'Príncipes' en la Biblia
Y todos éstos fueron hijos de Aser, cabezas de familias paternas, escogidos, esforzados, cabezas de príncipes; y el número por sus linajes de entre los que podían tomar las armas e ir a la guerra fue veintiséis mil hombres.
También se pasaron a David algunos de Manasés, cuando vino con los filisteos a la batalla contra Saúl; pero no les ayudaron, porque los príncipes de los filisteos, habido consejo, lo despidieron, diciendo: Con peligro de nuestras cabezas se pasará a su señor Saúl.
Así que viniendo él a Siclag, se pasaron a él de los de Manasés, Adna, Jozabad, Micael, Jozabad, Jediael, Eliú y Ziletai, príncipes de millares de los de Manasés.
Y Benaía hijo de Joiada era sobre los cereteos y peleteos; y los hijos de David eran los príncipes cerca del rey.
los príncipes de los hijos de Amón dijeron a Hanún: ¿A tu parecer honra David a tu padre, que te ha enviado consoladores? ¿No vienen más bien sus siervos a ti para reconocer, e inquirir, y espiar la tierra?
Y dijo David a Joab y a los príncipes del pueblo: Id, contad a Israel desde Beerseba hasta Dan, y traedme el número de ellos para que yo lo sepa.
Los hijos de Simeí, tres: Selomit, Haziel y Harán. Éstos fueron los príncipes de las familias de Laadán.
Los repartieron, pues, por suerte los unos con los otros; porque de los hijos de Eleazar y de los hijos de Itamar hubo príncipes del santuario, y príncipes de la casa de Dios.
Y Semaías escriba, hijo de Natanael, de los levitas, los escribió delante del rey y de los príncipes, y delante de Sadoc el sacerdote, y de Ahimelec hijo de Abiatar, y de los príncipes de las familias de los sacerdotes y levitas, asignaban una familia para Eleazar, y otra para Itamar.
Éstos también echaron suertes, como sus hermanos los hijos de Aarón, delante del rey David, y de Sadoc y de Ahimelec, y de los príncipes de las familias de los sacerdotes y levitas; el principal de los padres igualmente que el menor de sus hermanos.
Asimismo David y los príncipes del ejército apartaron para el ministerio a los hijos de Asaf, y de Hemán, y de Jedutún, para que profetizasen con arpas, salterios, y címbalos; y el número de ellos, hombres idóneos para la obra de su ministerio respectivo fue:
Cuanto a los hijos de Laadán, hijos de Gersón; de Laadán, los príncipes de las familias de Laadán fueron Gersón y Jehieli.
Este Selomit y sus hermanos tenían cargo de todos los tesoros de todas las cosas santificadas, que había consagrado el rey David, y los príncipes de las familias, y los capitanes de millares y de centenas, y los jefes del ejército;
Y los hijos de Israel según su número, es decir, príncipes de familias, jefes de millares y de centenas, y oficiales de los que servían al rey en todos los negocios de las divisiones que entraban y salían cada mes en todos los meses del año, eran en cada división veinticuatro mil.
Y reunió David en Jerusalén a todos los principales de Israel, los príncipes de las tribus, y los jefes de las divisiones que servían al rey, los jefes de millares y de centenas, con los superintendentes de toda la hacienda y posesión del rey, y sus hijos, con los oficiales, los poderosos, y todos sus hombres valientes.
He aquí los grupos de los sacerdotes y de los levitas para todo el ministerio de la casa de Dios estarán contigo en toda la obra; asimismo todos los voluntarios e inteligentes para toda forma de servicio; y los príncipes, y todo el pueblo para ejecutar todas tus órdenes.
Entonces los príncipes de las familias, y los príncipes de las tribus de Israel, jefes de millares y de centenas, con los superintendentes de la hacienda del rey, ofrecieron voluntariamente;
Y todos los príncipes y poderosos, y todos los hijos del rey David, prestaron homenaje al rey Salomón.
Y llamó Salomón a todo Israel, a los jefes de millares y de centenas, y jueces, y a todos los príncipes de todo Israel, cabezas de familias.
Entonces Salomón congregó en Jerusalén a los ancianos de Israel, a todos los príncipes de las tribus y a los jefes de las familias de los hijos de Israel, para que subiesen el arca del pacto de Jehová de la ciudad de David, que es Sión. 670
Y de los hijos de Israel no puso Salomón siervos en su obra; porque eran hombres de guerra, y sus príncipes y sus capitanes, y comandantes de sus carros, y su gente de a caballo.
sin contar el que traían los mercaderes y negociantes. También todos los reyes de Arabia y los príncipes de la tierra traían oro y plata a Salomón.
