1029 casos en 6 traducciones

'Ahora' en la Biblia

Y ahora está plantada en el desierto, en tierra de sequedad y de aridez.

Por tanto, así dice el Señor DIOS: ``Porque me has olvidado y me has arrojado a tus espaldas, carga ahora con {el castigo de} tu lujuria y {de} tus prostituciones."

Y dije a la envejecida en adulterios: Ahora fenecerán sus fornicaciones, y ella con ellos;

Ahora se estremecerán las islas en el día de tu caída, sí, las islas que están en el mar se espantarán de tu fin.

``Ahora que estás destrozada por los mares en las profundidades de las aguas, tu carga y toda tu tripulación se han hundido contigo.

Y tú, hijo de hombre, los hijos de tu pueblo se mofan de ti junto a las paredes y a las puertas de las casas, y habla el uno con el otro, cada uno con su hermano, diciendo: Venid ahora, y oíd qué Palabra sale del SEÑOR.

Tú, hijo de hombre, tómate ahora un palo, y escribe en él: A Judá, y a los hijos de Israel sus compañeros. Toma después otro palo, y escribe en él: A José, palo de Efraín, y a toda la Casa de Israel sus compañeros.

para tomar botín y para proceder al saqueo, para volver tu mano contra los lugares desolados, {ahora} poblados, y contra el pueblo reunido de entre las naciones, que ha adquirido ganado y posesiones, que habita en medio de la tierra."

Por tanto, así dijo el Señor DIOS: Ahora volveré la cautividad de Jacob, y tendré misericordia de toda la Casa de Israel, y celaré por mi santo Nombre.

Este es el sueño; ahora diremos ante el rey su interpretación.

Ahora, pues, ¿estáis prestos para que oyendo el son de la bocina, de la flauta, del tamboril, del arpa, del salterio, de la zampoña, y de todo instrumento de música, os postréis, y adoréis la estatua que yo hice? Porque si no la adorareis, en la misma hora seréis echados en medio del horno de fuego ardiendo; ¿y qué dios será aquel que os libre de mis manos?

por cuanto fue hallado en él mayor espíritu, conocimiento, y entendimiento, declarando sueños, desatando preguntas, y soltando dudas, es a saber, en Daniel; al cual el rey puso por nombre Beltasar. Llámese, pues, ahora a Daniel, y él te mostrará la declaración.

Y ahora fueron traídos delante de mí, sabios, astrólogos, que leyeran esta escritura, y me mostraran su declaración, pero no han podido mostrar la declaración del negocio.

Yo pues he oído de ti que puedes declarar las dudas, y desatar dificultades. Si ahora pudieres leer esta escritura, y mostrarme su declaración, serás vestido de púrpura, y collar de oro será puesto en tu cuello, y en el reino serás el tercer señor.

Entonces Belsasar ordenó que vistieran a Daniel de púrpura y {le pusieran} un collar de oro al cuello, y que proclamaran acerca de él, que él tenía {ahora} autoridad como tercero en el reino.

Ahora, oh rey, confirma el edicto, y firma la escritura, para que no se pueda mudar, conforme a la ley de Media y de Persia, que no se quebranta.

Y oré al SEÑOR mi Dios, y confesé, y dije: Ahora Señor, Dios grande, digno de ser temido, que guardas el pacto y la misericordia con los que te aman y guardan tus mandamientos;

Ahora pues, Señor Dios nuestro, que sacaste tu pueblo de la tierra de Egipto con mano poderosa, y ganaste para ti Nombre clarísimo, como hasta hoy parece; hemos pecado, impíamente hemos hecho.

Oh Señor, según toda tu justicia, apartese ahora tu ira y tu furor de sobre tu ciudad Jerusalén, tu santo monte; porque a causa de nuestros pecados, y por la iniquidad de nuestros padres, Jerusalén y todo tu pueblo es dado en vergüenza a todos nuestros alrededores.

Ahora pues, Dios nuestro, oye la oración de tu siervo, y sus ruegos, y haz que tu rostro resplandezca sobre tu santuario asolado, por el Señor.

Y me hizo entender, y habló conmigo, y dijo: Daniel, ahora he salido para hacerte entender la declaración.

Y me dijo: Daniel, varón de deseos, está atento a las palabras que yo te hablaré, y levántate sobre tus pies; porque yo soy enviado ahora a ti. Y estando hablando conmigo esto, yo estaba temblando.

Entonces él dijo: ¿Sabes por qué he venido a ti? Ahora vuelvo para luchar contra el príncipe de Persia, y cuando yo termine, he aquí, el príncipe de Grecia vendrá.

