'Al' en la Biblia
Y fue Salomón, y con él toda la congregación, al lugar alto que había en Gabaón; porque allí estaba el tabernáculo del testimonio de Dios, que Moisés siervo del SEÑOR había hecho en el desierto.
Mas David había traído el arca de Dios de Quiriat-jearim al lugar que él le había preparado; porque él le había tendido una tienda en Jerusalén.
Asimismo el altar de bronce que había hecho Bezaleel hijo de Uri hijo de Hur, estaba allí delante del tabernáculo del SEÑOR, al cual Salomón y la congregación fueron a buscar.
Subió, pues, Salomón allá delante del SEÑOR, al altar de bronce que estaba en el tabernáculo del testimonio, y sacrificó sobre él mil holocaustos.
Y juntó Salomón carros y hombres de a caballo; y tenía mil cuatrocientos carros y doce mil hombres de a caballo, y los apostó en las ciudades de los carros, y en Jerusalén, junto al rey.
Determinó, pues, Salomón edificar Casa al nombre del SEÑOR, y otra casa para su reino.
He aquí yo tengo que edificar Casa al nombre del SEÑOR mi Dios, para consagrársela, para quemar incienso aromático delante de él, y para la colocación continua de los panes de la proposición, y para holocaustos de la mañana y la tarde; y para los sábados, nuevas lunas, y fiestas solemnes del SEÑOR nuestro Dios; lo cual ha de ser perpetuo en Israel.
Y además decía Hiram: Bendito sea el SEÑOR el Dios de Israel, que hizo los cielos y la tierra, y que dio al rey David hijo sabio, conocedor, cuerdo y entendido, que edifique Casa al SEÑOR, y casa para su reino.
Y señaló de ellos setenta mil para llevar cargas, y ochenta mil que cortaran piedra en el monte, y tres mil seiscientos por sobrestantes para hacer trabajar al pueblo.
El pórtico que estaba en la delantera de la longitud, era de veinte codos al frente del ancho de la casa, y su altura de ciento veinte; y lo cubrió por dentro de oro puro.
El largo de las alas de los querubines era de veinte codos; porque un ala era de cinco codos; la cual llegaba hasta la pared de la Casa; y la otra ala de cinco codos, la cual llegaba al ala del otro querubín.
De la misma manera la una ala del otro querubín era de cinco codos: la cual llegaba hasta la pared de la casa; y la otra ala era de cinco codos, que tocaba al ala del otro querubín.
También hizo un mar de fundición, el cual tenía diez codos de un borde al otro, enteramente redondo; su altura era de cinco codos, y una línea de treinta codos lo ceñía alrededor.
Y estaba asentado sobre doce bueyes, tres de los cuales miraban al septentrión, y tres al occidente, y tres al mediodía, y tres al oriente; y el mar asentaba sobre ellos, y todas sus partes traseras estaban a la parte de adentro.
Y asentó el mar al lado derecho hacia el oriente, enfrente del mediodía.
Hizo también Hiram calderos, y palas, y tazones; y acabó Hiram la obra que hacía al rey Salomón para la Casa de Dios.
y calderos, y palas, y garfios; y todos sus vasos hizo Hiram su padre al rey Salomón para la Casa del SEÑOR, de bronce purísimo.
los candelabros con sus lámparas de oro puro, para que ardieran frente al santuario interior en la manera designada;
Y se juntaron al rey todos los varones de Israel, a la solemnidad del mes séptimo.
Los sacerdotes trajeron el arca del pacto del SEÑOR a su lugar, al santuario interior de la casa, al lugar santísimo, bajo las alas de los querubines.
y los levitas cantores, todos los de Asaf, los de Hemán, y los de Jedutún, juntamente con sus hijos y sus hermanos, estaban vestidos de lino fino con címbalos, salterios y arpas al oriente del altar; y con ellos ciento veinte sacerdotes que tocaban trompetas).
