'Podían' en la Biblia
Y la tierra no podía darles para que habitasen juntos: porque su hacienda era mucha, y no podían morar en un mismo lugar.
Porque la hacienda de ellos era grande, y no podían habitar juntos, ni la tierra de su peregrinación los podía sostener a causa de sus ganados.
Y viendo sus hermanos que su padre lo amaba más que a todos sus hermanos, le aborrecían, y no le podían hablar pacíficamente.
Y le sirvieron a él aparte, y a ellos aparte, y a los egipcios que comían con él, {también} aparte; porque los egipcios no podían comer con los hebreos, pues esto es abominación para los egipcios.
José dijo a sus hermanos: Yo soy José. ¿Vive todavía mi padre? Pero sus hermanos no podían contestarle porque estaban atónitos delante de él.
Asimismo los peces que había en el río murieron; y el río se corrompió, tanto que los egipcios no podían beber de él; y hubo sangre por toda la tierra de Egipto.
Y en todo Egipto hicieron pozos alrededor del río para beber, porque no podían beber de las aguas del río.
Hasta que los magos no podían estar delante de Moisés a causa de la sarna, porque hubo sarna en los magos y en todos los egipcios.
Y los hijos de Rubén, primogénito de Israel, por sus generaciones, por sus familias, por las casas de sus padres, conforme a la cuenta de los nombres por sus cabezas, todos los varones de veinte años arriba, todos los que podían salir a la guerra;
De los hijos de Simeón, por sus generaciones, por sus familias, por las casas de sus padres, los contados de él conforme a la cuenta de los nombres por sus cabezas, todos los varones de veinte años arriba, todos los que podían salir a la guerra;
De los hijos de Gad, por sus generaciones, por sus familias, por las casas de sus padres, conforme a la cuenta de los nombres, de veinte años arriba, todos los que podían salir a la guerra;
De los hijos de Judá, por sus generaciones, por sus familias, por las casas de sus padres, conforme a la cuenta de los nombres, de veinte años arriba, todos los que podían salir a la guerra;
De los hijos de Isacar, por sus generaciones, por sus familias, por las casas de sus padres, conforme a la cuenta de los nombres, de veinte años arriba, todos los que podían salir a la guerra;
De los hijos de Zabulón, por sus generaciones, por sus familias, por las casas de sus padres, conforme a la cuenta de sus nombres, de veinte años arriba, todos los que podían salir a la guerra;
De los hijos de José; de los hijos de Efraín, por sus generaciones, por sus familias, por las casas de sus padres, conforme a la cuenta de los nombres, de veinte años arriba, todos los que podían salir a la guerra;
De los hijos de Manasés, por sus generaciones, por sus familias, por las casas de sus padres, conforme a la cuenta de los nombres, de veinte años arriba, todos los que podían salir a la guerra;
De los hijos de Benjamín, por sus generaciones, por sus familias, por las casas de sus padres, conforme a la cuenta de los nombres, de veinte años arriba, todos los que podían salir a la guerra;
De los hijos de Dan, por sus generaciones, por sus familias, por las casas de sus padres, conforme a la cuenta de los nombres, de veinte años arriba, todos los que podían salir a la guerra;
De los hijos de Aser, por sus generaciones, por sus familias, por las casas de sus padres, conforme a la cuenta de los nombres, de veinte años arriba, todos los que podían salir a la guerra;
De los hijos de Neftalí, por sus generaciones, por sus familias, por las casas de sus padres, conforme a la cuenta de los nombres, de veinte años arriba, todos los que podían salir a la guerra;
Y fueron todos los contados de los hijos de Israel por las casas de sus padres, de veinte años arriba, todos los que podían salir a la guerra en Israel;
Y Jonatán y Ahimaas estaban junto a la fuente de Rogel, porque no podían ellos mostrarse viniendo a la ciudad; y fue allá una criada, la cual les dio el aviso; y ellos fueron, y dieron aviso al rey David.
Y el rey Salomón, y toda la congregación de Israel que a él se había juntado, estaban con él delante del arca, sacrificando ovejas y bueyes, que por la multitud no se podían contar ni numerar.
Pero las barras eran tan largas que los extremos de las barras se podían ver desde el lugar santo, {que estaba} delante del santuario interior, mas no se podían ver {desde} afuera; y allí están hasta hoy.
Y todos los moabitas oyeron que los reyes habían subido a pelear contra ellos. Y convocaron a todos, desde los que podían ceñir armadura para arriba, y se pusieron en la frontera.
Entonces Rezín, rey de Aram, y Peka, hijo de Remalías, rey de Israel, subieron a Jerusalén para {hacer} guerra y sitiaron a Acaz; pero no lo podían vencer.
Sin embargo, los sacerdotes de los lugares altos no podían subir al altar del SEÑOR en Jerusalén, sino que comían panes sin levadura entre sus hermanos.
Y todos éstos fueron hijos de Aser, cabezas de familias paternas, escogidos, esforzados, cabezas de príncipes; y el número por sus linajes de entre los que podían tomar las armas e ir a la guerra fue veintiséis mil hombres.
De Zabulón {había} cincuenta mil que salieron con el ejército, que podían ponerse en orden de batalla con toda clase de armas de guerra y que ayudaron a {David} sin doblez de corazón.
De los de Dan que podían ponerse en orden de batalla, {había} veintiocho mil seiscientos.
