'Entonces' en la Biblia
Entonces Judá dijo a su hermano Simeón: Sube conmigo al territorio que me ha tocado, para que peleemos contra los cananeos; yo también iré contigo al territorio que te ha tocado. Y Simeón fue con él.
Y sucedió que cuando ella vino {a él,} éste la persuadió a que pidiera un campo a su padre. Ella entonces se bajó del asno, y Caleb le dijo: ¿Qué quieres?
Entonces Judá fue con Simeón su hermano, y derrotaron a los cananeos que vivían en Sefat, y la destruyeron por completo. Por eso pusieron por nombre a la ciudad, Horma.
Entonces dieron Hebrón a Caleb, como Moisés había prometido; y él expulsó de allí a los tres hijos de Anac.
Entonces los amorreos forzaron a los hijos de Dan hacia la región montañosa, y no los dejaron descender al valle.
Entonces los hijos de Israel hicieron lo malo ante los ojos del SEÑOR y sirvieron a los baales,
Entonces el SEÑOR levantó jueces que los libraron de la mano de los que los saqueaban.
Entonces se encendió la ira del SEÑOR contra Israel, y los vendió en manos de Cusán-risataim, rey de Mesopotamia; y los hijos de Israel sirvieron a Cusán-risataim por ocho años.
Volvieron los hijos de Israel a hacer lo malo ante los ojos del SEÑOR. Entonces el SEÑOR fortaleció a Eglón, rey de Moab, contra Israel, porque habían hecho lo malo ante los ojos del SEÑOR.
Entonces salió Aod al corredor, cerró tras sí las puertas de la sala de la terraza y {les} pasó el cerrojo.
Y esperaron hasta sentir inquietud, pues he aquí que él no abría las puertas de la sala de la terraza. Entonces tomaron la llave y las abrieron, y he aquí, su señor caído en el suelo, muerto.
Y ella dijo: Ciertamente iré contigo; sin embargo, el honor no será tuyo en la jornada que vas a emprender, porque el SEÑOR venderá a Sísara en manos de una mujer. Entonces Débora se levantó y fue con Barac a Cedes.
Entonces Débora dijo a Barac: ¡Levántate!, porque este es el día en que el SEÑOR ha entregado a Sísara en tus manos; he aquí, el SEÑOR ha salido delante de ti. Bajó, pues, Barac del monte Tabor seguido de diez mil hombres.
Y él le dijo: Te ruego que me des de beber un poco de agua, porque tengo sed. Y ella abrió un odre de leche y le dio de beber; entonces lo cubrió.
Entonces él le dijo: Ponte a la entrada de la tienda, y si alguien viene, y te pregunta, y te dice: `` ¿Hay alguien aquí?", tú responderás: ``No."
Entonces Débora y Barac, hijo de Abinoam, cantaron en aquel día, diciendo:
Escogieron nuevos dioses; entonces la guerra {estaba} a las puertas. No se veía escudo ni lanza entre cuarenta mil en Israel.
Al sonido de los que dividen las {manadas} entre los abrevaderos, allí repetirán los actos de justicia del SEÑOR, los actos de justicia para con sus campesinos en Israel. Entonces el pueblo del SEÑOR descendió a las puertas.
Entonces los sobrevivientes descendieron sobre los nobles; el pueblo del SEÑOR vino a mí como guerreros.
Vinieron los reyes {y} pelearon; pelearon entonces los reyes de Canaán en Taanac, cerca de las aguas de Meguido; no tomaron despojos de plata.
Entonces resonaron los cascos de los caballos por el galopar, el galopar de sus valientes corceles.
Extendió ella la mano hacia la estaca de la tienda, y su diestra hacia el martillo de trabajadores. Entonces golpeó a Sísara, desbarató su cabeza; destruyó y perforó sus sienes.
