'Dijo' en la Biblia
Entonces Judá dijo a su hermano Simeón: Sube conmigo al territorio que me ha tocado, para que peleemos contra los cananeos; yo también iré contigo al territorio que te ha tocado. Y Simeón fue con él.
Y Adoni-bezec dijo: Setenta reyes, con los pulgares de sus manos y de sus pies cortados, recogían {migajas} debajo de mi mesa; como yo he hecho, así me ha pagado Dios. Lo llevaron a Jerusalén, y allí murió.
Y Caleb dijo: Al que ataque a Quiriat-séfer y la tome, yo le daré a mi hija Acsa por mujer.
Y sucedió que cuando ella vino {a él,} éste la persuadió a que pidiera un campo a su padre. Ella entonces se bajó del asno, y Caleb le dijo: ¿Qué quieres?
Y ella le dijo: Dame una bendición, ya que me has dado la tierra del Neguev, dame también fuentes de agua. Y Caleb le dio las fuentes de arriba y las fuentes de abajo.
Y el ángel del SEÑOR subió de Gilgal a Boquim y dijo: Yo os saqué de Egipto y os conduje a la tierra que había prometido a vuestros padres y dije: ``Jamás quebrantaré mi pacto con vosotros,
Y se encendió la ira del SEÑOR contra Israel, y dijo: Por cuanto esta nación ha quebrantado el pacto que ordené a sus padres, y no ha escuchado mi voz,
Pero él se volvió desde los ídolos que estaban en Gilgal, y dijo: Tengo un mensaje secreto para ti, oh rey. Y {éste} dijo: Guarda silencio. Y todos los que le servían salieron.
Aod vino a él cuando estaba sentado solo en su sala de verano. Y Aod dijo: Tengo un mensaje de Dios para ti. Y él se levantó de su silla.
Y les dijo: Perseguid{los,} porque el SEÑOR ha entregado en vuestras manos a vuestros enemigos, los moabitas. Y descendieron tras él y se apoderaron de los vados del Jordán frente a Moab, y no dejaron pasar a nadie.
Y ella mandó llamar a Barac, hijo de Abinoam, de Cedes de Neftalí, y le dijo: Esto ha ordenadoNo ha ordenado}>> el SEÑOR, Dios de Israel: ``Ve, marcha al monte Tabor y lleva contigo a diez mil hombres de los hijos de Neftalí y de los hijos de Zabulón.
Y ella dijo: Ciertamente iré contigo; sin embargo, el honor no será tuyo en la jornada que vas a emprender, porque el SEÑOR venderá a Sísara en manos de una mujer. Entonces Débora se levantó y fue con Barac a Cedes.
Entonces Débora dijo a Barac: ¡Levántate!, porque este es el día en que el SEÑOR ha entregado a Sísara en tus manos; he aquí, el SEÑOR ha salido delante de ti. Bajó, pues, Barac del monte Tabor seguido de diez mil hombres.
Y Jael salió al encuentro de Sísara, y le dijo: Ven, señor mío, ven a mí; no temas. Y él fue hacia ella a la tienda, y ella lo cubrió con una manta.
Y él le dijo: Te ruego que me des de beber un poco de agua, porque tengo sed. Y ella abrió un odre de leche y le dio de beber; entonces lo cubrió.
Entonces él le dijo: Ponte a la entrada de la tienda, y si alguien viene, y te pregunta, y te dice: `` ¿Hay alguien aquí?", tú responderás: ``No."
Y he aquí, cuando Barac perseguía a Sísara, Jael salió a su encuentro, y le dijo: Ven, y te mostraré al hombre que buscas. Y él entró con ella, y he aquí que Sísara yacía muerto con la estaca en la sien.
``Maldecid a Meroz", dijo el ángel del SEÑOR, ``maldecid, maldecid a sus moradores; porque no vinieron en ayuda del SEÑOR, en ayuda del SEÑOR contra los guerreros."
el SEÑOR envió a los hijos de Israel un profeta que les dijo: Así dice el SEÑOR, Dios de Israel: ``Fui yo el que os hice subir de Egipto, y os saqué de la casa de servidumbre.
