'Su' en la Biblia
y le dijo: Así dice el SEÑOR: ``Por cuanto has enviado mensajeros a consultar a Baal-zebub, dios de Ecrón, ¿acaso porque no hay Dios en Israel para consultar su palabra?, no bajarás por tanto del lecho al que has subido, sino que ciertamente morirás."
Ocozías murió conforme a la palabra del SEÑOR que Elías había hablado. Y Joram reinó en su lugar en el año segundo de Joram, hijo de Josafat, rey de Judá, porque {Ocozías} no tenía ningún hijo.
Entonces Elías tomó su manto, lo dobló y golpeó las aguas, y {éstas} se dividieron a uno y a otro lado, y los dos pasaron por tierra seca.
{Lo} vio Eliseo y clamó: Padre mío, padre mío, los carros de Israel y su gente de a caballo. Y no lo vio más. Entonces tomó sus vestidos y los rasgó en dos pedazos.
Cuando lo vieron los hijos de los profetas que {estaban} en Jericó frente {a él}, dijeron: El espíritu de Elías reposa sobre Eliseo. Y fueron a su encuentro y se postraron en tierra ante él.
E hizo lo malo ante los ojos del SEÑOR, aunque no como su padre y su madre, pues quitó el pilar {sagrado} de Baal que su padre había hecho.
Destruyeron las ciudades, y cada uno arrojó su piedra en toda parcela de tierra buena, y las llenaron. Cegaron todas las fuentes de agua y talaron todos los árboles buenos, hasta dejar en Kir-hareset {sólo} sus piedras; no obstante, los honderos {la} rodearon y la destruyeron.
Entonces tomó a su hijo primogénito que había de reinar en su lugar, y lo ofreció en holocausto sobre la muralla. Y hubo gran ira contra los israelitas, quienes se apartaron de allí y regresaron a {su} tierra.
Y ella se fue de su lado, y cerró la puerta tras sí y de sus hijos; y ellos traían {las vasijas} y ella echaba {el aceite.}
Y ella dijo a su marido: He aquí, ahora entiendo que éste que siempre pasa por nuestra {casa,} es un hombre santo de Dios.
Entonces dijo a Giezi su criado: Llama a esta sunamita. Y cuando la llamó, ella se presentó delante de él.
El entonces dijo: ¿Qué, pues, se puede hacer por ella? Y Giezi respondió: En verdad ella no tiene ningún hijo y su marido es viejo.
Y cuando el niño creció, llegó el día en que salió al campo adonde estaba su padre con los segadores,
y dijo a su padre: { ¿Ay,} mi cabeza, mi cabeza! Y {el padre} dijo a un criado: Llévalo a su madre.
Y tomándolo, lo llevó a su madre, y estuvo sentado en sus rodillas hasta el mediodía, y murió.
Luego llamó a su marido y {le} dijo: Te ruego que me envíes uno de los criados y una de las asnas, para que yo vaya corriendo al hombre de Dios y regrese.
Entonces ella aparejó el asna y dijo a su criado: Arrea y anda; no detengas el paso por mí a menos que yo te lo diga.
Y ella fue y llegó al hombre de Dios en el monte Carmelo. Y sucedió que cuando el hombre de Dios la vio a lo lejos, dijo a Giezi su criado: He aquí, allá viene la sunamita.
Te ruego que corras ahora a su encuentro y le digas: `` ¿Te va bien a ti? ¿Le va bien a tu marido? ¿Le va bien al niño?" Y ella respondió: Bien.
Cuando ella llegó al monte, al hombre de Dios, se asió de sus pies. Y Giezi se acercó para apartarla, pero el hombre de Dios dijo: Déjala, porque su alma está angustiada y el SEÑOR me lo ha ocultado y no me lo ha revelado.
Cuando Eliseo entró en la casa, he aquí, el niño estaba muerto, tendido sobre su cama.