Y ahora yo te mostraré la verdad. He aquí que aún habrá tres reyes en Persia, y el cuarto se hará de grandes riquezas más que todos; y fortificándose con sus riquezas, despertará a todos contra el reino de Grecia.

Y seguirá a sus amantes, y no los alcanzará; los buscará, y no los hallará. Entonces dirá: Iré, y me volveré a mi primer marido; porque mejor me iba entonces que ahora.

Y ahora descubriré yo su locura delante de los ojos de sus amantes, y nadie la librará de mi mano.

Porque como becerra cerrera se apartó Israel, ¿los apacentará ahora el SEÑOR como a carneros en anchura?

Yo conozco a Efraín, e Israel no me es desconocido; porque ahora, oh Efraín, has fornicado, y se ha contaminado Israel.

Contra el SEÑOR se rebelaron, porque engendraron hijos extraños; ahora los devorará un mes con sus heredades.

Israel ha sido devorado; ahora están entre las naciones como vasija en que nadie se deleita;

Aunque se alquilen a los gentiles, ahora los juntaré; y serán un poco afligidos por la carga del rey y de los príncipes.

En los sacrificios de mis dones sacrificaron carne, y comieron; no los quiso el SEÑOR; ahora se acordará de su iniquidad, y visitará su pecado; ellos se tornarán a Egipto.

Llegaron a lo profundo, se corrompieron, como en los días de Gabaa; ahora se acordará de su iniquidad; visitará su pecado.

Y ahora pecaron más y más, y de su plata se han hecho según su propia inteligencia estatuas de fundición, ídolos, toda obra de artífices; acerca de los cuales dicen a los hombres que sacrifican, que besen los becerros.

¿Dónde está ahora tu rey para que te salve en todas tus ciudades, y tus jueces de quienes {me} decías: Dame rey y príncipes?

Oíd esta palabra, vacas de Basán, que estáis en el monte de Samaria, las que oprimís a los pobres, quebrantáis a los menesterosos, y decís a vuestros maridos: Traed ahora, para que bebamos.

Por tanto, ahora pasarán en el principio de los que a cautividad pasaren, y el banquete de los que se extienden sobre sus lechos será quitado.

Y acaeció que como acabó de comer la hierba de la tierra, yo dije: Señor DIOS, perdona ahora; ¿quién levantará a Jacob? Porque es pequeño.

Y dije: Señor DIOS, cesa ahora; ¿quién levantará a Jacob? Porque es pequeño.

Ahora, pues, oye palabra del SEÑOR. Tú dices: No profetices contra Israel, ni hables contra la casa de Isaac:

Entonces le dijeron ellos: Decláranos ahora por qué nos ha venido este mal. ¿Qué oficio tienes, y de dónde vienes? ¿Cuál es tu tierra, y de qué pueblo eres?

Y clamaron al SEÑOR, y dijeron: Te rogamos ahora, SEÑOR, que no perezcamos nosotros por el alma de este hombre, ni pongas sobre nosotros la sangre inocente; porque tú, SEÑOR, has hecho como has querido.

Y oró al SEÑOR, y dijo: Ahora, oh SEÑOR, ¿no es esto lo que yo decía estando aún en mi tierra? Por eso me precaví huyendo a Tarsis; porque sabía yo que tú eres Dios clemente y compasivo, tardo en enojarte, y de grande misericordia, y que te arrepientes del mal.

Y dije: Oíd ahora, príncipes de Jacob, y cabezas de la Casa de Israel: ¿No pertenecía a vosotros saber el derecho?

Oíd ahora esto, cabezas de la Casa de Jacob, y capitanes de la Casa de Israel, que abomináis el juicio, y pervertís todo el derecho;

y pondré a la coja para sucesión, y a la descarriada para nación robusta; y el SEÑOR reinará sobre ellos en el monte de Sion desde ahora y para siempre.

Ahora ¿por qué gimes tanto? ¿No hay rey en ti? ¿Pereció tu consejero? Te ha tomado dolor como de mujer de parto.

Duélete y gime, hija de Sion como mujer de parto; porque ahora saldrás de la ciudad, y morarás en el campo, y llegarás hasta Babilonia; allí serás librada, allí te redimirá el SEÑOR de la mano de tus enemigos.

Pero ahora se han juntado muchas naciones contra ti, y dicen: Sea profanada, y vean nuestros ojos su deseo sobre Sion.

Y estará, y apacentará con fortaleza del SEÑOR, con grandeza del Nombre del SEÑOR su Dios; y asentarán; porque ahora será engrandecido hasta los fines de la tierra.

