45 Versículos de la Biblia sobre la depresión
Versículos Más Relevantes
Estoy encorvado, estoy humillado en gran manera, ando enlutado todo el día.
El corazón alegre hermosea el rostro; mas por el dolor del corazón el espíritu se abate.
Dad la cerveza al que perece, y el vino a los de amargo ánimo.
Dios mío, mi alma está en mí abatida; por tanto me acordaré de ti desde la tierra del Jordán, y de los hermonitas, desde el monte de Mizar.
Porque en la mucha sabiduría hay mucha tristeza; y quien añade ciencia, añade dolor.
El corazón alegre hará bien como una medicina; mas el espíritu triste seca los huesos.
Con justicia serás adornada; estarás lejos de opresión, porque no la temerás; y de temor, porque no se acercará a ti.
Respóndeme pronto, oh SEÑOR que desmaya mi espíritu; no escondas de mí tu rostro, y venga yo a ser semejante a los que descienden a la sepultura.
Zain: Lo tendrá aún en memoria mi alma, porque en mí está humillada.
me dijo el rey: ¿Por qué está triste tu rostro, pues no estás enfermo? No es esto sino quebranto de corazón. Entonces temí en gran manera.
¿Por qué te abates, oh alma mía, y por qué bramas contra mí? Espera a Dios; porque aún tengo de alabar a quien es la salud de mi rostro, y el Dios mío.
El cuidado congojoso en el corazón del hombre, lo abate; mas la buena palabra lo alegra.
Y viendo eso se levantó y se fue para salvar su vida, y vino a Beerseba, que es en Judá, y dejó allí su criado.
¿Por qué te abates, oh alma mía, y por qué bramas contra mí? Espera a Dios; quien es la salud de mi rostro, y el Dios mío.
Y echándose debajo del enebro, se quedó dormido: y he aquí luego un ángel que le tocó, y le dijo: Levántate, come.
Y cuando el espíritu malo de parte de Dios era sobre Saúl, David tomaba el arpa, y tañía con su mano; y Saúl tenía refrigerio, y estaba mejor, y el espíritu malo se apartaba de él.
Y acaeció cuando Acab oyó estas palabras, que rasgó sus vestidos, y puso cilicio sobre su carne, y ayunó, y durmió en cilicio, y anduvo humillado.
Y tomando a Pedro, y a los dos hijos de Zebedeo, comenzó a entristecerse y a angustiarse en gran manera.
Y el Espíritu del SEÑOR se apartó de Saúl, y le atormentaba un espíritu malo de parte del SEÑOR.
y a Caín y a su presente no miró. Y se ensañó Caín en gran manera, y decayó su semblante.
Tú, que me has hecho ver muchas angustias y males; volverás y me darás vida, y de los abismos de la tierra volverás a levantarme.
De esta manera habló Moisés a los hijos de Israel; mas ellos no escuchaban a Moisés a causa de la congoja de espíritu, y de la dura servidumbre.
Aun en la risa el burlador tendrá dolor en el corazón; y el término de aquella alegría es congoja.
Mejor es el pesar que la risa; porque con la tristeza del rostro se enmendará el corazón.
Entonces el SEÑOR dijo a Caín: ¿Por qué te has ensañado, y por qué se ha inmutado tu rostro?
Y ella les respondía: No me llaméis Noemí, sino llamadme Mara; porque en gran manera me ha tratado con amargura el Todopoderoso.
Estos alzarán su voz; cantarán gozosos en la grandeza del SEÑOR, desde el mar darán voces.
Entonces le respondió: Ahora pues, Señor mío, ¿con qué he de salvar a Israel? He aquí que mi familia es pobre en Manasés, y yo el menor en la casa de mi padre.
Y mirará la plaga; y si se ve la plaga en las paredes de la casa con manchas verdosas, profundas o bermejas, las cuales parecieren más hundidas que la pared,
yo también haré con vosotros esto: enviaré sobre vosotros terror, extenuación y calentura, que consuman los ojos y atormenten el alma; y sembraréis en vano vuestra simiente, porque vuestros enemigos la comerán.
Porque como a mujer dejada y triste de espíritu te llamó el SEÑOR; y como a mujer joven que es repudiada, dijo el Dios tuyo.
Ciertamente la opresión hace enloquecer al sabio; y la dádiva corrompe el corazón.
Y los entregaré en mano de los que buscan su alma, y en mano de Nabucodonosor rey de Babilonia, y en mano de sus siervos; pero después será habitada como en los días pasados, dijo el SEÑOR.
Y se juntaron con él los varones afligidos, y todo hombre que estaba adeudado, y todos los que estaban en amargura de alma; y fue hecho capitán de ellos; y tuvo consigo como cuatrocientos hombres.
Y él se fue por el desierto un día de camino, y vino y se sentó debajo de un enebro; y deseando morirse, dijo: Baste ya, oh SEÑOR, quita mi vida; que no soy yo mejor que mis padres.
El espíritu del hombre soportará su enfermedad; mas ¿quién soportará al espíritu quebrantado?
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