues, cómo andéis avisa-damente; no como locos, sino como sabios;
Hermanos, sed imitadores de mí, y mirad los que así anduvieren como nos tenéis por ejemplo.
Mirad que ninguno os engañe por filosofías y vanas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los elementos del mundo, y no según el Cristo,
Mirad que ninguno dé a otro mal por mal; antes seguid lo bueno siempre los unos para con los otros, y para con todos.
Mirad, hermanos, que en ninguno de vosotros haya corazón malo de infidelidad para apartarse del Dios vivo;
Mirad, pues, cuán grande sea éste, al cual aun Abraham el patriarca haya dado la décima parte de los despojos.
Porque reprochándolos, El dice: MIRAD QUE VIENEN DIAS, DICE EL SEÑOR, EN QUE ESTABLECERE UN NUEVO PACTO CON LA CASA DE ISRAEL Y CON LA CASA DE JUDA;
Mirad bien de que nadie deje de alcanzar la gracia de Dios; de que ninguna raíz de amargura, brotando, cause dificultades y por ella muchos sean contaminados;
Mirad que no desechéis al que habla. Porque si no escaparon aquellos que desecharon al que hablaba en la tierra, mucho menos escaparemos nosotros, si desechamos al que habla desde los cielos.
Mirad también las naves, siendo tan grandes, y siendo llevadas de impetuosos vientos, son gobernadas con un muy pequeño timón por dondequiera que quisiere la gana del que gobierna.
Así también la lengua es un miembro pequeño, y {sin embargo,} se jacta de grandes cosas. Mirad, ¡qué gran bosque se incendia con tan pequeño fuego!
Mirad, el jornal de los obreros que han segado vuestros campos {y} que ha sido retenido por vosotros, clama {contra vosotros;} y el clamor de los segadores ha llegado a los oídos del Señor de los ejércitos.
Pues, hermanos, sed pacientes hasta la venida del Señor. Mirad que el labrador espera el precioso fruto de la tierra, esperando pacientemente, hasta que reciba la lluvia temprana y tardía.
Hermanos, no os quejéis unos contra otros, para que no seáis juzgados; mirad, el Juez está a las puertas.
Mirad {que} tenemos por bienaventurados a los que sufrieron. Habéis oído de la paciencia de Job, y habéis visto el resultado del proceder del Señor, que el Señor es muy compasivo, y misericordioso.
Mirad cuál caridad nos ha dado el Padre, que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoce a él.
Mirad por vosotros mismos, para que no perdamos las cosas que hemos obrado, sino que recibamos el galardón cumplido.