Entonces subió y se acostó sobre el niño, y puso la boca sobre su boca, los ojos sobre sus ojos y las manos sobre sus manos, y se tendió sobre él; y la carne del niño entró en calor.
Entonces ella entró, cayó a sus pies y se postró en tierra, y tomando a su hijo, salió.
Cuando Eliseo regresó a Gilgal, había hambre en la tierra. Y estando sentados los hijos de los profetas delante de él, dijo a su criado: Pon la olla grande y cuece potaje para los hijos de los profetas.
Entonces uno {de ellos} salió al campo a recoger hierbas, y encontró una viña silvestre y de ella recogió su falda llena de calabazas silvestres, y vino y las cortó en pedazos en la olla de potaje, porque no sabía {lo que eran.}
Y vino un hombre de Baal-salisa y trajo al hombre de Dios panes de primicias, veinte panes de cebada y espigas de grano nuevo en su bolsa. Y él dijo: Da{los} a la gente para que coman.
Y su sirviente dijo: ¿Cómo pondré esto delante de cien hombres? Pero él respondió: Da{los} a la gente para que coman, porque así dice el SEÑOR: ``Comerán y sobrará."
Y Naamán, capitán del ejército del rey de Aram, era un gran hombre delante de su señor y tenido en alta estima, porque por medio de él el SEÑOR había dado la victoria a Aram. También el hombre era un guerrero valiente, {pero} leproso.
Y ella dijo a su señora: ¡Ah, si mi señor estuviera con el profeta que está en Samaria! El entonces lo curaría de su lepra.
Y {Naamán} entró y habló a su señor, diciendo: Esto y esto ha dicho la muchacha que es de la tierra de Israel.
También llevó al rey de Israel la carta que decía: Y ahora, cuando llegue a ti esta carta, he aquí, {verás} que te he enviado a mi siervo Naamán para que lo cures de su lepra.
Y sucedió que cuando el rey de Israel leyó la carta, rasgó sus vestidos, y dijo: ¿Acaso soy yo Dios, para dar muerte y para dar vida, para que éste me mande {a decir} que cure a un hombre de su lepra? Pero considerad ahora, y ved cómo busca pleito conmigo.
Vino, pues, Naamán con sus caballos y con su carro, y se paró a la entrada de la casa de Eliseo.
Pero Naamán se enojó, y se iba diciendo: He aquí, yo pensé: ``Seguramente él vendrá a mí, y se detendrá e invocará el nombre del SEÑOR su Dios, moverá su mano sobre la parte {enferma} y curará la lepra."
Entonces él bajó y se sumergió siete veces en el Jordán conforme a la palabra del hombre de Dios; y su carne se volvió como la carne de un niño pequeño, y quedó limpio.
Y regresó al hombre de Dios con toda su compañía, y fue y se puso delante de él, y dijo: He aquí, ahora conozco que no hay Dios en toda la tierra, sino en Israel. Te ruego, pues, que recibas ahora un presente de tu siervo.
Y Giezi siguió a Naamán. Cuando Naamán vio a uno corriendo tras él, bajó de su carro a encontrarle, y dijo: ¿Está todo bien?
Entonces él entró y se puso delante de su señor. Y Eliseo le dijo: ¿Dónde has estado, Giezi? Y él respondió: Tu siervo no ha ido a ninguna parte.
Entonces él le dijo: ¿No iba {contigo} mi corazón, cuando el hombre se volvió de su carro para encontrarte? ¿Acaso es tiempo de aceptar dinero y de aceptar ropa, olivares, viñas, ovejas, bueyes, siervos y siervas?
Por tanto, la lepra de Naamán se te pegará a ti y a tus descendientes para siempre. Y él salió de su presencia leproso, {blanco} como la nieve.
Y cuando el que servía al hombre de Dios se levantó temprano y salió, he aquí que un ejército con caballos y carros rodeaba la ciudad. Y su criado le dijo: ¡Ah, señor mío! ¿Qué haremos?
