1659 casos en 6 traducciones

'Casa' en la Biblia

y rompí el reino de la casa de David, y te lo entregué a ti; y tú no has sido como David mi siervo, que guardó mis mandamientos y anduvo en pos de mí con todo su corazón, haciendo solamente lo recto delante de mis ojos;

por tanto, he aquí que yo traigo mal sobre la casa de Jeroboam, y yo talaré de Jeroboam todo meante a la pared, así el guardado como el quedado en Israel; y quemaré la posteridad de la casa de Jeroboam, como es quemado el estiércol, hasta que sea acabada.

Y todo Israel lo endechará, y le enterrarán; porque sólo él de los de Jeroboam entrará en sepultura; por cuanto se ha hallado en él alguna cosa buena del SEÑOR Dios de Israel, en la casa de Jeroboam.

Y el SEÑOR despertará un rey sobre Israel, el cual talará la casa de Jeroboam en este día; ¿y qué, si ahora?

Entonces la mujer de Jeroboam se levantó, y se fue, y vino a Tirsa; y entrando ella por el umbral de la casa, el niño murió.

Y tomó los tesoros de la Casa del SEÑOR, y los tesoros de la casa real, y lo saqueó todo. Y tomó todos los escudos de oro que Salomón había hecho.

Y en lugar de ellos hizo el rey Roboam escudos de bronce, y los dio en manos de los capitanes de los de la guardia, quienes custodiaban la puerta de la casa real.

Y cuando el rey entraba en la Casa del SEÑOR, los de la guardia los llevaban; y los ponían después en la cámara de los de la guardia.

También trajo a la Casa del SEÑOR lo que su padre había dedicado, y lo que él dedicó: oro, plata, y vasos.

Entonces tomando Asa toda la plata y oro que había quedado en los tesoros de la Casa del SEÑOR, y los tesoros de la casa real, los entregó en las manos de sus siervos, y los envió el rey Asa a Ben-adad, hijo de Tabrimón, hijo de Hezión, rey de Siria, el cual residía en Damasco, diciendo:

Y Baasa hijo de Ahías, el cual era de la casa de Isacar, hizo conspiración contra él; y lo hirió Baasa en Gibetón, que era de los filisteos; porque Nadab y todo Israel tenían cercado a Gibetón.

Y cuando él vino al reino, hirió toda la casa de Jeroboam, sin dejar alma viviente de los de Jeroboam, hasta raerlo, conforme a la palabra del SEÑOR que él habló por su siervo Ahías, el silonita;

he aquí yo quemaré la posteridad de Baasa, y la posteridad de su casa; y pondré tu casa como la casa de Jeroboam hijo de Nabat.

Y así mismo había sido la palabra del SEÑOR por la mano de Jehú, hijo de Hanani, profeta sobre Baasa y sobre su casa, y sobre todo lo malo que hizo a los ojos del SEÑOR, provocándole a ira con las obras de sus manos, para que fuera hecha como la casa de Jeroboam; y por el hecho de haberlo herido.

E hizo conjuración contra él su siervo Zimri, príncipe sobre la mitad de los carros. Y estando él en Tirsa, bebiendo y embriagado en casa de Arsa su mayordomo en Tirsa,

Y luego que llegó a reinar y estuvo sentado en su trono, hirió toda la casa de Baasa, sin dejar en ella meante a la pared, ni sus parientes \'

Así rayó Zimri toda la casa de Baasa, conforme a la palabra del SEÑOR, que había hablado contra Baasa por medio del profeta Jehú;

Mas viendo Zimri tomada la ciudad, se metió en el palacio de la casa real, y prendió fuego a la casa consigo; y murió,

En tiempos de Acab, Hiel de Betel (Casa de Dios) reedificó Jericó. {A costa de la vida} de Abiram su primogénito puso sus cimientos, y {a costa de la vida} de su hijo menor Segub levantó sus puertas, conforme a la palabra que el SEÑOR había hablado por medio de Josué, hijo de Nun.

Entonces ella fue, e hizo como le dijo Elías; y comió él, y ella y su casa, muchos días.

Después de estas cosas aconteció que cayó enfermo el hijo de la señora de la casa, y la enfermedad fue tan grave, que no quedó en él aliento.

y clamando al SEÑOR, dijo: SEÑOR Dios mío, ¿aun a la viuda en cuya casa yo estoy hospedado has afligido, matándole su hijo?

Tomando luego Elías al niño, lo trajo de la cámara a la casa, y lo dio a su madre, y le dijo Elías: Mira, tu hijo vive.

Y Acab llamó a Abdías que {era} mayordomo de la casa. (Y Abdías temía en gran manera al SEÑOR;

Y él respondió: Yo no he turbado a Israel, sino tú y la casa de tu padre, dejando los mandamientos del SEÑOR, y siguiendo a los baales.

