'Monte' en la Biblia
Otra vez el diablo lo llevó a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo, y la gloria de ellos,
Y viendo las multitudes, subió al monte; y sentándose, sus discípulos vinieron a Él.
Vosotros sois la luz del mundo. Una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder.
Y cuando Él descendió del monte, grandes multitudes le seguían.
Y despedidas las multitudes, subió al monte a orar aparte. Y cuando llegó la noche, estaba allí solo.
Y partiendo Jesús de allí, vino junto al mar de Galilea; y subiendo al monte, se sentó allí.
Y seis días después, Jesús tomó a Pedro, y a Jacobo, y a Juan su hermano, y los llevó aparte a un monte alto;
Y cuando descendieron del monte, Jesús les mandó, diciendo: No digáis a nadie la visión, hasta que el Hijo del Hombre resucite de los muertos.
Y Jesús les dijo: Por vuestra incredulidad; porque de cierto os digo, que si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá, y se pasará; y nada os será imposible.
Y cuando se acercaron a Jerusalén, y vinieron a Betfagé, al monte de los Olivos; entonces Jesús envió dos discípulos,
Y respondiendo Jesús les dijo: De cierto os digo que si tuviereis fe, y no dudareis, no sólo haréis esto de la higuera, sino que si a este monte dijereis: Quítate y échate en el mar, será hecho.
Y sentándose Él en el monte de los Olivos, los discípulos se le acercaron aparte, diciendo: Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del mundo?
Y cuando hubieron cantado un himno, salieron al monte de los Olivos.
Entonces los once discípulos se fueron a Galilea, al monte donde Jesús les había ordenado.
Y cuando subió al monte, llamó a sí a los que Él quiso, y vinieron a Él.
Y estaba allí cerca del monte un hato grande de puercos paciendo.
Y habiéndoles despedido se fue al monte a orar.
Y seis días después Jesús tomó a Pedro, a Jacobo y a Juan, y los sacó solos aparte a un monte alto; y fue transfigurado delante de ellos.
Y descendiendo ellos del monte, les mandó que a nadie dijesen lo que habían visto, sino hasta que el Hijo del Hombre hubiese resucitado de los muertos.
Y cuando llegaron cerca de Jerusalén a Betfagé y a Betania, al monte de los Olivos, Él envió a dos de sus discípulos,
Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, mas creyere que será hecho lo que dice, lo que dijere le será hecho.
Y sentándose en el monte de los Olivos, frente al templo, Pedro, Jacobo, Juan y Andrés le preguntaron aparte:
Y habiendo cantado un himno, salieron al monte de los Olivos.
Todo valle será llenado, y se bajará todo monte y collado; y lo torcido será enderezado, y los caminos ásperos serán allanados;
Y le llevó el diablo a un monte alto, y le mostró en un momento de tiempo todos los reinos de la tierra.
y levantándose, le echaron fuera de la ciudad, y le llevaron hasta la cumbre del monte sobre el cual la ciudad de ellos estaba edificada, para despeñarle.
Y aconteció en aquellos días, que fue al monte a orar, y pasó la noche orando a Dios.
Y había allí un hato de muchos puercos que pacían en el monte; y le rogaron que los dejase entrar en ellos; y los dejó.
Y aconteció como ocho días después de estas palabras, que tomó a Pedro y a Juan y a Jacobo, y subió al monte a orar.
Y aconteció que al día siguiente, cuando descendieron del monte, una gran multitud les salió al encuentro.
Y aconteció que llegando cerca de Betfagé y de Betania, al monte que se llama de los Olivos, envió dos de sus discípulos,
Y cuando Él llegó ya cerca de la bajada del monte de los Olivos, toda la multitud de los discípulos, gozándose, comenzaron a alabar a Dios a gran voz por todas las maravillas que habían visto,
Y enseñaba de día en el templo; y de noche, saliendo, se estaba en el monte que se llama de los Olivos.
Y saliendo, se fue, como solía, al monte de los Olivos; y sus discípulos también le siguieron.
Nuestros padres adoraron en este monte, y vosotros decís que en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar.
Jesús le dijo: Mujer, créeme que la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre.
Y subió Jesús a un monte, y se sentó allí con sus discípulos.
Y percibiendo Jesús que habían de venir para tomarle por fuerza y hacerle rey, volvió a retirarse al monte Él solo.
Entonces se volvieron a Jerusalén desde el monte que se llama del Olivar, el cual está cerca de Jerusalén camino de un sábado.
Y pasados cuarenta años, el Ángel del Señor le apareció en el desierto del monte Sinaí, en una llama de fuego en una zarza.
Éste es aquél que estuvo en la iglesia en el desierto con el Ángel que le hablaba en el monte Sinaí, y con nuestros padres; y recibió los oráculos de vida para dárnoslos:
Lo cual es una alegoría; porque éstos son los dos pactos; el uno del monte Sinaí, el cual engendra para servidumbre; el cual es Agar.
Porque Agar es el monte Sinaí en Arabia, que corresponde a la que ahora es Jerusalén, y está en servidumbre con sus hijos.
los cuales sirven de ejemplo y sombra de las cosas celestiales, como fue advertido por Dios a Moisés cuando estaba por comenzar el tabernáculo: Mira, dice, haz todas las cosas conforme al modelo que te ha sido mostrado en el monte.
Porque no os habéis acercado al monte que se podía tocar, que ardía con fuego, y al turbión, y a la oscuridad, y a la tempestad,
porque no podían soportar lo que se mandaba: Si aun una bestia tocare al monte, será apedreada, o pasada con dardo.
sino que os habéis acercado al monte de Sión, y a la ciudad del Dios vivo, la Jerusalén celestial, y a una compañía innumerable de ángeles,
Y nosotros oímos esta voz enviada del cielo, cuando estábamos con Él en el monte santo.
Y miré, y he aquí un Cordero estaba en pie sobre el monte de Sión, y con Él ciento cuarenta y cuatro mil, que tenían el nombre de su Padre escrito en sus frentes.
Y me llevó en el Espíritu a un monte grande y alto, y me mostró la gran ciudad santa de Jerusalén, que descendía del cielo de Dios,