'Otro' en la Biblia
La altura de un querubín era de diez codos, y asimismo la del otro.
Y puso estos querubines en la casa de adentro; y los querubines tenían las alas extendidas, de modo que el ala de uno tocaba una pared, y el ala del otro querubín tocaba a la otra pared, y las otras dos alas se tocaban la una a la otra en la mitad de la casa.
Y en la casa en que él moraba, había otro atrio dentro del pórtico, de obra semejante a ésta. Edificó también Salomón una casa semejante a aquel pórtico, para la hija de Faraón, la cual había tomado por esposa.
Hizo también dos capiteles de bronce fundido, para que fuesen puestos sobre las cabezas de las columnas; la altura de un capitel era de cinco codos, y la del otro capitel de cinco codos.
E hizo también dos hileras de granadas alrededor de la red, para cubrir los capiteles que estaban sobre las cabezas de las columnas con las granadas; y de la misma forma hizo en el otro capitel.
Hizo asimismo un mar de fundición, de diez codos de un lado al otro, perfectamente redondo; su altura era de cinco codos, y lo ceñía alrededor un cordón de treinta codos.
para que todos los pueblos de la tierra sepan que Jehová es Dios, y que no hay otro.
Estaban también doce leones puestos allí sobre las seis gradas, de un lado y de otro; en ningún otro reino se había hecho trono semejante.
Y Dios le levantó otro adversario, Rezón, hijo de Eliada, el cual había huido de su amo Hadad-ezer, rey de Soba.
Y fue adversario a Israel todos los días de Salomón; y fue otro mal con el de Hadad, porque aborreció a Israel, y reinó sobre Siria.
Se fue, pues, por otro camino, y no volvió por el camino por donde había venido a Betel.
Y el otro le dijo: Yo también soy profeta como tú, y un ángel me ha hablado por palabra de Jehová, diciendo: Vuélvele contigo a tu casa, para que coma pan y beba agua. Pero le mintió.
Y Jehová sacudirá a Israel, al modo que la caña se agita en las aguas; y Él arrancará a Israel de esta buena tierra que había dado a sus padres, y los esparcirá hacia el otro lado del río, por cuanto han hecho sus imágenes de Asera, enojando a Jehová.
Y dividieron entre sí el país para recorrerlo: Acab fue de por sí por un camino, y Abdías fue separadamente por otro.
Dénsenos, pues, dos bueyes, y escójanse ellos uno, y córtenlo en pedazos, y pónganlo sobre leña, pero no pongan fuego debajo; y yo aprestaré el otro buey, y lo pondré sobre leña, y ningún fuego pondré debajo.
Y tú, fórmate otro ejército como el ejército que perdiste, caballos por caballos, y carros por carros; luego pelearemos con ellos en el valle, y veremos si no los vencemos. Y él les dio oído, y lo hizo así.
Entonces un varón de los hijos de los profetas dijo a su compañero por palabra de Dios: Hiéreme ahora. Mas el otro varón no quiso herirle.
Luego se encontró con otro hombre, y le dijo: Hiéreme, te ruego. Y el hombre le dio un golpe, y le hizo una herida.
Y Jehová dijo: ¿Quién inducirá a Acab, para que suba y caiga en Ramot de Galaad? Y uno decía de una manera; y otro decía de otra.
Volvió el rey a enviar a él otro capitán de cincuenta con sus cincuenta; y le habló, y dijo: Varón de Dios, el rey dice así: Desciende pronto.
Tomando entonces Elías su manto, lo dobló, y golpeó las aguas, las cuales se apartaron a uno y a otro lado, y pasaron ambos en seco.
Y tomando el manto de Elías que se le había caído, golpeó las aguas, y dijo: ¿Dónde está Jehová, el Dios de Elías? Y así que hubo del mismo modo golpeado las aguas, se apartaron a uno y a otro lado, y pasó Eliseo.
Y viéndole los hijos de los profetas que estaban en Jericó al otro lado, dijeron: El espíritu de Elías reposa sobre Eliseo. Y vinieron a recibirle, y se inclinaron a tierra delante de él.
y dijeron: ¡Esto es sangre de espada! Los reyes se han vuelto uno contra el otro y cada uno ha dado muerte a su compañero. Ahora, pues, ¡Moab, al despojo!
