'Entonces' en la Biblia
Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios.
Entonces María dijo al ángel: ¿Cómo será esto? pues no conozco varón.
Entonces María dijo: He aquí la sierva del Señor; hágase a mí conforme a tu palabra. Y el ángel se fue de ella.
Entonces María dijo: Mi alma engrandece al Señor;
Entonces hicieron señas a su padre, preguntándole cómo le quería llamar.
él entonces le tomó en sus brazos, y bendijo a Dios, diciendo:
Entonces Él les dijo: ¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que en los negocios de mi Padre me es necesario estar?
Entonces Herodes el tetrarca, siendo reprendido por él a causa de Herodías, esposa de Felipe su hermano, y de todas las maldades que Herodes había hecho,
Entonces el diablo le dijo: Si eres el Hijo de Dios, di a esta piedra que se convierta en pan.
Y Jesús le reprendió, diciendo: Enmudece, y sal de él. Entonces el demonio, derribándole en medio, salió de él, y no le hizo daño alguno.
Entonces los escribas y los fariseos comenzaron a murmurar, diciendo: ¿Quién es Éste que habla blasfemias? ¿Quién puede perdonar pecados sino sólo Dios?
Entonces ellos le dijeron: ¿Por qué los discípulos de Juan ayunan muchas veces y hacen oraciones, y asimismo los de los fariseos, pero los tuyos comen y beben?
Pero los días vendrán cuando el esposo les será quitado; entonces, en aquellos días ayunarán.
Entonces Jesús les dijo: Os preguntaré una cosa: ¿Es lícito en sábados hacer bien, o hacer mal? ¿Salvar la vida, o quitarla?
¿O cómo puedes decir a tu hermano: Hermano, déjame sacar la paja que está en tu ojo, cuando tú mismo no miras la viga que está en tu propio ojo? Hipócrita, saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja que está en el ojo de tu hermano.
Entonces Jesús fue con ellos. Y cuando ya no estaban lejos de su casa, el centurión le envió unos amigos, diciéndole: Señor, no te molestes, pues no soy digno de que entres bajo mi techo;
Entonces se incorporó el que había muerto, y comenzó a hablar. Y lo dio a su madre.
Entonces respondiendo Jesús, le dijo: Simón, una cosa tengo que decirte. Y él dijo: Di, Maestro.
Entonces vinieron a Él su madre y sus hermanos; y no podían llegar a Él a causa de la multitud.
Entonces respondiendo Él, les dijo: Mi madre y mis hermanos son aquellos que oyen la palabra de Dios, y la ponen por obra.
Entonces toda la multitud de la tierra de los gadarenos alrededor, le rogó que se fuese de ellos; porque tenían gran temor. Y Él, subiendo en la barca, se volvió.
Entonces Jesús dijo: ¿Quién me ha tocado? Y negando todos, dijo Pedro y los que estaban con él: Maestro, la multitud te aprieta y oprime, y dices: ¿Quién me ha tocado?
Entonces, viendo la mujer que no se había ocultado, vino temblando, y postrándose delante de Él le declaró delante de todo el pueblo por qué causa le había tocado, y cómo al instante había sido sanada.
Entonces su espíritu volvió, y se levantó en seguida; y Él mandó que le diesen de comer.
Entonces llamando a sus doce discípulos, les dio poder y autoridad sobre todos los demonios, y para sanar enfermedades.
Y eran como cinco mil hombres. Entonces dijo a sus discípulos: Hacedlos sentar en grupos, de cincuenta en cincuenta.
Y les dijo: ¿Y vosotros, quién decís que soy yo? Entonces respondiendo Simón Pedro, dijo: El Cristo de Dios.
Entonces entraron en disputa, de cuál de ellos sería el mayor.
Entonces respondiendo Juan, dijo: Maestro, hemos visto a uno que echaba fuera demonios en tu nombre; y se lo prohibimos, porque no sigue con nosotros.
Entonces volviéndose Él, los reprendió, diciendo: Vosotros no sabéis de qué espíritu sois;
Entonces también dijo otro: Te seguiré, Señor; mas déjame que me despida primero de los que están en mi casa.
