'Habló' en la Biblia
Entonces Daniel habló avisada y prudentemente a Arioc, capitán de la guarda del rey, que había salido para matar a los sabios de Babilonia.
Habló y dijo a Arioc capitán del rey: ¿Cuál es la causa por la que este decreto se publique de parte del rey tan apresuradamente? Entonces Arioc declaró el asunto a Daniel.
Y Daniel habló, y dijo: Sea bendito el nombre de Dios desde la eternidad hasta la eternidad; porque suya es la sabiduría y el poder.
El rey habló a Daniel, y dijo: Ciertamente que el Dios vuestro es Dios de dioses, y Señor de los reyes, y el que revela los misterios, pues pudiste revelar este misterio.
Habló Nabucodonosor, y les dijo: ¿Es verdad Sadrac, Mesac, y Abed-nego, que vosotros no honráis a mis dioses, ni adoráis la estatua de oro que he levantado?
Entonces Nabucodonosor se llenó de ira, y se demudó el aspecto de su rostro contra Sadrac, Mesac, y Abed-nego; por lo cual habló, y ordenó que el horno se calentase siete veces más de lo que solían calentarlo.
Entonces el rey Nabucodonosor se espantó, y se levantó de prisa, y habló, y dijo a los de su consejo: ¿No echaron tres varones atados dentro del fuego? Ellos respondieron y dijeron al rey: Es verdad, oh rey.
Entonces Nabucodonosor se acercó a la puerta del horno de fuego ardiendo, y habló y dijo: Sadrac, Mesac, y Abed-nego, siervos del Dios Altísimo, salid y venid. Entonces Sadrac, Mesac, y Abed-nego salieron de en medio del fuego.
Nabucodonosor habló y dijo: Bendito el Dios de ellos, de Sadrac, Mesac, y Abed-nego, que envió su Ángel, y libró sus siervos que esperaron en Él, y el mandamiento del rey mudaron, y entregaron sus cuerpos antes que servir o adorar a otro dios que su Dios.
Entonces Daniel, cuyo nombre era Beltsasar, estuvo atónito por una hora, y sus pensamientos lo espantaban: El rey habló, y dijo: Beltsasar, no te espante el sueño ni su interpretación. Respondió Beltsasar, y dijo: Señor mío, el sueño sea para los que te aborrecen, y su interpretación para tus enemigos.
habló el rey, y dijo: ¿No es ésta la gran Babilonia, que yo edifiqué para casa del reino, con la fuerza de mi poder, y para gloria de mi grandeza?
El rey gritó en alta voz que hiciesen venir astrólogos, caldeos, y adivinos. Habló el rey, y dijo a los sabios de Babilonia: Cualquiera que leyere esta escritura, y me mostrare su interpretación, será vestido de púrpura, y tendrá collar de oro a su cuello; y gobernará como el tercero en el reino.
La reina, por las palabras del rey y de sus príncipes, entró a la sala del banquete. Y habló la reina, y dijo: Rey, para siempre vive, no te asombren tus pensamientos, ni demude tu semblante.
Entonces Daniel fue traído delante del rey. Y habló el rey, y dijo a Daniel: ¿Eres tú aquel Daniel de los hijos de la cautividad de Judá, que mi padre trajo de Judea?
y llegándose cerca del foso llamó a voces a Daniel con voz triste. Y el rey habló a Daniel y le dijo: Daniel, siervo del Dios viviente, el Dios tuyo, a quien tú continuamente sirves ¿te ha podido librar de los leones?
Entonces habló Daniel con el rey: Oh rey, para siempre vive.
Habló Daniel y dijo: Veía yo en mi visión de noche, y he aquí que los cuatro vientos del cielo combatían en el gran mar.
Me acerqué a uno de los que asistían, y le pregunté la verdad acerca de todo esto. Y me habló, y me dio a conocer la interpretación de las cosas.
Y Él ha confirmado su palabra que habló sobre nosotros, y sobre nuestros jueces que nos gobernaron, trayendo sobre nosotros tan grande mal; que nunca fue hecho debajo del cielo como el que fue hecho en Jerusalén.
Y me hizo entender, y habló conmigo, y dijo: Daniel, ahora he salido para darte sabiduría y entendimiento.
y cuando él habló conmigo estas palabras, puse mi rostro en tierra, y enmudecí.
Sí, luchó con el Ángel, y prevaleció; lloró, y le rogó; en Betel le encontró, y allí habló con nosotros.
Y la casa de Jacob será fuego, y la casa de José será llama, y la casa de Esaú estopa, y los quemarán, y los consumirán; y ni aun uno quedará de la casa de Esaú, porque Jehová lo habló.
Entonces Hageo, mensajero de Jehová, habló el mensaje de Jehová al pueblo, diciendo: Yo estoy con vosotros, dice Jehová.
Y habló el Ángel, y mandó a los que estaban delante de Él, diciendo: Quitadle esas vestiduras viles. Y a él dijo: Mira que he hecho pasar de ti tu pecado, y te vestiré con ropas de gala.
