'Había' en la Biblia
- 1.Gé 1:31-Gé 40:9
- 2.Gé 40:10-Éx 39:21
- 3.Éx 39:26-Deuteronomio 10:5
- 4.Deuteronomio 13:2-Jueces 16:18
- 5.Jueces 16:20-2 Samuel 3:33
- 6.2 Samuel 3:37-1 Reyes 10:7
- 7.1 Reyes 10:19-2 Reyes 11:15
- 8.2 Reyes 11:20-1 Crónicas 23:5
- 9.1 Crónicas 24:19-2 Crónicas 28:21
- 10.2 Crónicas 29:2-Ester 8:13
- 11.Ester 8:17-Jeremías 41:11
- 12.Jeremías 41:16-Daniel 1:11
- 13.Daniel 1:18-Marcos 5:30
- 14.Marcos 5:32-Lucas 24:12
- 15.Juan 2:6-Hechos 11:13
- 16.Hechos 11:20-Apocalipsis 21:13
En cada provincia, en cada ciudad y en todo lugar adonde llegaba el mandato del rey y su decreto había alegría y gozo para los Judíos, banquete y día festivo. Y muchos de entre los pueblos de la tierra se hicieron Judíos, porque había caído sobre ellos el temor de los Judíos.
Se reunieron los Judíos en sus ciudades por todas las provincias del rey Asuero para echar mano a los que buscaban hacerles daño. Nadie podía oponérseles, porque el temor a ellos había caído sobre todos los pueblos.
Y todos los príncipes de las provincias, los sátrapas, los gobernadores y los que manejaban los negocios del rey ayudaron a los Judíos, porque el temor a Mardoqueo había caído sobre ellos.
Mardoqueo era grande en la casa del rey, y su fama se había extendido por todas las provincias, porque Mardoqueo se engrandecía más y más.
Así los Judíos llevaron a cabo lo que habían comenzado a hacer, y lo que Mardoqueo les había escrito.
Pues Amán, hijo de Hamedata, el Agagueo, enemigo de todos los Judíos, había hecho planes contra los Judíos para destruirlos, y había echado el Pur, es decir, la suerte, para su ruina y destrucción.
Pero cuando esto llegó al conocimiento del rey, {éste} ordenó por carta que el perverso plan que Amán había tramado contra los Judíos recayera sobre su cabeza, y que él y sus hijos fueran colgados en la horca.
Por eso estos días son llamados Purim (Suertes), por el nombre Pur. Y a causa de las instrucciones en esta carta, tanto por lo que habían visto sobre este asunto y por lo que les había acontecido,
Cuando tres amigos de Job, Elifaz, el Temanita, Bildad, el Suhita y Zofar, el Naamatita, oyeron de todo este mal que había venido sobre él, vinieron cada uno de su lugar, pues se habían puesto de acuerdo para ir juntos a condolerse de él y a consolarlo.
El había llenado de bienes sus casas, Pero el consejo de los malos está lejos de mí.
En verdad, la fuerza de sus manos ¿de qué me servía? Había desaparecido de ellos el vigor.
Si me he alegrado porque mi riqueza era grande, Y porque mi mano había adquirido mucho;
Eliú había esperado para hablar a Job porque {los otros} eran de más edad que él.
Pero cuando vio Eliú que no había respuesta en la boca de los tres hombres, se encendió su ira.
Y Elifaz el Temanita, y Bildad el Suhita {y} Zofar el Naamatita fueron e hicieron tal como el SEÑOR les había dicho; y el SEÑOR aceptó a Job.
Y el SEÑOR restauró el bienestar de Job cuando {éste} oró por sus amigos; y el SEÑOR aumentó al doble todo lo que Job había poseído.
Entonces todos sus hermanos y todas sus hermanas y todos los que le habían conocido antes, vinieron a él y comieron con él en su casa; se condolieron de él y lo consolaron por todo el mal que el SEÑOR había traído sobre él. Cada uno le dio una moneda (11.4 gr) de plata, y cada uno un anillo de oro.
{Hubiera yo desmayado,} si no hubiera creído que había de ver la bondad del SEÑOR En la tierra de los vivientes.
{Donde antes} no había terror, allí tiemblan de espanto, Porque Dios esparció los huesos del que acampaba contra ti; Tú {los} avergonzaste, porque Dios los había rechazado.
Las palabras de su boca eran más blandas que la mantequilla, Pero en su corazón {había} guerra; Más suaves que el aceite eran sus palabras, Sin embargo, eran espadas desnudas.
Olvidaron Sus obras Y los milagros que les había mostrado.
Los trajo, pues, a Su tierra santa, A esta tierra montañosa que Su diestra había adquirido.
Abandonó la morada en Silo, La tienda que había levantado entre los hombres,
Envió a Moisés Su siervo, {Y} a Aarón a quien había escogido.
