'Mano' en la Biblia
- 1.Gé 3:22-Éx 13:14
- 2.Éx 13:16-Números 25:7
- 3.Números 27:18-Jueces 2:18
- 4.Jueces 2:23-1 Samuel 17:46
- 5.1 Samuel 17:49-1 Reyes 8:53
- 6.1 Reyes 9:9-1 Crónicas 21:13
- 7.1 Crónicas 21:15-Nehemías 10:29
- 8.Nehemías 11:24-Salmos 97:10
- 9.Salmos 104:28-Isaías 36:20
- 10.Isaías 37:10-Lamentaciones 1:7
- 11.Lamentaciones 1:10-Ezequiel 47:3
- 12.Ezequiel 47:14-Malaquías 2:13
Y dijo el SEÑOR Dios: He aquí el hombre es como uno de nosotros sabiendo el bien y el mal; ahora, pues, para que no meta su mano, y tome también del árbol de la vida, y coma, y viva para siempre;
Ahora pues, maldito seas tú de la tierra que abrió su boca para recibir la sangre de tu hermano de tu mano:
y no halló la paloma donde reposar la planta de su pie, y se volvió a él al arca, porque las aguas estaban aún sobre la faz de toda la tierra. Y él extendió su mano y la tomó, la metió consigo en el arca.
y vuestro temor y vuestro pavor será sobre todo animal de la tierra, y sobre toda ave de los cielos, en todo lo que se moverá en la tierra, y en todos los peces del mar; en vuestra mano son entregados.
Porque ciertamente vuestra sangre que es vuestra alma, yo la demandaré; de mano de todo animal la demandaré, y de mano del hombre; de mano del varón su hermano demandaré el alma del hombre.
¿No está toda la tierra delante de ti? Yo te ruego que te apartes de mí. Si tú fueres a la mano izquierda, yo iré a la derecha; y si tú a la derecha, yo a la izquierda.
y bendito sea el Dios alto, que entregó tus enemigos en tu mano. Y Abram le dio los diezmos de todo.
Y respondió Abram al rey de Sodoma: He alzado mi mano al SEÑOR Dios alto, poseedor de los cielos y de la tierra,
Y respondió Abram a Sarai: He ahí tu sierva en tu mano, haz con ella lo que bien te pareciere. Entonces Sarai la afligió, y ella huyó de su presencia.
Y le dijo el ángel del SEÑOR: Vuélvete a tu señora, y humíllate bajo su mano.
Y él será hombre fiero; su mano contra todos, y las manos de todos contra él, y delante de todos sus hermanos habitará.
Entonces los varones extendieron su mano, y metieron a Lot en casa con ellos, y cerraron las puertas.
Y deteniéndose él, los varones asieron de su mano, y de la mano de su mujer, y de las manos de sus dos hijas en la misericordia del SEÑOR que era sobre él; y le sacaron, y le pusieron fuera de la ciudad.
Levántate, alza al muchacho, y tómalo de tu mano, porque en gran gente lo tengo de poner.
Y él respondió: Que estas siete corderas tomarás de mi mano, para que me sean en testimonio de que yo cavé este pozo.
Y tomó Abraham la leña del holocausto, y la puso sobre Isaac su hijo; y él tomó en su mano el fuego y el cuchillo; y fueron los dos juntos.
Y extendió Abraham su mano, y tomó el cuchillo, para degollar a su hijo.
Y dijo: No extiendas tu mano sobre el muchacho, ni le hagas nada; que ahora conozco que temes a Dios, pues que no me rehusaste tu hijo, tu único;
Y dijo Abraham a su siervo, el más viejo de su casa, que era el que gobernaba en todo lo que tenía: Pon ahora tu mano debajo de mi muslo,
Entonces el siervo puso su mano debajo del muslo de Abraham su señor, y le juró sobre este negocio.
Y el siervo tomó diez camellos de los camellos de su señor, y fue llevando en su mano lo mejor que su señor tenía; y se levantó y fue a Ara Naharaim, a la ciudad de Nacor.
Y ella respondió: Bebe, señor mío: y se dio prisa a bajar su cántaro sobre su mano, y le dio a beber.
Ahora pues, si habéis de mostrar bondad y sinceridad con mi señor, decídmelo; y si no, decídmelo {también,} para que vaya yo a la mano derecha o a la izquierda.
