'Le' en la Biblia
- 1.Gé 2:15-Gé 28:1
- 2.Gé 28:6-Éx 3:2
- 3.Éx 3:12-Levítico 13:29
- 4.Levítico 13:37-Deuteronomio 18:4
- 5.Deuteronomio 18:5-Jueces 6:14
- 6.Jueces 6:15-Rut 4:17
- 7.1 Samuel 1:8-1 Samuel 22:12
- 8.1 Samuel 22:13-2 Samuel 14:7
- 9.2 Samuel 14:26-1 Reyes 13:15
- 10.1 Reyes 13:18-2 Reyes 6:7
- 11.2 Reyes 6:10-1 Crónicas 17:25
- 12.1 Crónicas 18:10-2 Crónicas 33:18
- 13.2 Crónicas 34:16-Job 39:20
- 14.Job 39:25-Eclesiastés 6:2
- 15.Eclesiastés 8:4-Jeremías 40:7
- 16.Jeremías 40:14-Amós 8:2
- 17.Jonás 1:6-Mateo 14:4
- 18.Mateo 14:5-Mateo 27:3
- 19.Mateo 27:11-Marcos 8:29
- 20.Marcos 8:32-Lucas 1:50
- 21.Lucas 1:57-Lucas 11:22
- 22.Lucas 11:27-Lucas 23:1
- 23.Lucas 23:3-Juan 6:8
- 24.Juan 6:21-Juan 14:5
- 25.Juan 14:6-Hechos 9:8
- 26.Hechos 9:11-Hechos 25:3
- 27.Hechos 25:7-Apocalipsis 7:15
- 28.Apocalipsis 8:3-Apocalipsis 22:3
Entonces Pilato le preguntó, diciendo: ¿Eres tú el Rey de los Judíos? Y respondiendo él, dijo: Tú lo dices.
Y como entendió que era de la jurisdicción de Herodes, le remitió a Herodes, el cual también estaba en Jerusalén en aquellos días.
Y Herodes, viendo a Jesús, se alegró mucho, porque hacía mucho que deseaba verle; porque había oído de él muchas cosas, y tenía esperanza que le vería hacer alguna señal.
Y le preguntaba con muchas palabras; mas él nada le respondió.
Mas Herodes con su corte le menospreció, y escarneció, vistiéndole de una ropa rica; y le volvió a enviar a Pilato.
les dijo: Me habéis presentado a éste por hombre que desvía al pueblo; y he aquí, preguntando yo delante de vosotros, no he hallado culpa alguna en este hombre de aquellas de que le acusáis.
Y él les dijo la tercera vez: ¿Por qué? ¿Qué mal ha hecho éste? Ninguna culpa de muerte he hallado en él; le castigaré, pues, y le soltaré.
Y llevándole, tomaron a un Simón cireneo, que venía del campo, y le pusieron encima el madero para que la llevase tras Jesús.
Y le seguía una grande multitud del pueblo, y de mujeres, las cuales le lloraban y lamentaban.
Y cuando llegaron al lugar que se llama de la Calavera, le colgaron del madero allí, y a los malhechores, uno en un madero a la derecha, y otro a la izquierda.
Y uno de los malhechores que estaban colgados, le injuriaba, diciendo: Si tú eres el Cristo, sálvate a ti mismo y a nosotros.
Y respondiendo el otro, le reprendió, diciendo: ¿Ni aun tú temes a Dios, estando en la misma condenación?
Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo, que hoy estarás conmigo en el paraíso.
Mas todos sus conocidos, y las mujeres que le habían seguido desde Galilea, estaban lejos mirando estas cosas.
Y quitado, lo envolvió en una sábana, y le puso en un sepulcro que era labrado de piedra, en el cual ninguno había aún sido puesto.
Y viniendo también las mujeres que le habían seguido de Galilea, vieron el sepulcro, y cómo fue puesto su cuerpo.
Mas los ojos de ellos eran detenidos, para que no le conociesen.
Y respondiendo el uno, que se llamaba Cleofas, le dijo: ¿Tú solo peregrino eres en Jerusalén, y no has sabido las cosas que en ella han acontecido estos días?
Entonces él les dijo: ¿Qué cosas ? Y ellos le dijeron: De Jesús Nazareno, el cual fue varón profeta, poderoso en obra y en palabra delante de Dios y de todo el pueblo;
y cómo le entregaron los príncipes de los sacerdotes y nuestros príncipes a condenación de muerte, y le colgaron de un madero.
Y fueron algunos de los nuestros al sepulcro, y hallaron así como las mujeres habían dicho; más a él no le vieron.
Mas ellos le detuvieron por fuerza, diciendo: Quédate con nosotros, porque se hace tarde, y el día ya ha declinado. Y entró con ellos.
Entonces fueron abiertos los ojos de ellos, y le conocieron; mas él se desapareció de los ojos de ellos.
Entonces ellos le presentaron parte de un pez asado, y un panal de miel.