Egipto se alegró cuando se fueron, Porque su terror había caído sobre ellos.
Se olvidaron de Dios su Salvador, Que había hecho grandes cosas en Egipto,
No destruyeron a los pueblos, Como el SEÑOR les había mandado,
Cuando no había abismos fui engendrada, Cuando no había manantiales abundantes en aguas.
Cuando El no había hecho aún la tierra y los campos, Ni el polvo primero del mundo.
Consideré luego todas las obras que mis manos habían hecho y el trabajo en que me había empeñado, y resultó que todo era vanidad y correr tras el viento, y sin provecho bajo el sol.
Asimismo aborrecí todo {el fruto de} mi trabajo con que me había afanado bajo el sol, el cual tendré que dejar al hombre que vendrá después de mí.
Por tanto me desesperé en gran manera {por todo el fruto} de mi trabajo con que me había afanado bajo el sol.
Había un {hombre} solo, sin sucesor, Que no tenía hijo ni hermano, Sin embargo, no había fin a todo su trabajo. En verdad, sus ojos no se saciaban de las riquezas, {Y nunca se preguntó:} `` ¿Para quién trabajo yo Y privo a mi vida del placer?" También esto es vanidad y tarea penosa.
{Había} una pequeña ciudad con pocos hombres en ella. Llegó un gran rey, la cercó y construyó contra ella grandes baluartes.
Apenas los había pasado Cuando hallé al que ama mi alma; Lo agarré y no quise soltarlo, Hasta que lo llevé a la casa de mi madre Y a la alcoba de la que me concibió."
Abrí yo a mi amado, Pero mi amado se había retirado, se había ido. Tras su hablar salió mi alma. Lo busqué, y no lo hallé; Lo llamé, y no me respondió.
Descendí al huerto de los nogales Para ver el verdor del valle, Para ver si la vid había retoñado, Si los granados habían florecido.
Aquel día el hombre arrojará a los topos y a los murciélagos, Sus ídolos de plata y sus ídolos de oro Que se había hecho para adorar{los.}
Por encima de El había serafines. Cada uno tenía seis alas: con dos cubrían sus rostros, con dos cubrían sus pies y con dos volaban.
Entonces voló hacia mí uno de los serafines con un carbón encendido en su mano, que había tomado del altar con las tenazas.
En aquel día, {en} todo lugar donde había mil vides {valoradas} en 1,000 {siclos} (11.4 kilos) de plata, habrá zarzas y espinos.
El SEÑOR de los ejércitos ha jurado: ``Ciertamente, tal como lo había pensado, así ha sucedido; tal como lo había planeado, así se cumplirá:
Al cual había dicho: ``Aquí hay reposo, den reposo al cansado;" Y: ``Aquí hay descanso." Pero no quisieron escuchar.
Pero ellos se quedaron callados y no le respondieron palabra alguna; porque el rey había dado un mandato {al pueblo} diciéndole: ``No le respondan."
Entonces el Rabsaces volvió y halló al rey de Asiria peleando contra Libna, pues había oído que {el rey} había partido de Laquis.
" ¿No has oído? Hace mucho tiempo que lo hice, Desde la antigüedad lo había planeado. Ahora he hecho que suceda, Para que conviertas las ciudades fortificadas En montones de ruinas.
``Haré que la sombra que ha descendido con el sol en las gradas de Acaz, vuelva atrás diez grados." Y la {sombra del} sol retrocedió diez grados en las gradas por las que había descendido.
Isaías había dicho: ``Que tomen una masa de higos y la pongan en la llaga para que se recupere."
Entonces Ezequías había preguntado: `` ¿Cuál será la señal de que subiré a la casa del SEÑOR?"
En aquel tiempo Merodac Baladán, hijo de Baladán, rey de Babilonia, envió cartas y un regalo a Ezequías porque oyó que había estado enfermo y se había recuperado.
¿Quién {lo} anunció desde el principio, para que supiéramos, O desde tiempos antiguos, para que dijéramos: ``Tiene razón?" Ciertamente no había quien {lo} anunciara, Sí, no había quien {lo} proclamara, Ciertamente no había quien oyera sus palabras.
Y dirás en tu corazón: ` ¿Quién me ha dado éstos? Pues yo había sido privada de mis hijos, Y era estéril, desterrada y errante. Y a éstos, ¿quién los ha criado? Yo había sido dejada sola; {Y} éstos, ¿dónde estaban?'"
¿Por qué cuando vine no había nadie, {Y} cuando llamé no había quien respondiera? ¿Acaso es tan corta Mi mano que no puede rescatar, O no tengo poder para librar? Con Mi reprensión seco el mar, Convierto los ríos en desierto. Sus peces huelen mal por falta de agua, Mueren de sed.