Y el ángel del SEÑOR se le apareció, y le dijo: El SEÑOR está contigo, valiente guerrero.
Y el SEÑOR lo miró, y dijo: Ve con esta tu fuerza, y libra a Israel de la mano de los madianitas. ¿No te he enviado yo?
Pero el SEÑOR le dijo: Ciertamente yo estaré contigo, y derrotarás a Madián como a un solo hombre.
Y {Gedeón} le dijo: Si he hallado gracia ante tus ojos, muéstrame una señal de que eres tú el que hablas conmigo.
Y el ángel de Dios le dijo: Toma la carne y el pan sin levadura, ponlos sobre esta peña y derrama el caldo. Y así lo hizo.
Al ver Gedeón que era el ángel del SEÑOR, dijo: ¡Ay de mí, Señor DIOS! Porque ahora he visto al ángel del SEÑOR cara a cara.
Y el SEÑOR le dijo: La paz {sea} contigo, no temas; no morirás.
Sucedió que aquella misma noche el SEÑOR le dijo: Toma el novillo de tu padre y otro novillo de siete años; derriba el altar de Baal que pertenece a tu padre y corta la Asera que está junto a él;
Pero Joás dijo a todos los que estaban contra él: ¿Contenderéis vosotros por Baal, o lo libraréis? A cualquiera que contienda por él, se le dará muerte antes de llegar la mañana. Si es un dios, que contienda por sí mismo, porque alguien ha derribado su altar.
Entonces Gedeón dijo a Dios: Si has de librar a Israel por mi mano, como has dicho,
Y Gedeón dijo a Dios: No se encienda tu ira contra mí si hablo otra vez; te ruego que me permitas hacer otra vez una prueba con el vellón; que ahora quede seco el vellón y haya rocío en toda la tierra.
Y el SEÑOR dijo a Gedeón: El pueblo que está contigo es demasiado numeroso para que yo entregue a Madián en sus manos; no sea que Israel se vuelva orgulloso, diciendo: ``Mi propia fortaleza me ha librado."
Y el SEÑOR dijo a Gedeón: Todavía el pueblo es demasiado numeroso; hazlos bajar al agua y allí te los probaré. Y será que de quien yo te diga: ``Este irá contigo", ése irá contigo; pero todo aquel de quien yo te diga: ``Este no irá contigo", ése no irá.
E hizo bajar el pueblo al agua. Y el SEÑOR dijo a Gedeón: Pondrás a un lado a todo aquel que lamiere el agua con su lengua, como lame el perro, y a todo el que se arrodille para beber.
Entonces el SEÑOR dijo a Gedeón: Os salvaré con los trescientos hombres que lamieron {el agua} y entregaré a los madianitas en tus manos. Que todos los {demás} del pueblo se vayan, cada uno a su casa.
Y aconteció que aquella misma noche, el SEÑOR le dijo {a Gedeón:} Levántate, desciende contra el campamento porque lo he entregado en tus manos.
Respondió su amigo, y dijo: Esto no es otra cosa que la espada de Gedeón, hijo de Joás, varón de Israel; Dios ha entregado en su mano a Madián y a todo el campamento.
Cuando Gedeón oyó el relato del sueño y su interpretación, se inclinó y adoró. Volvió al campamento de Israel, y dijo: Levantaos, porque el SEÑOR ha entregado en vuestras manos el campamento de Madián.
Y les dijo: Miradme, y haced lo mismo que yo. Y he aquí, cuando yo llegue a las afueras del campamento, como yo haga, así haréis vosotros.
Pero él les dijo: ¿Qué he hecho yo ahora en comparación con vosotros? ¿No es mejor el rebusco de Efraín que la vendimia de Abiezer?
Dios ha entregado en vuestras manos a los jefes de Madián, Oreb y Zeeb; ¿y qué pude hacer yo en comparación con vosotros? Entonces se aplacó la ira de ellos contra él cuando dijo esto.
