'Él' en la Biblia
Porque ¿á cuál de los ángeles dijo Dios jamás: Mi hijo eres tú, Hoy yo te he engendrado? Y otra vez: Yo seré á él Padre, Y él me será á mí hijo?
Testificó empero uno en cierto lugar, diciendo: ¿Qué es el hombre, que te acuerdas de él? ¿O el hijo del hombre, que le visitas?
Todas las cosas sujetaste debajo de sus pies. Porque en cuanto le sujetó todas las cosas, nada dejó que no sea sujeto á él; mas aun no vemos que todas las cosas le sean sujetas.
Y otra vez: Yo confiaré en él. Y otra vez: He aquí, yo y los hijos que me dió Dios.
Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por la muerte al que tenía el imperio de la muerte, es á saber, al diablo,
Porque en cuanto él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer á los que son tentados.
Así que, pues que resta que algunos han de entrar en él, y aquellos á quienes primero fué anunciado no entraron por causa de desobediencia,
Porque el que ha entrado en su reposo, también él ha reposado de sus obras, como Dios de las suyas.
Que se pueda compadecer de los ignorantes y extraviados, pues que él también está rodeado de flaqueza;
Al cual asimismo dió Abraham los diezmos de todo, primeramente él se interpreta Rey de justicia; y luego también Rey de Salem, que es, Rey de paz;
Si pues la perfección era por el sacerdocio Levítico (porque debajo de él recibio el pueblo la ley) ¿qué necesidad había aún de que se levantase otro sacerdote según el orden de Melchîsedec, y que no fuese llamado según el orden de Aarón?
Pues se da testimonio de él: Tú eres sacerdote para siempre, Según el orden de Melchîsedec.
Por lo cual puede también salvar eternamente á los que por él se allegan á Dios, viviendo siempre para interceder por ellos.
Por el camino que él nos consagró nuevo y vivo, por el velo, esto es, por su carne;
Y estáis ya olvidados de la exhortación que como con hijos habla con vosotros, diciendo: Hijo mío, no menosprecies el castigo del Señor, Ni desmayes cuando eres de él reprendido.
Es verdad que ningún castigo al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; mas después da fruto apacible de justicia á los que en él son ejercitados.
Sean las costumbres vuestras sin avaricia; contentos de lo presente; porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré.
Salgamos pues á él fuera del real, llevando su vituperio.
Así que, ofrezcamos por medio de él á Dios siempre sacrificio de alabanza, es á saber, fruto de labios que confiesen á su nombre.
Os haga aptos en toda obra buena para que hagáis su voluntad, haciendo él en vosotros lo que es agradable delante de él por Jesucristo: al cual sea gloria por los siglos de los siglos. Amén.
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