'Tú' en la Biblia
- 1.Gé 3:9-Gé 27:13
- 2.Gé 27:19-Gé 50:16
- 3.Gé 50:17-Éx 27:20
- 4.Éx 28:1-Números 5:20
- 5.Números 5:21-Deuteronomio 6:20
- 6.Deuteronomio 6:21-Deuteronomio 15:18
- 7.Deuteronomio 15:19-Deuteronomio 26:2
- 8.Deuteronomio 26:3-Josué 1:2
- 9.Josué 1:5-Rut 1:15
- 10.Rut 1:16-1 Samuel 23:17
- 11.1 Samuel 23:20-2 Samuel 13:7
- 12.2 Samuel 13:10-1 Reyes 3:6
- 13.1 Reyes 3:7-1 Reyes 20:6
- 14.1 Reyes 20:9-1 Crónicas 17:19
- 15.1 Crónicas 17:20-Esdras 7:25
- 16.Esdras 7:26-Job 22:13
- 17.Job 22:15-Salmos 17:15
- 18.Salmos 18:15-Salmos 44:26
- 19.Salmos 45:3-Salmos 71:16
- 20.Salmos 71:18-Salmos 89:19
- 21.Salmos 89:26-Salmos 119:70
- 22.Salmos 119:72-Salmos 145:6
- 23.Salmos 145:7-Eclesiastés 5:2
- 24.Eclesiastés 5:6-Isaías 33:1
- 25.Isaías 33:2-Isaías 60:20
- 26.Isaías 60:21-Jeremías 24:3
- 27.Jeremías 25:28-Ezequiel 4:3
- 28.Ezequiel 4:4-Ezequiel 25:6
- 29.Ezequiel 26:11-Daniel 4:27
- 30.Daniel 4:32-Nahúm 3:13
- 31.Nahúm 3:18-Marcos 3:11
- 32.Marcos 3:32-Lucas 22:32
- 33.Lucas 22:34-Hechos 4:25
- 34.Hechos 4:27-Hebreos 1:5
- 35.Hebreos 1:8-Apocalipsis 18:14
Por tanto, rey, desciende ahora presto, según todo el deseo de tu alma, y nosotros lo entregaremos en la mano del rey.
Entonces los de David le dijeron: He aquí el día que te ha dicho el SEÑOR: He aquí que yo entrego tu enemigo en tus manos, y harás con él como te pareciere. Y se levantó David, y calladamente cortó la orilla de la ropa de Saúl.
Y dijo David a Saúl: ¿Por qué oyes las palabras de los que dicen: Mira que David procura tu mal?
Y mira, padre mío, mira aún la orilla de tu ropa en mi mano; porque yo corté la orilla de tu manto, y no te maté. Conoce, pues, y ve que no hay mal ni traición en mi mano, ni he pecado contra ti; con todo, tú andas a caza de mi vida para quitármela.
El SEÑOR, pues, será juez, y él juzgará entre mí y ti. El vea, y pleitee mi pleito, y me defienda de tu mano.
Y dijo a David: Más justo eres tú que yo, que me has pagado con bien, habiéndote yo pagado con mal.
Tú has mostrado hoy que has hecho conmigo bien; pues no me has dado muerte, habiéndome el SEÑOR puesto en tus manos.
Y ahora, como yo entiendo que tú has de reinar, y que el reino de Israel ha de ser en tu mano firme y estable,
Y decidle así: Que vivas y sea paz a ti, y paz a tu familia, y paz a todo cuanto tienes.
Pregunta a tus criados, que ellos te lo dirán. Hallen, por tanto, estos criados gracia en tus ojos, pues que venimos en buen día; te ruego que des lo que tuvieres a mano a tus siervos, y a tu hijo David.
y se echó a sus pies, y dijo: Señor mío, sobre mí sea la iniquidad; mas te ruego que permitas a tu sierva que hable en tus oídos, y oye las palabras de tu sierva.