Y dijo a los hombres de Sucot: Os ruego que deis pan a la gente que me sigue, porque están cansados, y estoy persiguiendo a Zeba y a Zalmuna, reyes de Madián.
Y fue a los hombres de Sucot y dijo: He aquí a Zeba y a Zalmuna, acerca de los cuales me injuriasteis, diciendo: `` ¿Están ya las manos de Zeba y Zalmuna en tu mano para que demos pan a tus hombres que están fatigados?"
Después dijo a Zeba y a Zalmuna: ¿Qué clase de hombres {eran} los que matasteis en Tabor? Y ellos respondieron: Eran como tú, cada uno parecía hijo de rey.
Y él dijo: {Eran} mis hermanos, hijos de mi madre. Vive el SEÑOR, que si los hubierais dejado con vida, yo no os quitaría la vida.
Y dijo a Jeter su primogénito: Levántate y mátalos. Pero el joven no sacó la espada porque tenía temor, pues todavía era muchacho.
Pero Gedeón les dijo: No reinaré sobre vosotros, ni tampoco reinará sobre vosotros mi hijo; el SEÑOR reinará sobre vosotros.
Les dijo también Gedeón: Quisiera pediros que cada uno de vosotros me dé un zarcillo de su botín (pues tenían zarcillos de oro, porque eran ismaelitas).
Cuando se lo informaron a Jotam, fue y se paró en la cumbre del monte Gerizim, y alzando su voz, clamó y les dijo: Escuchadme, habitantes de Siquem, para que os oiga Dios.
Y la zarza dijo a los árboles: ``Si en verdad me ungís por rey sobre vosotros, venid y refugiaos a mi sombra; y si no, salga fuego de la zarza y consuma los cedros del Líbano."
Entonces Gaal, hijo de Ebed, dijo: ¿Quién es Abimelec y quién es Siquem para que le sirvamos? ¿No es acaso hijo de Jerobaal, y {no es} Zebul su oficial? Servid a los hombres de Hamor, padre de Siquem; pero ¿por qué hemos de servirle a él?
Al ver Gaal a la gente, dijo a Zebul: Mira, viene gente bajando de las cumbres de los montes. Pero Zebul le dijo: Estás viendo la sombra de los montes como {si fueran} hombres.
Y volvió a hablar Gaal y dijo: He aquí, gente que baja de la parte más alta de la tierra, y una compañía viene por el camino de la encina de los adivinos.
Entonces Zebul le dijo: ¿Dónde está ahora tu jactancia con la cual decías: `` ¿Quién es Abimelec para que le sirvamos?" ¿No es éste el pueblo que despreciabas? Ahora pues, sal y pelea contra él.
Abimelec subió entonces al monte Salmón, él y toda la gente que {estaba} con él; y tomando Abimelec un hacha en su mano, cortó una rama de los árboles, la levantó y {la} puso sobre su hombro. Y dijo a la gente que {estaba} con él: Lo que me habéis visto hacer, apresuraos {y} haced lo mismo.
Entonces él llamó apresuradamente al muchacho que era su escudero, y le dijo: Saca tu espada y mátame, no sea que se diga de mí: ``Una mujer lo mató." Y el muchacho lo traspasó, y murió.
Entonces Jefté dijo a los ancianos de Galaad: ¿No me odiasteis y me echasteis de la casa de mi padre? ¿Por qué, pues, habéis venido a mí ahora cuando estáis en apuros?
Y Jefté dijo a los ancianos de Galaad: Si me hacéis volver para pelear contra los hijos de Amón y el SEÑOR me los entrega, ¿seré yo vuestro jefe?
Y el rey de los hijos de Amón dijo a los mensajeros de Jefté: Porque Israel tomó mi tierra, cuando subieron de Egipto, desde el Arnón hasta el Jaboc y el Jordán; por tanto devuélvela ahora en paz.
``Y envió Israel mensajeros a Sehón, rey de los amorreos, rey de Hesbón, y le dijo Israel: `Permítenos, te rogamos, pasar por tu tierra a nuestro lugar.'