Entonces respondió y me habló, diciendo: Ésta es palabra de Jehová a Zorobabel, que dice: No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, dice Jehová de los ejércitos.
Luego me llamó, y me habló diciendo: Mira, los que salieron hacia la tierra del norte hicieron reposar mi Espíritu en la tierra del norte.
Así habló Jehová de los ejércitos, diciendo: Juzgad juicio verdadero, y haced misericordia y piedad cada cual con su hermano:
Porque éste es aquél de quien habló el profeta Isaías, diciendo: Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor: Enderezad sus sendas.
Y echado fuera el demonio, el mudo habló; y las multitudes se maravillaban, y decían: Jamás se había visto cosa semejante en Israel.
Y les habló muchas cosas en parábolas, diciendo: He aquí, el sembrador salió a sembrar.
Por eso les hablo por parábolas; porque viendo no ven, y oyendo no oyen, ni entienden.
Todas estas cosas habló Jesús por parábolas a la multitud, y sin parábolas no les hablaba;
Pero enseguida Jesús les habló, diciendo: ¡Tened ánimo; yo soy, no temáis!
Él dijo: Sí. Y entrando él en casa, Jesús le habló antes, diciendo: ¿Qué te parece, Simón? Los reyes de la tierra, ¿de quién cobran los impuestos o tributos? ¿De sus hijos, o de los extranjeros?
Entonces habló Jesús a la multitud y a sus discípulos,
Y Jesús vino y les habló, diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra.
porque todos le veían, y se turbaron. Pero en seguida habló con ellos y les dijo: Tened buen ánimo, yo soy, no temáis.
Y de que los muertos hayan de resucitar, ¿no habéis leído en el libro de Moisés, cómo le habló Dios en la zarza, diciendo: Yo soy el Dios de Abraham, y el Dios de Isaac, y el Dios de Jacob?
Mas cuando viereis la abominación desoladora, de que habló el profeta Daniel, que estará donde no debe estar (el que lee, entienda), entonces los que estén en Judea, huyan a los montes;
Y el Señor, después que les habló, fue recibido arriba en el cielo, y se sentó a la diestra de Dios.
tal como habló a nuestros padres, a Abraham, y a su simiente para siempre.
Y al instante fue abierta su boca y suelta su lengua, y habló bendiciendo a Dios.
tal como habló por boca de sus santos profetas que fueron desde el principio del mundo;
Mas ellos no entendieron las palabras que les habló.
Y cuando vio esto el fariseo que le había convidado, habló entre sí, diciendo: Éste, si fuera profeta, conocería quién y qué clase de mujer es la que le toca, que es pecadora.
Mas Él echó fuera a todos, y tomándola de la mano, le habló, diciendo: Muchacha, levántate.
Y estaba Él lanzando un demonio, el cual era mudo; y aconteció que salido fuera el demonio, el mudo habló y la gente se maravillaba.
Y respondiendo Jesús, habló a los doctores de la ley y a los fariseos, diciendo: ¿Es lícito sanar en sábado?
y éste fue y habló con los príncipes de los sacerdotes, y con los magistrados, de cómo se lo entregaría.
Y les habló otra vez Pilato, queriendo soltar a Jesús.
No está aquí, mas ha resucitado. Acordaos de lo que os habló, cuando aún estaba en Galilea,
Si alguno quiere hacer su voluntad, conocerá de la doctrina, si es de Dios, o si yo hablo de mí mismo.
Y otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, mas tendrá la luz de la vida.
Estas palabras habló Jesús en el lugar de las ofrendas, enseñando en el templo; y nadie le prendió, porque aún no había llegado su hora.
Muchas cosas tengo que decir y juzgar de vosotros; pero el que me envió, es verdadero; y yo, lo que he oído de Él, esto hablo al mundo.
Entonces Jesús les dijo: Cuando hayáis levantado al Hijo del Hombre, entonces entenderéis que yo soy, y que nada hago de mí mismo; sino que como mi Padre me enseñó, así hablo estas cosas.
Yo hablo lo que he visto cerca de mi Padre; y vosotros hacéis lo que habéis visto cerca de vuestro padre.
Nosotros sabemos que Dios habló a Moisés; pero Éste, no sabemos de dónde sea.
Entre tanto que tenéis luz, creed en la luz, para que seáis hijos de luz. Estas cosas habló Jesús, y se fue y se ocultó de ellos.
Estas cosas dijo Isaías cuando vio su gloria, y habló acerca de Él.
Y sé que su mandamiento es vida eterna; así que, lo que yo hablo, como el Padre me lo ha dicho, así hablo.
No hablo de todos vosotros; yo conozco a los que he escogido; mas para que se cumpla la Escritura: El que come pan conmigo, levantó contra mí su calcañar.
¿No crees que yo soy en el Padre, y el Padre en mí? Las palabras que yo os hablo, no las hablo de mí mismo; sino que el Padre que mora en mí, Él hace las obras.
Estas cosas habló Jesús, y levantando los ojos al cielo, dijo: Padre, la hora ha llegado; glorifica a tu Hijo, para que tu Hijo también te glorifique a ti.
