'Humo' en la Biblia
Y miró hacia Sodoma y Gomorra, y hacia toda la tierra de aquella llanura miró; y he aquí que el humo subía de la tierra como el humo de un horno.
Y todo el monte de Sinaí humeaba, porque Jehová había descendido sobre él en fuego: y el humo de él subía como el humo de un horno, y todo el monte se estremeció en gran manera.
Y cuando los de la ciudad miraron atrás, observaron, y he aquí el humo de la ciudad que subía al cielo, y no pudieron huir ni a una parte ni a otra; y el pueblo que iba huyendo hacia el desierto se volvió contra quienes los perseguían.
Josué y todo Israel, viendo que los de la emboscada habían tomado la ciudad, y que el humo de la ciudad subía, volvieron, e hirieron a los de Hai.
Ya los israelitas habían concertado con las emboscadas, que éstas hiciesen mucho fuego, para que subiese gran humo de la ciudad.
Mas cuando la llama comenzó a subir de la ciudad, una columna de humo, los benjamitas miraron hacia atrás; y he aquí que el fuego de la ciudad subía al cielo.
Humo subió de su nariz, y de su boca fuego consumidor, por el cual se encendieron carbones.
De sus narices sale humo, como de una olla o caldero que hierve.
Humo subió de su nariz, y de su boca fuego consumidor; carbones fueron por Él encendidos.
Mas los impíos perecerán, y los enemigos de Jehová como la grasa de los carneros serán consumidos; se disiparán como humo.
Como es lanzado el humo, los lanzarás; como se derrite la cera delante del fuego, así perecerán los impíos delante de Dios.
Porque mis días se han consumido como humo; y mis huesos cual tizón están quemados.
Porque estoy como el odre al humo; pero no he olvidado tus estatutos.
Como el vinagre a los dientes, y como el humo a los ojos, así es el perezoso a los que lo envían.
¿Quién es ésta que sube del desierto como columna de humo, perfumada de mirra y de incienso, y de todo polvo aromático?
Y los quiciales de las puertas se estremecieron con la voz del que clamaba, y la casa se llenó de humo.
Porque la maldad se encendió como fuego, cardos y espinos devorará; y se encenderá en lo espeso del bosque, y serán alzados como columna de humo.
Aúlla, oh puerta; clama, oh ciudad; disuelta estás toda tú, Filistea: porque humo vendrá del norte, no quedará uno solo en sus asambleas.
No se apagará de noche ni de día, perpetuamente subirá su humo; de generación en generación será asolada, nunca jamás pasará nadie por ella.
Alzad a los cielos vuestros ojos, y mirad abajo a la tierra; porque los cielos serán deshechos como humo, y la tierra se envejecerá como ropa de vestir, y de la misma manera perecerán sus moradores; pero mi salvación será para siempre, mi justicia no perecerá.
que dicen: Estate en tu lugar, no te acerques a mí, porque soy más santo que tú. Éstos son humo en mi furor, fuego que arde todo el día.
Huid, hijos de Benjamín, de en medio de Jerusalén, y tocad bocina en Tecoa, y alzad por señal humo sobre Bet-haquerem; porque del norte se ve venir el mal, y destrucción grande.
Por tanto serán como la niebla de la mañana, y como el rocío de la madrugada que se pasa; como el tamo que la tempestad arroja de la era, y como el humo que sale de la chimenea.
Y daré prodigios en el cielo y en la tierra, sangre, y fuego, y columnas de humo.
Heme aquí contra ti, dice Jehová de los ejércitos. Encenderé y reduciré a humo tus carros, y espada devorará tus leoncillos; y raeré de la tierra tu robo, y nunca más se oirá la voz de tus embajadores.
Y mostraré prodigios arriba en el cielo; y señales abajo en la tierra; sangre y fuego, y vapor de humo:
Y el humo del incienso subió de la mano del ángel delante de Dios con las oraciones de los santos.
Y abrió el pozo del abismo, y subió humo del pozo como el humo de un gran horno; y se oscureció el sol y el aire por el humo del pozo.
Y del humo salieron langostas sobre la tierra; y les fue dado poder, como tienen poder los escorpiones de la tierra.
Y así vi en visión los caballos y a los que sobre ellos estaban sentados, los cuales tenían corazas de fuego, de jacinto, y de azufre. Y las cabezas de los caballos eran como cabezas de leones; y de su boca salía fuego y humo y azufre.
Por estas tres plagas fue muerta la tercera parte de los hombres; por el fuego, y por el humo, y por el azufre que salía de su boca.
Y el humo del tormento de ellos sube para siempre jamás; y los que adoran a la bestia y a su imagen no tienen reposo ni de día ni de noche, ni cualquiera que reciba la marca de su nombre.
Y el templo se llenó con el humo de la gloria de Dios, y de su poder; y nadie podía entrar en el templo, hasta que fuesen consumadas las siete plagas de los siete ángeles.
Y llorarán y se lamentarán sobre ella los reyes de la tierra, los cuales han fornicado con ella, y han vivido en deleites, cuando ellos vieren el humo de su incendio,
y viendo el humo de su incendio, dieron voces, diciendo: ¿Qué ciudad era semejante a esta gran ciudad?
Y otra vez dijeron: ¡Aleluya! Y su humo subió para siempre jamás.