Además mañana a estas horas enviaré yo a ti mis siervos, los cuales escudriñarán tu casa, y las casas de tus siervos; y tomarán con sus manos, y llevarán todo lo precioso que tuvieres.

Entonces sus siervos le dijeron: He aquí, hemos oído de los reyes de la casa de Israel que son reyes clementes: pongamos pues ahora sacos en nuestros lomos, y sogas en nuestras cabezas, y salgamos al rey de Israel: por ventura te salvará la vida.

Y el rey de Israel se fue a su casa triste y enojado, y llegó a Samaria.

Y Acab habló a Nabot, diciendo: Dame tu viña para un huerto de legumbres, porque está cercana, junto a mi casa, y yo te daré por ella otra viña mejor que ésta; o si mejor te pareciere, te pagaré su valor en dinero.

Y vino Acab a su casa triste y enojado, por la palabra que Nabot de Jezreel le había respondido, diciendo: No te daré la heredad de mis padres. Y se acostó en su cama, y volvió su rostro, y no comió pan.

Y yo pondré tu casa como la casa de Jeroboam hijo de Nabat, y como la casa de Baasa hijo de Ahías; por la provocación con que me provocaste a ira, y con que has hecho que Israel pecara.

¿No has visto como Acab se ha humillado delante de mí? Pues por cuanto se ha humillado delante de mí, no traeré el mal en sus días; en los días de su hijo traeré el mal sobre su casa.

Los demás hechos de Acab, y todas las cosas que hizo, y la casa de marfil que edificó, y todas las ciudades que edificó, ¿no está todo escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Israel?

Y Ocozías cayó por las celosías de una sala de la casa que tenía en Samaria; y estando enfermo envió mensajeros, y les dijo: Id, y consultad a Baal-zebub dios de Ecrón, si he de sanar de esta mi enfermedad.

Y Elías le dijo a Eliseo: ``Te ruego que te quedes aquí, porque el SEÑOR me ha enviado hasta Betel (Casa de Dios)." Pero Eliseo le dijo: ``Vive el SEÑOR y vive tu alma, que no me apartaré de ti." Así que ambos descendieron a Betel.

Después subió de allí a Betel (Casa de Dios); y mientras subía por el camino, unos muchachos salieron de la ciudad y se burlaban de él, diciéndole: `` ¡Sube, calvo; sube, calvo!"

Y Eliseo le dijo: ¿Qué te haré yo? Declárame qué tienes en casa. Y ella dijo: Tu sierva ninguna cosa tiene en casa, sino una botija de aceite.

Y aconteció también que un día pasaba Eliseo por Sunem; y había allí una mujer principal, la cual le constriñó a que comiera del pan; y así cuando pasaba por allí, venía a su casa a comer del pan.

Y ella dijo a su marido: He aquí ahora, yo entiendo que éste que siempre pasa por nuestra casa, es varón de Dios santo.

Yo te ruego que hagas una pequeña cámara de paredes, y pongamos en ella cama, mesa, silla, y candelero, para que cuando viniere a nuestra casa, se recoja en ella.

Volviéndose luego, se paseó por la casa a una parte y a otra, y después subió, y volvió a medirse sobre él; y el niño estornudó siete veces, y abrió sus ojos.

Y vino Naamán con su caballería y con su carro, y se paró a las puertas de la casa de Eliseo.

Y cuando llegó a un lugar secreto, él lo tomó de mano de ellos, y lo guardó en casa; luego mandó a los hombres que se fueran.

Y Eliseo sentado en su casa, y con él estaban sentados los ancianos; y el rey envió a él un varón. Mas antes que el mensajero viniera a él, dijo él a los ancianos: ¿No habéis visto como este hijo del homicida me envía a quitarme la cabeza? Mirad, pues, y cuando viniere el mensajero, cerrad la puerta, e impedidle la entrada; ¿no viene tras él el estruendo de los pies de su amo?

Y se dijeron el uno al otro: No hacemos bien; hoy es día de dar la buena nueva, y nosotros callamos; y si esperamos hasta la luz de la mañana, seremos tomados en la iniquidad. Vamos pues, ahora, entremos y demos la nueva en casa del rey.

Y los porteros dieron voces, y lo declararon dentro, en la casa del rey.

Y habló Eliseo a aquella mujer a cuyo hijo había hecho vivir, diciendo: Levántate, vete tú y toda tu casa a vivir donde puedas; porque el SEÑOR ha llamado el hambre, la cual vendrá también sobre la tierra siete años.

Entonces la mujer se levantó e hizo conforme a la palabra del hombre de Dios, y se fue ella con los de su casa y residió en la tierra de los filisteos siete años.

