'De' en la Biblia
Y aconteció después de la muerte de Josué, que los hijos de Israel consultaron a Jehová, diciendo: ¿Quién será el primero en subir por nosotros a pelear contra los cananeos?
Y subió Judá, y Jehová entregó en sus manos al cananeo y al ferezeo; y de ellos hirieron en Bezec diez mil hombres.
Mas Adoni-bezec huyó; y le siguieron, y le prendieron, y le cortaron los pulgares de las manos y de los pies.
Entonces dijo Adoni-bezec: Setenta reyes, cortados los pulgares de sus manos y de sus pies, recogían las migajas debajo de mi mesa; como yo hice, así me ha pagado Dios. Y le metieron en Jerusalén, donde murió.
Y habían combatido los hijos de Judá a Jerusalén, y la habían tomado, y herido a filo de espada, y puesto a fuego la ciudad.
Después los hijos de Judá descendieron para pelear contra el cananeo que habitaba en las montañas, y en el sur, y en el valle.
Y de allí fue a los que habitaban en Debir, que antes se llamaba Quiriat-sefer.
Y la tomó Otoniel hijo de Cenaz, hermano menor de Caleb; y él le dio a Acsa su hija por esposa.
Ella entonces le respondió: Dame una bendición, puesto que me has dado tierra de sequedal; dame también fuentes de aguas. Entonces Caleb le dio las fuentes de arriba, y las fuentes de abajo.
Y los hijos del cineo, suegro de Moisés, subieron de la ciudad de las palmeras con los hijos de Judá, al desierto de Judá que está al sur de Arad; y fueron y habitaron con el pueblo.
Y Jehová estaba con Judá, y echó a los de las montañas; mas no pudo echar a los que habitaban en los llanos, porque ellos tenían carros herrados.
Y dieron Hebrón a Caleb, como Moisés había dicho; y él echó de allí a los tres hijos de Anac.
Mas los hijos de Benjamín no echaron al jebuseo que habitaba en Jerusalén, y así el jebuseo habitó con los hijos de Benjamín en Jerusalén hasta hoy.
También los de la casa de José subieron a Betel; y Jehová fue con ellos.
Y los de la casa de José pusieron espías en Betel, la cual ciudad antes se llamaba Luz.
Y los que espiaban vieron un hombre que salía de la ciudad, y le dijeron: Muéstranos ahora la entrada de la ciudad, y haremos contigo misericordia.
Y él les mostró la entrada a la ciudad, y la hirieron a filo de espada; mas dejaron a aquel hombre con toda su familia.
Y se fue el hombre a la tierra de los heteos, y edificó una ciudad, a la cual llamó Luz; y éste es su nombre hasta hoy.
Tampoco Manasés echó a los de Bet-seán, ni a los de sus aldeas, ni a los de Taanac y sus aldeas, ni a los de Dor y sus aldeas, ni a los habitantes de Ibleam y sus aldeas, ni a los que habitaban en Meguido y en sus aldeas; mas los cananeos quisieron habitar en esta tierra.
Tampoco Efraín echó al cananeo que habitaba en Gezer; antes habitó el cananeo en medio de ellos en Gezer.
Tampoco Zabulón echó a los que habitaban en Quitrón ni a los que habitaban en Naalal; mas el cananeo habitó en medio de él, y le fueron tributarios.
Tampoco Neftalí echó a los que habitaban en Bet-semes, ni a los que habitaban en Bet-anat, sino que moró entre los cananeos que habitaban en la tierra; sin embargo los moradores de Bet-semes y los moradores de Bet-anatles les fueron tributarios.
Y los amorreos presionaron a los hijos de Dan hasta la montaña; y no los dejaron descender a la llanura.
Y quiso el amorreo habitar en la montaña de Heres, en Ajalón y en Saalbim; sin embargo la mano de la casa de José prevaleció, y los hicieron tributarios.
Y el término del amorreo fue desde la subida de Acrabim, desde la piedra, y arriba.