Todos éstos, hombres de guerra, que podían ponerse en orden de batalla, vinieron con corazón perfecto a Hebrón, para hacer rey a David sobre todo Israel; también todos los demás de Israel eran de un mismo parecer para hacer rey a David.
Y el rey Salomón y toda la congregación de Israel, que estaba reunida con él delante del arca, sacrificaban {tantas} ovejas y bueyes que no se podían contar ni numerar.
Pero las barras eran tan largas que los extremos de las barras del arca se podían ver delante del santuario interior, mas no se podían ver {desde} afuera; y allí están hasta hoy.
Y no podían los sacerdotes estar para ministrar por causa de la nube; porque la gloria del SEÑOR había llenado la Casa de Dios.
Y no podían entrar los sacerdotes en la Casa del SEÑOR, porque la gloria del SEÑOR había llenado la Casa del SEÑOR.
También santificó Salomón el medio del atrio que estaba delante de la Casa del SEÑOR, por cuanto había ofrecido allí los holocaustos, y los sebos de los pacíficos; porque en el altar de bronce que Salomón había hecho, no podían caber los holocaustos, y el presente, y los sebos.
Y viniendo Josafat y su pueblo a despojarlos, hallaron en ellos muchas riquezas, y cuerpos muertos, y vestidos y vasos preciosos, los cuales tomaron para sí, tantos, que no los podían llevar; tres días duró el despojo, porque era mucho.
Mas los sacerdotes eran pocos, y no podían bastar a desollar los holocaustos; y así sus hermanos los levitas les ayudaron hasta que acabaron la obra, y hasta que los otros sacerdotes se santificaron; porque los levitas tuvieron mayor rectitud de corazón para santificarse, que los sacerdotes.
Porque entonces no la podían hacer, por cuanto no había plenitud de sacerdotes santificados, ni el pueblo estaba junto en Jerusalén.
Entonces el sacerdote Esdras trajo la ley delante de la asamblea de hombres y mujeres y de todos los que {podían} entender lo que oían. Era el primer día del mes séptimo.
Y leyó en el libro frente a la plaza que {estaba} delante de la puerta de las Aguas, desde el amanecer hasta el mediodía, en presencia de hombres y mujeres y de los que podían entender; y los oídos de todo el pueblo estaban atentos al libro de la ley.
Y el resto del pueblo, los sacerdotes, levitas, porteros, y cantores, sirvientes del templo y todos los que se habían apartado de los pueblos de las tierras a la ley de Dios, sus esposas, y sus hijos y sus hijas, todos los que podían comprender y discernir,
Y de sus hijos, la mitad hablaban la lengua de Asdod, y no podían hablar la lengua de los judíos, sino que hablaban conforme a la lengua de cada pueblo.
Una cesta tenía higos muy buenos, como brevas; y la otra cesta tenía higos muy malos, que no se podían comer de malos.
``Los cedros no lo igualaban en el huerto de Dios; los cipreses no se podían comparar con su ramaje, y los plátanos no igualaban sus ramas. Ningún árbol en el huerto de Dios podía compararse a él en su hermosura.
Entonces los presidentes y gobernadores buscaban ocasiones contra Daniel por parte del reino; mas no podían hallar alguna ocasión o falta, porque él era fiel, y ningún vicio ni falta fue en él hallado.
Y como no podían llegar a él a causa de la multitud, descubrieron el techo de donde estaba, y haciendo abertura, bajaron el lecho en que yacía el paralítico.
Y otra vez se juntó la multitud de tal manera, que ellos ni aun podían comer pan.
Y con muchas parábolas como éstas les hablaba la Palabra, conforme a lo que podían oír.
Y vinieron a él su madre y hermanos; y no podían llegar a él por causa de la multitud.
tramando contra El para ver si {Lo} podían atrapar en algo que dijera.
Y no le podían replicar a estas cosas.
Y no podían sorprenderle en palabra alguna delante del pueblo; y maravillados de su respuesta, callaron.
Por esto no podían creer, porque otra vez dijo Isaías:
Y Jesús les dice: Echad la red a la mano derecha del navío, y hallaréis. Entonces la echaron, y no la podían en ninguna manera sacar, por la multitud de los peces.
Y viendo al hombre que había sido sanado, que estaba con ellos, no podían decir nada en contra.
Mas no podían resistir a la sabiduría y al Espíritu que hablaba.
El cual venido, le rodearon los judíos que habían venido de Jerusalén, poniendo contra Pablo muchas y graves acusaciones, las cuales no podían probar;
Cuando se hizo de día, no reconocían la tierra, pero podían distinguir una bahía que tenía playa, y decidieron lanzar la nave hacia ella, si les era posible.
Les di a beber leche, no alimento sólido, porque todavía no podían {recibirlo}. En verdad, ni aun ahora pueden,
Y si el ministerio de muerte grabado con letras en piedras fue con gloria, de tal manera que los hijos de Israel no podían fijar la vista en el rostro de Moisés por causa de la gloria de su rostro, que se desvanecía,
Y, los otros, cierto, fueron muchos sacerdotes en cuanto por la muerte no podían permanecer;
Lo cual era figura de aquel tiempo presente, en el cual se ofrecían presentes y sacrificios que no podían hacer perfecto al que servía con ellos, en cuanto a la conciencia,
(porque no podían tolerar lo que se decía: y, si una bestia tocare al monte, será apedreada, o pasada con dardo;