Entonces vino Semaías profeta a Roboam y a los príncipes de Judá, que estaban reunidos en Jerusalén por causa de Sisac, y les dijo: Así dice Jehová: Vosotros me habéis dejado, y yo también os he dejado en manos de Sisac.
Y los príncipes de Israel y el rey se humillaron, y dijeron: Justo es Jehová.
Al tercer año de su reinado envió sus príncipes Ben-hail, Abdías, Zacarías, Natanael y Micaías, para que enseñasen en las ciudades de Judá;
Y cuando Joram ascendió al reino de su padre, y se hizo fuerte, mató a espada a todos sus hermanos, y asimismo algunos de los príncipes de Israel.
Entonces pasó Joram con sus príncipes, y consigo todos sus carros; y se levantó de noche, e hirió a los edomitas que le habían cercado, y a todos los comandantes de sus carros.
Y aconteció que cuando Jehú ejecutaba juicio contra la casa de Acab, halló a los príncipes de Judá, y a los hijos de los hermanos de Ocozías, que servían a Ocozías, y los mató.
los cuales rodeando por Judá, juntaron a los levitas de todas las ciudades de Judá, y a los príncipes de las familias de Israel, y vinieron a Jerusalén.
y mirando, vio al rey que estaba junto a su columna a la entrada, y los príncipes y los trompetistas junto al rey, y todo el pueblo de la tierra hacía alegrías, y tocaban trompetas, y los cantores con instrumentos de música dirigían la alabanza. Entonces Atalía rasgó sus vestidos, y dijo: ¡Traición! ¡Traición!
Y todos los príncipes y todo el pueblo se gozaron, y trajeron ofrendas, y echaron en el arca hasta llenarla.
Muerto Joiada, vinieron los príncipes de Judá, y se postraron ante el rey; y el rey los oyó.
Asimismo tomó todo el oro y la plata, y todos los utensilios que se hallaron en la casa de Dios en casa de Obed-edom, y los tesoros de la casa del rey, y los hijos de los príncipes, y se volvió a Samaria.
Tuvo también Uzías escuadrones de guerreros, los cuales salían a la guerra en ejército, según que estaban por lista hecha por mano de Jeiel escriba y de Maasías gobernador, y por mano de Hananías, uno de los príncipes del rey.
Entonces el ejército dejó los cautivos y el despojo delante de los príncipes y de toda la multitud.
Aunque despojó Acaz la casa de Jehová, y la casa real, y las de los príncipes, para dar al rey de los asirios, con todo eso él no le ayudó.
Entonces el rey Ezequías y los príncipes dijeron a los levitas que alabasen a Jehová por las palabras de David y de Asaf vidente: y ellos alabaron con grande alegría, e inclinándose adoraron.
Y el rey había tomado consejo con sus príncipes, y con toda la congregación en Jerusalén, para celebrar la pascua en el mes segundo:
Fueron, pues, correos con cartas de parte del rey y de sus príncipes por todo Israel y Judá, como el rey lo había mandado, y decían: Hijos de Israel, volveos a Jehová el Dios de Abraham, de Isaac, y de Israel, y Él se volverá al remanente que os ha quedado de la mano de los reyes de Asiria.
En Judá también fue la mano de Dios para darles un solo corazón para cumplir el mensaje del rey y de los príncipes, conforme a la palabra de Jehová.
Porque Ezequías rey de Judá había dado a la multitud mil becerros y siete mil ovejas; y también los príncipes dieron al pueblo mil becerros y diez mil ovejas; y muchos sacerdotes se santificaron.
Y Ezequías y los príncipes vinieron a ver los montones, y bendijeron a Jehová, y a su pueblo Israel.
tuvo consejo con sus príncipes y con sus valientes, para cegar las fuentes de las aguas que estaban fuera de la ciudad; y ellos le apoyaron.
Pero en lo de los embajadores de los príncipes de Babilonia, que enviaron a él para saber del prodigio que había acaecido en aquella tierra, Dios lo dejó, para probarle, para hacer conocer todo lo que estaba en su corazón.
También sus príncipes dieron con liberalidad al pueblo, a los sacerdotes y a los levitas. Hilcías, Zacarías y Jehiel, príncipes de la casa de Dios, dieron a los sacerdotes para hacer la pascua dos mil seiscientas ovejas, y trescientos bueyes.
Asimismo Conanías, y Semaías y Natanael sus hermanos, y Hasabías, Jeiel, y Jozabad, príncipes de los levitas, dieron a los levitas para los sacrificios de la pascua cinco mil ovejas, y quinientos bueyes.
Y también todos los príncipes de los sacerdotes, y el pueblo, aumentaron la prevaricación, siguiendo todas las abominaciones de las naciones, y contaminando la casa de Jehová, la cual Él había santificado en Jerusalén.