Y tocaban las trompetas, y cantaban con la voz todos a una como un varón alabando y confesando al SEÑOR, cuando alzaban la voz con trompetas y címbalos, e instrumentos de música, cuando alababan al SEÑOR, diciendo: Porque es bueno, porque su misericordia es para siempre. Y la Casa fue llena de una nube, la Casa del SEÑOR.
Y David mi padre tuvo en el corazón edificar Casa al Nombre del SEÑOR Dios de Israel.
Y el SEÑOR ha cumplido su palabra que dijo, y me levanté yo por David mi padre, y me senté en el trono de Israel, como el SEÑOR había dicho, y he edificado Casa al nombre del SEÑOR Dios de Israel.
Porque Salomón había hecho una plataforma de bronce; cinco codos de largo, cinco codos de ancho, y de tres codos de altura, y lo había puesto en medio del atrio; y se puso sobre él, y se arrodilló delante de toda la congregación de Israel, y extendiendo sus manos al cielo, dijo:
tú oirás desde los cielos, y harás derecho a tus siervos, dando la paga al impío, haciendo volver su proceder sobre su cabeza, y justificando al justo en darle conforme a su justicia.
Y también al extranjero que no fuere de tu pueblo Israel, que hubiere venido de lejanas tierras a causa de tu gran Nombre, y de tu mano fuerte, y de tu brazo extendido, si vinieren, y oraren en esta Casa,
Y cuando vieron todos los hijos de Israel descender el fuego y la gloria del SEÑOR sobre la Casa, cayeron en tierra en el solado sobre sus rostros, y adoraron, confesando al SEÑOR diciendo: Que es bueno, que su misericordia es para siempre.
Y los sacerdotes estaban sobre sus guardas; y los levitas con los instrumentos de música del SEÑOR, los cuales había hecho el rey David para confesar al SEÑOR, porque su misericordia es para siempre; cuando David confesaba por mano de ellos. Asimismo los sacerdotes tocaban trompetas delante de ellos, y todo Israel estaba en pie.
Al octavo día hicieron convocación, porque habían hecho la dedicación del altar en siete días, y habían celebrado la fiesta solemne por siete días.
Y a los veintitrés del mes séptimo envió al pueblo a sus estancias, alegres y gozosos de corazón por los beneficios que el SEÑOR había hecho a David, y a Salomón, y a su pueblo Israel.
Y le será respondido: Por cuanto dejaron al SEÑOR Dios de sus padres, el cual los sacó de la tierra de Egipto, y echaron mano de dioses ajenos, y los adoraron y sirvieron; por eso él ha traído todo este mal sobre ellos.
Y aconteció que al cabo de veinte años que Salomón había edificado la Casa del SEÑOR y su casa,
Entonces ofreció Salomón holocaustos al SEÑOR sobre el altar del SEÑOR, que había él edificado delante del pórtico,
para que ofrecieran cada cosa en su día, conforme al mandamiento de Moisés, en los sábados, las nuevas lunas, y fiestas tres veces al año, a saber, en la fiesta de los panes sin levadura, en la fiesta de las semanas, y en la fiesta de los tabernáculos.
Porque Hiram le había enviado navíos por mano de sus siervos, y marineros diestros en el mar, los cuales habían ido con los siervos de Salomón a Ofir, y habían tomado de allá cuatrocientos cincuenta talentos de oro, y los trajeron al rey Salomón.
Y dijo al rey: Verdad es lo que había oído en mi tierra de tu palabra y de tu sabiduría;
Y dio al rey ciento veinte talentos de oro, y gran copia de especiería, y piedras preciosas; nunca hubo tal especiería como la que dio la reina de Sabá al rey Salomón.
Y el rey Salomón dio a la reina de Sabá todo lo que ella quiso y le pidió, más de lo que había traído al rey. Después se volvió y se fue a su tierra con sus siervos.
