'Estaban' en la Biblia
Y cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes en un mismo lugar.
Y de repente vino un estruendo del cielo como de un viento recio que corría, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados;
Y cuando esto fue divulgado, se juntó la multitud; y estaban confusos, porque cada uno les oía hablar en su propia lengua.
Y estaban atónitos y maravillados, diciéndose unos a otros: Mirad, ¿no son galileos todos estos que hablan?
Y estaban todos atónitos y perplejos, diciéndose unos a otros: ¿Qué significa esto?
Y todos los que habían creído estaban juntos; y tenían en común todas las cosas;
Y cuando hubieron orado, el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaron la palabra de Dios con denuedo.
Y por mano de los apóstoles eran hechos muchos milagros y prodigios en el pueblo; y estaban todos unánimes en el pórtico de Salomón.
Entonces se levantó el sumo sacerdote y todos los que estaban con él, que es la secta de los saduceos, y se llenaron de celos;
Y habiendo oído esto, entraron de mañana en el templo, y enseñaban. Entre tanto, vinieron el sumo sacerdote y los que estaban con él, y convocaron al concilio y a todos los ancianos de los hijos de Israel, y enviaron a la cárcel para que fuesen traídos.
Entonces todos los que estaban sentados en el concilio, puestos los ojos en él, vieron su rostro como el rostro de un ángel.
Y le estaban atentos, porque con sus artes mágicas los había hechizado mucho tiempo.
Y los apóstoles que estaban en Jerusalén, habiendo oído que Samaria había recibido la palabra de Dios, les enviaron a Pedro y a Juan;
Y habiendo tomado alimento, recobró fuerzas. Y estuvo Saulo por algunos días con los discípulos que estaban en Damasco.
Y todos los que le oían estaban atónitos, y decían: ¿No es éste el que asolaba en Jerusalén a los que invocaban este nombre, y a eso vino acá, para llevarlos presos ante los príncipes de los sacerdotes?
Y los creyentes de la circuncisión, que habían venido con Pedro, estaban asombrados de que también sobre los gentiles se derramase el don del Espíritu Santo.
Y los apóstoles y los hermanos que estaban en Judea, oyeron que también los gentiles habían recibido la palabra de Dios.
Y habiendo considerado esto, llegó a casa de María la madre de Juan, el que tenía por sobrenombre Marcos, donde muchos estaban reunidos orando.
Y habiendo cumplido todas las cosas que de Él estaban escritas, quitándole del madero, le pusieron en el sepulcro.
Y los gentiles oyendo esto, se regocijaban y glorificaban la palabra del Señor; y creyeron todos los que estaban ordenados para vida eterna.
Y los discípulos estaban llenos de gozo y del Espíritu Santo.
Pero la gente de la ciudad estaba dividida; y unos estaban con los judíos, y otros con los apóstoles.
De éste daban buen testimonio los hermanos que estaban en Listra y en Iconio.
Y como pasaban por las ciudades, les entregaban los decretos que habían sido ordenados por los apóstoles y los ancianos que estaban en Jerusalén para que los guardasen.
Y le hablaron la palabra del Señor, y a todos los que estaban en su casa.
Y éstos eran más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así.
(Porque todos los atenienses y los extranjeros que estaban allí, no se interesaban en ninguna otra cosa, sino en decir o en oír algo nuevo.)
Y había muchas lámparas en el aposento alto donde estaban reunidos.
Y al día siguiente Pablo entró con nosotros a ver a Jacobo, y todos los ancianos estaban presentes;
Y cuando estaban por cumplirse los siete días, los judíos de Asia, al verle en el templo, alborotaron a todo el pueblo y le echaron mano,
Y cuando estaban por meter a Pablo en la fortaleza, dijo al tribuno: ¿Me permites decirte algo? Y él dijo: ¿Sabes griego?
Y los que estaban conmigo vieron a la verdad la luz, y se espantaron; mas no oyeron la voz del que hablaba conmigo.
Y como yo no podía ver a causa de la gloria de aquella luz, llevado de la mano por los que estaban conmigo, vine a Damasco.
Y el sumo sacerdote Ananías, mandó a los que estaban delante de él, que le golpeasen en la boca.
Y los que estaban presentes dijeron: ¿Al sumo sacerdote de Dios insultas?
Y cuando hubo dicho esto, se levantó el rey, y el gobernador, y Bernice, y los que estaban sentados con ellos;
Y venida la decimacuarta noche, y siendo llevados a la deriva por el mar Adriático, los marineros a la media noche presintieron que estaban cerca de alguna tierra;
Entonces como los marineros estaban por huir de la nave, habiendo echado el esquife al mar, aparentando como que querían largar las anclas de proa,
Y ellos estaban esperando cuándo se había de hinchar, o caer muerto de repente; mas habiendo esperado mucho, y viendo que ningún mal le venía, cambiaron de parecer y dijeron que era un dios.