En el mundo estaba, y el mundo fue hecho por él; y el mundo no le conoció.
A lo que era suyo vino, y los suyos no le recibieron.
Mas a todos los que le recibieron, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios, a los que creen en su Nombre;
A Dios nadie le vio jamás; el Unigénito hijo, que está en el seno del Padre, él nos lo declaró.
Y éste es el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron de Jerusalén sacerdotes y levitas, que le preguntasen: ¿Tú, quién eres?
Y le preguntaron: ¿Qué pues? ¿Eres tú Elías? Dijo: No soy. ¿Eres tú el profeta? Y respondió: No.
Le dijeron: ¿Pues quién eres? Para que demos respuesta a los que nos enviaron. ¿Qué dices de ti mismo?
Y le preguntaron, y le dijeron: ¿Por qué pues bautizas, si tú no eres el Cristo, ni Elías, ni profeta?
Y yo no le conocía; más para que fuese manifestado a Israel, por eso vine yo bautizando con agua.
Y yo no le conocía; mas el que me envió a bautizar con agua, aquel me dijo: Sobre quien vieres descender el Espíritu, y que permanece sobre él, éste es el que bautiza con Espíritu Santo.
Y yo le vi, y he dado testimonio que éste es el Hijo de Dios.
Y los dos discípulos le oyeron hablar, y siguieron a Jesús.
Y volviéndose Jesús, y viéndolos seguirle, les dice: ¿Qué buscáis? Y ellos le dijeron: Rabí (que declarado quiere decir Maestro) ¿dónde moras?
Era Andrés el hermano de Simón Pedro, uno de los dos que habían oído de Juan, y le habían seguido.
Este halló primero a su hermano Simón, y le dijo: Hemos hallado al Mesías (que declarado es, el Cristo).
Y le trajo a Jesús. Y mirándole Jesús, dijo: Tú eres Simón, hijo de Jonás; tú serás llamado Cefas (que quiere decir, Piedra).
Felipe halló a Natanael, y le dice: Hemos hallado a aquel de quien escribió Moisés en la ley, y los profetas: a Jesús, el hijo de José, de Nazaret.
Y le dijo Natanael: ¿De Nazaret puede haber algo bueno? Le dice Felipe: Ven y ve.
Le dice Natanael: ¿De dónde me conoces? Respondió Jesús, y le dijo: Antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera te vi.
Respondió Natanael, y le dijo: Rabí, tú eres el Hijo de Dios; tú eres el Rey de Israel.
Respondió Jesús y le dijo: Porque te dije, te vi debajo de la higuera, crees; cosas mayores que éstas verás.
Y le dice: De cierto, de cierto os digo: De aquí en adelante veréis el cielo abierto, y ángeles de Dios que suben y descienden sobre el Hijo del hombre.
Y faltando el vino, la madre de Jesús le dijo: Vino no tienen.
Y le dice Jesús: ¿Qué tengo yo contigo, mujer? Aún no ha venido mi hora.
Y les dice: Sacad ahora, y presentad al maestresala. Y le presentaron.
Y le dice: Todo hombre pone primero el buen vino, y cuando ya están satisfechos, entonces lo que es peor; mas tú has guardado el buen vino hasta ahora.
Y los judíos respondieron, y le dijeron: ¿Qué señal nos muestras de que haces esto?
y no tenía necesidad que alguien le diese testimonio del hombre; porque él sabía lo que había en el hombre.
Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios por maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no estuviere Dios con él.
Respondió Jesús, y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere otra vez, no puede ver el Reino de Dios.
Le dice Nicodemo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede entrar otra vez en el vientre de su madre, y nacer?
Respondió Jesús, y le dijo: ¿Tú eres el maestro de Israel, y no sabes esto?
Y vinieron a Juan, y le dijeron: Rabí, el que estaba contigo al otro lado del Jordán, del cual tú diste testimonio, he aquí bautiza, y todos vienen a él.
Respondió Juan, y dijo: No puede el hombre recibir algo, si no le fuere dado del cielo.
El que tiene la esposa, es el esposo; mas el amigo del esposo, que está en pie y le oye, se goza grandemente de la voz del esposo; así pues, este mi gozo es cumplido.
Porque el que Dios envió, las palabras de Dios habla; porque no le da Dios el Espíritu por medida.
Vino una mujer de Samaria a sacar agua; y Jesús le dice: Dame de beber.
Y la mujer samaritana le dice: ¿Cómo tú, siendo judío, me pides a mí de beber, que soy mujer samaritana? Porque los judíos no se tratan con los samaritanos.
Respondió Jesús y le dijo: Si conocieses el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú pedirías de él, y él te daría agua viva.
La mujer le dice: Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo; ¿de dónde, pues, tienes el agua viva?
Respondió Jesús y le dijo: Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed;
mas el que bebiere del agua que yo le daré, para siempre no tendrá sed; sino que el agua que yo le daré, será en él una fuente de agua que salte para vida eterna.