Entonces Gedeón le respondió: Ah señor mío, si el SEÑOR está con nosotros, ¿por qué nos ha ocurrido todo esto? ¿Y dónde están todas sus maravillas que nuestros padres nos han contado, diciendo: `` ¿No nos hizo el SEÑOR subir de Egipto?" Pero ahora el SEÑOR nos ha abandonado, y nos ha entregado en mano de los madianitas.
Entonces el ángel del SEÑOR extendió la punta de la vara que estaba en su mano y tocó la carne y el pan sin levadura; y subió fuego de la roca que consumió la carne y el pan sin levadura. Y el ángel del SEÑOR desapareció de su vista.
Entonces los hombres de la ciudad dijeron a Joás: Saca a tu hijo para que muera, porque ha derribado el altar de Baal, y ciertamente ha cortado la Asera que estaba a su lado.
Entonces Gedeón dijo a Dios: Si has de librar a Israel por mi mano, como has dicho,
he aquí, yo pondré un vellón de lana en la era. Si hay rocío solamente en el vellón y toda la tierra queda seca, entonces sabré que librarás a Israel por mi mano, como has dicho.
Entonces se levantó temprano Jerobaal, es decir Gedeón, y todo el pueblo que {estaba} con él, y acamparon junto a la fuente de Harod; y el campamento de Madián estaba al norte de ellos, {cerca} de la colina de More, en el valle.
Entonces el SEÑOR dijo a Gedeón: Os salvaré con los trescientos hombres que lamieron {el agua} y entregaré a los madianitas en tus manos. Que todos los {demás} del pueblo se vayan, cada uno a su casa.
y oirás lo que dicen. Entonces tus manos serán fortalecidas para descender contra el campamento. Y descendió con su criado Fura hasta los puestos avanzados del ejército que {estaban} en el campamento.
Cuando yo y todos los que estén conmigo toquemos la trompeta, entonces también vosotros tocaréis las trompetas alrededor de todo el campamento, y decid: ``Por el SEÑOR y por Gedeón."
Entonces los hombres de Efraín le dijeron: ¿Qué es esto que nos has hecho, al no llamarnos cuando fuiste a pelear contra Madián? Y lo criticaron duramente.
Dios ha entregado en vuestras manos a los jefes de Madián, Oreb y Zeeb; ¿y qué pude hacer yo en comparación con vosotros? Entonces se aplacó la ira de ellos contra él cuando dijo esto.
Y capturó a un joven de Sucot y lo interrogó. Entonces {el joven} le dio por escrito {los nombres de} los príncipes de Sucot y de sus ancianos, setenta y siete hombres.
Entonces tomó a los ancianos de la ciudad, y espinos del desierto y abrojos, y con ellos castigó a los hombres de Sucot.
Entonces Zeba y Zalmuna dijeron: Levántate tú y cae sobre nosotros; porque como es el hombre, así es su fortaleza. Y se levantó Gedeón y mató a Zeba y a Zalmuna, y tomó los adornos de media luna que sus camellos llevaban al cuello.
Entonces los árboles dijeron a la higuera: ``Ven, reina sobre nosotros."
Dijeron entonces todos los árboles a la zarza: ``Ven tú, reina sobre nosotros."
Entonces Jotam escapó y huyó, y se fue a Beer y permaneció allí a causa de su hermano Abimelec.
Entonces Gaal, hijo de Ebed, dijo: ¿Quién es Abimelec y quién es Siquem para que le sirvamos? ¿No es acaso hijo de Jerobaal, y {no es} Zebul su oficial? Servid a los hombres de Hamor, padre de Siquem; pero ¿por qué hemos de servirle a él?
¿Quién pusiera este pueblo en mis manos! Entonces yo quitaría a Abimelec. Diría a Abimelec: Aumenta tu ejército, y sal.
Entonces Zebul le dijo: ¿Dónde está ahora tu jactancia con la cual decías: `` ¿Quién es Abimelec para que le sirvamos?" ¿No es éste el pueblo que despreciabas? Ahora pues, sal y pelea contra él.