Y después salió su hermano, trabada su mano al calcañar de Esaú; y fue llamado su nombre Jacob. Y era Isaac de edad de sesenta años cuando Rebeca los dio a luz.
y dio los guisados y pan que había aderezado, en mano de Jacob su hijo.
Y apartó Labán aquel día los machos cabríos cinchados y manchados; y todas las cabras pintadas y manchadas, y todo lo que tenía en sí algo de blanco, y todo lo bermejo entre las ovejas, y las puso en la mano de sus hijos;
Poder hay en mi mano para haceros mal; mas el Dios de vuestro padre me habló anoche diciendo: Guárdate que no digas a Jacob ni bueno ni malo.
Nunca te traje lo arrebatado por las fieras; yo cargé con el pecado; lo hurtado así de día como de noche, de mi mano lo requerías.
Líbrame ahora de la mano de mi hermano, de la mano de Esaú, porque le temo; que por ventura no venga, y me hiera, la madre con los hijos.
Y durmió allí aquella noche, y tomó de lo que le vino a la mano un presente para su hermano Esaú.
Y lo entregó en mano de sus siervos, cada manada de por sí; y dijo a sus siervos: Pasad delante de mí, y poned espacio entre manada y manada.
Y dijo Jacob: No, yo te ruego, si he hallado ahora gracia en tus ojos, toma mi presente de mi mano, que por eso he visto tu rostro, como si hubiera visto el rostro de Dios; y hazme placer.
Y compró una parte del campo, donde tendió su tienda, de mano de los hijos de Hamor, padre de Siquem, por cien corderas.
Y les dijo Rubén: No derraméis sangre; echadlo en esta cisterna que está en el desierto, y no pongáis mano en él; por librarlo así de sus manos, para hacerlo volver a su padre.
Venid, y vendámosle a los ismaelitas, y no sea nuestra mano sobre él; que nuestro hermano es nuestra carne. Y sus hermanos acordaron con él.
Entonces él dijo: ¿Qué prenda te daré? Ella respondió: Tu anillo, y tu manto, y tu bordón que tienes en tu mano. Y él se los dio, y entró a ella, la cual concibió de él.
Y Judá envió el cabrito de las cabras por mano de su amigo el adulamita, para que tomara la prenda de mano de la mujer; mas no la halló.
Y sucedió, cuando dio a luz, que sacó la mano el uno, y la partera tomó y ató a su mano un hilo de grana, diciendo: Este salió primero.
Y aconteció que tornando él a meter la mano, he aquí su hermano salió; y ella dijo: ¿Por qué has hecho sobre ti rotura? Y llamó su nombre Fares.
Y después salió su hermano, el que tenía en su mano el hilo de grana, y llamó su nombre Zara.
Y descendido José a Egipto, lo compró Potifar, oficial del Faraón, capitán de los de la guardia, varón egipcio, de mano de los ismaelitas que lo habían llevado allá.
Y vio su señor que el SEÑOR estaba con él, y que todo lo que él hacía, el SEÑOR lo hacía prosperar en su mano.
Así encontró José gracia ante sus ojos y llegó a ser su siervo personal, y lo hizo mayordomo sobre su casa y entregó en su mano todo lo que poseía.
Y dejó todo lo que tenía en la mano de José; ni con él sabía de nada más que del pan que comía. Y era José de hermoso semblante y bella presencia.
Y él no quiso, y dijo a la mujer de su señor: He aquí que mi señor no se preocupa conmigo de lo que hay en casa, y ha puesto en mi mano todo lo que tiene.
entonces ella lo asió de la ropa, diciendo: ¡Acuéstate conmigo! Mas él le dejó su ropa en la mano, y salió huyendo afuera.
Y el príncipe de la casa de la cárcel entregó en mano de José todos los presos que había en aquella prisión; todo lo que hacían allí, él lo hacía.
No veía el príncipe de la cárcel cosa alguna que en su mano estaba; porque el SEÑOR era con él, y lo que él hacía, el SEÑOR lo prosperaba.
y que el vaso de Faraón estaba en mi mano, y que yo tomaba las uvas, y las exprimía en el vaso del Faraón, y daba el vaso en la mano del Faraón.
al cabo de tres días el Faraón levantará tu cabeza, y te hará volver a tu asiento; y darás el vaso al Faraón en su mano, como solías cuando eras su maestresala.