Asimismo todos los utensilios de la casa de Dios, grandes y chicos, los tesoros de la casa de Jehová, y los tesoros del rey y de sus príncipes, todo lo llevó a Babilonia.
e inclinó hacia mí su misericordia delante del rey y de sus consejeros, y de todos los príncipes poderosos del rey. Y yo, fortalecido según la mano de mi Dios sobre mí, reuní a los principales de Israel para que subiesen conmigo.
Y de los sirvientes del templo, a quienes David puso con los príncipes para el ministerio de los levitas, doscientos veinte sirvientes del templo; todos los cuales fueron declarados por sus nombres.
Y les pesé la plata, y el oro, y los vasos, la ofrenda que para la casa de nuestro Dios habían ofrecido el rey, y sus consejeros, y sus príncipes, todos los que se hallaron en Israel.
Velad, y guardadlos, hasta que los peséis delante de los príncipes de los sacerdotes y levitas, y de los jefes de los padres de Israel en Jerusalén, en las cámaras de la casa de Jehová.
Y acabadas estas cosas, los príncipes vinieron a mí, diciendo: El pueblo de Israel, y los sacerdotes y levitas, no se han apartado de los pueblos de las tierras, de los cananeos, heteos, ferezeos, jebuseos, amonitas, y moabitas, egipcios, y amorreos, y hacen conforme a sus abominaciones.
Porque han tomado de sus hijas para sí y para sus hijos, y la simiente santa ha sido mezclada con los pueblos de las tierras; y la mano de los príncipes y de los gobernadores ha sido la primera en esta prevaricación.
Entonces se levantó Esdras, e hizo jurar a los príncipes de los sacerdotes y de los levitas, y a todo Israel, que harían conforme a esto; y ellos juraron.
Y que el que no viniese en un lapso de tres días, conforme al acuerdo de los príncipes y de los ancianos, perdiese toda su hacienda, y él fuese apartado de la congregación de aquellos que habían sido llevados en cautiverio.
Dejad ahora que se queden nuestros príncipes, los de toda la congregación; y todos aquellos que en nuestras ciudades hubieren tomado esposas extranjeras, vengan en tiempos determinados, y con ellos los ancianos de cada ciudad, y los jueces de ellas, hasta que apartemos de nosotros el furor de la ira de nuestro Dios sobre esto.
Mas fue que desde aquel día la mitad de los jóvenes trabajaba en la obra, y la otra mitad de ellos tenía lanzas y escudos, y arcos, y corazas; y los príncipes estaban tras toda la casa de Judá.
Y algunos de los príncipes de las familias dieron para la obra. El Tirsata dio para el tesoro mil dracmas de oro, cincuenta tazones, y quinientas treinta vestiduras sacerdotales.
Y de los príncipes de las familias dieron para el tesoro de la obra, veinte mil dracmas de oro, y dos mil doscientas libras de plata.
Y al día siguiente se reunieron los príncipes de las familias de todo el pueblo, sacerdotes, y levitas, a Esdras escriba, para entender las palabras de la ley.
Ahora, pues, Dios nuestro, Dios grande, fuerte, terrible, que guardas el pacto y la misericordia, no sea tenida en poco delante de ti toda la aflicción que nos ha alcanzando a nuestros reyes, a nuestros príncipes, a nuestros sacerdotes, y a nuestros profetas, y a nuestros padres, y a todo tu pueblo, desde los días de los reyes de Asiria hasta este día.
Y nuestros reyes, nuestros príncipes, nuestros sacerdotes, y nuestros padres, no pusieron por obra tu ley, ni atendieron a tus mandamientos y a tus testimonios, con que les amonestabas.
A causa, pues, de todo eso nosotros hacemos fiel pacto, y lo escribimos, signado de nuestros príncipes, de nuestros levitas, y de nuestros sacerdotes.
Y los príncipes del pueblo habitaron en Jerusalén; mas el resto del pueblo echó suertes para traer uno de diez que morase en Jerusalén, ciudad santa, y las nueve partes en las otras ciudades.
y sus hermanos, príncipes de familias, doscientos cuarenta y dos; y Amasai hijo de Azareel, hijo de Azai, hijo de Mesilemot, hijo de Imer,
Salum, Amoc, Hilcías, Jedaías. Éstos eran los príncipes de los sacerdotes y sus hermanos en los días de Jesúa.
Hice luego subir a los príncipes de Judá sobre el muro, y puse dos coros grandes que daban gracias; el uno a la mano derecha sobre el muro hacia la puerta del Muladar.