Entonces Abimelec y la compañía que {estaba} con él se lanzaron con ímpetu y se situaron a la entrada de la puerta de la ciudad, y las otras dos compañías se lanzaron contra todos los que {estaban} en el campo y los mataron.
Y peleó Abimelec contra la ciudad todo aquel día, capturó la ciudad y mató a la gente que {había} en ella; entonces arrasó la ciudad y la sembró de sal.
Abimelec subió entonces al monte Salmón, él y toda la gente que {estaba} con él; y tomando Abimelec un hacha en su mano, cortó una rama de los árboles, la levantó y {la} puso sobre su hombro. Y dijo a la gente que {estaba} con él: Lo que me habéis visto hacer, apresuraos {y} haced lo mismo.
Entonces él llamó apresuradamente al muchacho que era su escudero, y le dijo: Saca tu espada y mátame, no sea que se diga de mí: ``Una mujer lo mató." Y el muchacho lo traspasó, y murió.
Entonces los hijos de Israel clamaron al SEÑOR, diciendo: Hemos pecado contra ti, porque ciertamente hemos abandonado a nuestro Dios y servido a los baales.
Entonces los hijos de Amón se reunieron y acamparon en Galaad. Y los hijos de Israel se juntaron y acamparon en Mizpa.
Entonces Jefté dijo a los ancianos de Galaad: ¿No me odiasteis y me echasteis de la casa de mi padre? ¿Por qué, pues, habéis venido a mí ahora cuando estáis en apuros?
Entonces ella le dijo: Padre mío, has dado tu palabra al SEÑOR; haz conmigo conforme a lo que has dicho, ya que el SEÑOR te ha vengado de tus enemigos, los hijos de Amón.
Entonces Jefté reunió a todos los hombres de Galaad y peleó contra Efraín; y los hombres de Galaad derrotaron a Efraín, porque {éstos} decían: Sois fugitivos de Efraín, vosotros los galaaditas, en medio de Efraín {y} en medio de Manasés.
entonces, le decían: Di, pues, {la palabra} Shibolet; pero él decía Sibolet, porque no podía pronunciarla correctamente. Entonces le echaban mano y lo mataban junto a los vados del Jordán. Y cayeron en aquella ocasión cuarenta y dos mil de los de Efraín.
Entonces Abdón, hijo de Hilel piratonita, juzgó a Israel después de Elón.
Entonces el ángel del SEÑOR se le apareció a la mujer, y le dijo: He aquí, tú eres estéril y no has tenido hijos, pero concebirás y darás a luz un hijo.
Entonces Manoa imploró al SEÑOR, y dijo: Te ruego Señor, que el hombre de Dios que tú enviaste venga otra vez a nosotros, para que nos enseñe lo que hemos de hacer con el niño que ha de nacer.
Entonces Manoa dijo al ángel del SEÑOR: Permítenos detenerte y prepararte un cabrito.
Y el ángel del SEÑOR no volvió a aparecer a Manoa ni a su mujer. Entonces Manoa supo que era el ángel del SEÑOR.
Entonces el padre descendió adonde {estaba} la mujer; y Sansón hizo allí un banquete, porque así acostumbraban hacer los jóvenes.
Y Sansón les dijo: Permitidme proponeros ahora un enigma; y si en verdad me lo declaráis dentro de los siete días del banquete, y lo descifráis, entonces os daré treinta vestidos de lino y treinta mudas de ropa.
Pero si no podéis declarármelo, entonces vosotros me daréis treinta vestidos de lino y treinta mudas de ropa. Y ellos le dijeron: Propón tu enigma, para que lo escuchemos.
Mas ella lloró delante de él los siete días que duró su banquete. Y sucedió el séptimo día que él se lo declaró porque ella le presionaba mucho. Entonces ella declaró el enigma a los hijos de su pueblo.