No ponga ahora mi señor su corazón a aquel hijo de Belial, a Nabal; porque conforme a su nombre, así es. El se llama Nabal (loco), y la locura está con él; mas yo tu sierva no vi los criados de mi señor, los cuales tú enviaste.
Ahora pues, señor mío, vive el SEÑOR y vive tu alma, que el SEÑOR te ha vedado que vinieras a derramar sangre, y vengarte por tu propia mano. Sean, pues, como Nabal tus enemigos, y todos los que procuran mal contra mi señor.
Y ahora esta bendición que tu sierva ha traído a mi señor, que sea dado a los criados que siguen a mi señor.
Y yo te ruego que perdones a tu sierva esta maldad; porque el SEÑOR de cierto hará casa firme a mi señor, por cuanto mi señor hace las guerras del SEÑOR, y mal no se ha hallado en ti en tus días.
Bien que alguien se haya levantado a perseguirte y a buscar tu alma, con todo, el alma de mi señor será ligada en el haz de los que viven con el SEÑOR Dios tuyo, y él arrojará el alma de tus enemigos como de en medio de la palma de una honda.
entonces, señor mío, no te será esto en tropiezo y turbación de corazón, el que hayas derramado sangre sin causa, y que mi señor se haya vengado por sí mismo. Guárdese pues mi señor, y cuando el SEÑOR hiciere bien a mi señor, acuérdate de tu sierva.
y bendito sea tu razonamiento, y bendita seas tú, que me has estorbado hoy el ir a derramar sangre, y a vengarme por mi propia mano;
Y recibió David de su mano lo que le había traído, y le dijo: Sube en paz a tu casa, y mira que he oído tu voz, y he recibido tu faz.
Y ella se levantó, e inclinó su rostro a tierra, diciendo: He aquí tu sierva, para que sea sierva que lave los pies de los siervos de mi señor.
Entonces dijo Abisai a David: Hoy ha entregado Dios a tu enemigo en tus manos; ahora, pues, lo heriré presto con la lanza, y lo enclavaré en la tierra de un golpe, y no segundaré.
y dio voces David al pueblo, y a Abner hijo de Ner, diciendo: ¿No respondes, Abner? Entonces Abner respondió y dijo: ¿Quién eres tú que das voces al rey?
Y dijo David a Abner: ¿No eres varón tú? ¿Y quién hay como tú en Israel? ¿Por qué, pues, no has guardado al rey tu señor? Que ha entrado uno del pueblo a matar a tu señor el rey.
Y conociendo Saúl la voz de David, dijo: ¿No es ésta tu voz, hijo mío David? Y David respondió: Mi voz es, rey señor mío.
Y he aquí, como tu vida ha sido estimada hoy en mis ojos, así sea mi vida estimada en los ojos del SEÑOR, y me libre de toda aflicción.
Y Saúl dijo a David: Bendito eres tú, hijo mío David; sin duda ejecutarás tú grandes empresas, y prevalecerás. Entonces David siguió su camino, y Saúl se volvió a su lugar.
Y David dijo a Aquis: Si he hallado ahora gracia en tus ojos, séame dado lugar en algunas de las ciudades de la tierra, donde habite; porque ¿ha de morar tu siervo contigo en la ciudad real?
Y aconteció que en aquellos días los filisteos juntaron sus campos para pelear contra Israel. Y dijo Aquis a David: Sabe de cierto que has de salir conmigo a campaña, tú y los tuyos.
Y David respondió a Aquis: Sabrás pues lo que hará tu siervo. Y Aquis dijo a David: Por tanto, te haré guarda de mi cabeza todos los días.
Y la mujer le dijo: He aquí tú sabes lo que Saúl ha hecho, cómo ha talado de la tierra las espiritistas y los adivinos; ¿por qué pues pones tropiezo a mi vida, para hacerme matar?