Y había cuatro hombres leprosos a la entrada de la puerta, los cuales dijeron el uno al otro: ¿Para qué nos estamos aquí hasta que muramos?
Y se dijeron el uno al otro: No hacemos bien; hoy es día de buena nueva, y nosotros callamos; y si esperamos hasta la luz de la mañana, nos alcanzará la maldad. Vamos pues, ahora, entremos y demos la nueva en casa del rey.
Y él se levantó, y entró en casa; y el otro derramó el aceite sobre su cabeza, y le dijo: Así dijo Jehová Dios de Israel: Yo te he ungido por rey sobre el pueblo de Jehová, sobre Israel.
Entonces envió otro de a caballo, el cual llegando a ellos, dijo: El rey dice así: ¿Hay paz? Y Jehú respondió: ¿Qué tienes tú que ver con la paz? Vuélvete tras mí.
Y cuando ellos entraron para hacer sacrificios y holocaustos, Jehú puso fuera ochenta hombres, y les dijo: Cualquiera que dejare vivo alguno de aquellos hombres que yo he puesto en vuestras manos, su vida será por la del otro.
Mas de aquel dinero que se traía a la casa de Jehová, no se hacían tazas de plata, ni despabiladeras, ni jofainas, ni trompetas; ni ningún otro vaso de oro ni de plata se hacía para el templo de Jehová;
En Jehová Dios de Israel puso su esperanza; ni después ni antes de él hubo otro como él entre todos los reyes de Judá.
Fuera de esto, derramó Manasés mucha sangre inocente en gran manera, hasta llenar a Jerusalén de un extremo a otro: además de su pecado con que hizo pecar a Judá, para que hiciese lo malo ante los ojos de Jehová.
No hubo antes otro rey como él que se convirtiese a Jehová con todo su corazón, y con toda su alma, y con todas sus fuerzas, conforme a toda la ley de Moisés; ni después de él se levantó otro igual.
Y del otro lado del Jordán, frente a Jericó, al oriente del Jordán, dieron de la tribu de Rubén, a Beser en el desierto con sus ejidos; y a Jahaza con sus ejidos.
Y del otro lado del Jordán, de los rubenitas y de los gaditas y de la media tribu de Manasés, ciento veinte mil con todo tipo de armas de guerra.
y andaban de nación en nación, y de un reino a otro pueblo.
Y viendo los sirios que habían caído delante de Israel, enviaron embajadores, y trajeron a los sirios que estaban al otro lado del río, cuyo capitán era Sofac, general del ejército de Hadad-ezer.
De los hebronitas, Hasabías y sus hermanos, hombres de vigor, mil setecientos, gobernaban a Israel al otro lado del Jordán, al occidente, en toda la obra de Jehová, y en el servicio del rey.
La longitud de las alas de los querubines era de veinte codos; porque una ala era de cinco codos, la cual llegaba hasta la pared de la casa; y la otra ala de cinco codos, la cual llegaba al ala del otro querubín.
De la misma manera una ala del otro querubín era de cinco codos, la cual llegaba hasta la pared de la casa; y la otra ala era de cinco codos, que tocaba el ala del otro querubín.
También hizo un mar de fundición, el cual tenía diez codos de un borde al otro, enteramente redondo; su altura era de cinco codos, y un cordón de treinta codos lo ceñía alrededor.
Había también allí doce leones sobre las seis gradas, a uno y otro lado. Jamás fue hecho otro trono semejante en ningún reino.
Y Jehová dijo: ¿Quién inducirá a Acab rey de Israel, para que suba y caiga en Ramot de Galaad? Y uno decía así, y otro decía de otra manera.
Entonces vinieron algunos y dieron aviso a Josafat, diciendo: Viene contra ti una grande multitud del otro lado del mar, y de este lado de Siria; y he aquí ellos están en Hazezón-tamar, que es Engadi.
