y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.

Sois de {vuestro} padre el diablo y queréis hacer los deseos de vuestro padre. El fue un homicida desde el principio, y no se ha mantenido en la verdad porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, habla de su propia naturaleza, porque es mentiroso y el padre de la mentira.

Jesús les dijo: En verdad, en verdad os digo: antes que Abraham naciera, yo soy.

Entonces Jesús decía a los judíos que habían creído en El: Si vosotros permanecéis en mi palabra, verdaderamente sois mis discípulos;

Jesús les habló otra vez, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.

Pero al oír ellos {esto,} se fueron retirando uno a uno comenzando por los de mayor edad, y dejaron solo {a Jesús} y a la mujer que estaba en medio.

Así que, si el Hijo os hace libres, seréis realmente libres.

Pero Jesús se fue al Monte de los Olivos.

Por eso os dije que moriréis en vuestros pecados; porque si no creéis que yo soy, moriréis en vuestros pecados.

Jesús les respondió: En verdad, en verdad os digo que todo el que comete pecado es esclavo del pecado;

Pero como insistían en preguntarle, {Jesús} se enderezó y les dijo: El que de vosotros esté sin pecado, sea {el} primero en tirarle una piedra.

Y ella respondió: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Yo tampoco te condeno. Vete; desde ahora no peques más.

Vuestro padre Abraham se regocijó esperando ver mi día; y {lo} vio y se alegró.

Jesús les dijo: Si Dios fuera vuestro Padre, me amaríais, porque yo salí de Dios y vine {de El}, pues no he venido por mi propia iniciativa, sino que El me envió.

Por eso Jesús dijo: Cuando levantéis al Hijo del Hombre, entonces sabréis que yo soy y que no hago nada por mi cuenta, sino que hablo estas cosas como el Padre me enseñó.

Los escribas y los fariseos trajeron* a una mujer sorprendida en adulterio, y poniéndola en medio,

Entonces les dijo de nuevo: Yo me voy, y me buscaréis, y moriréis en vuestro pecado; adonde yo voy, vosotros no podéis ir.

Entonces los fariseos le dijeron: Tú das testimonio de ti mismo; tu testimonio no es verdadero.

¿Quién de vosotros me prueba {que tengo} pecado? Y si digo verdad, ¿por qué vosotros no me creéis?

Pero si yo juzgo, mi juicio es verdadero; porque no soy yo solo, sino yo y el Padre que me envió.

Vosotros juzgáis según la carne; yo no juzgo a nadie.

Yo soy el que doy testimonio de mí mismo, y el Padre que me envió da testimonio de mí.

Estas palabras las pronunció en el {lugar del} tesoro, cuando enseñaba en el templo; y nadie le prendió, porque todavía no había llegado su hora.

Por eso los judíos decían: ¿Acaso se va a suicidar, puesto que dice: ``Adonde yo voy, vosotros no podéis ir"?

Decían esto, probándole, para tener de qué acusarle. Pero Jesús se inclinó y con el dedo escribía en la tierra.

Y en la ley, Moisés nos ordenó apedrear a esta clase de mujeres; ¿tú, pues, qué dices?

E inclinándose de nuevo, escribía en la tierra.

Tengo mucho que decir y juzgar de vosotros, pero el que me envió es veraz; y yo, las cosas que oí de El, éstas digo al mundo.

Entonces le decían: ¿Tú quién eres? Jesús les dijo: ¿Qué os he estado diciendo {desde} el principio?

le dijeron*: Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el acto mismo del adulterio.

No comprendieron que les hablaba del Padre.

Y El que me envió está conmigo; no me ha dejado solo, porque yo siempre hago lo que le agrada.

Y {Jesús} les decía: Vosotros sois de abajo, yo soy de arriba; vosotros sois de este mundo, yo no soy de este mundo.

En verdad, en verdad os digo que si alguno guarda mi palabra, no verá jamás la muerte.

Sé que sois descendientes de Abraham; y sin embargo, procuráis matarme porque mi palabra no tiene cabida en vosotros.

Contestaron los judíos, y le dijeron: ¿No decimos con razón que tú eres samaritano y que tienes un demonio?

Vosotros hacéis las obras de vuestro padre. Ellos le dijeron: Nosotros no nacimos de fornicación; tenemos un Padre, {es decir,} Dios.

El que es de Dios escucha las palabras de Dios; por eso vosotros no escucháis, porque no sois de Dios.

Ellos le contestaron, y le dijeron: Abraham es nuestro padre. Jesús les dijo*: Si sois hijos de Abraham, haced las obras de Abraham.

Yo hablo lo que he visto con {mi} Padre; vosotros, entonces, hacéis también lo que oísteis de {vuestro} padre.

Entonces tomaron piedras para tirárselas, pero Jesús se ocultó y salió del templo.

¿Por qué no entendéis lo que digo? Porque no podéis oír mi palabra.

Jesús respondió: Si yo mismo me glorifico, mi gloria no es nada; es mi Padre el que me glorifica, de quien vosotros decís: ``El es nuestro Dios."

Aun en vuestra ley está escrito que el testimonio de dos hombres es verdadero.

Y al amanecer, vino otra vez al templo, y todo el pueblo venía a El; y sentándose, les enseñaba.

Por esto los judíos le dijeron: Aún no tienes cincuenta años, ¿y has visto a Abraham?

Respondió Jesús y les dijo: Aunque yo doy testimonio de mí mismo, mi testimonio es verdadero, porque yo sé de dónde he venido y adónde voy; pero vosotros no sabéis de dónde vengo ni adónde voy.

Enderezándose Jesús, le dijo: Mujer, ¿dónde están ellos? ¿Ninguno te ha condenado?

Entonces le decían: ¿Dónde está tu Padre? Jesús respondió: No me conocéis a mí ni a mi Padre. Si me conocierais a mí, conoceríais también a mi Padre.

Ellos le contestaron: Somos descendientes de Abraham y nunca hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: ``Seréis libres"?

Pero ahora procuráis matarme, a mí que os he dicho la verdad que oí de Dios. Esto no lo hizo Abraham.

Al hablar estas cosas, muchos creyeron en El.

y el esclavo no queda en la casa para siempre; el hijo {sí} permanece para siempre.

Los judíos le dijeron: Ahora sí sabemos que tienes un demonio. Abraham murió, y {también} los profetas, y tú dices: ``Si alguno guarda mi palabra no probará jamás la muerte."

Pero yo no busco mi gloria; hay Uno que {la} busca, y juzga.

Pero porque yo digo la verdad, no me creéis.

¿Eres tú acaso mayor que nuestro padre Abraham que murió? Los profetas también murieron; ¿quién crees que eres?

Y vosotros no le habéis conocido, pero yo le conozco; y si digo que no le conozco seré un mentiroso como vosotros; pero {sí} le conozco y guardo su palabra.

Jesús respondió: Yo no tengo ningún demonio, sino que honro a mi Padre, y vosotros me deshonráis a mí.