¿Por qué me has engañado? que tú eres Saúl. Y el rey le dijo: No temas: ¿Qué has visto? Y la mujer respondió a Saúl: He visto dioses que suben de la tierra.
Entonces Samuel dijo: ¿Y para qué me preguntas a mí, habiéndose apartado de ti el SEÑOR, y es tu enemigo?
El SEÑOR, pues, ¡ha hecho como habló por mi mano! Pues ha cortado el SEÑOR el reino de tu mano, y lo ha dado a tu compañero David.
Como tú no escuchaste la voz del SEÑOR, ni cumpliste el furor de su ira sobre Amalec, por eso el SEÑOR te ha hecho esto hoy.
Y el SEÑOR entregará a Israel también contigo en manos de los filisteos; y mañana estaréis conmigo, tú y tus hijos; y aun el campamento de Israel entregará el SEÑOR en manos de los filisteos.
Entonces la mujer vino a Saúl, y viéndole en gran manera turbado, le dijo: He aquí que tu criada ha escuchado tu voz, y he puesto mi alma en mi mano, y he oído las palabras que tú me has dicho.
Te ruego, pues, que tú también oigas la voz de tu sierva; pondré yo delante de ti un bocado de pan que comas, para que te esfuerces, y sigas tu camino.
Y Aquis llamó a David, y le dijo: Vive el SEÑOR, que tú has sido recto, y que me ha parecido bien tu salida y entrada en el campamento conmigo, y que ninguna cosa mala he hallado en ti desde el día que viniste a mí hasta hoy; mas en los ojos de los cardinales no agradas.
Y David respondió a Aquis: ¿Qué he hecho? ¿Qué has hallado en tu siervo desde el día que estoy contigo hasta hoy, para que yo no vaya y pelee contra los enemigos de mi señor el rey?
Y Aquis respondió a David, y dijo: Yo sé que tú eres bueno ante mis ojos, como un ángel de Dios; mas los príncipes de los filisteos han dicho: No venga éste con nosotros a la batalla.
Levántate, pues, de mañana, tú y los siervos de tu señor que han venido contigo; y levantándoos de mañana, luego al amanecer partíos.
Y le dijo David: ¿De quién eres tú? ¿Y de dónde eres? Y respondió el joven egipcio: Yo soy siervo de un amalecita, y me dejó mi amo hoy hace tres días, porque estaba enfermo;
Y le dijo David: ¿Me llevarás tú a aquella compañía? Y él dijo: Hazme juramento por Dios que no me matarás, ni me entregarás en las manos de mi amo, y yo te llevaré a aquella compañía.
Entonces dijo Saúl a su escudero: Saca tu espada, y pásame con ella, para que no vengan estos incircuncisos, y me pasen, y me escarnezcan. Mas su escudero no quería, porque tenía gran temor. Entonces tomó Saúl su espada, y se echó sobre ella.
Y él me dijo: ¿Quién eres tú? Y yo le respondí: Soy amalecita.
Y David dijo a aquel joven que le había traído las nuevas: ¿De dónde eres tú? Y él respondió: Yo soy hijo de un extranjero, amalecita.
Y le dijo David: ¿Cómo no tuviste temor de extender tu mano para matar al ungido del SEÑOR?
Y David le dijo: Tu sangre sea sobre tu cabeza, pues que tu boca atestiguó contra ti, diciendo: Yo maté al ungido del SEÑOR.
Angustia tengo por ti, hermano mío Jonatán, muy dulce fuiste para conmigo; maravilloso fue tu amor hacia mí, que sobrepasó el amor de las mujeres.
Y Abner miró atrás, y dijo: ¿No eres tú Asael? Y él respondió: Sí.
Y Abner volvió a decir a Asael: Apartate de en pos de mí, porque te heriré derribándote en tierra, y después ¿cómo levantaré mi rostro a tu hermano Joab?
