'Mismo' en la Biblia
el cual siendo el resplandor de su gloria, y la misma imagen de su sustancia, y sustentando todas las cosas con la palabra de su potencia, habiendo hecho la purgación de nuestros pecados por sí mismo, se sentó a la diestra de la majestad en las alturas,
y como un vestido los envolverás, y serán mudados; pero tú eres el mismo, y tus años nunca se acabarán.
¿cómo escaparemos nosotros, si tuviéremos en poco una salud tan grande? La cual, habiendo comenzado a ser publicada por el Señor, ha sido confirmada hasta nosotros por los que lo oyeron a él mismo;
Así que, por cuanto los hijos participan de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo,
porque en cuanto él mismo padeció y fue tentado, es poderoso para socorrer también a los que son tentados.
por causa de la cual debe, así también por sí mismo, como por el pueblo, ofrecer por los pecados.
Así también el Cristo no se glorificó a sí mismo haciéndose Sumo Sacerdote, sino el que le dijo: Tú eres mi Hijo, yo te he engendrado hoy:
y que así mismo gustaron la buena palabra de Dios, y las virtudes del siglo venidero,
Porque prometiendo Dios a Abraham, no pudiendo jurar por otro mayor, juró por sí mismo,
Del mismo modo, aquí ciertamente los hombres mortales toman los diezmos; mas allí, aquel los tomó del cual está dado testimonio que vive;
y, (por decir, así) en Abraham pagó diezmos también el mismo Leví, que recibe los diezmos;
Que no tiene necesidad cada día, como los otros sacerdotes, de ofrecer sacrificios primero por sus pecados, y luego por los del pueblo, porque esto lo hizo UNA VEZ ofreciéndose a sí mismo.
¿cuánto más la sangre del Cristo, el cual por el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de las obras de muerte para que sirváis al Dios viviente?
Porque habiendo leído Moisés todos los mandamientos de la Ley a todo el pueblo, tomando la sangre de los becerros y de los machos cabríos con agua, y lana de grana, e hisopo, roció a todo el pueblo, y juntamente al mismo libro,
Por lo cual no entró Jesús en el santuario hecho de mano, (que es figura del verdadero,) sino en el mismo cielo para presentarse ahora por nosotros en la presencia de Dios.
Y no para ofrecerse muchas veces a sí mismo, (como entra el sumo sacerdote en el santuario una vez cada año con la sangre ajena.)
De otra manera sería necesario que hubiera padecido muchas veces desde el principio del mundo; mas ahora UNA VEZ en la consumación de los siglos, para deshacer el pecado se presentó por el sacrificio de sí mismo.
Así, nos atestigua lo mismo el Espíritu Santo; que después dijo:
Traed pues muchas veces a vuestro pensamiento a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que no os fatiguéis en vuestros ánimos desmayando.
Jesús el Cristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos.
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