'Estaba' en la Biblia
Partimos del río Ahava el {día} doce del mes primero para ir a Jerusalén; y la mano de nuestro Dios estaba sobre nosotros, y nos libró de mano del enemigo y de las emboscadas en el camino.
Y al cuarto día la plata y el oro y los utensilios fueron pesados en la casa de nuestro Dios {y entregados} en mano de Meremot, hijo del sacerdote Urías, y con él {estaba} Eleazar, hijo de Finees; y con ellos {estaban} los levitas Jozabad, hijo de Jesúa, y Noadías, hijo de Binúi.
y una carta para Asaf, guarda del bosque del rey, a fin de que me dé madera para hacer las vigas de las puertas de la fortaleza que está junto al templo, para la muralla de la ciudad y para la casa a la cual iré. Y el rey me {lo} concedió, porque la mano bondadosa de mi Dios {estaba} sobre mí.
Tobías el amonita {estaba} cerca de él, y dijo: Aun lo que están edificando, si un zorro saltara sobre {ello}, derribaría su muralla de piedra.
Y edificamos la muralla hasta que toda la muralla estaba unida hasta la mitad de su {altura,} porque el pueblo tuvo ánimo para trabajar.
Cada uno de los que reedificaban tenía ceñida al lado su espada mientras edificaba. El que tocaba la trompeta {estaba} junto a mí.
En ella estaba escrito: Se ha oído entre las naciones, y Gasmu dice, que tú y los judíos estáis tramando rebelaros; por eso reedificas la muralla. Y según estos informes tú vas a ser su rey.
Cuando entré yo en casa de Semaías, hijo de Delaía, hijo de Mehetabel, que estaba encerrado {allí}, él dijo: Reunámonos en la casa de Dios, dentro del templo, y cerremos las puertas del templo, porque vienen a matarte, vienen de noche a matarte.
Se reunió todo el pueblo como un solo hombre en la plaza que {estaba} delante de la puerta de las Aguas, y pidieron al escriba Esdras que trajera el libro de la ley de Moisés que el SEÑOR había dado a Israel.
Y leyó en el libro frente a la plaza que {estaba} delante de la puerta de las Aguas, desde el amanecer hasta el mediodía, en presencia de hombres y mujeres y de los que podían entender; y los oídos de todo el pueblo estaban atentos al libro de la ley.
El escriba Esdras estaba sobre un estrado de madera que habían hecho para {esta} ocasión. Junto a él, a su derecha, estaban Matatías, Sema, Anías, Urías, Hilcías y Maasías; y a su izquierda, Pedaías, Misael, Malquías, Hasum, Hasbadana, Zacarías {y} Mesulam.
Y abrió Esdras el libro a la vista de todo el pueblo, pues él estaba más alto que todo el pueblo; y cuando lo abrió, todo el pueblo se puso en pie.
Pero durante todo este {tiempo} yo no estaba en Jerusalén, porque en el año treinta y dos de Artajerjes, rey de Babilonia, yo había ido al rey; pero después de algún tiempo, pedí permiso al rey,
Y puse al frente de los almacenes al sacerdote Selemías, al escriba Sadoc, y a Pedaías, uno de los levitas; además de éstos estaba Hanán, hijo de Zacur, hijo de Matanías; porque se les consideraba dignos de confianza, y su responsabilidad {era} repartir {las raciones} a sus parientes.
Al séptimo día, cuando el corazón del rey estaba alegre por el vino, él ordenó a Mehumán, a Bizta, a Harbona, a Bigta, a Abagta, a Zetar y a Carcas, los siete eunucos que servían en la presencia del rey Asuero,
Y Mardoqueo estaba criando a Hadasa, es decir, Ester, hija de su tío, pues ella no tenía ni padre ni madre. La joven era de hermosa figura y de buen parecer, y cuando su padre y su madre murieron, Mardoqueo la tomó como hija suya.
Y todos los días Mardoqueo se paseaba delante del patio del harén para enterarse de cómo estaba Ester y qué le sucedía.
Cuando las vírgenes fueron reunidas por segunda vez, Mardoqueo estaba sentado a la puerta del rey.
Ester todavía no había dado a conocer ni su parentela ni su pueblo, tal como Mardoqueo le había mandado, porque Ester hizo lo que le había dicho Mardoqueo, como cuando estaba bajo su tutela.
Salieron los correos apremiados por la orden del rey. El decreto fue promulgado en la fortaleza de Susa, y mientras el rey y Amán se sentaron a beber, la ciudad de Susa estaba consternada.