Y Abner dio voces a Joab, diciendo: ¿Consumirá la espada perpetuamente? ¿No sabes tú que al final habrá amargura? ¿Hasta cuándo no has de decir al pueblo que se vuelvan de seguir a sus hermanos?
Y se enojó Abner en gran manera por las palabras de Is-boset, y dijo: ¿Soy yo cabeza de perros respecto de Judá? Yo he hecho hoy misericordia con la casa de Saúl tu padre, con sus hermanos, y con sus amigos, y no te he entregado en las manos de David; ¿y tú me culpas hoy de iniquidad con estamujer?
Y dijo Abner a David: Yo me levantaré e iré, y juntaré a mi señor el rey a todo Israel, para que hagan pacto contigo, y tú reines como deseas. David despidió luego a Abner, y él se fue en paz.
¿Sabes tú que Abner hijo de Ner ha venido para engañarte, y a saber tu salida y tu entrada, y para saber todo lo que tú haces?
Y trajeron la cabeza de Is-boset a David en Hebrón, y dijeron al rey: He aquí la cabeza de Is-boset hijo de Saúl tu enemigo, que procuraba matarte; y el SEÑOR ha vengado hoy a mi señor el rey, de Saúl y de su simiente.
Y vinieron todas las tribus de Israel a David en Hebrón, y hablaron, diciendo: He aquí nosotros somos tus huesos y tu carne.
Y aun ayer y anteayer, cuando Saúl reinaba sobre nosotros, tú sacabas y volvías a Israel. Además el SEÑOR te ha dicho: Tú apacentarás a mi pueblo Israel, y tú serás sobre Israel príncipe.
Entonces el rey y los suyos fueron a Jerusalén al jebuseo que habitaba en la tierra; el cual habló a David, diciendo: Tú no entrarás acá, si no echares a los ciegos y los cojos; pensando: No entrará acá David.
Entonces David respondió a Mical: Delante del SEÑOR, que me eligió por encima de tu padre y de toda su casa, mandándome que fuera príncipe sobre el pueblo del SEÑOR, sobre Israel, danzaré delante del SEÑOR.
Y Natán dijo al rey: Anda, y haz todo lo que está en tu corazón, que el SEÑOR está contigo.
Ve y di a mi siervo David: Así dijo el SEÑOR: ¿Tú me has de edificar casa en que yo more?
Y cuando tus días fueren cumplidos, y durmieres con tus padres, yo afirmaré tu simiente después de ti, la cual procederá de tus entrañas, y afirmaré su reino.
Y será afirmada tu casa y tu reino para siempre delante de tu rostro; y tu trono será firme eternalmente.
Y entró el rey David, y se sentó delante del SEÑOR, y dijo: Señor DIOS, ¿Quién soy yo, y qué es mi casa, para que tú me traigas hasta aquí?
Y aun te ha parecido poco esto, Señor DIOS, sino que hablas también de la casa de tu siervo en lo por venir, y que sea ésta la condición de un hombre, Señor DIOS.
¿Y qué más puede añadir David hablando contigo? Tú pues conoces a tu siervo, Señor DIOS.
Todas estas grandezas has obrado por tu palabra y conforme a tu corazón, haciéndolas saber a tu siervo.
Por tanto tú te has engrandecido, SEÑOR Dios; por cuanto no hay otro como tú, ni hay Dios fuera de ti, conforme a todo lo que hemos oído con nuestros oídos.
¿Y quién como tu pueblo, como Israel, en la tierra? Un gentil por amor del cual Dios fuera a redimírselo por pueblo, y le pusiera nombre, e hiciera con vosotros, grandes y espantosas obras en tu tierra, por causa de tu pueblo el que tú rescataste de Egipto, de los gentiles y de sus dioses.
Porque tú has confirmado a tu pueblo Israel por pueblo tuyo para siempre; y tú, oh SEÑOR, fuiste a ellos por Dios.
Ahora pues, SEÑOR Dios, la palabra que has hablado sobre tu siervo y sobre su casa, despiértala eternalmente, y haz conforme a lo que has dicho.