Y Jefté hizo un voto al SEÑOR, y dijo: Si en verdad entregas en mis manos a los hijos de Amón,
Y cuando la vio, él rasgó sus ropas y dijo: ¡Ay, hija mía! Me has abatido y estás entre los que me afligen; porque he dado mi palabra al SEÑOR, y no me puedo retractar.
Entonces ella le dijo: Padre mío, has dado tu palabra al SEÑOR; haz conmigo conforme a lo que has dicho, ya que el SEÑOR te ha vengado de tus enemigos, los hijos de Amón.
Y ella dijo a su padre: Que se haga esto por mí; déjame sola por dos meses, para que vaya yo a los montes y llore por mi virginidad, yo y mis compañeras.
Y él dijo: Ve, y la dejó ir por dos meses; y ella se fue con sus compañeras, y lloró su virginidad por los montes.
Entonces el ángel del SEÑOR se le apareció a la mujer, y le dijo: He aquí, tú eres estéril y no has tenido hijos, pero concebirás y darás a luz un hijo.
Y la mujer fue y se lo dijo a su marido, diciendo: Un hombre de Dios vino a mí, y su aspecto era como el aspecto del ángel de Dios, muy imponente. Yo no le pregunté de dónde {venía,} ni él me hizo saber su nombre.
Pero él me dijo: ``He aquí, concebirás y darás a luz un hijo; desde ahora no beberás vino ni licor, ni comerás cosa inmunda, porque el niño será nazareo para Dios desde el seno materno hasta el día de su muerte."
Entonces Manoa imploró al SEÑOR, y dijo: Te ruego Señor, que el hombre de Dios que tú enviaste venga otra vez a nosotros, para que nos enseñe lo que hemos de hacer con el niño que ha de nacer.
Y la mujer corrió rápidamente y avisó a su marido, y le dijo: He aquí, se me ha aparecido el hombre que vino el {otro} día.
Manoa se levantó y siguió a su mujer, y cuando llegó al hombre, le dijo: ¿Eres el hombre que habló a la mujer? Y él respondió: Yo soy.
Y Manoa dijo: Cuando tus palabras se cumplan, ¿cómo debe ser el modo de vivir del muchacho y cuál su vocación?
Y el ángel del SEÑOR dijo a Manoa: Que la mujer atienda a todo lo que {le} dije.
Entonces Manoa dijo al ángel del SEÑOR: Permítenos detenerte y prepararte un cabrito.
Y Manoa dijo al ángel del SEÑOR: ¿Cuál es tu nombre, para que cuando se cumplan tus palabras, te honremos?
Y Manoa dijo a su mujer: Ciertamente moriremos, porque hemos visto a Dios.
Pero su mujer le dijo: Si el SEÑOR hubiera deseado matarnos, no habría aceptado el holocausto ni la ofrenda de cereal de nuestras manos; tampoco nos habría mostrado todas estas cosas, ni nos habría permitido ahora oír {cosas} como éstas.
Le respondieron su padre y su madre: ¿No hay mujer entre las hijas de tus parientes o entre todo nuestro pueblo, para que vayas a tomar mujer de los filisteos incircuncisos? Pero Sansón dijo a su padre: Tómala para mí, porque ella me agrada.
Y Sansón les dijo: Permitidme proponeros ahora un enigma; y si en verdad me lo declaráis dentro de los siete días del banquete, y lo descifráis, entonces os daré treinta vestidos de lino y treinta mudas de ropa.
Y él les dijo: Del que come salió comida, y del fuerte salió dulzura. Y no pudieron declararle el enigma en tres días.
Y la mujer de Sansón lloró delante de él, y dijo: Sólo me aborreces y no me quieres; has propuesto un enigma a los hijos de mi pueblo, y no me {lo} has declarado. Y él le dijo: He aquí que no {lo} he declarado ni a mi padre ni a mi madre; ¿y te lo he de declarar a ti?
Y al séptimo día, antes de ponerse el sol, los hombres de la ciudad le dijeron: ¿Qué es más dulce que la miel? ¿Y qué es más fuerte que un león? Y él les dijo: Si no hubiereis arado con mi novilla, no habríais descubierto mi enigma.
