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'Tú' en la Biblia

Y dijeron a Moisés: Habla con nosotros, que nosotros oiremos; y no hable Dios con nosotros, para que no muramos.

Y si me hicieres altar de piedras, no las labres de cantería; porque si alzares tu pico sobre él, lo ensuciarás.

Y no subirás por gradas a mi altar, para que tu desnudez no sea descubierta junto a él.

Si tomares en prenda el vestido de tu prójimo, a puestas del sol se lo devolverás;

mas el séptimo la dejarás libre y la soltarás, para que coman los pobres de tu pueblo; y de lo que quedare comerán las bestias del campo; así harás de tu viña y de tu olivar.

Los principios de las primicias de tu tierra traerás a la Casa del SEÑOR tu Dios. No guisarás el cabrito en la leche de su madre.

Yo enviaré mi terror delante de ti, y consternaré a todo pueblo donde entrares, y te daré la cerviz de todos tus enemigos.

Y yo pondré tu término desde el mar Bermejo hasta el mar de Filistea, y desde el desierto hasta el río; porque pondré en vuestras manos los moradores de la tierra, y los echarás de delante de ti.

Y dijo a Moisés: Sube al SEÑOR, , y Aarón, Nadab, y Abiú, y setenta de los ancianos de Israel; y os inclinaréis desde lejos.

Y mandarás a los hijos de Israel que te traigan aceite de olivas, claro, molido, para el alumbrado, para hacer arder continuamente las lámparas.

Harás que se acerquen a ti a Aarón tu hermano, y a sus hijos consigo, de entre los hijos de Israel, para que sean mis sacerdotes; a Aarón, Nadab y Abiú, Eleazar e Itamar, hijos de Aarón.

Y hablarás a todos los sabios de corazón, a quienes yo he llenado de Espíritu de sabiduría; para que hagan los vestidos de Aarón, para santificarle para que sea mi sacerdote.

Los vestidos que harán serán estos: el pectoral, el efod, el manto, la nica bordada, la mitra, y el cinturón. Hagan, pues, los santos vestidos a Aarón tu hermano, y a sus hijos, para que sean mis sacerdotes.

Así como un joyero graba un sello, grabarás las dos piedras con los nombres de los hijos de Israel; las engastarás en filigrana de oro.

Y tomarás de la sangre del novillo, y pondrás sobre los cuernos del altar con tu dedo, y derramarás toda la demás sangre al cimiento del altar.

Entonces tomarás el pecho del carnero de la consagración de Aarón, y lo mecerás como ofrenda mecida delante del SEÑOR; y esa será tu porción.

Y has de tomar de las principales especias; de mirra excelente quinientos siclos, y de canela aromática la mitad, esto es, doscientos cincuenta, y de cálamo aromático doscientos cincuenta,

Y hablarás a los hijos de Israel, diciendo: Con todo eso vosotros guardaréis mis sábados, porque es señal entre mí y vosotros por vuestras edades, para que sepáis que yo soy el SEÑOR que os santifico.

Entonces el SEÑOR dijo a Moisés: Anda, desciende, porque tu pueblo que sacaste de la tierra de Egipto se ha corrompido.

Bien pronto se han desviado del camino que yo les mandé. Se han hecho un becerro de fundición y lo han adorado, le han ofrecido sacrificios y han dicho: ``Este es tu dios, Israel, que te ha sacado de la tierra de Egipto."

Entonces Moisés lamentó delante del SEÑOR su Dios, y dijo: ¡Oh SEÑOR! ¿Por qué se encenderá tu furor en tu pueblo, que sacaste de la tierra de Egipto con gran fortaleza, y con mano fuerte?

¿Por qué han de hablar los egipcios, diciendo: Para mal los sacó, para matarlos en los montes, y para raerlos de sobre la faz de la tierra? Vuélvete del furor de tu ira, y arrepiéntete del mal de tu pueblo.

Y respondió Aarón: No se enoje mi señor; conoces al pueblo, que es inclinado al mal.

Y el SEÑOR dijo a Moisés: Ve, sube de aquí, y el pueblo que sacaste de la tierra de Egipto, a la tierra de la cual juré a Abraham, Isaac, y Jacob, diciendo: A tu simiente la daré.

Y dijo Moisés al SEÑOR: Mira, me dices a mí: Saca este pueblo; y no me has declarado a quién has de enviar conmigo; sin embargo, dices: Yo te he conocido por tu nombre, y has hallado también gracia en mis ojos.

Ahora, pues, si he hallado ahora gracia en tus ojos, te ruego que me muestres tu camino, para que te conozca, para que halle gracia en tus ojos; y mira que tu pueblo es esta gente.