Porque así será engrandecido tu nombre para siempre, para que se diga: El SEÑOR de los ejércitos es Dios sobre Israel; y que la casa de tu siervo David sea firme delante de ti.
Porque tú, SEÑOR de los ejércitos, Dios de Israel, revelaste al oído de tu siervo, diciendo: Yo te edificaré casa. Por esto tu siervo ha hallado en su corazón para orar delante de ti esta oración.
Ahora pues, SEÑOR Dios, tú eres Dios, y tus palabras serán firmes; pues has dicho a tu siervo este bien.
Ahora pues, quiere, y bendice a la casa de tu siervo, para que perpetuamente permanezca delante de ti; pues que tú, el SEÑOR Dios, lo has dicho, y con tu bendición será bendita la casa de tu siervo para siempre.
Y había un siervo de la casa de Saúl, que se llamaba Siba, al cual cuando lo llamaron que viniera a David, el rey le dijo: ¿Eres tú Siba? Y él respondió: Tu siervo.
Y al llegar Mefi-boset, hijo de Jonatán hijo de Saúl, a David, se postró sobre su rostro, y adoró. Y dijo David: Mefi-boset. Y él respondió: He aquí tu siervo.
Y le dijo David: No tengas temor, porque yo a la verdad haré contigo misericordia por amor de Jonatán tu padre, y te haré volver todas las tierras de Saúl tu padre; y tú comerás pan a mi mesa perpetuamente.
Y él inclinándose, dijo: ¿Quién es tu siervo, para que mires a un perro muerto como soy yo?
Entonces el rey llamó a Siba, siervo de Saúl, y le dijo: Todo lo que fue de Saúl y de toda su casa, yo lo he dado al hijo de tu señor.
Tú pues le labrarás las tierras, tú con tus hijos, y tus siervos, y encerrarás los frutos, para que el hijo de tu señor tenga pan para mantenerse; y Mefi-boset el hijo de tu señor comerá pan perpetuamente a mi mesa. Y tenía Siba quince hijos y veinte siervos.
Y respondió Siba al rey: Conforme a todo lo que ha mandado mi señor el rey a su siervo, así lo hará tu siervo. Mefi-boset, dijo el rey, comerá a mi mesa, como uno de los hijos del rey.
los príncipes de los hijos de Amón dijeron a Hanún su señor: ¿Te parece que por honrar David a tu padre te ha enviado consoladores? ¿No ha enviado David sus siervos a ti para reconocer e inspeccionar la ciudad, para destruirla?
Y dijo: Si los Sirios me fueren superiores, tú me ayudarás; y si los hijos de Amón pudieren más que tú, yo te daré ayuda.
Después dijo David a Urías: Desciende a tu casa, y lava tus pies. Y saliendo Urías de casa del rey, le fue enviada comida real.
E hicieron saber esto a David, diciendo: Urías no ha descendido a su casa. Y dijo David a Urías: ¿No has venido de camino? ¿Por qué, pues, no descendiste a tu casa?
Y Urías respondió a David: El arca, e Israel y Judá, están debajo de tiendas; y mi señor Joab, y los siervos de mi señor sobre la faz del campo; ¿y había yo de entrar en mi casa para comer y beber, y dormir con mi mujer? Por vida tuya, y por vida de tu alma, que yo no haré tal cosa.
¿Quién hirió a Abimelec hijo de Jerobaal? ¿No echó una mujer del muro un pedazo de una rueda de molino, y murió él en Tebes? ¿Por qué os habéis acercado tanto al muro? Entonces tú le dirás: También tu siervo Urías el heteo ha muerto.
Y los flecheros tiraron contra tus siervos desde el muro, y murieron algunos de los siervos del rey; y murió también tu siervo Urías el heteo.