Y ahora vengo a ti, y hablo estas cosas en el mundo, para que tengan mi gozo cumplido en sí mismos.
Mas Pedro estaba fuera, a la puerta. Entonces salió aquel discípulo que era conocido del sumo sacerdote, y habló a la criada que guardaba la puerta, y metió dentro a Pedro.
Varones hermanos, era necesario que se cumpliese la Escritura la cual el Espíritu Santo habló antes por boca de David acerca de Judas, que fue guía de los que prendieron a Jesús.
Entonces Pedro, poniéndose en pie con los once, alzó su voz, y les habló diciendo: Varones judíos, y todos los que habitáis en Jerusalén, esto os sea notorio, y oíd mis palabras.
viéndolo antes, habló de la resurrección de Cristo, que su alma no fue dejada en el infierno, ni su carne vio corrupción.
a quien ciertamente es necesario que el cielo reciba hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas, de que habló Dios por boca de todos sus santos profetas que han sido desde el principio del mundo.
Y el ángel del Señor habló a Felipe, diciendo: Levántate y ve hacia el sur, al camino que desciende de Jerusalén a Gaza, el cual es desierto.
Y cuando se fue el Ángel que habló con Cornelio, éste llamó dos de sus criados, y a un devoto soldado de los que continuamente le asistían;
Y le habló la voz la segunda vez: Lo que Dios limpió, no lo llames tú común.
Y entrando en la sinagoga, habló con denuedo por espacio de tres meses, disputando y persuadiendo acerca del reino de Dios.
Y cuando subió otra vez, y hubo partido el pan y comido, habló largamente hasta el alba, y así partió.
Y cuando él se lo permitió, Pablo estando en pie en las gradas, hizo señal con la mano al pueblo, y hecho gran silencio, habló en lengua hebrea, diciendo:
Pero él dijo: No estoy loco, excelentísimo Festo, sino que hablo palabras de verdad y de cordura.
Pues el rey sabe estas cosas, delante del cual también hablo confiadamente. Pues estoy seguro que no ignora nada de esto; pues no se ha hecho esto en algún rincón.
Y como no estuvieron de acuerdo entre sí, partiendo ellos, les dijo Pablo esta palabra: Bien habló el Espíritu Santo por el profeta Isaías a nuestros padres,
Y si nuestra injusticia encarece la justicia de Dios, ¿qué diremos? ¿Será injusto Dios que da castigo? (Hablo como hombre.)
Hablo humanamente, por causa de la debilidad de vuestra carne; que así como presentasteis vuestros miembros como siervos a la inmundicia y a la iniquidad, así ahora presentéis vuestros miembros como siervos a la justicia y a la santidad.
¿Acaso ignoráis, hermanos (pues hablo a aquellos que conocen la ley), que la ley se enseñorea del hombre entre tanto que éste vive?
Porque a vosotros hablo, gentiles. Por cuanto yo soy apóstol de los gentiles, mi ministerio honro,
sino, como está escrito: Aquellos a los que no se habló de Él, verán; Y los que no han oído, entenderán.
Como a sabios hablo; juzgad vosotros lo que digo.
Ahora pues, hermanos, si yo vengo a vosotros hablando en lenguas, ¿qué os aprovechará, si no os hablo, o con revelación, o con ciencia, o con profecía, o con doctrina?
Doy gracias a mi Dios que hablo en lenguas más que todos vosotros;
Pues, para corresponder del mismo modo (como a hijos hablo), ensanchaos también vosotros.
No hablo como quien manda, sino por causa de la diligencia de otros, y para probar la sinceridad de vuestro amor.
Lo que hablo, no lo hablo según el Señor, sino como en locura, con esta confianza de gloria.
Lo digo en cuanto a la afrenta, como si nosotros hubiésemos sido débiles. Pero en lo que otro tuviere osadía (hablo con locura), también yo tengo osadía.
¿Son ministros de Cristo? (como poco sabio hablo) Yo más; en trabajos más abundante; en azotes sin medida; en cárceles más; en peligros de muerte muchas veces.
Hermanos, hablo como hombre: Un pacto, aunque sea de hombre, si fuere confirmado, nadie lo anula, o le añade.
Este misterio grande es; mas yo hablo en cuanto a Cristo y a la iglesia.
Porque manifiesto es que nuestro Señor nació de Judá, de cuya tribu nada habló Moisés tocante al sacerdocio.
Y la voz que oí del cielo habló otra vez conmigo, y dijo: Ve y toma el librito que está abierto en la mano del ángel que está en pie sobre el mar y sobre la tierra.
Y vino uno de los siete ángeles que tenían las siete copas, y habló conmigo, diciéndome: Ven acá, y te mostraré la condenación de la gran ramera, la cual está sentada sobre muchas aguas;
Y vino a mí uno de los siete ángeles que tenían las siete copas llenas de las siete plagas postreras, y habló conmigo, diciendo: Ven acá, yo te mostraré la desposada, la esposa del Cordero.