'Mano' en la Biblia
- 1.Gé 3:22-Éx 15:20
- 2.Éx 16:3-Deuteronomio 4:34
- 3.Deuteronomio 5:15-Jueces 12:6
- 4.Jueces 13:1-2 Samuel 1:14
- 5.2 Samuel 2:16-2 Reyes 18:29
- 6.2 Reyes 18:30-Esdras 9:2
- 7.Esdras 9:11-Salmos 95:7
- 8.Salmos 97:10-Isaías 44:20
- 9.Isaías 45:1-Ezequiel 8:11
- 10.Ezequiel 9:1-Amós 1:8
- 11.Amós 5:19-Hechos 9:41
- 12.Hechos 11:21-Apocalipsis 20:1
los cuales mandaste por mano de tus siervos los profetas, diciendo: La tierra a la cual entráis para poseerla, tierra inmunda es a causa de la inmundicia de los pueblos de las tierras, por las abominaciones de que la han llenado de un extremo a otro con su inmundicia.
y dieron su mano en promesa de echar sus mujeres, y ofrecieron como culpados un carnero de los rebaños por su delito.
Ellos, pues, son tus siervos y tu pueblo, los cuales redimiste con tu gran fortaleza, y con tu mano fuerte.
y carta para Asaf, guarda de la huerta del rey, a fin que me dé madera para enmaderar los portales del palacio de la Casa, y para el muro de la ciudad, y la casa donde entraré. Y me lo otorgó el rey, según la benéfica mano del SEÑOR sobre mí.
Entonces les declaré cómo la mano de mi Dios era buena sobre mí, y asimismo las palabras del rey, que me había dicho. Y dijeron: Levantémonos, y edifiquemos. Y confortaron sus manos para bien.
Los que edificaban en el muro, y los que llevaban cargas y los que cargaban, con una mano trabajaban en la obra, y en la otra tenían la espada.
Entonces Sanbalat me envió a su criado para decir lo mismo por quinta vez, con una carta abierta en su mano,
Y Esdras el escriba estaba sobre un púlpito de madera, que habían hecho para ello; y junto a él estaban Matatías, y Sema, y Anías, y Urías, e Hilcías, y Maasías, a su mano derecha; y a su mano izquierda, Pedaías, Misael, y Malquías, y Hasum, y Hasbadana, Zacarías, y Mesulam.
Y hallaron escrito en la ley que el SEÑOR había mandado por mano de Moisés, que habitasen los hijos de Israel en cabañas en la fiesta del mes séptimo;
y les diste a conocer el sábado de tu santidad, y les prescribiste, por mano de Moisés tu siervo, mandamientos y estatutos y ley.
Y les diste pan del cielo en su hambre, y en su sed les sacaste aguas de la piedra; y les dijiste que entrasen a poseer la tierra, por la cual alzaste tu mano que se la habías de dar.
Porque los hijos vinieron y poseyeron la tierra; y humillaste delante de ellos a los moradores de la tierra, a los cananeos, los cuales entregaste en su mano, y a sus reyes, y a los pueblos de la tierra, para que hiciesen de ellos a su voluntad.
Y los entregaste en mano de sus enemigos, los cuales los afligieron; y en el tiempo de su tribulación clamaron a ti, y tú desde los cielos los oíste; y según tus muchas miseraciones les dabas salvadores, que los salvasen de mano de sus enemigos.
Mas teniendo reposo, se volvían a hacer lo malo delante de ti; por lo cual los dejaste en mano de sus enemigos, que se enseñorearon de ellos; pero convertidos clamaban otra vez a ti, y tú desde los cielos los oías, y según tus miseraciones muchas veces los libraste.
Y alargaste sobre ellos muchos años, y los protestaste con tu espíritu por mano de tus profetas, mas no escucharon; por lo cual los entregaste en mano de los pueblos de la tierra.
Fortificados con sus hermanos, sus nobles, y vinieron en la protestación y en el juramento de que andarían en la ley de Dios, que fue dada por mano de Moisés, siervo de Dios; y que guardarían y pondrían por obra todos los mandamientos del SEÑOR nuestro Señor, y sus juicios y sus estatutos;
Y Petaías hijo de Mesezabeel, de los hijos de Zera hijo de Judá, estaba a la mano del rey en todo negocio del pueblo.
Hice luego subir a los príncipes de Judá sobre el muro, y puse dos coros grandes que fueron en procesión; el uno a la mano derecha sobre el muro hacia la puerta del Muladar.
Y puse sobre los cilleros a Selemías sacerdote, y a Sadoc escriba, y de los levitas, a Pedaías; y a mano de ellos Hanán hijo de Zacur, hijo de Matanías; porque eran tenidos por fieles, y de ellos eran el repartir a sus hermanos.
Y les protesté, y les dije: ¿Por qué os quedáis vosotros delante del muro? Si lo hacéis otra vez, os echaré mano. Desde entonces no vinieron en sábado.
Y la reina Vasti no quiso venir a la orden del rey, enviada por mano de los eunucos; y se enojó el rey mucho, y se encendió en él su ira.