Y había seis gradas al trono, con un estrado de oro al mismo, y brazos a un lado y al otro al lugar del asiento, y dos leones que estaban junto a los brazos.
Había también allí doce leones sobre las seis gradas de un lado y al otro. Jamás fue hecho otro semejante en reino alguno.
Salomón tenía cuatro mil establos para los caballos y carros y doce mil hombres de a caballo, y los situó en las ciudades de carros y en Jerusalén, junto al rey.
Entonces los jóvenes que se habían criado con él, le hablaron, diciendo: Así dirás al pueblo que te ha hablado diciendo, tu padre agravó nuestro yugo, mas tú descárganos. Así les dirás: El dedo más menudo mío es más grueso que los lomos de mi padre.
Vino, pues, Jeroboam con todo el pueblo a Roboam al tercer día; según el rey les había mandado diciendo: Volved a mí de aquí a tres días.
y les habló conforme al consejo de los jóvenes, diciendo: Mi padre agravó vuestro yugo, y yo añadiré a vuestro yugo; mi padre os castigó con azotes, y yo con escorpiones.
Y no escuchó el rey al pueblo; porque la causa era de Dios, para cumplir el SEÑOR su palabra que había hablado, por Ahías, el Silonita, a Jeroboam hijo de Nabat.
Y viendo todo Israel que el rey no les había oído, respondió el pueblo al rey, diciendo: ¿Qué parte tenemos nosotros con David, ni herencia en el hijo de Jessé? ¡Israel, cada uno a sus estancias! ¡David, mira ahora por tu casa! Así se fue todo Israel a sus estancias.
Porque los levitas dejaron sus tierras de pastos y sus propiedades y vinieron a Judá y a Jerusalén, pues Jeroboam y sus hijos los habían excluido de servir al SEÑOR como sacerdotes.
Tras de aquellos acudieron también de todas las tribus de Israel los que habían puesto su corazón en buscar al SEÑOR Dios de Israel; y vinieron a Jerusalén para sacrificar al SEÑOR, el Dios de sus padres.
Y sucedió que en el año quinto del rey Roboam, debido a que ellos habían sido infieles al SEÑOR, Sisac, rey de Egipto, subió contra Jerusalén
Entonces el rey Roboam hizo en su lugar escudos de bronce, y los entregó al cuidado de los jefes de la guardia que custodiaban la entrada de la casa del rey.
E hizo lo malo, porque no apercibió su corazón para buscar al SEÑOR.
Los hechos de Roboam, los primeros y los postreros, ¿no están escritos en los libros del profeta Semaías y del vidente Iddo, conforme al registro genealógico? Y {hubo} guerras continuamente entre Roboam y Jeroboam.
Y ahora vosotros intentáis resistir al reinado del SEÑOR que está en manos de los hijos de David, porque sois una gran multitud y {tenéis} con vosotros los becerros de oro que Jeroboam os hizo por dioses.
Mas en cuanto a nosotros, el SEÑOR es nuestro Dios, y no le hemos dejado; y los sacerdotes que ministran al SEÑOR son los hijos de Aarón, y los levitas son los que están en la obra;
los cuales queman al SEÑOR los holocaustos cada mañana y cada tarde, y el incienso aromático; y ponen los panes sobre la mesa limpia, y el candelero de oro con sus lámparas para que ardan cada tarde; porque nosotros guardamos la ordenanza del SEÑOR nuestro Dios; mas vosotros le habéis dejado.
Entonces cuando miró Judá, he aquí que tenía batalla por delante y a las espaldas; por lo que clamaron al SEÑOR, y los sacerdotes tocaron las trompetas,
y mandó a Judá que buscaran al SEÑOR, el Dios de sus padres, y cumplieran la ley y los mandamientos.
