'Ni' en la Biblia
Y Ana le respondió, diciendo: No, señor mío; mas yo soy una mujer acongojada de espíritu; no he bebido vino ni sidra, sino que he derramado mi alma delante del SEÑOR.
Mas Samuel aún no conocía al SEÑOR, ni le había sido revelada la palabra del SEÑOR.
Y por tanto yo he jurado a la casa de Elí, que la iniquidad de la casa de Elí no será reconciliada jamás, ni con sacrificios ni con presentes.
Y los filisteos tuvieron miedo, porque decían: Ha venido Dios al campamento. Y dijeron: ¡Ay de nosotros! que ayer ni anteayer no fue así.
Y al tiempo que se moría, le decían las que estaban junto a ella: No tengas temor, porque has dado a luz un hijo. Mas ella no respondió, ni prestó atención.
Y enviaron a juntar todos los cardinales de los filisteos, diciendo: Despachad el arca del Dios de Israel, y vuélvase a su lugar, y no me mate a mí ni a mi pueblo; porque había quebrantamiento de muerte en toda la ciudad, y la mano de Dios se había allí agravado.
Y las vacas se fueron derecho por el camino de Bet-semes, e iban por un mismo camino andando y bramando, sin apartarse ni a diestra ni a siniestra; y los cardinales de los filisteos fueron tras ellas hasta el término de Bet-semes.
Entonces dijeron: Nunca nos has calumniado, ni agraviado, ni has tomado algo de mano de ningún hombre.
No os apartéis en pos de las vanidades, que no aprovechan ni libran, porque son vanidades.
Así aconteció que el día de la batalla no se halló espada ni lanza en la mano de ninguno del pueblo que estaba con Saúl y con Jonatán, excepto Saúl y Jonatán su hijo, que las tenían.
Y también el Vencedor de Israel no mentirá, ni se arrepentirá acerca de esto; porque no es hombre para que deba arrepentirse.
Y el SEÑOR respondió a Samuel: No mires a su parecer, ni a la altura de su estatura, porque yo lo desecho; porque no es lo que el hombre ve. Porque el hombre ve lo que está delante de sus ojos, mas el SEÑOR ve el corazón.
Entonces llamó Jessé a Abinadab, y le hizo pasar delante de Samuel, el cual dijo: Ni a éste ha elegido el SEÑOR.
Y él le dijo: En ninguna manera; no morirás. He aquí que mi padre ninguna cosa hará, grande ni pequeña, que no me la descubra; ¿por qué, pues, me encubrirá mi padre este negocio? No será así.
El día siguiente, el segundo día de la nueva luna, aconteció también que el asiento de David estaba vacío. Y Saúl dijo a Jonatán su hijo: ¿Por qué no ha venido a comer el hijo de Jessé hoy ni ayer?
Porque todo el tiempo que el hijo de Jessé viviere sobre la tierra, ni tú serás firme, ni tu reino. Envía pues ahora, y tráemelo, porque ha de morir.
Y David dijo a Ahimelec: ¿No tienes aquí a mano lanza o espada? Porque no tomé en mi mano mi espada ni mis armas, por cuanto el mandamiento del rey era apremiante.
que todos vosotros habéis conspirado contra mí, y no hay quien me descubra al oído cómo mi hijo ha hecho alianza con el hijo de Jessé, ni hay alguno de vosotros que se duela de mí, y me descubra cómo mi hijo ha despertado a mi siervo contra mí, para que me aceche, según hace hoy día?
¿He comenzado yo desde hoy a consultar por él a Dios? Lejos sea de mí; no impute el rey cosa alguna a su siervo, ni a toda la casa de mi padre; porque tu siervo ninguna cosa sabe de este negocio, grande ni chica.
Y mira, padre mío, mira aún la orilla de tu ropa en mi mano; porque yo corté la orilla de tu manto, y no te maté. Conoce, pues, y ve que no hay mal ni traición en mi mano, ni he pecado contra ti; con todo, tú andas a caza de mi vida para quitármela.
júrame, pues, ahora por el SEÑOR, que no talarás mi simiente después de mí, ni raerás mi nombre de la casa de mi padre.
Hace poco supe que tienes esquiladores. Ahora, a los pastores tuyos que han estado con nosotros, nunca les hicimos fuerza, ni les faltó algo en todo el tiempo que han estado en el Carmelo.
Mas aquellos hombres nos han sido muy buenos, y nunca nos han hecho fuerza, ni ninguna cosa nos ha faltado en todo el tiempo que hemos conversado con ellos, mientras hemos estado en el campo.
Así haga Dios, y así añada a los enemigos de David, que de aquí a mañana no he de dejar de todo lo que fuere suyo ni aun meante a la pared.
Y Abigail se vino a Nabal, y he aquí que él tenía banquete en su casa como banquete de rey; y el corazón de Nabal estaba ya alegre en él, y estaba muy borracho; por lo que ella no le declaró poco ni mucho, hasta que vino el día siguiente.
Se llevó, pues, David la lanza y la botija de agua de la cabecera de Saúl, y se fueron; que no hubo nadie que viera, ni supiera, ni velara, pues todos dormían; porque un profundo sueño enviado del SEÑOR había caído sobre ellos.
Y hería David la tierra, y no dejaba con vida hombre ni mujer; y se llevaba las ovejas y las vacas y los asnos y los camellos y las ropas; y volvía, y se venía a Aquis.
Ni hombre ni mujer dejaba con vida David, que viniera a Gat; diciendo: Por ventura darían aviso de nosotros, diciendo: Esto hizo David. Y ésta era su costumbre todo el tiempo que moró en tierra de los filisteos.
Y consultó Saúl al SEÑOR; pero el SEÑOR no le respondió, ni por sueños, ni por Urim, ni por profetas.
Y Samuel dijo a Saúl: ¿Por qué me has inquietado haciéndome venir? Y Saúl respondió: Estoy muy acongojado; pues los filisteos pelean contra mí, y Dios se ha apartado de mí, y no me responde más, ni por mano de profetas, ni por sueños; por esto te he llamado, para que me declares qué debo hacer.
Como tú no escuchaste la voz del SEÑOR, ni cumpliste el furor de su ira sobre Amalec, por eso el SEÑOR te ha hecho esto hoy.
y le dieron también un pedazo de masa de higos secos, y dos hilos de pasas. Y luego que comió, volvió en él su espíritu; porque no había comido pan ni bebido agua en tres días y tres noches.
Y le dijo David: ¿Me llevarás tú a aquella compañía? Y él dijo: Hazme juramento por Dios que no me matarás, ni me entregarás en las manos de mi amo, y yo te llevaré a aquella compañía.
Y no les faltó cosa chica ni grande, así de hijos como de hijas, del robo, y de todas las cosas que les habían tomado; todo lo recobró David.