E hizo volver a su oficio al príncipe de los maestresalas; y dio el vaso en mano del Faraón.
y junten toda la provisión de estos buenos años que vienen, y junten el trigo bajo la mano del Faraón para mantenimiento de las ciudades; y guárdenlo.
Entonces el Faraón quitó su anillo de su mano, y lo puso en la mano de José, y lo hizo vestir de ropas de lino finísimo, y puso un collar de oro en su cuello;
Y dijo el Faraón a José: Yo soy el Faraón; y sin ti ninguno alzará su mano ni su pie en toda la tierra de Egipto.
Y Rubén habló a su padre, diciendo: Harás morir a mis dos hijos, si no te lo devolviere; entrégalo en mi mano, que yo lo devolveré a ti.
Yo me haré responsable de él; de mi mano lo demandarás. Si yo no te lo vuelvo a traer y lo pongo delante de ti, que lleve yo la culpa para siempre delante de ti;
Y tomad en vuestras manos doble cantidad de dinero, y llevad en vuestra mano el dinero vuelto en las bocas de vuestros costales; por ventura fue yerro.
Entonces tomaron aquellos varones el presente, y tomaron en su mano el doble del dinero, y a Benjamín; y se levantaron, y descendieron a Egipto, y se presentaron delante de José.
y sucedió que cuando llegamos a la posada, abrimos nuestros costales, y he aquí, el dinero de cada uno estaba en la boca de su costal, todo nuestro dinero. Así que lo hemos vuelto a traer en nuestra mano.
También hemos traído otro dinero en nuestra mano para comprar alimentos; no sabemos quién puso nuestro dinero en nuestros costales.
Y vino José a casa, y ellos le trajeron el presente que tenían en su mano dentro de la casa, y se inclinaron a él hasta tierra.
Yo descenderé contigo a Egipto, y yo también te haré volver; y José pondrá su mano sobre tus ojos.
Y llegaron los días de Israel para morir, y llamó a José su hijo, y le dijo: Si he hallado ahora gracia en tus ojos, te ruego que pongas tu mano debajo de mi muslo, y harás conmigo misericordia y verdad; te ruego que no me entierres en Egipto;
Entonces viendo José que su padre ponía la mano derecha sobre la cabeza de Efraín, le pesó en sus ojos; y tomó la mano de su padre, para quitarla de sobre la cabeza de Efraín a la cabeza de Manasés.
Y José dijo a su padre: ``No sea así, padre mío, pues éste es el primogénito. Pon tu mano derecha sobre su cabeza."
Y yo te he dado a ti una parte sobre tus hermanos, la cual tomé yo de mano del amorreo con mi espada y con mi arco.
Judá, te alabarán tus hermanos: tu mano en la cerviz de tus enemigos; los hijos de tu padre se inclinarán a ti.
Y ellas respondieron: Un varón egipcio nos defendió de mano de los pastores, y también nos sacó el agua, y dio de beber a las ovejas.
Y he descendido para librarlos de mano de los egipcios; yo los sacaré de aquella tierra a una tierra buena y ancha, a tierra que fluye leche y miel, a los lugares del cananeo, del heteo, del amorreo, del ferezeo, del heveo, y del jebuseo.
Mas yo sé que el rey de Egipto no os dejará ir sino por mano fuerte.
Pero yo extenderé mi mano, y heriré a Egipto con todas mis maravillas que haré en él, y entonces os dejará ir.
Y el SEÑOR le dijo: ¿Qué es eso que tienes en tu mano? Y él respondió: Una vara.
Entonces dijo el SEÑOR a Moisés: Extiende tu mano, y tómala por la cola. Y él extendió su mano, y la tomó, y se tornó vara en su mano.
Y le dijo además el SEÑOR: Mete ahora tu mano en tu seno. Y él metió la mano en su seno; y cuando la sacó, he aquí que su mano estaba leprosa como la nieve.
Y dijo: Vuelve a meter tu mano en tu seno; y él volvió a meter su mano en su seno; y volviéndola a sacar del seno, he aquí que se había vuelto como la otra carne.
Y él dijo: ¡Ruego Señor! Envía por mano del que has de enviar.
Y tomarás esta vara en tu mano, con la cual harás las señales.
Entonces Moisés tomó su mujer y sus hijos, y los puso sobre un asno, y volvió a tierra de Egipto; tomó también Moisés la vara de Dios en su mano.