Y el Ángel de Jehová subió de Gilgal a Boquim, y dijo: Yo os saqué de Egipto, y os introduje en la tierra de la cual había jurado a vuestros padres; y dije: No invalidaré jamás mi pacto con vosotros;
con tal que vosotros no hagáis alianza con los moradores de esta tierra, cuyos altares habéis de derribar: mas vosotros no habéis obedecido a mi voz: ¿por qué habéis hecho esto?
Por tanto yo también dije: No los echaré de delante de vosotros, sino que serán como espinas en vuestros costados, y sus dioses os serán por tropiezo.
Y aconteció que cuando el Ángel de Jehová habló estas palabras a todos los hijos de Israel, el pueblo lloró en alta voz.
Porque ya Josué había despedido al pueblo, y los hijos de Israel se habían ido cada uno a su heredad para poseerla.
Y el pueblo había servido a Jehová todo el tiempo de Josué, y todo el tiempo de los ancianos que vivieron largos días después de Josué, los cuales habían visto todas las grandes obras de Jehová, que Él había hecho por Israel.
Y murió Josué hijo de Nun, siervo de Jehová, siendo de ciento diez años.
Y lo enterraron en el término de su heredad en Timnat-sera, en el monte de Efraín, el norte del monte de Gaas.
Y toda aquella generación fue también recogida con sus padres. Y se levantó después de ellos otra generación, que no conocía a Jehová, ni la obra que Él había hecho por Israel.
Y los hijos de Israel hicieron lo malo ante los ojos de Jehová, y sirvieron a los Baales:
Y dejaron a Jehová el Dios de sus padres, que los había sacado de la tierra de Egipto, y se fueron tras otros dioses, los dioses de los pueblos que estaban en sus alrededores, a los cuales adoraron; y provocaron a ira a Jehová.
Y el furor de Jehová se encendió contra Israel, el cual los entregó en manos de robadores que los saquearon, y los vendió en manos de sus enemigos de alrededor: y ya no pudieron estar de pie delante de sus enemigos.
Por dondequiera que salían, la mano de Jehová era contra ellos para mal, como Jehová había dicho, y como Jehová se lo había jurado; así los afligió en gran manera.
Mas Jehová levantó jueces que los librasen de mano de los que los saqueaban.
Y tampoco oyeron a sus jueces, sino que fornicaron tras dioses ajenos, a los cuales adoraron; se apartaron pronto del camino en que anduvieron sus padres obedeciendo a los mandamientos de Jehová; pero ellos no hicieron así.
Y cuando Jehová les levantaba jueces, Jehová era con el juez, y los libraba de mano de los enemigos todo el tiempo de aquel juez; porque Jehová se arrepentía por sus gemidos a causa de los que los oprimían y afligían.
Pero acontecía que al morir el juez, ellos volvían atrás y se corrompían aun más que sus padres, siguiendo a dioses ajenos para servirles, e inclinándose delante de ellos; y no desistían de sus obras, ni de su obstinado camino.
Y la ira de Jehová se encendió contra Israel, y dijo: Por cuanto esta gente traspasa mi pacto que ordené a sus padres, y no obedecen mi voz,
tampoco yo echaré más de delante de ellos a ninguna de estas naciones que dejó Josué cuando murió;
para que por ellas probara yo a Israel, si guardarían o no el camino de Jehová andando por él, como sus padres lo guardaron.
Por esto dejó Jehová aquellas naciones, y no las desarraigó luego, ni las entregó en mano de Josué.
Éstas, pues, son las naciones que dejó Jehová para probar con ellas a Israel, a todos aquellos que no habían conocido todas las guerras de Canaán;
para que al menos el linaje de los hijos de Israel conociese, para enseñarlos en la guerra, al menos a los que antes no la habían conocido.
Cinco príncipes de los filisteos, y todos los cananeos, y los sidonios, y los heveos que habitaban en el monte Líbano; desde el monte de Baal-hermón hasta llegar a Hamat.
Éstos, pues, fueron para probar por ellos a Israel, para saber si obedecerían a los mandamientos de Jehová, que Él había prescrito a sus padres por mano de Moisés.