Se dispuso con los impíos Su sepultura, Pero con el rico fue en Su muerte, Aunque no había hecho violencia, Ni había engaño en Su boca.
Vio que no había nadie, Y se asombró de que no hubiera quien intercediera. Entonces Su brazo Le trajo salvación, Y Su justicia Lo sostuvo.
Porque el día de la venganza {estaba} en Mi corazón, Y el año de Mi redención había llegado.
Miré, y no había quien ayudara, Me asombré de que no hubiera quien apoyara. Entonces Mi propio brazo obtuvo salvación por Mí, Y fue Mi propio furor el que Me sostuvo.
Desde la antigüedad no habían escuchado ni puesto atención, Ni el ojo había visto a un Dios fuera de Ti Que obrara a favor del que esperaba en El.
"Y vio que a causa de todos los adulterios de la infiel Israel, Yo la había despedido, dándole carta de divorcio. Con todo, su rebelde hermana Judá no tuvo temor, sino que ella también fue y se hizo ramera.
``Yo había dicho: ` ¡Cómo quisiera ponerte entre Mis hijos, Y darte una tierra deseable, La más hermosa heredad de las naciones!' Y decía: `Padre Mío Me llamarán, Y no se apartarán de seguirme.'
Miré, y no había hombre alguno, Y todas las aves del cielo habían huido.
Fui, pues, y lo escondí junto al Eufrates como el SEÑOR me había mandado.
Fui, pues, al Eufrates y cavé, tomé el cinturón del lugar donde lo había escondido, y resultó que el cinturón estaba podrido; no servía para nada.
sino: `Vive el SEÑOR, que hizo subir a los Israelitas de la tierra del norte y de todos los países adonde los había desterrado.' Porque los haré volver a su tierra, la cual di a sus padres.
pero si hace lo malo ante Mis ojos, no obedeciendo Mi voz, entonces me arrepentiré del bien con que había prometido bendecirlo.
Entonces Jeremías volvió de Tofet, adonde lo había enviado el SEÑOR a profetizar, y poniéndose en pie en el atrio de la casa del SEÑOR, dijo a todo el pueblo:
sino: `Vive el SEÑOR que hizo subir y trajo a los descendientes de la casa de Israel de la tierra del norte y de todas las tierras adonde los había echado.' Entonces habitarán en su propio suelo."
Cuando Jeremías terminó de decir todo lo que el SEÑOR le había mandado que hablara a todo el pueblo, lo apresaron los sacerdotes, los profetas y todo el pueblo, diciendo: ``De cierto, morirás.
" ¿Acaso Ezequías, rey de Judá, y todo Judá le dieron muerte a Miqueas? ¿No temió él al SEÑOR y suplicó el favor del SEÑOR, y el SEÑOR se arrepintió del mal que había pronunciado contra ellos? Nosotros, pues, estamos cometiendo un gran mal contra nosotros mismos."
Después que Hananías había roto el yugo del cuello del profeta Jeremías, vino a Jeremías la palabra del SEÑOR:
Estas son las palabras de la carta que el profeta Jeremías envió desde Jerusalén al resto de los ancianos del destierro, a los sacerdotes, a los profetas y a todo el pueblo que Nabucodonosor había llevado al destierro de Jerusalén a Babilonia.
porque Sedequías, rey de Judá, lo había encerrado, diciéndole: `` ¿Por qué profetizas: `Así dice el SEÑOR: ``Voy a entregar esta ciudad en manos del rey de Babilonia, y él la tomará;
"También edificaron los lugares altos de Baal que están en el Valle de Ben Hinom, para hacer pasar {por el fuego} a sus hijos y a sus hijas {en honor de} Moloc. Esto nunca les había mandado, ni Me pasó por la mente que ellos cometieran tal abominación, para hacer que Judá pecara.
~`Mientras {ellos} vienen a pelear contra los Caldeos que llenarán {la ciudad} con los cadáveres de los hombres que herí en Mi ira y en Mi furor, pues Yo había escondido Mi rostro de esta ciudad a causa de toda su maldad.
Palabra que vino a Jeremías de parte del SEÑOR, después que el rey Sedequías había hecho un pacto con todo el pueblo que {había} en Jerusalén para proclamarles libertad:
Llamó, pues, Jeremías a Baruc, hijo de Nerías, y Baruc escribió al dictado de Jeremías, en un rollo, todas las palabras que el SEÑOR le había hablado.
Baruc, hijo de Nerías, hizo conforme a todo lo que el profeta Jeremías le había mandado, y leyó en el libro las palabras del SEÑOR, en la casa del SEÑOR.
Micaías les declaró todas las palabras que había oído cuando Baruc leyó en el libro a oídos del pueblo.
El rey estaba sentado en la casa de invierno (en el mes noveno), y había un brasero encendido delante de él.