Se animó así Ezequías, y edificó todos los muros caídos, e hizo levantar las torres, y otro muro por fuera; fortificó además a Milo en la ciudad de David, e hizo muchas espadas y escudos.
Entonces sus siervos lo quitaron de aquel carro, y le pusieron en otro segundo carro que tenía, y lo llevaron a Jerusalén, y murió; y le sepultaron en los sepulcros de sus padres. Y todo Judá y Jerusalén hicieron duelo por Josías.
Los hijos del otro Elam, mil doscientos cincuenta y cuatro.
y los demás pueblos que el grande y glorioso Asnapar trasportó, e hizo habitar en las ciudades de Samaria, y los demás del otro lado del río. Y ahora:
Ésta es la copia de la carta que enviaron: Al rey Artajerjes: Tus siervos del otro lado del río. Y ahora:
El rey envió esta respuesta a Rehum el canciller, y al escriba Simsai, y a los demás sus compañeros que habitan en Samaria, y a los demás del otro lado del río: Paz ahora.
En aquel tiempo vino a ellos Tatnai, capitán del otro lado del río, y Setar-boznai y sus compañeros, y les dijeron así: ¿Quién os dio mandamiento para edificar esta casa, y restablecer estos muros?
Copia de la carta que Tatnai, gobernador de más allá del río, y Setar-boznai, y sus compañeros los aparsaqueos, que estaban al otro lado del río, enviaron al rey Darío.
Ahora pues, Tatnai, jefe de más allá del río, Setar-boznai, y sus compañeros los aparsaqueos que estáis al otro lado del río, apartaos de allí.
Y por mí es dado mandamiento de lo que habéis de hacer con los ancianos de estos judíos, para edificar esta casa de Dios; que de la hacienda del rey, que tiene del tributo del otro lado del río, los gastos sean dados luego a aquellos varones, para que no cesen.
Entonces Tatnai, gobernador del otro lado del río, y Setar-boznai, y sus compañeros, hicieron prestamente según el rey Darío había enviado.
Y por mí el rey Artajerjes es dado mandamiento a todos los tesoreros que están al otro lado del río, que todo lo que os demandare Esdras sacerdote, escriba de la ley del Dios del cielo, se le conceda prestamente,
Y tú, Esdras, conforme a la sabiduría que tienes de tu Dios, pon jueces y gobernadores, que gobiernen a todo el pueblo que está del otro lado del río, a todos los que conocen las leyes de tu Dios; y al que no las conoce, le enseñarás.
Y dieron los despachos del rey a sus gobernadores y capitanes del otro lado del río, los cuales favorecieron al pueblo y a la casa de Dios.
los cuales prescribiste por medio de tus siervos los profetas, diciendo: La tierra a la cual entráis para poseerla, tierra inmunda es a causa de la inmundicia de los pueblos de aquellas regiones, por las abominaciones de que la han llenado de uno a otro extremo con su inmundicia.
Además dije al rey: Si place al rey, que se me den cartas para los gobernadores del otro lado del río, para que me franqueen el paso hasta que llegue a Judá;
Y vine luego a los gobernadores del otro lado del río, y les di las cartas del rey. Y el rey envió conmigo capitanes del ejército y gente de a caballo.
Junto a ellos restauró Melatías gabaonita, y Jadón meronotita, varones de Gabaón y de Mizpa, que estaban bajo el dominio del gobernador del otro lado del río.
Después de él Baruc hijo de Zabai con gran fervor restauró otro tramo, desde la esquina hasta la puerta de la casa de Eliasib sumo sacerdote.
Tras él restauró Meremot hijo de Urías hijo de Cos otro tramo, desde la entrada de la casa de Eliasib, hasta el cabo de la casa de Eliasib.
Después de él restauró Binúi hijo de Henadad el otro tramo, desde la casa de Azarías hasta la revuelta, y hasta la esquina.
Después de ellos restauraron los tecoítas otro tramo, enfrente de la grande torre que sobresale, hasta el muro de Ofel.
Tras él restauró Hananías hijo de Selemías, y Hanún hijo sexto de Salaf, el otro tramo. Después de él restauró Mesulam, hijo de Berequías, enfrente de su cámara.
