'Su' en la Biblia
en estos postreros días nos ha hablado por su Hijo, a quien constituyó heredero de todo, por quien asimismo hizo el universo;
el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo hecho la expiación de nuestros pecados por sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas,
testificando Dios juntamente con ellos, con señales y prodigios y diversos milagros, y dones del Espíritu Santo según su voluntad.
Pero vemos a Jesús coronado de gloria y de honra, el cual fue hecho un poco menor que los ángeles, por el padecimiento de su muerte, para que por la gracia de Dios gustase la muerte por todos.
el cual fue fiel al que le constituyó, como también lo fue Moisés sobre toda su casa.
Y Moisés a la verdad fue fiel sobre toda su casa, como siervo, para testimonio de lo que después se había de decir;
pero Cristo, como hijo sobre su casa; la cual casa somos nosotros, si retenemos firme hasta el fin la confianza y la gloria de la esperanza.
Por lo cual, como dice el Espíritu Santo: Si oyereis hoy su voz,
entre tanto que se dice: Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones, como en la provocación.
¿Y a quiénes juró que no entrarían en su reposo, sino a aquellos que no creyeron?
Temamos, pues, que quedando aún la promesa de entrar en su reposo, alguno de vosotros parezca no haberlo alcanzado.
otra vez determina un cierto día, diciendo por medio de David: Hoy, después de tanto tiempo; como está dicho: Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones.
Porque el que ha entrado en su reposo, también ha reposado de sus obras, como Dios de las suyas.
Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de Aquél a quien tenemos que dar cuenta.
El cual en los días de su carne, habiendo ofrecido ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte, fue oído por su temor reverente.
pero la que produce espinos y abrojos es reprobada, y cercana a ser maldecida; y su fin es el ser quemada.
Porque Dios no es injusto para olvidar vuestra obra y el trabajo de amor que habéis mostrado a su nombre, habiendo ministrado a los santos y ministrándoles aún.
Por lo cual, queriendo Dios mostrar más abundantemente a los herederos de la promesa la inmutabilidad de su consejo, lo confirmó con juramento;
porque aún estaba en los lomos de su padre cuando Melquisedec le salió al encuentro.
Porque ciertamente el mandamiento precedente es abrogado por su debilidad e ineficacia.
Y ninguno enseñará a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce al Señor: Porque todos me conocerán, desde el menor de ellos hasta el mayor.
y sobre ella los querubines de gloria que cubrían con su sombra el propiciatorio; cosas de las cuales no podemos ahora hablar en particular.
y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre, entró una sola vez en el lugar santísimo, habiendo obtenido eterna redención.
por el camino nuevo y vivo que Él nos consagró a través del velo, esto es, por su carne;
Pues conocemos al que dijo: Mía es la venganza, yo daré el pago, dice el Señor. Y otra vez: El Señor juzgará a su pueblo.
Por fe Noé, siendo advertido por Dios de cosas que aún no se veían, con temor preparó el arca en que su casa se salvase; y por esa fe condenó al mundo, y fue hecho heredero de la justicia que es por la fe.
Por fe Abraham cuando fue probado, ofreció a Isaac, y él que había recibido las promesas, ofreció a su hijo unigénito,
Por fe Jacob, al morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyándose sobre el extremo de su bordón.
Teniendo por mayores riquezas el vituperio de Cristo que los tesoros en Egipto; porque tenía puesta su mirada en el galardón.
Y aquéllos, a la verdad, por pocos días nos castigaban como a ellos les parecía, mas Éste para lo que nos es provechoso, a fin de que participemos de su santidad.
que ninguno sea fornicario, o profano, como Esaú, que por un bocado vendió su primogenitura.
Acordaos de vuestros pastores, que os hablaron la palabra de Dios, y seguid el ejemplo de su fe, considerando cuál haya sido el éxito de su conducta.
Por lo cual también Jesús, para santificar al pueblo con su propia sangre, padeció fuera de la puerta.
Salgamos, pues, a Él, fuera del campamento, llevando su vituperio.
Así que, por medio de Él ofrezcamos siempre a Dios sacrificio de alabanza, es decir, el fruto de nuestros labios dando gracias a su nombre.
os haga perfectos para toda obra buena para que hagáis su voluntad, haciendo Él en vosotros lo que es agradable delante de Él por Jesucristo; al cual sea gloria para siempre jamás. Amén.