Y salió Hatac a {donde estaba} Mardoqueo en la plaza de la ciudad, frente a la puerta del rey.
Y aconteció al tercer día que Ester se vistió con sus vestiduras reales y se puso en el atrio interior del palacio del rey delante de los aposentos del rey, y el rey estaba sentado en su trono real en el aposento del trono, frente a la entrada del palacio.
Y cuando el rey vio a la reina Ester de pie en el atrio, ella obtuvo gracia ante sus ojos; y el rey extendió hacia Ester el cetro de oro que {estaba} en su mano. Ester entonces se acercó y tocó el extremo del cetro.
Mientras estaba éste hablando, vino otro y dijo: Fuego de Dios cayó del cielo y quemó las ovejas y a los criados y los consumió; sólo yo escapé para contárte{lo.}
Mientras estaba éste hablando, vino otro y dijo: Los caldeos formaron tres cuadrillas y atacaron los camellos y se los llevaron, y mataron a los criados a filo de espada; sólo yo escapé para contárte{lo.}
Mientras estaba éste hablando, vino otro y dijo: Tus hijos y tus hijas estaban comiendo y bebiendo vino en la casa de su hermano mayor,
Y {Job} tomó un tiesto para rascarse mientras estaba sentado entre las cenizas.
{Algo} se detuvo, pero no pude reconocer su aspecto; una figura {estaba} delante de mis ojos, {hubo} silencio, después oí una voz:
Estaba yo tranquilo, y El me sacudió, me agarró por la nuca y me hizo pedazos; también me hizo su blanco.
como era yo en los días de mi juventud, cuando el favor de Dios {estaba} sobre mi tienda;
cuando el Todopoderoso estaba aún conmigo, {y} mis hijos en derredor mío;
Venía sobre mí la bendición del que estaba a punto de perecer, y el corazón de la viuda yo llenaba de gozo.
Entonces, en verdad, El te atrajo de la boca de la angustia, a un lugar espacioso, sin limitaciones, en lugar de aquélla; y lo que se puso sobre tu mesa estaba lleno de grosura.
si he pagado con el mal al que estaba en paz conmigo, o he despojado al que sin causa era mi adversario,
Luego pasó, y he aquí, ya no estaba; lo busqué, pero no se le halló.
Salmo de David, cuando estaba en el desierto de Judá.Oh Dios, tú eres mi Dios; te buscaré con afán. Mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela cual tierra seca y árida donde no hay agua.
los que pronunciaron mis labios y habló mi boca cuando yo estaba en angustia.
Tú esparciste lluvia abundante, oh Dios, tú fortaleciste tu heredad cuando estaba extenuada.
La voz de tu trueno {estaba} en el torbellino, los relámpagos iluminaron al mundo, la tierra se estremeció y tembló.
En el mar {estaba} tu camino, y tus sendas en las aguas inmensas, y no se conocieron tus huellas.
Antes de que hubieran satisfecho su deseo, mientras la comida aún estaba en su boca,
El SEÑOR guarda a los sencillos; estaba yo postrado y me salvó.
No estaba oculto de ti mi cuerpo, cuando en secreto fui formado, {y} entretejido en las profundidades de la tierra.
Masquil de David, cuando estaba en la cueva. Plegaria.Clamo al SEÑOR con mi voz; con mi voz suplico al SEÑOR.
Cuando estableció los cielos, allí estaba yo; cuando trazó un círculo sobre la faz del abismo,
yo estaba entonces junto a El, {como} arquitecto; y era {su} delicia de día en día, regocijándome en todo tiempo en su presencia,
y he aquí, estaba todo lleno de cardos, su superficie cubierta de ortigas, y su cerca de piedras, derribada.
así es el hombre que engaña a su prójimo, y dice: ¿Acaso no estaba yo bromeando?
Entonces yo me volví y observé todas las opresiones que se cometen bajo el sol: Y he aquí, {vi} las lágrimas de los oprimidos, sin que tuvieran consolador; en mano de sus opresores estaba el poder, sin que tuvieran consolador.
Todo esto probé con sabiduría, {y} dije: Seré sabio; pero eso estaba lejos de mí.
Mientras el rey estaba a la mesa, mi perfume esparció su fragancia.
¿Cómo se ha convertido en ramera la ciudad fiel, la {que} estaba llena de justicia! Moraba en ella la rectitud, mas ahora, asesinos.
Pero no habrá {más} lobreguez para la que estaba en angustia. Como en tiempos pasados El trató con desprecio a la tierra de Zabulón y a la tierra de Neftalí, pero después {la} hará gloriosa por el camino del mar al otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles.