Dijo, por tanto, a Judá: Edifiquemos estas ciudades, y cerquémoslas de muros con torres, puertas y barras, ya que la tierra es nuestra; porque hemos buscado al SEÑOR nuestro Dios, le hemos buscado, y él nos ha dado reposo de todas partes. Edificaron pues, y fueron prosperados.
Y clamó Asa al SEÑOR su Dios, y dijo: SEÑOR, no tienes tú más con el grande que con el que ninguna fuerza tiene, para dar ayuda. Ayúdanos, oh SEÑOR Dios nuestro, porque en ti nos apoyamos, y en tu Nombre venimos contra este ejército. Oh SEÑOR, tú eres nuestro Dios; no prevalezca contra ti el hombre.
y salió al encuentro de Asa, y le dijo: Oídme, Asa, y todo Judá y Benjamín: El SEÑOR estará con vosotros, si vosotros estáis con él; y si le buscareis, será hallado de vosotros; mas si le dejareis, él también os dejará.
mas cuando con su tribulación se convirtieron al SEÑOR Dios de Israel, y le buscaron, él fue hallado de ellos.
Y en aquel mismo día sacrificaron al SEÑOR, de los despojos que habían traído, setecientos bueyes y siete mil ovejas.
Y entraron en pacto de que buscarían al SEÑOR el Dios de sus padres, con todo su corazón y con toda su alma;
y que cualquiera que no buscara al SEÑOR el Dios de Israel, moriría, grande o pequeño, hombre o mujer.
Y juraron al SEÑOR con gran voz y gritos, al son de las trompetas y de los shofarot.
Y todo Judá se alegró en cuanto al juramento, porque habían jurado de todo corazón y le habían buscado sinceramente, y El se dejó encontrar por ellos. Y el SEÑOR les dio tranquilidad por todas partes.
Y él también depuso a Maaca, su madre, de ser reina madre, porque ella había hecho una horrible imagen de Asera, y Asa derribó la horrible imagen, {la} hizo pedazos y {la} quemó junto al torrente Cedrón.
En el año treinta y seis del reinado de Asa, subió Baasa rey de Israel contra Judá; y edificó a Ramá, para no dejar salir ni entrar a ninguno al rey Asa, rey de Judá.
Y escuchó Ben-adad al rey Asa y envió a los comandantes de sus ejércitos contra las ciudades de Israel, y conquistaron Ijón, Dan, Bel-maim y todas las ciudades de almacenaje de Neftalí.
Y el año treinta y nueve de su reinado enfermó Asa de los pies para arriba, y en su enfermedad no buscó al SEÑOR, sino a los médicos.
sino que buscó al Dios de su padre, y anduvo en sus mandamientos, y no según las obras de Israel.
Al tercer año de su reinado envió sus príncipes Ben-hail, Abdías, Zacarías, Natanael y Micaías, para que enseñaran en las ciudades de Judá;
Y enseñaron en Judá, teniendo consigo el libro de la ley del SEÑOR, y recorrieron por todas las ciudades de Judá enseñando al pueblo.
tras éste, Amasías hijo de Zicri, el cual se había ofrecido voluntariamente al SEÑOR, y con él doscientos mil hombres valientes;
Estos son los que sirvieron al rey, sin contar los que el rey puso en las ciudades fortificadas por todo Judá.
Además dijo Josafat al rey de Israel: Te ruego que consultes hoy la palabra del SEÑOR.
Y el rey de Israel respondió a Josafat: Aun hay aquí un hombre por el cual podemos preguntar al SEÑOR; mas yo le aborrezco, porque nunca me profetiza cosa buena, sino siempre mal. Este es Micaías, hijo de Imla. Y respondió Josafat: No hable así el rey.
Y el mensajero que había ido a llamar a Micaías, le habló, diciendo: He aquí las palabras de todos los profetas a una boca anuncian al rey el bien; yo te ruego ahora que tu palabra sea como la de uno de ellos, que hables bien.
Y dijo Micaías: Vive el SEÑOR, que lo que el SEÑOR mi Dios me dijere, eso hablaré. Y vino al rey.