Después de algún tiempo, en los días de la siega del trigo, sucedió que Sansón visitó a su mujer con un cabrito, y dijo: Llegaré a mi mujer en {su} recámara. Pero el padre de ella no lo dejó entrar.
Y el padre dijo: Realmente pensé que la odiabas intensamente y se la di a tu compañero. ¿No es su hermana menor más hermosa que ella? Te ruego que la tomes en su lugar.
Y Sansón les dijo: Ya que actuáis así, ciertamente me vengaré de vosotros, y después de eso, cesaré.
Tres mil hombres de Judá descendieron a la hendidura de la peña de Etam, y dijeron a Sansón: ¿No sabes que los filisteos reinan sobre nosotros? ¿Qué, pues, es esto que nos has hecho? Y él les dijo: Como ellos me hicieron, así les he hecho.
Y ellos le dijeron: Hemos descendido para prenderte y entregarte en manos de los filisteos. Y Sansón les dijo: Juradme que no me mataréis.
Entonces Sansón dijo: Con la quijada de un asno, montones sobre montones, con la quijada de un asno he matado a mil hombres.
Después sintió una gran sed, y clamando al SEÑOR, dijo: Tú has dado esta gran liberación por mano de tu siervo, y ahora, ¿moriré yo de sed y caeré en manos de los incircuncisos?
Dijo, pues, Dalila a Sansón: Te ruego que me declares dónde está tu gran fuerza y cómo se te puede atar para castigarte.
Y Sansón le dijo: Si me atan con siete cuerdas frescas que no se hayan secado, me debilitaré y seré como cualquier {otro} hombre.
Y tenía ella {hombres} al acecho en un aposento interior. Entonces le dijo: ¡Sansón, los filisteos se te echan encima! Pero él rompió las cuerdas como se rompe un hilo de estopa cuando toca el fuego. Y no se descubrió {el secreto de} su fuerza.
Entonces Dalila dijo a Sansón: Mira, me has engañado y me has dicho mentiras; ahora pues, te ruego que me declares cómo se te puede atar.
Dalila tomó sogas nuevas, lo ató con ellas, y le dijo: ¡Sansón, los filisteos se te echan encima! Pues los {hombres} estaban al acecho en el aposento interior. Pero él rompió las sogas de sus brazos como un hilo.
Entonces Dalila dijo a Sansón: Hasta ahora me has engañado y me has dicho mentiras; declárame, ¿cómo se te puede atar? Y él le dijo: Si tejes siete trenzas de mi cabellera con la tela y la aseguras con una clavija, entonces me debilitaré y seré como cualquier {otro} hombre.
Y mientras él dormía Dalila tomó las siete trenzas de su cabellera y las tejió con la tela, y {la} aseguró con la clavija, y le dijo: ¡Sansón, los filisteos se te echan encima! Pero él despertó de su sueño y arrancó la clavija del telar y la tela.
Entonces ella le dijo: ¿Cómo puedes decir: ``Te quiero", cuando tu corazón no está conmigo? Me has engañado estas tres veces y no me has declarado dónde reside tu gran fuerza.
Ella entonces dijo: ¡Sansón, los filisteos se te echan encima! Y él despertó de su sueño, y dijo: Saldré como las otras veces y escaparé. Pero no sabía que el SEÑOR se había apartado de él.
Entonces Sansón dijo al muchacho que lo tenía de la mano: Déjame palpar las columnas sobre las que el edificio descansa, para apoyarme en ellas.
Sansón invocó al SEÑOR y dijo: Señor DIOS, te ruego que te acuerdes de mí, y te suplico que me des fuerzas sólo esta vez, oh Dios, para vengarme ahora de los filisteos por mis dos ojos.
Y dijo Sansón: ¡Muera yo con los filisteos! Y se inclinó con todas sus fuerzas y el edificio se derrumbó sobre los príncipes y sobre todo el pueblo que {estaba} en él. Así que los que mató al morir fueron más que los que había matado durante su vida.