Y David dijo al mensajero: Dirás así a Joab: No tengas pesar de esto, que de igual y semejante manera suele consumir la espada; esfuerza la batalla contra la ciudad, hasta que la derribes. Y tú aliéntale.
Entonces dijo Natán a David: Tú eres aquel varón. Así dijo el SEÑOR, Dios de Israel: Yo te ungí por rey sobre Israel, y te libré de la mano de Saúl;
yo te di la casa de tu señor, y las mujeres de tu señor en tu seno; además de esto te di la casa de Israel y de Judá. Y si esto es poco, yo te añadiré tales y tales cosas.
¿Por qué pues tuviste en poco la palabra del SEÑOR, haciendo lo malo delante de sus ojos? A Urías el heteo heriste a espada, y tomaste por tu mujer a su mujer, y a él mataste con la espada de los hijos de Amón.
Por lo cual ahora no se apartará la espada de tu casa perpetuamente; por cuanto me menospreciaste, y tomaste la mujer de Urías el heteo para que fuera tu mujer.
Así dijo el SEÑOR: He aquí yo despertaré sobre ti mal de tu misma casa, y tomaré tus mujeres delante de tus ojos, y las daré a tu prójimo, el cual yacerá con tus mujeres a la vista de este sol.
Porque tú lo hiciste en secreto; mas yo haré esto delante de todo Israel, y delante del sol.
Entonces dijo David a Natán: Pequé contra el SEÑOR. Y Natán dijo a David: También el SEÑOR ha remitido tu pecado; no morirás.
Y Jonadab le dijo: Acuéstate en tu cama, y finge que estás enfermo; y cuando tu padre viniere a visitarte, dile: Te ruego que venga mi hermana Tamar, para que me conforte con alguna comida, y aderece delante de mí alguna vianda, para que viéndola yo, la coma de su mano.
Y David envió a Tamar a su casa, diciendo: Ve ahora a casa de Amnón tu hermano, y hazle de comer.
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- 1.Gé 3:9-Gé 27:13
- 2.Gé 27:19-Gé 50:16
- 3.Gé 50:17-Éx 27:20
- 4.Éx 28:1-Números 5:20
- 5.Números 5:21-Deuteronomio 6:20
- 6.Deuteronomio 6:21-Deuteronomio 15:18
- 7.Deuteronomio 15:19-Deuteronomio 26:2
- 8.Deuteronomio 26:3-Josué 1:2
- 9.Josué 1:5-Rut 1:15
- 10.Rut 1:16-1 Samuel 23:17
- 11.1 Samuel 23:20-2 Samuel 13:7
- 12.2 Samuel 13:10-1 Reyes 3:6
- 13.1 Reyes 3:7-1 Reyes 20:6
- 14.1 Reyes 20:9-1 Crónicas 17:19
- 15.1 Crónicas 17:20-Esdras 7:25
- 16.Esdras 7:26-Job 22:13
- 17.Job 22:15-Salmos 17:15
- 18.Salmos 18:15-Salmos 44:26
- 19.Salmos 45:3-Salmos 71:16
- 20.Salmos 71:18-Salmos 89:19
- 21.Salmos 89:26-Salmos 119:70
- 22.Salmos 119:72-Salmos 145:6
- 23.Salmos 145:7-Eclesiastés 5:2
- 24.Eclesiastés 5:6-Isaías 33:1
- 25.Isaías 33:2-Isaías 60:20
- 26.Isaías 60:21-Jeremías 24:3
- 27.Jeremías 25:28-Ezequiel 4:3
- 28.Ezequiel 4:4-Ezequiel 25:6
- 29.Ezequiel 26:11-Daniel 4:27
- 30.Daniel 4:32-Nahúm 3:13
- 31.Nahúm 3:18-Marcos 3:11
- 32.Marcos 3:32-Lucas 22:32
- 33.Lucas 22:34-Hechos 4:25
- 34.Hechos 4:27-Hebreos 1:5
- 35.Hebreos 1:8-Apocalipsis 18:14