Y cuando llegó al rey, el rey le dijo: Micaías, ¿iremos a Ramot de Galaad a pelear, o debo desistir? El respondió: Sube y tendrás éxito, porque serán entregados en tu mano.
Entonces él dijo: Oíd pues palabra del SEÑOR: Yo he visto al SEÑOR sentado en su trono, y todo el ejército de los cielos estaba a su mano derecha y a su izquierda.
pues al ver los capitanes de los carros que no era el rey de Israel, dejaron de perseguirlo.
Mas disparando uno el arco con toda su capacidad, hirió al rey de Israel entre las junturas de su cota. El entonces dijo al carretero: Vuelve tu mano, y sácame del campo, porque estoy herido.
Y arreció la batalla aquel día; mas el rey de Israel estuvo en pie en el carro enfrente de los sirios hasta la tarde, y murió al ponerse el sol.
Y le salió al encuentro Jehú, hijo de Hanani, vidente, y dijo al rey Josafat: ¿A un impío das ayuda, y amas a los que aborrecen al SEÑOR? Pues la ira de la presencia del SEÑOR será sobre ti por ello.
Y habitaba Josafat en Jerusalén; mas volvía y salía al pueblo, desde Beerseba hasta el monte de Efraín, y los hizo volver al SEÑOR Dios de sus padres.
Entonces él tuvo temor; y puso Josafat su rostro para consultar al SEÑOR, e hizo pregonar ayuno a todo Judá.
Y se congregaron los de Judá para consultar al SEÑOR: y también de todas las ciudades de Judá vinieron a consultar al SEÑOR.
Mañana descenderéis contra ellos; he aquí que ellos subirán por la cuesta de Sis, y los hallaréis junto al arroyo, antes del desierto de Jeruel.
``No {necesitáis} pelear en esta {batalla;} apostaos y estad quietos, y ved la salvación del SEÑOR con vosotros, oh Judá y Jerusalén." No temáis ni os acobardéis; salid mañana al encuentro de ellos porque el SEÑOR está con vosotros.
Entonces Josafat se inclinó rostro a tierra, y asimismo todo Judá y los moradores de Jerusalén se postraron delante del SEÑOR, y adoraron al SEÑOR.
Y se levantaron los levitas de los hijos de Coat y de los hijos de Coré, para alabar al SEÑOR el Dios de Israel a grande y alta voz.
Y cuando se levantaron por la mañana, salieron por el desierto de Tecoa. Y mientras ellos salían, Josafat estando en pie, dijo: Oídme, Judá y moradores de Jerusalén. Creed al SEÑOR vuestro Dios, y estaréis seguros; creed a sus profetas, y seréis prosperados.
Y habido consejo con el pueblo, puso a algunos que cantaran al SEÑOR, y alabaran en la hermosura de la santidad, mientras que salía la gente armada, y dijeran: Alabad al SEÑOR, porque su misericordia es para siempre.
Al llegar Josafat y su pueblo para recoger el botín, hallaron mucho entre ellos, incluyendo mercaderías, vestidos y objetos preciosos que tomaron para sí, más de lo que podían llevar. Y estuvieron tres días recogiendo el botín, pues había mucho.
Y al cuarto día se juntaron en el valle de Beraca (de la bendición); porque allí bendijeron al SEÑOR, y por esto llamaron el nombre de aquel paraje el valle de Beraca, hasta hoy.
Y todos los hombres de Judá y de Jerusalén regresaron, con Josafat al frente de ellos, regresando a Jerusalén con alegría, porque el SEÑOR les había hecho regocijarse sobre sus enemigos.
Con todo eso los lugares altos no eran quitados; pues el pueblo aun no había preparado su corazón al Dios de sus padres.
Después de esto Josafat, rey de Judá, se alió con Ocozías, rey de Israel. Al hacer esto obró impíamente.
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