Entonces el Espíritu del SEÑOR vino sobre él con gran poder, y descendió a Ascalón y mató a treinta de ellos y tomando sus despojos, dio las mudas {de ropa} a los que habían declarado el enigma. Y ardiendo en ira, subió a la casa de su padre.
Entonces Sansón le respondió: Esta vez no tendré culpa en cuanto a los filisteos cuando les haga daño.
Entonces los filisteos dijeron: ¿Quién hizo esto? Y les respondieron: Sansón, el yerno del timnateo, porque {éste} tomó a su mujer y se la dio a su compañero. Y los filisteos vinieron y la quemaron a ella y a su padre.
Ellos le respondieron: No, sino que te ataremos bien y te entregaremos en sus manos; ciertamente no te mataremos. Entonces lo ataron con dos sogas nuevas y lo sacaron de la peña.
Entonces Sansón dijo: Con la quijada de un asno, montones sobre montones, con la quijada de un asno he matado a mil hombres.
Entonces fue dicho a los de Gaza: Sansón ha venido acá. Y ellos cercaron {el lugar} y se apostaron a la puerta de la ciudad toda la noche, acechándolo. Y estuvieron callados toda la noche, diciendo: {Esperemos} hasta que amanezca, entonces lo mataremos.
Pero Sansón permaneció acostado hasta la medianoche, y a la medianoche se levantó, y tomando las puertas de la ciudad con los dos postes, las arrancó junto con las trancas; entonces se las echó sobre los hombros y las llevó hasta la cumbre del monte que está frente a Hebrón.
Y los príncipes de los filisteos fueron a ella y le dijeron: Persuádelo, y ve dónde está su gran fuerza, y cómo podríamos dominarlo para atarlo y castigarlo. Entonces cada uno de nosotros te dará mil cien {piezas} de plata.
Y tenía ella {hombres} al acecho en un aposento interior. Entonces le dijo: ¡Sansón, los filisteos se te echan encima! Pero él rompió las cuerdas como se rompe un hilo de estopa cuando toca el fuego. Y no se descubrió {el secreto de} su fuerza.
Entonces Dalila dijo a Sansón: Mira, me has engañado y me has dicho mentiras; ahora pues, te ruego que me declares cómo se te puede atar.
Entonces Dalila dijo a Sansón: Hasta ahora me has engañado y me has dicho mentiras; declárame, ¿cómo se te puede atar? Y él le dijo: Si tejes siete trenzas de mi cabellera con la tela y la aseguras con una clavija, entonces me debilitaré y seré como cualquier {otro} hombre.
Entonces ella le dijo: ¿Cómo puedes decir: ``Te quiero", cuando tu corazón no está conmigo? Me has engañado estas tres veces y no me has declarado dónde reside tu gran fuerza.
Viendo Dalila que él le había declarado todo {lo que había} en su corazón, mandó llamar a los príncipes de los filisteos, diciendo: Venid una vez más, porque él me ha declarado todo {lo que hay} en su corazón. Entonces los príncipes de los filisteos vinieron a ella y trajeron el dinero en sus manos.
Ella entonces dijo: ¡Sansón, los filisteos se te echan encima! Y él despertó de su sueño, y dijo: Saldré como las otras veces y escaparé. Pero no sabía que el SEÑOR se había apartado de él.
Entonces Sansón dijo al muchacho que lo tenía de la mano: Déjame palpar las columnas sobre las que el edificio descansa, para apoyarme en ellas.
Entonces descendieron sus hermanos y toda la casa de su padre, y tomándolo, lo llevaron y lo sepultaron entre Zora y Estaol en la tumba de Manoa, su padre. El había juzgado a Israel veinte años.
Entonces él devolvió las mil cien {piezas} de plata a su madre, y su madre dijo: Yo de corazón dedico la plata de mi mano al SEÑOR por mi hijo, para hacer una imagen tallada y una de fundición; ahora, por tanto, yo te las devuelvo.