Los varones del otro Nebo, cincuenta y dos.
Los hijos del otro Elam, mil doscientos cincuenta y cuatro.
Porque si callas absolutamente en este tiempo, respiro y liberación se levantará para los judíos de otro lugar; mas tú y la casa de tu padre pereceréis. ¿Y quién sabe si has llegado al reino, para un tiempo como éste?
Y Jehová dijo a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado de mal?
Aún estaba éste hablando, y vino otro que dijo: Fuego de Dios cayó del cielo, que quemó las ovejas y los criados, y los consumió; solamente escapé yo para traerte la noticia.
Todavía estaba éste hablando, y vino otro que dijo: Los caldeos hicieron tres escuadrones, y dieron sobre los camellos, y los tomaron, y mataron a los criados a filo de espada; solamente escapé yo para traerte la noticia.
Entre tanto que éste hablaba, vino otro que dijo: Tus hijos y tus hijas estaban comiendo y bebiendo vino en casa de su hermano el primogénito;
Y otro día aconteció que vinieron los hijos de Dios para presentarse delante de Jehová, y Satanás vino también entre ellos para presentarse delante de Jehová.
Y Jehová dijo a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal, y que aún retiene su integridad, a pesar de que tú me incitaste contra él para que lo arruinara sin causa?
También tengo yo entendimiento como vosotros; no soy yo menos que vosotros: ¿Y quién habrá que no pueda decir otro tanto?
Al cual he de ver por mí mismo, y mis ojos lo verán, y no otro, aunque mis entrañas se consuman dentro de mí.
Y este otro morirá en amargura de ánimo, y sin haber comido jamás con gusto.
siembre yo y otro coma, y sean desarraigados mis renuevos.
Muela para otro mi esposa, y sobre ella otros se encorven.
¿Quién prepara al cuervo su alimento, cuando sus polluelos claman a Dios, bullendo de un lado a otro por falta de comida?
Se multiplicarán los dolores de aquellos que sirven diligentes a otro dios. No ofreceré yo sus libaciones de sangre, ni en mis labios tomaré sus nombres.
Un día emite palabra a otro día, y una noche a otra noche declara sabiduría.
Un abismo llama a otro a la voz de tus cascadas; todas tus ondas y tus olas han pasado sobre mí.
cuando andaban de nación en nación, de un reino a otro pueblo;
Sean pocos sus días; tome otro su oficio.
Un poco de sueño, cabeceando otro poco, poniendo mano sobre mano otro poco para dormir;
Trata tu causa con tu compañero y no descubras el secreto a otro.
El sabio tiene sus ojos en su cabeza, mas el necio anda en tinieblas; pero también entendí yo que un mismo suceso acontecerá al uno como al otro.
Asimismo aborrecí todo mi trabajo que había puesto por obra debajo del sol; el cual tendré que dejar a otro que vendrá después de mí.
Si opresión de pobres, y extorsión de derecho y de justicia vieres en la provincia, no te maravilles de ello; porque sobre el alto está mirando otro más alto, y uno más alto está sobre ellos.
En el día del bien goza del bien; y en el día del mal considera. Dios también hizo esto delante de lo otro, para que el hombre no descubra nada después de él.
Bueno es que tomes esto, y también de esto otro no apartes tu mano; porque el que teme a Dios, saldrá con todo.
¿Qué es tu amado más que otro amado, oh la más hermosa de todas las mujeres? ¿Qué es tu amado más que otro amado, que así nos conjuras?
Y el uno al otro daba voces, diciendo: Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria.
En aquel día raerá el Señor con navaja alquilada, con los que habitan al otro lado del río, es decir, con el rey de Asiria, cabeza y pelo de los pies; y aun la barba también quitará.
Aunque no será esta oscuridad tal como fue en su angustia, cuando al principio Él levemente afligió la tierra de Zabulón y la tierra de Neftalí; y después más gravemente los afligió por el camino del mar, al otro lado del Jordán, en Galilea de los gentiles.
Porque mandamiento tras mandamiento, mandato sobre mandato, renglón tras renglón, línea sobre línea, un poquito allí, otro poquito allá;