Y dijo el SEÑOR a Moisés: Cuando hubiereis vuelto a Egipto, mira que hagas delante del Faraón todas las maravillas que he puesto en tu mano; pero yo endureceré su corazón, de modo que no dejará ir al pueblo.
Y les dijeron: Mire el SEÑOR sobre vosotros y {os} juzgue, pues {nos} habéis hecho odiosos ante los ojos de Faraón y ante los ojos de sus siervos, poniéndo{les} una espada en la mano para que nos maten.
El SEÑOR respondió a Moisés: Ahora verás lo que yo haré al Faraón; porque con mano fuerte los ha de dejar ir; y con mano fuerte los ha de echar de su tierra.
Y os meteré en la tierra, por la cual alcé mi mano que la daría a Abraham, a Isaac y a Jacob; y yo os la daré por heredad. Yo soy el SEÑOR.
Y el Faraón no os oirá; mas yo pondré mi mano sobre Egipto, y sacaré a mis ejércitos, mi pueblo, los hijos de Israel, de la tierra de Egipto, con grandes juicios.
Y sabrán los egipcios que yo soy el SEÑOR, cuando extendiere mi mano sobre Egipto, y sacare los hijos de Israel de en medio de ellos.
Ve por la mañana al Faraón, he aquí que él sale a las aguas; y tú ponte a la orilla del río delante de él, y toma en tu mano la vara que se volvió culebra,
Así ha dicho el SEÑOR: En esto conocerás que yo soy el SEÑOR; he aquí, yo heriré con la vara que tengo en mi mano el agua que está en el río, y se volverá sangre.
Y el SEÑOR dijo a Moisés: Di a Aarón: Toma tu vara, y extiende tu mano sobre las aguas de Egipto, sobre sus ríos, sobre sus arroyos y sobre sus estanques, y sobre todos sus recogimientos de aguas, para que se vuelvan sangre, y haya sangre por toda la región de Egipto, así en los vasos de madera como en los de piedra.
Y el SEÑOR dijo a Moisés: Di a Aarón: Extiende tu mano con tu vara sobre los ríos, arroyos, y estanques, para que haga venir ranas sobre la tierra de Egipto.
Entonces Aarón extendió su mano sobre las aguas de Egipto, y subieron ranas que cubrieron la tierra de Egipto.
Y ellos lo hicieron así; y Aarón extendió su mano con su vara, e hirió el polvo de la tierra, el cual se volvió piojos, así en los hombres como en las bestias; todo el polvo de la tierra se volvió piojos en toda la tierra de Egipto.
he aquí la mano del SEÑOR será sobre tus ganados que están en el campo: caballos, asnos, camellos, vacas y ovejas, con pestilencia gravísima.
Porque ahora yo extenderé mi mano para herirte a ti y a tu pueblo de pestilencia, y serás quitado de la tierra.
Y el SEÑOR dijo a Moisés: Extiende tu mano hacia el cielo, para que venga granizo en toda la tierra de Egipto sobre los hombres, y sobre las bestias, y sobre toda la hierba del campo en la tierra de Egipto.
Entonces el SEÑOR dijo a Moisés: Extiende tu mano sobre la tierra de Egipto para traer la langosta, a fin de que suba sobre la tierra de Egipto, y consuma toda la hierba de la tierra, y todo lo que el granizo dejó.
Y el SEÑOR dijo a Moisés: Extiende tu mano hacia el cielo, para que haya tinieblas sobre la tierra de Egipto, tales que cualquiera las palpe.
Y extendió Moisés su mano hacia el cielo, y hubo densas tinieblas tres días por toda la tierra de Egipto.
Y así habéis de comerlo: ceñidos vuestros lomos, vuestros zapatos en vuestros pies, y vuestro bordón en vuestra mano; y lo comeréis apresuradamente: ésta es la Pascua del SEÑOR.
Y Moisés dijo al pueblo: Tened memoria de este día, en el cual habéis salido de Egipto, de la casa de servidumbre; pues el SEÑOR os ha sacado de aquí con mano fuerte; por tanto, no comeréis leudado.
Y te será como una señal sobre tu mano, y como una memoria delante de tus ojos, para que la ley del SEÑOR esté en tu boca; por cuanto con mano fuerte te sacó el SEÑOR de Egipto.
Y cuando mañana te preguntare tu hijo, diciendo: ¿Qué es esto? Le dirás: El SEÑOR nos sacó con mano fuerte de Egipto, de casa de servidumbre;
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