Y él dijo: El que mostró con él misericordia. Entonces Jesús le dijo: Ve, y haz tú lo mismo.
Entonces va, y toma otros siete espíritus peores que él; y entrados, habitan allí; y el postrer estado de aquel hombre viene a ser peor que el primero.
Entonces Pedro le dijo: Señor, ¿dices esta parábola a nosotros, o también a todos?
Él entonces respondiendo, le dijo: Señor, déjala aún este año, hasta que cave a su alrededor, y la estercole.
Entonces el Señor le respondió y dijo: Hipócrita, cada uno de vosotros, ¿no desata en sábado su buey o su asno del pesebre y lo lleva a beber?
Entonces comenzaréis a decir: Delante de ti hemos comido y bebido, y en nuestras plazas enseñaste.
Y ellos callaron. Entonces Él tomándole, le sanó, y le despidió.
y el que te convidó a ti y a él, venga y te diga: Da lugar a éste; y entonces comiences con vergüenza a tomar el último lugar.
Mas cuando seas convidado, ve, y siéntate en el último lugar; para que cuando venga el que te convidó, te diga: Amigo, sube más arriba; entonces tendrás gloria delante de los que se sientan contigo a la mesa.
Él entonces le dijo: Un hombre hizo una gran cena, y convidó a muchos.
Y vuelto el siervo, hizo saber estas cosas a su señor. Entonces enojado el padre de familia, dijo a su siervo: Ve pronto por las plazas y las calles de la ciudad, y mete acá a los pobres, los mancos, los cojos y los ciegos.
Entonces él se enojó, y no quería entrar. Salió por tanto su padre, y le rogaba que entrase.
Él entonces le dijo: Hijo, tú siempre estás conmigo, y todo lo que tengo es tuyo.
Entonces el mayordomo dijo dentro de sí: ¿Qué haré? Porque mi señor me quita la mayordomía. Cavar, no puedo; mendigar, me da vergüenza.
La ley y los profetas fueron hasta Juan; desde entonces el reino de Dios es predicado, y todos se esfuerzan por entrar en él.
Entonces él, dando voces, dijo: Padre Abraham, ten misericordia de mí, y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua, y refresque mi lengua; porque soy atormentado en esta llama.
Entonces él dijo: Te ruego, pues, padre, que le envíes a la casa de mi padre,
Él entonces dijo: No, padre Abraham; mas si alguno va a ellos de entre los muertos, se arrepentirán.
Entonces dijo a los discípulos: Imposible es que no vengan tropiezos; mas ¡ay de aquel por quien vienen!
Entonces uno de ellos, viendo que había sido sanado, volvió, glorificando a Dios a gran voz;
Entonces él, al oír esto, se puso muy triste, porque era muy rico.
Y los que oyeron esto, dijeron: ¿Quién, entonces, podrá ser salvo?
Entonces Pedro dijo: He aquí, nosotros lo hemos dejado todo, y te hemos seguido.
Entonces dio voces, diciendo: ¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí!
Jesús entonces, deteniéndose, mandó traerle a sí; y cuando él llegó, le preguntó,
Entonces él descendió aprisa, y le recibió gozoso.
Entonces Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: He aquí, Señor, la mitad de mis bienes doy a los pobres; y si en algo he defraudado a alguno, se lo devuelvo cuadruplicado.
Entonces él le dijo: Mal siervo, por tu propia boca te juzgo. Sabías que yo era hombre severo, que tomo lo que no puse, y que siego lo que no sembré;
Entonces algunos de los fariseos de entre la multitud le dijeron: Maestro, reprende a tus discípulos.
Respondiendo entonces Jesús, les dijo: Os preguntaré yo también una cosa; respondedme:
Entonces Jesús les dijo: Yo tampoco os digo con qué autoridad hago estas cosas.
Entonces el señor de la viña dijo: ¿Qué haré? Enviaré a mi hijo amado; quizá le respetarán cuando le vean.