Y él respondió: No {los} mates. ¿Matarías a los que has tomado cautivos con tu espada y con tu arco? Pon delante de ellos pan y agua para que coman y beban y se vuelvan a su señor.
Entonces les preparó un gran banquete; y después que comieron y bebieron, los despidió, y se volvieron a su señor. Y las bandas armadas de arameos no volvieron a entrar más en la tierra de Israel.
Y aconteció que después de esto, Ben-adad, rey de Aram, reunió a todo su ejército, y subió y sitió a Samaria.
Así que cocimos a mi hijo y nos lo comimos; y al día siguiente, le dije a ella: ``Da tu hijo, para que lo comamos"; pero ella ha escondido a su hijo.
Y sucedió que cuando el rey oyó las palabras de la mujer, rasgó sus vestidos y como él pasaba por la muralla, la gente miró, y vio que interiormente, llevaba cilicio sobre su cuerpo.
Y Eliseo estaba sentado en su casa, y los ancianos estaban sentados con él. Y {el rey} envió a un hombre de {los que estaban en} su presencia; pero antes de que el mensajero llegara a Eliseo, {éste} dijo a los ancianos: ¿Veis cómo este hijo de asesino ha enviado a cortarme la cabeza? Mirad, cuando el mensajero llegue, cerrad la puerta y mantenedla cerrada contra él. ¿No {se oye} tras él el ruido de los pasos de su señor?
Y los siguieron hasta el Jordán, y he aquí, todo el camino estaba lleno de vestidos e impedimenta que los arameos habían arrojado en su prisa. Entonces los mensajeros volvieron e informaron al rey.
Entonces la mujer se levantó e hizo conforme a la palabra del hombre de Dios, y se fue ella con los de su casa y residió en la tierra de los filisteos siete años.
Y aconteció que al cabo de los siete años, la mujer volvió de la tierra de los filisteos; y salió a implorar al rey por su casa y por su campo.
Y sucedió que mientras él contaba al rey cómo había devuelto la vida a un muerto, he aquí, la mujer a cuyo hijo había devuelto la vida, imploró al rey por su casa y por su campo. Y Giezi dijo: Oh rey señor mío, ésta es la mujer y éste es su hijo, al que Eliseo devolvió la vida.
Y Hazael fue a recibirlo, y tomó un presente en su mano de todo lo bueno de Damasco, la carga de cuarenta camellos; y vino y se puso delante de él y dijo: Tu hijo Ben-adad, rey de Aram, me ha enviado a ti, diciendo: `` ¿Sanaré de esta enfermedad?"
Y puso rígido su rostro y fijó {sus ojos en él} hasta que se sintió avergonzado, y el hombre de Dios lloró.
Entonces él se alejó de Eliseo y regresó a su señor, quien le dijo: ¿Qué te dijo Eliseo? Y él respondió: Me dijo que ciertamente sanarás.
Pero al día siguiente Hazael tomó la manta, la empapó en agua y se la puso {al rey} sobre la cara, y murió. Y Hazael reinó en su lugar.
Y anduvo en el camino de los reyes de Israel, tal como había hecho la casa de Acab (porque la hija de Acab era su mujer); e hizo lo malo ante los ojos del SEÑOR.
Sin embargo, el SEÑOR no quiso destruir a Judá por amor a David su siervo, ya que le había prometido darle una lámpara por medio de sus hijos para siempre.
Entonces pasó Joram a Zair, y todos sus carros con él. Y aconteció que se levantó de noche y atacó a los edomitas que lo tenían cercado a él y a los capitanes de los carros, pero su ejército huyó a sus tiendas.
Y durmió Joram con sus padres y fue sepultado con sus padres en la ciudad de David; y su hijo Ocozías reinó en su lugar.
Ocozías {tenía} veintidós años cuando comenzó a reinar, y reinó un año en Jerusalén. Y el nombre de su madre {era} Atalía, nieta de Omri, rey de Israel.