Entonces Micaía le dijo: Quédate conmigo y sé padre y sacerdote para mí, y yo te daré diez {piezas} de plata por año, el vestido y la comida. Y el levita entró.
En aquellos días no había rey en Israel. Y por aquel tiempo la tribu de los danitas buscaba para sí una heredad donde habitar, porque hasta entonces ésta no se le había asignado como posesión entre las tribus de Israel.
Entonces los cinco hombres salieron y llegaron a Lais y vieron al pueblo que {había} en ella viviendo en seguridad, tranquilo y confiado, según la costumbre de los sidonios; porque no había gobernante humillándo{los} en nada en aquella tierra, y estaban lejos de los sidonios, y no tenían relaciones con nadie.
Entonces de la familia de los danitas, de Zora y de Estaol, partieron seiscientos hombres con armas de guerra.
Entonces ellos se volvieron y partieron, y pusieron los niños, el ganado y sus bienes por delante.
Entonces ellos tomaron lo que Micaía había hecho, y al sacerdote que le había pertenecido, y llegaron a Lais, a un pueblo tranquilo y confiado; y los hirieron a filo de espada e incendiaron la ciudad.
Entonces, he aquí, un anciano venía de su trabajo del campo al anochecer. Y el hombre era de la región montañosa de Efraín y se alojaba en Guibeá, pero los hombres del lugar eran benjamitas.
Entonces el hombre, el dueño de la casa, salió a ellos y les dijo: No, hermanos míos, no os portéis tan vilmente; puesto que este hombre ha entrado en mi casa, no cometáis esta infamia.
Pero los hombres no quisieron escucharle, así que el levita tomó a su concubina y {la} trajo a ellos. Y ellos la ultrajaron y abusaron de ella toda la noche hasta la mañana; entonces la dejaron libre al amanecer.
Y él le dijo: Levántate y vámonos; pero ella no respondió. Entonces la recogió, y colocándola sobre el asno, el hombre se levantó y se fue a su casa.
Entonces salieron todos los hijos de Israel, desde Dan hasta Beerseba, incluyendo la tierra de Galaad, y la congregación se reunió al SEÑOR como un solo hombre en Mizpa.
Entonces el levita, marido de la mujer que había sido asesinada, respondió y dijo: Vine con mi concubina a pasar la noche en Guibeá de Benjamín.
Tomé entonces a mi concubina, la corté en pedazos y la envié por todo el territorio de la heredad de Israel; porque han cometido lascivia e infamia en Israel.
Entonces todo el pueblo se levantó como un solo hombre, diciendo: Ninguno de nosotros irá a su tienda, ni ninguno de nosotros volverá a su casa.
Entonces las tribus de Israel enviaron hombres por toda la tribu de Benjamín, diciendo: ¿Qué es esta infamia que se ha cometido entre vosotros?
Entonces los hombres de Israel, fuera de Benjamín, fueron contados, cuatrocientos mil hombres que sacaban espada; todos estos eran hombres de guerra.
Los hijos de Israel se levantaron, subieron a Betel, y consultaron a Dios, y dijeron: ¿Quién de nosotros subirá primero a pelear contra los hijos de Benjamín? Entonces el SEÑOR dijo: Judá {subirá} primero.
Entonces los hijos de Israel fueron contra los hijos de Benjamín el segundo día.
Entonces todos los hombres de Israel se levantaron de sus puestos y se pusieron en orden de batalla en Baal-tamar; y los emboscados de Israel salieron de sus puestos, de Maareh-geba.
Entonces los hombres de Israel regresaron a la batalla, y Benjamín empezó a herir y matar a unos treinta hombres de Israel, porque dijeron: Ciertamente están derrotados delante de nosotros como en la primera batalla.
Entonces los hombres de Israel se volvieron, y los hombres de Benjamín se aterrorizaron porque vieron que el desastre se les acercaba.