Y sucedía que después que Jehudí había leído tres o cuatro columnas, {el rey} lo cortaba con el cuchillo del escriba y {lo} echaba al fuego que {estaba} en el brasero, hasta consumir todo el rollo en el fuego que {estaba} en el brasero.
Entonces vino la palabra del SEÑOR a Jeremías, después que el rey había quemado el rollo y las palabras que Baruc había escrito al dictado de Jeremías:
``Vuelve a tomar otro rollo y escribe en él todas las palabras que antes había en el primer rollo que quemó Joacim, rey de Judá.
Entonces Jeremías tomó otro rollo y se lo dio al escriba Baruc, hijo de Nerías, y éste escribió en él al dictado de Jeremías todas las palabras del libro que Joacim, rey de Judá, había quemado en el fuego, y aun se le añadieron muchas palabras semejantes.
Sedequías, hijo de Josías, a quien Nabucodonosor, rey de Babilonia, había hecho rey en la tierra de Judá, reinó en lugar de Conías, hijo de Joacim.
Pero ni él, ni sus siervos, ni el pueblo de la tierra escucharon las palabras que el SEÑOR había hablado por medio del profeta Jeremías.
Entretanto, el ejército de Faraón había salido de Egipto, y cuando los Caldeos que tenían sitiada a Jerusalén oyeron la noticia acerca de ellos, levantaron el {sitio} de Jerusalén.
Estando él a la Puerta de Benjamín, {había} allí un capitán de la guardia que se llamaba Irías, hijo de Selemías, hijo de Hananías, el cual apresó al profeta Jeremías, diciéndole: ``Tú vas a pasarte a los Caldeos."
Entonces ellos tomaron a Jeremías, y bajándolo con cuerdas lo echaron en la cisterna de Malaquías, hijo del rey, que había en el patio de la guardia. En la cisterna no había agua, sino lodo, así que Jeremías se hundió en el lodo.
Entonces el rey Sedequías mandó que le trajeran al profeta Jeremías a la entrada tercera que {había} en la casa del SEÑOR; y el rey le dijo a Jeremías: ``Voy a preguntarte una cosa; no me ocultes nada."
Luego vinieron todos los oficiales a Jeremías y lo interrogaron. Y él les informó conforme a todas estas palabras que el rey {le} había ordenado; y no volvieron a preguntarle, ya que de la conversación nadie había oído nada.
La palabra del SEÑOR había venido a Jeremías mientras estaba detenido en el patio de la guardia, diciéndole:
La palabra que vino a Jeremías de parte del SEÑOR después que Nabuzaradán, capitán de la guardia, lo había dejado libre en Ramá, cuando lo había tomado estando él encadenado entre todos los desterrados de Jerusalén y Judá que iban deportados a Babilonia.
y el SEÑOR {la} ha traído y hecho tal como había dicho. Porque ustedes pecaron contra el SEÑOR y no escucharon su voz, por tanto les ha sucedido esto.
Jeremías fue entonces a Gedalías, hijo de Ahicam, en Mizpa, y se quedó con él en medio del pueblo que había quedado en la tierra.
Y todos los jefes de las tropas que estaban en el campo, ellos y sus hombres, oyeron que el rey de Babilonia había puesto a Gedalías, hijo de Ahicam, para gobernar la tierra, y que le había encomendado los hombres, mujeres y niños y los más pobres de la tierra que no habían sido deportados a Babilonia.
También todos los Judíos que estaban en Moab, Amón, y Edom, y los que {estaban} en todos los {demás} países, oyeron que el rey de Babilonia había dejado un remanente en Judá y que había puesto para gobernar sobre ellos a Gedalías, hijo de Ahicam, hijo de Safán.
se levantó Ismael, hijo de Netanías, y los diez hombres que estaban con él, e hirieron a espada a Gedalías, hijo de Ahicam, hijo de Safán, y mataron al que el rey de Babilonia había puesto para gobernar sobre la tierra.
Y la cisterna donde Ismael había echado todos los cadáveres de los hombres que él había matado por causa de Gedalías, era la que el rey Asa había hecho por causa de Baasa, rey de Israel; Ismael, hijo de Netanías, la llenó de muertos.
Después Ismael tomó cautivo a todo el resto del pueblo que {estaba} en Mizpa, a las hijas del rey y a todo el pueblo que había quedado en Mizpa, a los cuales Nabuzaradán, capitán de la guardia, había puesto bajo el mando de Gedalías, hijo de Ahicam. Los tomó, pues, cautivos Ismael, hijo de Netanías, y fue a pasarse a los Amonitas.
Y oyó Johanán, hijo de Carea, y todos los jefes de las tropas que estaban con él de todo el mal que había hecho Ismael, hijo de Netanías.
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