¿Y en qué se conocerá aquí que he hallado gracia en tus ojos, yo y tu pueblo, sino en andar con nosotros, y que yo y tu pueblo seamos apartados de todos los pueblos que están sobre la faz de la tierra?

Y el SEÑOR dijo a Moisés: También haré esto que has dicho, por cuanto has hallado gracia en mis ojos, y yo te he conocido por tu nombre.

Y dijo aún el SEÑOR: He aquí lugar junto a mí, y estarás sobre la peña;

Y el SEÑOR dijo a Moisés: Lábrate dos tablas de piedra como las anteriores, y yo escribiré sobre las tablas las palabras que estaban en las primeras tablas que quebraste.

Y dijo: Si ahora, Señor, he hallado gracia en tus ojos, vaya ahora el Señor en medio de nosotros; porque éste es pueblo de dura cerviz; y perdona nuestra iniquidad y nuestro pecado, y tómanos por tu heredad.

Y él dijo: He aquí, yo hago pacto delante de todo tu pueblo: haré maravillas que no han sido hechas en toda la tierra, ni en nación alguna; y verá todo el pueblo en medio del cual estás , la obra del SEÑOR; porque ha de ser cosa terrible la que yo haré contigo.

Guarda lo que yo te mando hoy; he aquí que yo echo de delante de tu presencia al amorreo, y al cananeo, y al heteo, y al ferezeo, y al heveo, y al jebuseo.

Todo lo que abre matriz, mío es; y de tu ganado todo primerizo de vaca o de oveja que fuere macho.

Porque yo arrojaré los gentiles de tu presencia, y ensancharé tu término; y ninguno codiciará tu tierra, cuando subieres para ser visto delante del SEÑOR tu Dios tres veces al año.

El principio de las primicias de tu tierra meterás en la Casa del SEÑOR tu Dios. No cocerás el cabrito en la leche de su madre.

Y el SEÑOR dijo a Moisés: Escribe estas palabras; porque conforme a estas palabras he hecho el pacto contigo y con Israel.

Mas si tu presente fuere ofrenda de sartén, será de flor de harina sin levadura, amasada con aceite,

Y sazonarás toda ofrenda de tu presente con sal; y no harás que falte jamás de tu presente la sal de la alianza de tu Dios; en toda ofrenda tuya ofrecerás sal.

Cuando alguna persona hiciere prevaricación, y cometiere pecado por yerro en las cosas santificadas al SEÑOR, traerá por la expiación de su culpa al SEÑOR, un carnero sin tacha de los rebaños, conforme a tu estimación, de dos siclos de plata del siclo del santuario, por su culpa.

Traerá, pues, al sacerdote por expiación de su culpa, según lo estimes, un carnero sin tacha de los rebaños; y el sacerdote lo reconciliará de su yerro que cometió por ignorancia, y tendrá perdón.

Y por la expiación de su culpa traerá al SEÑOR un carnero sin tacha de los rebaños, conforme a tu estimación, al sacerdote por su culpa.

Y dijo Moisés a Aarón: Acércate al altar, y ofrezca tu pecado, y tu holocausto, y haz la reconciliación por ti y por el pueblo; ofrezca también la ofrenda del pueblo, y haz la reconciliación por ellos; como ha mandado el SEÑOR.

Habéis, pues, de comerlo en el lugar santo; porque ésta es tu porción, y la porción de tus hijos, de las ofrendas encendidas a Jehová, pues que así me ha sido mandado.

Comeréis asimismo en lugar limpio, y tus hijos y tus hijas contigo, el pecho de la mecida, y la espaldilla elevada, porque por fuero para ti, y fuero para tus hijos, son dados de los sacrificios de la paz de los hijos de Israel.

La desnudez de la hija de tu hijo, o de la hija de tu hija, su desnudez no descubrirás, porque es la desnudez tuya.

La desnudez de la hermana de tu madre no descubrirás; porque parienta de tu madre es.

La desnudez del hermano de tu padre no descubrirás; no te acercarás a su mujer; es mujer del hermano de tu padre.

Cuando segareis la mies de vuestra tierra, no acabarás de segar el rincón de tu campo, ni espigarás tu tierra segada.

La desnudez de la hermana de tu madre, o de la hermana de tu padre, no descubrirás; por cuanto descubrió su parienta, su iniquidad llevarán.

Y lo santificarás, porque el pan de tu Dios ofrece; santo será para ti, porque santo soy yo el SEÑOR vuestro santificador.

Habla a Aarón, y dile: El varón de tu simiente en sus generaciones, en el cual hubiere falta, no se acercará para ofrecer el pan de su Dios.

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