E iba tras de ellos Osaías, y la mitad de los príncipes de Judá,
Porque desde el tiempo de David y de Asaf, ya de antiguo, había príncipes de cantores, y cántico y alabanza, y acción de gracias a Dios.
en el tercer año de su reinado hizo banquete a todos sus príncipes y siervos, teniendo delante de él a los más poderosos de Persia y de Media, gobernadores y príncipes de provincias,
que trajesen a la reina Vasti delante del rey con la corona regia, para mostrar a los pueblos y a los príncipes su belleza; porque ella era de hermosa apariencia.
y estaban junto a él, Carsena, y Setar, y Admata, y Tarsis, y Meres, y Marsena, y Memucán, siete príncipes de Persia y de Media que veían la cara del rey, y se sentaban los primeros del reino);
Y dijo Memucán delante del rey y de los príncipes: No solamente contra el rey ha pecado la reina Vasti, sino contra todos los príncipes, y contra todos los pueblos que hay en todas las provincias del rey Asuero.
Y entonces dirán esto las señoras de Persia y de Media que oyeren el hecho de la reina, a todos los príncipes del rey; y habrá mucho menosprecio y enojo.
Y agradó esta palabra en ojos del rey y de los príncipes, e hizo el rey conforme al dicho de Memucán;
Hizo luego el rey gran banquete a todos sus príncipes y siervos, el banquete de Esther; y alivió de impuestos a las provincias, e hizo y dio mercedes conforme a la generosidad del rey.
Después de estas cosas, el rey Asuero engrandeció a Amán hijo de Amadata agageo, y lo enalteció, y puso su silla sobre todos los príncipes que estaban con él.
Entonces fueron llamados los escribanos del rey en el mes primero, a trece del mismo, y fue escrito conforme a todo lo que mandó Amán, a los príncipes del rey, y a los capitanes que estaban sobre cada provincia, y a los príncipes de cada pueblo, a cada provincia según su lenguaje, y a cada pueblo según su lengua; en nombre del rey Asuero fue escrito, y sellado con el anillo del rey.
Y les refirió Amán la gloria de sus riquezas, y la multitud de sus hijos, y todas las cosas con que el rey le había engrandecido y con que le había enaltecido sobre los príncipes y siervos del rey.
y den la vestidura y el caballo en mano de alguno de los príncipes más nobles del rey, y vistan a aquel varón cuya honra desea el rey, y llévenlo en el caballo por la plaza de la ciudad, y pregonen delante de él: Así se hará al varón cuya honra desea el rey.
Entonces fueron llamados los escribanos del rey en el mes tercero, que es Siván, a veintitrés del mismo; y se escribió conforme a todo lo que mandó Mardoqueo, a los judíos, a los sátrapas, a los capitanes y a los príncipes de las provincias que había desde la India hasta Etiopía, ciento veintisiete provincias; a cada provincia según su escritura, y a cada pueblo conforme a su lengua, a los judíos también conforme a su escritura y lengua.
Y todos los príncipes de las provincias, los sátrapas, capitanes, y oficiales del rey ayudaban a los judíos; porque el temor de Mardoqueo había caído sobre ellos.
o con los príncipes que poseían el oro, que llenaban sus casas de plata.
Él derrama menosprecio sobre los príncipes, y debilita la fuerza de los poderosos.
Los príncipes detenían sus palabras, ponían la mano sobre su boca;
¿Se dirá al rey: Perverso; Y a los príncipes: Impíos?
¿Cuánto menos a Aquel que no hace acepción de personas de príncipes, ni respeta al rico más que al pobre? Porque todos son obras de sus manos.
Se levantan los reyes de la tierra, y los príncipes consultan unidos contra Jehová y contra su ungido, diciendo:
En lugar de tus padres serán tus hijos, a quienes harás príncipes en toda la tierra.
Los príncipes de los pueblos se han reunido, aun el pueblo del Dios de Abraham: Porque de Dios son los escudos de la tierra; Él es muy enaltecido.
Allí estaba el joven Benjamín señoreador de ellos, los príncipes de Judá en su congregación, los príncipes de Zabulón, los príncipes de Neftalí.
Vendrán príncipes de Egipto; Etiopía pronto extenderá sus manos a Dios.
Él cortará el espíritu de los príncipes; terrible es a los reyes de la tierra.
Pero como hombres moriréis; y caeréis como cualquiera de los príncipes.
Pon a sus nobles como a Oreb y como a Zeeb; y como a Zeba y como a Zalmuna, a todos sus príncipes;
Él derrama menosprecio sobre los príncipes, y les hace andar errantes, vagabundos y sin camino:
para hacerlos sentar con los príncipes, con los príncipes de su pueblo.
Mejor es confiar en Jehová que confiar en príncipes.