'Enseñar' en la Biblia
Y ha puesto en su corazón para que pueda enseñar, así él como Aholiab hijo de Ahisamac, de la tribu de Dan.
y para enseñar a los hijos de Israel todos los estatutos que el SEÑOR les ha dicho por mano de Moisés.
para enseñar cuándo es inmundo, y cuándo es limpio. Esta es la ley de la lepra.
Porque Esdras había preparado su corazón para buscar la ley del SEÑOR, y para hacer y para enseñar a Israel sus estatutos y juicios.
Tu cuello, como la torre de David, edificada para enseñar; mil escudos están colgados de ella, todos escudos de valientes.
Daniel respondió delante del rey, y dijo: El misterio que el rey demanda, ni sabios, ni astrólogos, ni magos, ni adivinos lo pueden enseñar al rey.
¡Ay del que dice al palo: Despiértate; y a la piedra muda: Levántate! ¿Podrá él enseñar? He aquí él está cubierto de oro y plata, y no hay dentro de él aliento.
Y fue, que acabando Jesús de dar mandamientos a sus doce discípulos, se fue de allí a enseñar y a predicar en las ciudades de ellos.
Otra vez comenzó a enseñar junto al mar, y se juntó a él gran multitud; tanto, que entrando él en un barco, se sentó en el mar; y toda la multitud estaba en tierra junto al mar.
Llegado el sábado, comenzó a enseñar en la sinagoga; y muchos, oyéndole, estaban atónitos, diciendo: ¿De dónde tiene éste estas cosas? ¿Y qué sabiduría es ésta que le es dada, y tales maravillas que por sus manos son hechas?
Y saliendo Jesús vio gran multitud, y tuvo misericordia de ellos, porque eran como ovejas sin pastor; y les comenzó a enseñar muchas cosas.
Y partiendo de allí, vino a los términos de Judea y tras el Jordán; y volvió la multitud a juntarse a él; y les volvió a enseñar como acostumbraba.
Entonces los judíos dijeron entre sí: ¿A dónde se ha de ir éste que no le hallemos? ¿Se ha de ir a los esparcidos entre los griegos, y a enseñar a los griegos?
Primero hemos hablado, oh Teófilo, de todas las cosas que Jesús comenzó a hacer y a enseñar,
Porque no permito a una mujer enseñar, ni tomar autoridad sobre el varón, sino estar reposada.
Conviene, pues, que el obispo sea irreprensible, marido de una sola mujer, vigilante, templado, de afectos mundanos mortificados, hospedador, apto para enseñar;
Entre tanto que voy, ocúpate en leer, en exhortar, en enseñar.
Los ancianos que gobiernan bien, sean tenidos por dignos de doble honra; mayormente los que trabajan en predicar y enseñar.
Y lo que has oído de mí entre muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que serán idóneos para enseñar también a otros.
Que el siervo del Señor no debe ser litigioso, sino manso para con todos, apto para enseñar, sufrido;
Toda la Escritura es inspirada por Dios y es útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instituir en justicia,
Pero tengo unas pocas cosas contra ti: que permites aquella mujer, Jezabel, (que se dice profetisa) enseñar, y engañar a mis siervos, a fornicar, y a comer cosas ofrecidas a los ídolos.