Y cuando fueron pasados los siete años, la mujer volvió de la tierra de los filisteos; después salió para clamar al rey por su casa, y por sus tierras.

Y contando él al rey cómo había hecho vivir a un muerto, he aquí la mujer, a cuyo hijo había hecho vivir, que clamaba al rey por su casa y por sus tierras. Entonces dijo Giezi: Rey señor mío, esta es la mujer, y este es su hijo, al cual Eliseo hizo vivir.

Anduvo en el camino de los reyes de Israel, como hizo la casa de Acab; porque una hija de Acab fue su mujer; e hizo lo malo ante los ojos del SEÑOR.

Anduvo en el camino de la casa de Acab, e hizo lo malo ante los ojos del SEÑOR, como la casa de Acab; porque era yerno de la casa de Acab.

Y él se levantó, y entró en casa; y el otro derramó el aceite sobre su cabeza, y le dijo: Así dijo el SEÑOR Dios de Israel: Yo te he ungido por rey sobre el pueblo del SEÑOR, sobre Israel.

Y herirás la casa de Acab tu señor, para que yo vengue la sangre de mis siervos los profetas, y la sangre de todos los siervos del SEÑOR, de la mano de Jezabel.

Y perecerá toda la casa de Acab, y talaré de Acab todo meante a la pared, así al guardado como al quedado en Israel.

Y yo pondré la casa de Acab como la casa de Jeroboam hijo de Nabat, y como la casa de Baasa hijo de Ahías.

Y viendo esto Ocozías rey de Judá, huyó por el camino de la casa del huerto. Y lo siguió Jehú, diciendo: Herid también a éste en el carro, a la subida de Gur, junto a Ibleam. Y él huyó a Meguido, y murió allí.

mirad cuál es el mejor y él más recto de los hijos de vuestro señor, y ponedlo en el trono de su padre; y pelead por la casa de vuestro señor.

Y el que {estaba} a cargo de la casa, y el que {estaba} sobre la ciudad, los ancianos, y los ayos {de los hijos,} enviaron {palabra} a Jehú, diciendo: Somos tus siervos, haremos todo lo que nos digas, a nadie proclamaremos rey; haz lo que te parezca bien.

Sabed ahora que de la palabra del SEÑOR que habló el SEÑOR sobre la casa de Acab, nada caerá en tierra; y que el SEÑOR ha hecho lo que dijo por su siervo Elías.

Mató entonces Jehú a todos los que habían quedado de la casa de Acab en Jezreel, y a todos sus principales, y a todos sus familiares, y a sus sacerdotes, hasta que no le quedó ninguno.

Y se levantó de allí, y vino a Samaria; y llegando él en el camino a una casa de esquileo de pastores,

Entonces él dijo: Prendedlos vivos. Y después que los tomaron vivos, los degollaron junto al pozo de la casa de esquileo, cuarenta y dos varones, sin dejar ninguno de ellos.

Y envió Jehú por todo Israel, y vinieron todos los siervos de Baal, de modo que no faltó ninguno que no viniera. Y entraron en la casa de Baal, y la casa de Baal se llenó de extremo a extremo.

Y entró Jehú en la casa de Baal con Jonadab, hijo de Recab; y dijo a los adoradores de Baal: Buscad y ved que no haya aquí con vosotros ninguno de los siervos del SEÑOR, sino sólo los adoradores de Baal.

Y después que acabaron ellos de hacer el holocausto, Jehú dijo a los de su guardia y a los capitanes: Entrad, y matadlos; que no escape ninguno. Y los hirieron a espada; y los dejaron tendidos los de la guardia y los capitanes, y fueron hasta la ciudad de la casa de Baal,

Y quebraron la estatua de Baal, y derribaron la casa de Baal, la hicieron necesaria, hasta hoy.

Sin embargo, {en cuanto a} los pecados con que Jeroboam, hijo de Nabat, hizo pecar a Israel, Jehú no se apartó de éstos, {o sea,} de los becerros de oro que {estaban} en Betel (Casa de Dios) y en Dan.

Y el SEÑOR dijo a Jehú: Por cuanto has hecho bien, ejecutando lo recto delante de mis ojos (conforme a todo lo que estaba en mi corazón has hecho a la casa de Acab), tus hijos se sentarán en el trono de Israel hasta la cuarta generación.

Y estuvo con ella escondido en la Casa del SEÑOR seis años; y Atalía fue reina sobre la tierra.

Mas al séptimo año envió Joiada, y tomó centuriones, capitanes, y gente de la guardia, y los metió consigo en la Casa del SEÑOR; e hizo pacto con ellos, juramentándolos en la Casa del SEÑOR; y les mostró al hijo del rey.