Así los hijos de Israel habitaban entre los cananeos, heteos, amorreos, ferezeos, heveos, y jebuseos.
Y tomaron de sus hijas por esposas, y dieron sus hijas a los hijos de ellos, y sirvieron a sus dioses.
Hicieron, pues, los hijos de Israel lo malo ante los ojos de Jehová; y olvidaron a Jehová su Dios, y sirvieron a los Baales, y a las imágenes de Asera.
Y la ira de Jehová se encendió contra Israel, y los vendió en manos de Cusan-risataim rey de Mesopotamia; y sirvieron los hijos de Israel a Cusan-risataim ocho años.
Y cuando los hijos de Israel clamaron a Jehová; Jehová levantó un libertador a los hijos de Israel y los libró; esto es, a Otoniel hijo de Cenaz, hermano menor de Caleb.
Y el Espíritu de Jehová fue sobre él, y juzgó a Israel, y salió a batalla, y Jehová entregó en su mano a Cusan-risataim, rey de Mesopotamia, y prevaleció su mano contra Cusan-risataim.
Y reposó la tierra cuarenta años; y murió Otoniel, hijo de Cenaz.
Y los hijos de Israel volvieron a hacer lo malo ante los ojos de Jehová; y Jehová esforzó a Eglón rey de Moab contra Israel, por cuanto habían hecho lo malo ante los ojos de Jehová.
Y juntó consigo a los hijos de Amón y de Amalec, y fue, e hirió a Israel, y tomó la ciudad de las palmas.
Y los hijos de Israel sirvieron a Eglón rey de los moabitas dieciocho años.
Y los hijos de Israel clamaron a Jehová; y Jehová les levantó un libertador, a Aod, hijo de Gera, benjamita, el cual era zurdo. Y los hijos de Israel enviaron con él un presente a Eglón rey de Moab.
Y Aod se había hecho un puñal de dos filos, de un codo de largo; y se lo ciñó debajo de sus ropas sobre su muslo derecho.
Y trajo el presente a Eglón rey de Moab; y Eglón era un hombre muy obeso.
Mas él se volvió desde los ídolos que estaban en Gilgal, y dijo: Rey, una palabra secreta tengo que decirte. Él entonces dijo: Calla. Y salieron de delante de él todos los que con él estaban.
Y se acercó Aod a él, el cual estaba sentado solo en una sala de verano. Y Aod dijo: Tengo palabra de Dios para ti. Él entonces se levantó de su silla.
Mas Aod metió su mano izquierda, y tomó el puñal de su lado derecho, y se lo metió por el vientre;
y la empuñadura también entró tras la hoja, y la grosura encerró la hoja, que él no sacó el puñal de su vientre; y salió el estiércol.
Y saliendo Aod al patio, cerró tras sí las puertas de la sala y les puso el cerrojo.
Y salido él, vinieron sus siervos, los cuales viendo las puertas de la sala cerradas, dijeron: Sin duda él cubre sus pies en la sala de verano.
Y habiendo esperado hasta estar confusos, pues que él no abría las puertas de la sala, tomaron la llave y abrieron; y he aquí su señor caído en tierra, muerto.
Y aconteció que cuando hubo entrado, tocó la trompeta en el monte de Efraín, y los hijos de Israel descendieron con él del monte, y él iba delante de ellos.
Entonces él les dijo: Seguidme, porque Jehová ha entregado vuestros enemigos los moabitas en vuestras manos. Y descendieron en pos de él, y tomaron los vados del Jordán a Moab, y no dejaron pasar a ninguno.
Y en aquel tiempo hirieron de los moabitas como a diez mil hombres, todos valientes y todos hombres de guerra; no escapó hombre.
Así quedó Moab sojuzgado aquel día bajo la mano de Israel; y reposó la tierra ochenta años.
Después de éste fue Samgar hijo de Anat, el cual hirió seiscientos hombres de los filisteos con una aguijada de bueyes; y él también libró a Israel.