Oh SEÑOR, en la angustia te buscaron; apenas susurraban una oración, cuando tu castigo estaba sobre ellos.
Estaba enojado contra mi pueblo, profané mi heredad y en tu mano los entregué; no les mostraste compasión, sobre el anciano hiciste muy pesado tu yugo,
Acercaos a mí, escuchad esto: Desde el principio no he hablado en secreto, desde el momento en que sucedió, allí estaba yo. Y ahora me ha enviado el Señor DIOS, y su Espíritu.
El lagar lo he pisado yo solo; de los pueblos, ningún hombre {estaba} conmigo. Los pisé en mi ira y los hollé en mi furor; su sangre salpicó mis vestiduras y manché todo mi ropaje.
Porque el día de la venganza {estaba} en mi corazón, y el año de mi redención había llegado.
Miré a la tierra, y he aquí que {estaba} sin orden y vacía; y a los cielos, y no tenían luz.
Fui, pues, al Eufrates y cavé, tomé el cinturón del lugar donde lo había escondido, y he aquí, el cinturón estaba podrido; no servía para nada.
Entonces descendí a casa del alfarero, y he aquí, estaba allí haciendo un trabajo sobre la rueda.
Y la vasija de barro que estaba haciendo se echó a perder en la mano del alfarero; así que volvió a hacer de ella otra vasija, según le pareció mejor al alfarero hacer{la.}
hizo azotar al profeta Jeremías y lo puso en el cepo que {estaba} en la puerta superior de Benjamín, la cual {conducía} a la casa del SEÑOR.
Pero la mano de Ahicam, hijo de Safán, estaba con Jeremías, de manera que no fue entregado en manos del pueblo para que le dieran muerte.
El profeta Jeremías respondió al profeta Hananías en presencia de los sacerdotes y en presencia de todo el pueblo que estaba de pie en la casa del SEÑOR;
Así dice el SEÑOR: ``He aquí, restauraré el bienestar de las tiendas de Jacob, y tendré misericordia de sus moradas; será reedificada la ciudad sobre sus ruinas, y el palacio se asentará como estaba.
En aquel tiempo el ejército del rey de Babilonia tenía sitiada a Jerusalén, y el profeta Jeremías estaba encerrado en el patio de la guardia, que {estaba en} la casa del rey de Judá,
Y compré a Hanameel, hijo de mi tío, el campo que estaba en Anatot, y le pesé la plata, diecisiete siclos de plata.
Vino la palabra del SEÑOR a Jeremías por segunda vez, mientras él estaba aún detenido en el patio de la guardia, diciendo:
y los llevé a la casa del SEÑOR, a la cámara de los hijos de Hanán, hijo de Igdalías, hombre de Dios, la cual {estaba} cerca de la cámara de los oficiales, que {estaba} encima de la cámara de Maasías, hijo de Salum, guarda del umbral.
Y entraron al atrio donde {estaba} el rey, después de haber depositado el rollo en la cámara del escriba Elisama, y contaron a oídos del rey todas las palabras.
Y el rey estaba sentado en la casa de invierno (era el mes noveno), y había un brasero encendido delante de él.
Y sucedía que después que Jehudí había leído tres o cuatro columnas, {el rey} lo cortaba con el cuchillo del escriba y {lo} echaba al fuego que {estaba} en el brasero, hasta terminar con todo el rollo en el fuego que {estaba} en el brasero.
Y la palabra del SEÑOR había venido a Jeremías mientras estaba detenido en el patio de la guardia, diciendo:
Y en el mes séptimo fue Ismael, hijo de Netanías, hijo de Elisama, de la familia real, y {uno} de los oficiales principales del rey, junto con diez hombres, adonde {estaba} Gedalías, hijo de Ahicam, en Mizpa. Y mientras comían pan juntos allí en Mizpa,
Después Ismael tomó cautivo a todo el resto del pueblo que {estaba} en Mizpa, a las hijas del rey y a todo el pueblo que había quedado en Mizpa, a los cuales Nabuzaradán, capitán de la guardia, había puesto bajo el mando de Gedalías, hijo de Ahicam. Los tomó, pues, cautivos Ismael, hijo de Netanías, y fue a pasarse a los hijos de Amón.
Y sucedió que cuando todo el pueblo que estaba con Ismael vio a Johanán, hijo de Carea, y a los capitanes de las tropas que estaban con él, se alegraron.
