33 Versículo de la Biblia sobre el mañana
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Así que, no os acongojéis por lo de mañana; que el mañana traerá su congoja: basta al día su aflicción.
Ea, ahora, los que decís: Vamos hoy y mañana a tal ciudad, y estaremos allá un año y compraremos mercadería, y ganaremos;
No te jactes del día de mañana; porque no sabes qué dará de sí el día.
y no sabéis lo que será mañana. Porque ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es un vapor que se aparece por un poco de tiempo, y después se desvanece.
No habrá para qué vosotros peleéis ahora; paraos, estad quedos, y ved la salud del SEÑOR con vosotros. Oh Judá y Jerusalén, no temáis ni desmayéis; salid mañana contra ellos, que el SEÑOR estará con vosotros.
No os acongojéis pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o con qué nos cubriremos?
Y yo pondré redención entre mi pueblo y el tuyo. Mañana será esta señal.
Y él dijo: Mañana. Y Moisés respondió: Se hará conforme a tu palabra, para que conozcas que no hay otro como el SEÑOR nuestro Dios;
No digas a tu prójimo: Ve, y vuelve, y mañana te daré; cuando tienes contigo qué darle.
En lugar de lo cual deberíais decir: Si el Señor quisiere, y si viviéremos, haremos esto, o aquello.
Y él les dijo: Esto es lo que ha dicho el SEÑOR: Mañana es el santo sábado del reposo del SEÑOR; lo que hubiereis de cocer, cocedlo hoy, y lo que hubiereis de cocinar, cocinadlo; y todo lo que os sobrare, guardadlo para mañana.
Mas él respondiendo, les dijo: Cuando es la tarde del día, decís: Sereno; porque el cielo tiene arreboles.
Dijo entonces Eliseo: Oíd palabra del SEÑOR: Así dijo el SEÑOR: Mañana a estas horas valdrá el seah de flor de harina un siclo, y dos seah de cebada un siclo, a la puerta de Samaria.
Y les dijo: Id, y decid a aquella zorra: He aquí, echo fuera demonios y hago sanidades hoy y mañana, y al tercer día soy perfeccionado.
Por tanto os digo: No os acongojéis por vuestra vida, qué habéis de comer, o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir: ¿no es la vida más que el alimento, y el cuerpo que el vestido?
Venid, dicen, tomaré vino, embriaguémonos de sidra; y será el día de mañana como éste, o mucho más excelente.
Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana es echada en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe?
Mas ¿quién de vosotros podrá, acongojándose, añadir a su estatura un codo?
Y Josué dijo al pueblo: Santificaos, porque el SEÑOR hará mañana entre vosotros maravillas.
Levántate, santifica al pueblo, y di: Santificaos para mañana, porque el SEÑOR el Dios de Israel dice así: Anatema hay en medio de ti, Israel; no podrás estar delante de tus enemigos, hasta tanto que hayáis quitado el anatema de en medio de vosotros.
Y un capitán sobre cuya mano el rey se apoyaba, respondió al varón de Dios, y dijo: Si el SEÑOR hiciera ahora ventanas en el cielo, ¿sería esto así? Y él dijo: He aquí tú lo verás con tus ojos, mas no comerás de ello.
y diré a mi alma: Alma, muchos bienes tienes almacenados para muchos años; repósate, come, bebe, regocíjate.
Pero es necesario que hoy, y mañana, y pasado mañana camine; porque no es posible que profeta muera fuera de Jerusalén.
Por nada estéis afanosos; sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en todo con oración y ruego y acción de gracias.
Aconteció, pues, de la manera que el varón de Dios había hablado al rey, diciendo: Dos seah de cebada por un siclo, y el seah de flor de harina será vendido por un siclo mañana a estas horas, a la puerta de Samaria.
Y le dijo Dios: Necio, esta noche vuelven a pedir tu alma; y lo que has prevenido, ¿de quién será?
Y comenzaron a santificar al primero del mes primero, y a los ocho del mismo mes vinieron al pórtico del SEÑOR; y santificaron la Casa del SEÑOR en ocho días, y a los dieciséis del mes primero acabaron.
porque no sabe lo que será; ni cuándo haya de ser, ¿quién se lo enseñará?
Y si así viste Dios a la hierba, que hoy está en el campo, y mañana es echada en el horno; ¿cuánto más a vosotros, los de poca fe?
Y le dijo el rey: ¿Qué tienes? Y ella respondió: Esta mujer me dijo: Da acá tu hijo, y comámoslo hoy, y mañana comeremos el mío.
El varón, como la hierba son sus días, florece como la flor del campo,
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