Y les mandó, diciendo: Esto es lo que habéis de hacer: la tercera parte de vosotros, los que entrarán el sábado, tendrán la guardia de la casa del rey;

Y la otra tercera parte estará á la puerta del sur, y la otra tercera parte á la puerta del postigo de los de la guardia: así guardaréis la casa, para que no sea allanada.

Y las otras dos partes de vosotros, es a saber, todos los que salen el sábado, tendréis la guardia de la Casa del SEÑOR junto al rey.

Y el sacerdote dio a los centuriones las lanzas y los escudos que habían sido del rey David, que estaban en la Casa del SEÑOR.

Y los de la guardia se pusieron de pie, teniendo cada uno sus armas en sus manos, desde el lado derecho de la Casa hasta el lado izquierdo, junto al altar y el templo, cerca del rey alrededor.

Al oír Atalía el ruido de la guardia {y} del pueblo, se llegó al pueblo en la casa del SEÑOR,

Entonces el sacerdote Joiada mandó a los centuriones que gobernaban el ejército, y les dijo: Sacadla fuera de la orden de la Casa, y al que la siguiere, matadlo a espada. (Porque el sacerdote dijo que no la mataran en la Casa del SEÑOR).

Y le echaron mano, y vino por el camino por donde entran los de a caballo a la casa del rey, y allí la mataron.

Y todo el pueblo de la tierra entró en el templo de Baal, y lo derribaron; y quebraron en menudas piezas sus altares y sus imágenes, y asimismo mataron a Matán sacerdote de Baal delante de los altares. Y el sacerdote puso guarnición sobre la Casa del SEÑOR.

Después tomó los centuriones, y capitanes y los de la guardia, y a todo el pueblo de la tierra, y llevaron al rey desde la Casa del SEÑOR, y vinieron por el camino de la puerta de los de la guardia a la casa del rey; y se sentó sobre el trono de los reyes.

Y todo el pueblo de la tierra hizo alegrías, y la ciudad estuvo en reposo, habiendo sido Atalía muerta a espada junto a la casa del rey.

Y Joás dijo a los sacerdotes: Todo el dinero de las santificaciones que se suele traer a la Casa del SEÑOR, el dinero de las redenciones de los que pasan en cuenta, el dinero de las almas, cada cual según su tasa, y todo el dinero que cada uno de corazón metiere en la Casa del SEÑOR,

recíbanlo los sacerdotes, cada uno de sus familiares, los cuales reparen los portillos de la Casa dondequiera que se hallare abertura.

Pero el año veintitrés del rey Joás, no habían aún reparado los sacerdotes las aberturas de la Casa.

Llamando entonces el rey Joás al sacerdote Joiada y a los sacerdotes, les dijo: ¿Por qué no reparáis las aberturas de la Casa? Ahora pues, no toméis más el dinero de vuestros familiares, sino dadlo para reparar las aberturas del templo.

Y los sacerdotes consintieron en no tomar más dinero del pueblo, ni tener cargo de reparar las aberturas de la Casa.

Entonces el sacerdote Joiada tomó un arca, y le hizo en la tapa un agujero, y la puso junto al altar, a la mano derecha a la entrada del templo del SEÑOR; y los sacerdotes que guardaban la puerta, ponían allí todo el dinero que se metía en la Casa del SEÑOR.

Y cuando veían que había mucho dinero en el cofre, el escriba del rey y el sumo sacerdote subían y {lo} ataban en sacos, y contaban el dinero que se encontraba en la casa del SEÑOR.

Y daban el dinero suficiente en mano de los que hacían la obra, y de los que tenían el cargo de la Casa del SEÑOR; y ellos lo gastaban en pagar a los carpinteros y maestros que reparaban la Casa del SEÑOR,

y con los albañiles y canteros; para comprar la madera y piedra de cantería para reparar las aberturas de la Casa del SEÑOR; y en todo lo que se gastaba en la Casa para repararla.

Mas de aquel dinero que se traía a la casa del SEÑOR, no se hacían tazas de plata, ni salterios, ni jofainas, ni trompetas; ni ningún otro vaso de oro ni de plata se hacía para el templo del SEÑOR;

porque lo daban a los que hacían la obra, y con él reparaban la Casa del SEÑOR.

Mas el dinero por el delito, y el dinero por los pecados, no se metía en la Casa del SEÑOR; porque era de los sacerdotes.

y tomó Joás rey de Judá todas las cosas santas que había dedicado Josafat, y Joram y Ocozías sus padres, reyes de Judá, y las que él había dedicado, y todo el oro que se halló en los tesoros de la Casa del SEÑOR, y en la casa del rey, y lo envió a Hazael rey de Siria; y él se fue de Jerusalén.

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