Y después de la muerte de Aod, los hijos de Israel volvieron a hacer lo malo ante los ojos de Jehová.
Y Jehová los vendió en mano de Jabín rey de Canaán, el cual reinó en Hazor: y el capitán de su ejército se llamaba Sísara, y él habitaba en Haroset de los gentiles.
Y los hijos de Israel clamaron a Jehová, porque aquél tenía novecientos carros herrados; y había afligido en gran manera a los hijos de Israel por veinte años.
Y gobernaba en aquel tiempo a Israel una mujer, Débora, profetisa, esposa de Lapidot;
y ella se sentaba bajo la palmera de Débora, entre Ramá y Betel, en el monte de Efraín; y los hijos de Israel subían a ella a juicio.
Y ella envió a llamar a Barac hijo de Abinoam, de Cedes de Neftalí, y le dijo: ¿No te ha mandado Jehová Dios de Israel, diciendo: Ve, y retírate hasta el monte de Tabor, y toma contigo diez mil hombres de los hijos de Neftalí, y de los hijos de Zabulón;
y yo atraeré a ti al arroyo de Cisón a Sísara, capitán del ejército de Jabín, con sus carros y su ejército, y lo entregaré en tus manos?
Y ella dijo: Iré contigo; mas no será tu honra en el camino que vas; porque en mano de mujer venderá Jehová a Sísara. Y levantándose Débora fue con Barac a Cedes.
Y Heber cineo, de los hijos de Hobab suegro de Moisés, se había apartado de los cineos, y puesto su tienda hasta el valle de Zaananim, que está junto a Cedes.
Vinieron pues, las nuevas a Sísara como Barac hijo de Abinoam había subido al monte de Tabor.
Y reunió Sísara todos sus carros, novecientos carros herrados, con todo el pueblo que con él estaba, desde Haroset de los gentiles hasta el arroyo de Cisón.
Entonces Débora dijo a Barac: Levántate; porque éste es el día en que Jehová ha entregado a Sísara en tus manos: ¿No ha salido Jehová delante de ti? Y Barac descendió del monte de Tabor, y diez mil hombres en pos de él.
Y Jehová desbarató a Sísara, y a todos sus carros y a todo su ejército, a filo de espada delante de Barac; y Sísara descendió del carro, y huyó a pie.
Mas Barac siguió los carros y el ejército hasta Haroset de los gentiles, y todo el ejército de Sísara cayó a filo de espada hasta no quedar ni uno.
Y Sísara huyó a pie a la tienda de Jael, esposa de Heber cineo; porque había paz entre Jabín, rey de Hazor, y la casa de Heber el cineo.
Y él le dijo: Te ruego me des a beber un poco de agua, pues tengo sed. Y ella abrió un odre de leche y le dio de beber, y le volvió a cubrir.
Y él le dijo: Estate a la puerta de la tienda, y si alguien viniere, y te preguntare, diciendo: ¿Hay aquí alguno? Tú responderás que no.
Y Jael, esposa de Heber, tomó una estaca de la tienda, y poniendo un mazo en su mano, vino a él calladamente, y le metió la estaca por las sienes, y lo enclavó en la tierra, pues él estaba cargado de sueño y cansado; y así murió.
Así abatió Dios aquel día a Jabín, rey de Canaán, delante de los hijos de Israel.
Y la mano de los hijos de Israel prosperó y prevaleció contra Jabín rey de Canaán; hasta que destruyeron a Jabín, rey de Canaán.
Y aquel día cantó Débora, con Barac, hijo de Abinoam, diciendo:
Porque ha vengado las injurias de Israel, porque el pueblo se ha ofrecido voluntariamente, load a Jehová.
Oíd, oh reyes; escuchad, oh príncipes: Yo cantaré a Jehová, cantaré salmos a Jehová, Dios de Israel.
Cuando saliste de Seir, oh Jehová, cuando te apartaste del campo de Edom, la tierra tembló, y los cielos destilaron, y las nubes gotearon aguas.
Los montes se derritieron delante de Jehová, aun aquel Sinaí, delante de Jehová Dios de Israel.