42 Versículos de la Biblia sobre la autoestima
Versículos Más Relevantes
Unánimes entre vosotros: no altivos, mas acomodándoos á los humildes. No seáis sabios en vuestra opinión.
De tal manera que digamos confiadamente: El Señor es mi ayudador; no temeré Lo que me hará el hombre.
Digo pues por la gracia que me es dada, á cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con templanza, conforme á la medida de la fe que Dios repartió á cada uno.
Y díjoles: Vosotros sois los que os justificáis á vosotros mismos delante de los hombres; mas Dios conoce vuestros corazones; porque lo que los hombres tienen por sublime, delante de Dios es abominación.
Y el segundo es semejante á éste: Amarás á tu prójimo como á ti mismo.
Y como lo oyeron todos nuestros enemigos, temieron todas las gentes que estaban en nuestros alrededores, y abatiéronse mucho sus ojos, y conocieron que por nuestro Dios había sido hecha esta obra.
Mas de ninguna cosa hago caso, ni estimo mi vida preciosa para mí mismo; solamente que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios.
No creáis en amigo, ni confiéis en príncipe: de la que duerme á tu lado, guarda, no abras tu boca.
En el cual tenemos seguridad y entrada con confianza por la fe de él.
Aunque yo tengo también de qué confiar en la carne. Si alguno parece que tiene de qué confiar en la carne, yo más:
No perdáis pues vuestra confianza, que tiene grande remuneración de galardón:
Nada hagáis por contienda ó por vanagloria; antes bien en humildad, estimándoos inferiores los unos á los otros:
El que no ama, no conoce á Dios; porque Dios es amor.
Así también la fe, si no tuviere obras, es muerta en sí misma.
Cercano está Jehová á los quebrantados de corazón; Y salvará á los contritos de espíritu.
FUI buscado de los que no preguntaban por mí; fuí hallado de los que no me buscaban. Dije á gente que no invocaba mi nombre: Heme aquí, heme aquí.
Alma mía, en Dios solamente reposa; Porque de él es mi esperanza.
Y el segundo es semejante á él: Amarás á tu prójimo como á ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que éstos.
Porque nosotros somos la circuncisión, los que servimos en espíritu á Dios, y nos gloriamos en Cristo Jesús, no teniendo confianza en la carne.
Y que los tengáis en mucha estima por amor de su obra. Tened paz los unos con los otros.
Empero yo de muy buena gana despenderé y seré despendido por vuestras almas, aunque amándoos más, sea amado menos.
El que confía en su corazón es necio; Mas el que camina en sabiduría, será salvo.
Si en verdad cumplís vosotros la ley real, conforme á la Escritura: Amarás á tu prójimo como á ti mismo, bien hacéis:
Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; mas porque no sois del mundo, antes yo os elegí del mundo, por eso os aborrece el mundo.
Y á aquellos del cuerpo que estimamos ser más viles, á éstos vestimos más honrosamente; y los que en nosotros son menos honestos, tienen más compostura.
Entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de particular interpretación;
Yo en muy poco tengo el ser juzgado de vosotros, ó de juicio humano; y ni aun yo me juzgo.
Sino el hombre del corazón que está encubierto, en incorruptible ornato de espíritu agradable y pacífico, lo cual es de grande estima delante de Dios.
No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él.
Mi mano hizo todas estas cosas, y así todas estas cosas fueron, dice Jehová: mas á aquél miraré que es pobre y humilde de espíritu, y que tiembla á mi palabra.
Y esta es la confianza que tenemos en él, que si demandáremos alguna cosa conforme á su voluntad, él nos oye.
En esto son manifiestos los hijos de Dios, y los hijos del diablo: cualquiera que no hace justicia, y que no ama á su hermano, no es de Dios.
Y el efecto de la justicia será paz; y la labor de justicia, reposo y seguridad para siempre.
Y que amarle de todo corazón, y de todo entendimiento, y de toda el alma, y de todas las fuerzas, y amar al prójimo como á sí mismo, más es que todos los holocaustos y sacrificios.
Y algunos, á la verdad, predican á Cristo por envidia y porfía; mas algunos también por buena voluntad.
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