Entonces les dijo: Pues dad a César lo que es de César; y a Dios lo que es de Dios.
Entonces vinieron unos de los saduceos, los cuales niegan que hay resurrección, y le preguntaron,
Entonces respondiendo Jesús, les dijo: Los hijos de este mundo se casan, y se dan en casamiento;
Así que David le llama Señor; ¿cómo entonces es su hijo?
Él entonces dijo: Mirad que no seáis engañados; porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y: El tiempo está cerca. No vayáis, pues, en pos de ellos.
Entonces les dijo: Se levantará nación contra nación, y reino contra reino;
Y cuando veáis a Jerusalén rodeada de ejércitos, sabed entonces que su destrucción está cerca.
Entonces los que estén en Judea, huyan a los montes; y los que estén en medio de ella, váyanse; y los que estén en los campos, no entren en ella.
Entonces habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas; y en la tierra, angustia de naciones en confusión; bramando el mar y las olas;
Y entonces verán al Hijo del Hombre, viniendo en una nube con poder y gran gloria.
Entonces él os mostrará un gran aposento alto, dispuesto; preparad allí.
Ellos entonces comenzaron a preguntar entre sí, quién de ellos sería el que había de hacer esto.
Entonces les dijo: Pues ahora, el que tiene bolsa, tómela, y también la alforja, y el que no tiene espada, venda su capa y compre una.
Entonces ellos dijeron: Señor, he aquí dos espadas. Y Él les dijo: Basta.
Entonces Jesús le dijo: Judas, ¿con un beso entregas al Hijo del Hombre?
Entonces respondiendo Jesús, dijo: Dejad hasta aquí. Y tocando su oreja, le sanó.
Entonces Jesús dijo a los príncipes de los sacerdotes, y a los magistrados del templo, y a los ancianos que habían venido contra Él: ¿Como contra un ladrón habéis salido, con espadas y palos?
Entonces él lo negó, diciendo: Mujer, no le conozco.
Entonces, vuelto el Señor, miró a Pedro; y Pedro se acordó de la palabra del Señor como le había dicho: Antes que el gallo cante, me negarás tres veces.
Entonces todos dijeron: ¿Luego eres tú el Hijo de Dios? Y Él les dijo: Vosotros decís que lo soy.
Entonces ellos dijeron: ¿Qué más testimonio necesitamos? porque nosotros mismos lo hemos oído de su boca.
Levantándose entonces toda la multitud de ellos, le llevaron a Pilato.
Entonces Pilato le preguntó, diciendo: ¿Eres tú el Rey de los judíos? Y respondiendo Él, dijo: Tú lo dices.
Entonces Pilato, al oír, de Galilea, preguntó si el hombre era galileo.
Entonces Pilato, convocando a los príncipes de los sacerdotes, y a los magistrados, y al pueblo,
Entonces Pilato juzgó que se hiciese lo que ellos pedían;
Entonces comenzarán a decir a los montes: Caed sobre nosotros; y a los collados: Cubridnos.
Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo: Hoy estarás conmigo en el paraíso.
Entonces Jesús, clamando a gran voz, dijo: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu. Y habiendo dicho esto, entregó el espíritu.
Entonces ellas se acordaron de sus palabras.
Entonces levantándose Pedro, corrió al sepulcro; y asomándose hacia adentro, miró los lienzos puestos solos; y se fue maravillándose en sí mismo de aquello que había acontecido.
Entonces Él les dijo: ¿Qué cosas? Y ellos le dijeron: De Jesús Nazareno, que fue varón profeta, poderoso en obra y en palabra delante de Dios y de todo el pueblo;
Entonces Él les dijo: ¡Oh insensatos, y tardos de corazón para creer todo lo que los profetas han dicho!
Entonces les fueron abiertos los ojos y le reconocieron; mas Él se desapareció de su vista.
Entonces ellos contaron las cosas que les habían acontecido en el camino, y cómo le habían reconocido al partir el pan.
Entonces ellos espantados y atemorizados, pensaban que veían un espíritu.
Entonces ellos le presentaron parte de un pez asado, y un panal de miel.