41 Versículos de la Biblia sobre Ungüento
Versículos Más Relevantes
Hace hervir como una olla la profunda mar, Y tórnala como una olla de ungüento.
Y la especia aromática y aceite, para la luminaria, y para el aceite de la unción, y para el perfume aromático.
Aceite para la luminaria, especias para el aceite de la unción, y para el sahumerio aromático;
Y aceite para la luminaria, y especias aromáticas para el aceite de la unción, y para el perfume aromático;
Y tú has de tomar de las principales drogas; de mirra excelente quinientos siclos, y de canela aromática la mitad, esto es, doscientos y cincuenta, y de cálamo aromático doscientos y cincuenta, Y de casia quinientos, al peso del santuario, y de aceite de olivas un hin: Y harás de ello el aceite de la santa unción, superior ungüento, obra de perfumador, el cual será el aceite de la unción sagrada.
Y vueltas, aparejaron drogas aromáticas y ungüentos; y reposaron el sábado, conforme al mandamiento.
Las escofietas, y los atavíos de las piernas, los partidores del pelo, los pomitos de olor, y los zarcillos;
Vino á él una mujer, teniendo un vaso de alabastro de unguento de gran precio, y lo derramó sobre la cabeza de él, estando sentado á la mesa.
Y estando él en Bethania en casa de Simón el leproso, y sentado á la mesa, vino una mujer teniendo un alabastro de ungüento de nardo espique de mucho precio; y quebrando el alabastro, derramóselo sobre su cabeza.
Y he aquí una mujer que había sido pecadora en la ciudad, como entendió que estaba á la mesa en casa de aquel Fariseo, trajo un alabastro de ungüento,
Te lavarás pues, y te ungirás, y vistiéndote tus vestidos, pasarás á la era; mas no te darás á conocer al varón hasta que él haya acabado de comer y de beber.
Y te lavé con agua, y lavé tus sangres de encima de ti, y ungíte con aceite;
Y el vino que alegra el corazón del hombre, Y el aceite que hace lucir el rostro, Y el pan que sustenta el corazón del hombre.
Entonces David se levantó de tierra, y lavóse y ungióse, y mudó sus ropas, y entró á la casa de Jehová, y adoró. Y después vino á su casa, y demandó, y pusiéronle pan, y comió.
Envió Joab á Tecoa, y tomó de allá una mujer astuta, y díjole: Yo te ruego que te enlutes, y te vistas de ropas de luto, y no te unjas con óleo, antes sé como mujer que ha mucho tiempo que trae luto por algún muerto;
No comí pan delicado, ni entró carne ni vino en mi boca, ni me unté con ungüento, hasta que se cumplieron tres semanas de días.
Sobre carne de hombre no será untado, ni haréis otro semejante, conforme á su composición: santo es; por santo habéis de tenerlo vosotros.
Aderezarás mesa delante de mí, en presencia de mis angustiadores: Ungiste mi cabeza con aceite: mi copa está rebosando.
Es como el buen óleo sobre la cabeza, El cual desciende sobre la barba, La barba de Aarón, Y que baja hasta el borde de sus vestiduras;
Porque echando este unguento sobre mi cuerpo, para sepultarme lo ha hecho.
Esta ha hecho lo que podía; porque se ha anticipado á ungir mi cuerpo para la sepultura.
Entonces Jesús dijo: Déjala; para el día de mi sepultura ha guardado esto;
Y mandó José á sus médicos familiares que embalsamasen á su padre: y los médicos embalsamaron á Israel. Y cumpliéronle cuarenta días, porque así cumplían los días de los embalsamados, y lloráronlo los Egipcios setenta días.
Y COMO pasó el sábado, María Magdalena, y María madre de Jacobo, y Salomé, compraron drogas aromáticas, para venir á ungirle.
Y EL primer día de la semana, muy de mañana, vinieron al sepulcro, trayendo las drogas aromáticas que habían aparejado, y algunas otras mujeres con ellas.
Y vino también Nicodemo, el que antes había venido á Jesús de noche, trayendo un compuesto de mirra y de áloes, como cien libras. Tomaron pues el cuerpo de Jesús, y envolviéronlo en lienzos con especias, como es costumbre de los Judíos sepultar.
Lo cual viendo sus discípulos, se enojaron, diciendo: ¿Por qué se pierde esto? Porque esto se podía vender por gran precio, y darse á los pobres.
Y hubo algunos que se enojaron dentro de sí, y dijeron: ¿Para qué se ha hecho este desperdicio de ungüento? Porque podía esto ser vendido por más de trescientos denarios, y darse á los pobres. Y murmuraban contra ella.
Hombre necesitado será el que ama el deleite: Y el que ama el vino y ungüentos no enriquecerá.
Beben vino en tazones, y se ungen con los ungüentos más preciosos; y no se afligen por el quebrantamiento de José.
¿Por qué no se ha vendido este ungüento por trescientos dineros, y se dió á los pobres?
Desde la planta del pie hasta la cabeza no hay en él cosa ilesa, sino herida, hinchazón y podrida llaga: no están curadas, ni vendadas, ni suavizadas con aceite.
Ablandan más que manteca su boca, Pero guerra hay en su corazón: Suavizan sus palabras más que el aceite, Mas ellas son cuchillos.
Y llegándose, vendó sus heridas, echándo les aceite y vino; y poniéndole sobre su cabalgadura, llevóle al mesón, y cuidó de él.
¿No hay bálsamo en Galaad? ¿no hay allí médico? ¿Por qué pues no hubo medicina para la hija de mi pueblo?
Y levantáronse los varones nombrados, y tomaron los cautivos, y vistieron del despojo á los que de ellos estaban desnudos; vistiéronlos y calzáronlos, y diéronles de comer y de beber, y ungiéronlos, y condujeron en asnos á todos los flacos, y lleváronlos
Sube á Galaad, y toma bálsamo, virgen hija de Egipto: por demás multiplicarás medicinas; no hay cura para ti.
En un momento cayó Babilonia, y despedazóse: aullad sobre ella; tomad bálsamo para su dolor, quizá sanará.