Entonces toma el frasco de aceite, derrámalo sobre su cabeza, y di: ``Así dice el SEÑOR: `Yo te he ungido rey sobre Israel.'" Abre luego la puerta y huye, no esperes.
Entonces él se levantó y entró en la casa, y {el joven} derramó el aceite sobre su cabeza y le dijo: Así dice el SEÑOR, Dios de Israel: ``Yo te he ungido rey sobre el pueblo del SEÑOR, sobre Israel.
Entonces Jehú salió a los siervos de su señor, y {uno} le dijo: ¿Va todo bien? ¿Por qué vino a ti este loco? Y él les dijo: Vosotros conocéis {bien} al hombre y sus palabras.
Entonces se apresuraron y cada uno tomó su manto y lo puso bajo Jehú sobre las gradas desnudas, y tocaron la trompeta y dijeron: Jehú es rey.
Y el centinela que estaba en la torre de Jezreel vio la comitiva de Jehú que venía, y dijo: Veo una comitiva. Y Joram dijo: Toma un jinete y envíalo a su encuentro, y que diga: `` ¿Hay paz?"
Fue el jinete a su encuentro, y dijo: Así dice el rey: `` ¿Hay paz?" Y Jehú dijo: ¿Qué tienes tú que ver con la paz? Ven en pos de mí. Y el centinela avisó, diciendo: El mensajero llegó hasta ellos, pero no regresó.
Entonces Joram dijo: Preparad el carro. Y prepararon su carro. Y salieron Joram, rey de Israel, y Ocozías, rey de Judá, cada uno en su carro, y fueron al encuentro de Jehú, y lo hallaron en el campo de Nabot de Jezreel.
Y Jehú entesó su arco con toda su fuerza e hirió a Joram en la espalda; y la saeta salió por su corazón y se desplomó en su carro.
Entonces {Jehú} dijo a su oficial Bidcar: Tóma{lo} y tíralo en la porción del campo de Nabot de Jezreel, pues recuerdo cuando tú y yo íbamos juntos montados detrás de su padre Acab, que el SEÑOR pronunció esta sentencia contra él:
Entonces sus siervos lo llevaron en carro a Jerusalén, y lo sepultaron en su sepulcro con sus padres en la ciudad de David.
Y llegó Jehú a Jezreel, y cuando Jezabel {lo} oyó, se pintó los ojos, adornó su cabeza y se asomó por la ventana.
Entonces él alzó su rostro hacia la ventana y dijo: ¿Quién está conmigo? ¿Quién? Y dos o tres oficiales se asomaron desde arriba.
Y él dijo: Echadla abajo. Y la echaron abajo y parte de su sangre salpicó la pared y los caballos, y él la pisoteó.
Entonces, volvieron y se lo hicieron saber {a Jehú.} Y él dijo: Esta es la palabra que el SEÑOR había hablado por medio de su siervo Elías tisbita, diciendo: ``En la parcela de Jezreel los perros comerán la carne de Jezabel;
escoged al mejor y más capaz de entre los hijos de vuestro señor, y poned{lo} en el trono de su padre, y luchad por la casa de vuestro señor.
Sabed entonces que no caerá a tierra ninguna de las palabras del SEÑOR, las cuales el SEÑOR habló acerca de la casa de Acab. El SEÑOR ha hecho lo que habló por medio de su siervo Elías.
Cuando partió de allí, encontró a Jonadab, hijo de Recab, {que venía} a su encuentro, lo saludó y le dijo: ¿Es recto tu corazón como mi corazón es con el tuyo? Y Jonadab respondió: Lo es. {Y Jehú dijo:} Si lo es, da{me} la mano. Y le dio su mano y lo hizo subir al carro.
Y él dijo: Ven conmigo y verás mi celo por el SEÑOR. Y lo hizo ir con él en su carro.
Entonces entraron a ofrecer sacrificios y holocaustos. Y Jehú había colocado ochenta hombres afuera, y había dicho: El que permita escapar a uno de los hombres que yo ponga en vuestras manos, dará su vida por la de él.