Oíd ahora lo que dice el SEÑOR: Levántate, pleitea con los montes, y oigan los collados tu voz.

Pueblo mío, acuérdate ahora qué pensó Balac rey de Moab, y qué le respondió Balaam, hijo de Beor, desde Sitim hasta Gilgal, para que conozcas la justicia del SEÑOR.

El mejor de ellos es como el espino; el más recto, como zarzal; el día de tus atalayas, tu visitación, viene; ahora será su confusión.

Y mi enemiga lo verá, y la cubrirá vergüenza; la que me decía: ¿Dónde está el SEÑOR tu Dios? Mis ojos la verán; ahora será hollada como lodo de las calles.

Y fue Nínive de tiempo antiguo como estanque de aguas; mas ellos ahora huyen. Parad, parad gritarán; y ninguno mira atrás.

Diciendo: Ciertamente ahora me temerás; recibirás castigo, y no será derribada su habitación, todo lo cual yo visité sobre ella; mas ellos se levantaron de mañana y corrompieron todas sus obras.

Ahora pues, así dice el SEÑOR de los ejércitos: Considerad bien vuestros caminos.

Habla ahora a Zorobabel hijo de Salatiel, gobernador de Judá, y a Josué hijo de Josadac, sumo sacerdote, y al remanente del pueblo, diciendo:

¿Quién ha quedado entre vosotros que haya visto esta Casa en su primera gloria, y cual ahora la veis? ¿No es ella como nada delante de vuestros ojos?

Pues ahora, Zorobabel, esfuérzate, dijo el SEÑOR; esfuérzate también Josué, hijo de Josadac, sumo sacerdote; y esfuérzate todo el pueblo de esta tierra, dijo el SEÑOR, y obrad; porque Yo estoy con vosotros, dijo el SEÑOR de los ejércitos.

Así dijo el SEÑOR de los ejércitos: Ahora pregunta a los sacerdotes acerca de la ley, diciendo:

Ahora, pues, poned vuestro corazón desde este día en adelante. Antes que pusieran piedra sobre piedra en el Templo del SEÑOR.

Pues, poned ahora, vuestro corazón desde este día en adelante, desde el día veinticuatro del noveno mes, que es desde el día que se echó el cimiento al Templo del SEÑOR; poned vuestro corazón.

No seáis como vuestros padres, a los cuales dieron voces los primeros profetas, diciendo: Así dijo el SEÑOR de los ejércitos: Volveos ahora de vuestros malos caminos, y de vuestras malas obras: y nunca oyeron, ni me atendieron, dijo el SEÑOR.

Escucha pues, ahora, Josué sumo sacerdote, tú, y tus amigos que se sientan delante de ti; porque son varones de prodigio. He aquí, yo traigo a mi siervo, el Renuevo.

Y salió aquel ángel que hablaba conmigo, y me dijo: Alza ahora tus ojos, y mira qué es esto que sale.

Mas ahora no lo haré con el remanente de este pueblo como en aquellos días pasados, dijo el SEÑOR de los ejércitos.

Y seré defensa y amparo firme a mi Casa, del que va y del que viene; y no pasará más sobre ellos angustiador; porque ahora miré con mis ojos.

Ahora, pues, orad a la faz de Dios, y él tendrá piedad de nosotros; esto de vuestra mano vino, ¿le seréis agradables? Dijo el SEÑOR de los ejércitos.

Ahora, pues, oh sacerdotes, para vosotros es este mandamiento.

Ahora, ya también el hacha está puesta a la raíz de los árboles; y todo árbol que no hace buen fruto, es cortado y echado en el fuego.

Pero respondiendo Jesús le dijo: Deja ahora; porque así nos conviene cumplir toda justicia. Entonces le dejó.

Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, al Reino de los cielos se da vida; y los valientes lo arrebatan.

Porque os digo que desde ahora no me veréis, hasta que digáis: Bendito el que viene en el nombre del Señor.

Y os digo, que desde ahora no beberé más de este fruto de la vid, hasta aquel día, cuando lo tengo que beber nuevo con vosotros en el Reino de mi Padre.

Entonces el sumo sacerdote rasgó sus vestidos, diciendo: Ha blasfemado; ¿qué más necesidad tenemos de testigos? He aquí, ahora habéis oído su blasfemia.

Ahora bien, en cada fiesta, el gobernador acostumbraba soltar un preso al pueblo, el que ellos quisieran.

Entonces ella entró prestamente al rey, y pidió, diciendo: Quiero que ahora mismo me des en un plato la cabeza de Juan Bautista.

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Reina Valera Gómez (© 2010)