A Egipto, acerca del ejército de Faraón Necao, rey de Egipto, que estaba junto al río Eufrates en Carquemis, al cual derrotó Nabucodonosor, rey de Babilonia, en el año cuarto de Joacim, hijo de Josías, rey de Judá:
Y en el mes quinto, a los diez {días} del mes, siendo el año diecinueve del rey Nabucodonosor, rey de Babilonia, vino a Jerusalén Nabuzaradán, capitán de la guardia, que estaba al servicio del rey de Babilonia.
Y todo el ejército de los caldeos que {estaba} con el capitán de la guardia derribó todas las murallas alrededor de Jerusalén.
También tomó de la ciudad a un oficial que estaba encargado de los hombres de guerra, a siete de los consejeros del rey que se hallaban en la ciudad, al escriba del comandante del ejército que reclutaba al pueblo de la tierra, y a sesenta hombres del pueblo que se hallaban dentro de la ciudad.
Y adondequiera que iba el espíritu, iban ellos en esa dirección. Y las ruedas se levantaban juntamente con ellos; porque el espíritu de los seres vivientes {estaba} en las ruedas.
Cuando ellos andaban, andaban ellas, y cuando ellos se detenían, se detenían ellas. Y cuando ellos se levantaban de la tierra, las ruedas se levantaban juntamente con ellos, porque el espíritu de los seres vivientes {estaba} en las ruedas.
Y sobre el firmamento que {estaba} por encima de sus cabezas {había} algo semejante a un trono, de aspecto como de piedra de zafiro; y en lo que se asemejaba a un trono, sobre él, en lo más alto, {había} una figura con apariencia de hombre.
Entonces miré, y he aquí, una mano estaba extendida hacia mí, y en ella {había} un libro en rollo.
El lo desenrolló delante de mí, y estaba escrito por delante y por detrás; y en él estaban escritas lamentaciones, gemidos y ayes.
Entonces me levanté y salí a la llanura; y he aquí, la gloria del SEÑOR estaba parada allí, como la gloria que vi junto al río Quebar, y caí rostro en tierra.
Y extendió {algo} semejante a una mano y me tomó por un mechón de mi cabello; y el Espíritu me alzó entre la tierra y el cielo y me llevó a Jerusalén en visiones de Dios, a la entrada de la puerta que mira al norte del {atrio} interior, allí donde {estaba} la morada del ídolo de los celos que provoca los celos.
Y he aquí, la gloria del Dios de Israel {estaba} allí, como la visión que yo había visto en la llanura.
Y El me dijo: Hijo de hombre, levanta ahora tus ojos hacia el norte. Y levanté mis ojos hacia el norte, y he aquí, al norte de la puerta del altar, {estaba} el ídolo de los celos a la entrada.
Entonces miré, y he aquí, en el firmamento que {estaba} sobre las cabezas de los querubines, como una piedra de zafiro de apariencia semejante a un trono apareció sobre ellos.
El querubín extendió su mano de entre los querubines hacia el fuego que {estaba} entre ellos, {lo} tomó y {lo} puso en las manos del que estaba vestido de lino, el cual {lo} tomó y salió.
Cuando los querubines se detenían, se detenían {las ruedas,} y cuando se levantaban, se levantaban {las ruedas} con ellos, porque el espíritu de los seres vivientes {estaba} en ellas.
Cuando los querubines alzaron sus alas y se elevaron del suelo ante mis ojos salieron con las ruedas a su lado, y se detuvieron a la entrada de la puerta oriental de la casa del SEÑOR. Y la gloria del Dios de Israel estaba por encima, sobre ellos.
Entonces los querubines alzaron sus alas con las ruedas a su lado, y la gloria del Dios de Israel {estaba} por encima, sobre ellos.
Si cuando estaba intacta, no se utilizaba para nada, ¡cuánto menos, cuando la haya consumido el fuego y esté quemada, se podrá hacer aún algo de ella!
`Pero había otra gran águila de grandes alas y abundante plumaje, y he aquí, esta vid dobló sus raíces hacia ella, y hacia ella extendió sus sarmientos desde los surcos donde estaba plantada para que la regara.
`En tierra fértil, junto a aguas abundantes estaba plantada, para echar ramas y dar fruto, para hacerse una vid excelente.'"
``Cuando ella vio, mientras aguardaba, {que} su esperanza estaba perdida, tomó otro de sus cachorros y lo hizo un leoncillo.
``Tu madre era como una vid en tu viña, plantada junto a las aguas; estaba llena de frutos y ramas por la abundancia de aguas.