Pero Jehú no se cuidó de andar en la ley del SEÑOR, Dios de Israel, con todo su corazón, ni se apartó de los pecados con que Jeroboam hizo pecar a Israel.
Y los demás hechos de Jehú, y todo lo que hizo y todo su poder, ¿no están escritos en el libro de las Crónicas de los reyes de Israel?
Y durmió Jehú con sus padres, y lo sepultaron en Samaria. Y su hijo Joacaz reinó en su lugar.
Cuando Atalía, madre de Ocozías, vio que su hijo había muerto, se levantó y exterminó a toda la descendencia real.
Pero Josaba, hija del rey Joram, hermana de Ocozías, tomó a Joás, hijo de Ocozías, y lo sacó furtivamente de entre los hijos del rey a quienes estaban dando muerte, y lo puso a él y a su nodriza en la alcoba. Así lo escondieron de Atalía, y no le dieron muerte.
harán la guardia en la casa para su defensa; también una tercera parte {estará} en la puerta Sur, y otra tercera parte en la puerta detrás de los guardias.
En el séptimo año de Jehú, Joás comenzó a reinar, y reinó cuarenta años en Jerusalén; y el nombre de su madre {era} Sibia de Beerseba.
Y entregaban el dinero que había sido contado en manos de los que hacían el trabajo, los cuales tenían a su cargo la casa del SEÑOR, y ellos lo traían {para pagar} a los carpinteros y a los constructores que trabajaban en la casa del SEÑOR,
Pues sus siervos Josacar, hijo de Simeat, y Jozabad, hijo de Somer, {lo} hirieron y murió; y lo sepultaron con sus padres en la ciudad de David, y Amasías su hijo reinó en su lugar.
Los demás hechos de Joacaz y todo lo que hizo y su poder, ¿no están escritos en el libro de las Crónicas de los reyes de Israel?
Y durmió Joacaz con sus padres y lo sepultaron en Samaria, y su hijo Jeoás reinó en su lugar.
Y durmió Jeoás con sus padres, y Jeroboam se sentó en su trono; y Jeoás fue sepultado en Samaria con los reyes de Israel.
Cuando Eliseo se enfermó con la enfermedad de la cual había de morir, Jeoás, rey de Israel, descendió a él y lloró sobre su rostro, y dijo: ¡Padre mío, padre mío, los carros de Israel y sus hombres de a caballo!
Entonces dijo al rey de Israel: Pon tu mano en el arco. Y él puso su mano {sobre el arco;} entonces Eliseo colocó sus manos sobre las manos del rey.
Pero el SEÑOR tuvo piedad de ellos, y les tuvo compasión y se volvió a ellos a causa de su pacto con Abraham, Isaac y Jacob, y no quiso destruirlos ni echarlos de su presencia hasta hoy.
Al morir Hazael, rey de Aram, su hijo Ben-adad reinó en su lugar.
Entonces Jeoás, hijo de Joacaz, recobró de nuevo de mano de Ben-adad, hijo de Hazael, las ciudades que {éste} había tomado en guerra de mano de su padre Joacaz. Tres veces Jeoás lo derrotó y recobró las ciudades de Israel.
{Tenía} veinticinco años cuando comenzó a reinar, y reinó veintinueve años en Jerusalén. El nombre de su madre {era} Joadán, de Jerusalén.
E hizo lo recto ante los ojos del SEÑOR, pero no como su padre David; hizo conforme a todo lo que su padre Joás había hecho.
Y sucedió que una vez afianzado el reino en su mano, mató a los siervos suyos que habían asesinado al rey su padre.
Pero a los hijos de los asesinos no les dio muerte, conforme a lo que está escrito en el libro de la ley de Moisés, tal como el SEÑOR ordenó, diciendo: No se dará muerte a los padres por los hijos, ni se dará muerte a los hijos por los padres, sino que a cada uno se le dará muerte por su propio pecado.