La mujer le dice: Señor, dame esta agua, para que no tenga sed, ni venga acá a sacarla.
Jesús le dice: Ve, llama a tu marido, y ven acá.
Respondió la mujer, y le dijo: No tengo marido. Le dice Jesús: Bien has dicho: No tengo marido;
Le dice la mujer: Señor, me parece que tú eres profeta.
Le dice Jesús: Mujer, créeme, que la hora viene, cuando ni en este monte, ni en Jerusalén adoraréis al Padre.
Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en Espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren.
Dios es Espíritu; y los que le adoran, en Espíritu y en verdad es necesario que adoren.
Le dice la mujer: Sé que el Mesías ha de venir, el cual se dice el Cristo; cuando él viniere nos declarará todas las cosas.
Entre tanto los discípulos le rogaban, diciendo: Rabí, come.
Entonces los discípulos decían el uno al otro: ¿Si le habrá traído alguien de comer?
Viniendo pues los samaritanos a él, le rogaron que se quedase allí; y permaneció allí dos días.
Y cuando vino a Galilea, los galileos le recibieron, vistas todas las cosas que había hecho en Jerusalén en la Fiesta; porque también ellos habían ido a la Fiesta.
Este, cuando oyó que Jesús venía de Judea a Galilea, fue a él, y le rogaba que descendiese, y sanase a su hijo, porque se comenzaba a morir.
Entonces Jesús le dijo: Si no viereis señales y milagros no creeréis.
El del rey le dijo: Señor, desciende antes que mi niño muera.
Le dice Jesús: Ve, tu hijo vive. Y el hombre creyó a la palabra que Jesús le dijo, y se fue.
Y cuando ya él descendía, los siervos le salieron a recibir, y le dieron nuevas, diciendo: Tu hijo vive.
Entonces él les preguntó a qué hora comenzó a estar mejor. Y le dijeron: Ayer a la séptima le dejó la fiebre.
El padre entonces entendió, que aquella hora era cuando Jesús le dijo: Tu hijo vive; y creyó él y toda su casa.
Cuando Jesús vio a éste echado, y supo que ya llevaba mucho tiempo, le dice: ¿Quieres ser sano?
Y el enfermo le respondió: Señor, no tengo hombre que cuando el agua fuere revuelta, me meta en el estanque; porque entre tanto que yo vengo, otro antes de mí ha descendido.
Le dice Jesús: Levántate, toma tu lecho, y anda.
Y le preguntaron entonces: ¿Quién es el hombre que te dijo: Toma tu lecho y anda?
Después le halló Jesús en el Templo, y le dijo: He aquí, eres ya sano; no peques más, para que no te venga alguna cosa peor.
El se fue, y dio aviso a los judíos, que Jesús era el que le había sanado.
Porque el Padre ama al Hijo, y le muestra todas las cosas que él hace; y mayores obras que éstas le mostrará; que vosotros os maravillaréis.
para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo, no honra al Padre que le envió.
y también le dio potestad de hacer juicio, por cuanto es Hijo de hombre.
Y le seguía grande multitud, porque veían sus señales que hacía en los enfermos.
Le respondió Felipe: Doscientos denarios de pan no les bastarán, para que cada uno de ellos tome un poco.
Le dice uno de sus discípulos, Andrés, hermano de Simón Pedro:
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- 1.Gé 2:15-Gé 28:1
- 2.Gé 28:6-Éx 3:2
- 3.Éx 3:12-Levítico 13:29
- 4.Levítico 13:37-Deuteronomio 18:4
- 5.Deuteronomio 18:5-Jueces 6:14
- 6.Jueces 6:15-Rut 4:17
- 7.1 Samuel 1:8-1 Samuel 22:12
- 8.1 Samuel 22:13-2 Samuel 14:7
- 9.2 Samuel 14:26-1 Reyes 13:15
- 10.1 Reyes 13:18-2 Reyes 6:7
- 11.2 Reyes 6:10-1 Crónicas 17:25
- 12.1 Crónicas 18:10-2 Crónicas 33:18
- 13.2 Crónicas 34:16-Job 39:20
- 14.Job 39:25-Eclesiastés 6:2
- 15.Eclesiastés 8:4-Jeremías 40:7
- 16.Jeremías 40:14-Amós 8:2
- 17.Jonás 1:6-Mateo 14:4
- 18.Mateo 14:5-Mateo 27:3
- 19.Mateo 27:11-Marcos 8:29
- 20.Marcos 8:32-Lucas 1:50
- 21.Lucas 1:57-Lucas 11:22
- 22.Lucas 11:27-Lucas 23:1
- 23.Lucas 23:3-Juan 6:8
- 24.Juan 6:21-Juan 14:5
- 25.Juan 14:6-Hechos 9:8
- 26.Hechos 9:11-Hechos 25:3
- 27.Hechos 25:7-Apocalipsis 7:15
- 28.Apocalipsis 8:3-Apocalipsis 22:3