¿Qué se debe de hacer según la ley con la reina Vasti, por cuanto no ha cumplido la orden del rey Asuero, enviada por mano de los eunucos?
En aquellos días, estando Mardoqueo sentado a la puerta del rey, se enojaron Bigtán y Teres, dos eunucos del rey, de la guardia de la puerta, y procuraban poner mano en el rey Asuero.
Mas tuvo en poco meter mano en solo Mardoqueo; que ya le había declarado el pueblo de Mardoqueo; y procuró Amán destruir a todos los judíos que había en el reino de Asuero; al pueblo de Mardoqueo.
Entonces el rey quitó su anillo de su mano, y lo dio a Amán hijo de Hamedata agageo, enemigo de los judíos,
Y fueron enviadas cartas por mano de los correos a todas las provincias del rey, para destruir, y matar, y echar a perder a todos los judíos, desde el niño hasta el viejo, niños y mujeres en un día, en el trece del mes duodécimo, que es el mes de Adar, y para apoderarse de su despojo.
Y fue que, cuando vio a la reina Ester que estaba en el patio, ella tuvo gracia en sus ojos; y el rey extendió a Ester la vara de oro que tenía en la mano. Entonces vino Ester, y tocó la punta de la vara.
Y se halló escrito que Mardoqueo había denunciado de Bigtán y de Teres, dos eunucos del rey, de la guarda de la puerta, que habían procurado meter mano en el rey Asuero.
y den el vestido y el caballo en mano de alguno de los príncipes más nobles del rey, y vistan a aquel varón cuya honra desea el rey, y llévenlo en el caballo por la plaza de la ciudad, y pregonen delante de él: Así se hará al varón cuya honra desea el rey.
Y respondió el rey Asuero a la reina Ester, y a Mardoqueo judío: He aquí yo he dado a Ester la casa de Amán, y a él han colgado en la horca, por cuanto extendió su mano contra los judíos.
Los judíos se juntaron en sus ciudades en todas las provincias del rey Asuero, para meter mano sobre los que habían procurado su mal; y nadie se puso delante de ellos, porque el temor de ellos había caído sobre todos los pueblos.
diez hijos de Amán hijo de Hamedata, enemigo de los judíos; mas en el despojo no metieron su mano.
Y los judíos que estaban en Susa, se juntaron también el catorce del mes de Adar, y mataron en Susa trescientos hombres; mas en el despojo no metieron su mano.
Y los otros judíos que estaban en las provincias del rey, también se juntaron y se pusieron en defensa de su vida, y tuvieron reposo de sus enemigos, y mataron de sus enemigos setenta y cinco mil; mas en el despojo no metieron su mano.
Mas extiende ahora tu mano, y toca todo lo que tiene, y verás si no te blasfema en tu rostro.
Y dijo el SEÑOR a Satanás: He aquí, todo lo que tiene está en tu mano; solamente no pongas tu mano sobre él. Y salió Satanás de delante del SEÑOR.
Mas extiende ahora tu mano, y tócalo a él mismo, y a su carne, y verás si no te blasfema en tu rostro.
Y el SEÑOR dijo a Satanás: He aquí, él está en tu mano; mas guarda su vida.
Y libra de la espada al pobre, de la boca de los impíos, y de la mano violenta.
y que quisiera Dios quebrantarme; y que soltase su mano, y me despedazase!
y libradme de la mano del angustiador, y redimidme del poder de los violentos?
He aquí, Dios no aborrece al perfecto, ni toma la mano de los malignos.
No hay entre nosotros árbitro que ponga su mano sobre nosotros ambos.
sobre saber tú que no soy impío, y que no hay quien de tu mano me libre?
si alguna iniquidad hubiere en tu mano, y la echares de ti, y no consintieres que more maldad en tus habitaciones;
¿Qué cosa de todas éstas no entiende que la mano del SEÑOR la hizo?
En su mano está el alma de todo viviente, y el espíritu de toda carne humana.
Aparta de mí tu mano, y no me asombre tu terror.
Por cuanto él extendió su mano contra Dios, y se esforzó contra el Todopoderoso,
Pon ahora, dame fianzas contigo; ¿quién tocará ahora mi mano?
Oh vosotros mis amigos, tened compasión de mí, tened compasión de mí; porque la mano de Dios me ha tocado.
Miradme, y espantaos, y poned la mano sobre la boca.
Su espíritu adornó los cielos; su mano creó la serpiente huidora.
Yo os enseñaré lo que hay en la mano de Dios; no esconderé lo que hay acerca del Omnipotente.
Dios, pues, descargará sobre él, y no perdonará. Hará él por huir de su mano.
En el pedernal puso su mano, y trastornó los montes de raíz.
Los príncipes detenían sus palabras; ponían la mano sobre su boca;
Mi honra se renueva conmigo, y mi arco se renueva en mi mano.
A la mano derecha se levantaron los jóvenes; empujaron mis pies, y pisaron sobre mí las sendas de su contrición.
Te has vuelto cruel para mí; con la fortaleza de tu mano me eres adversario.
Mas él no extenderá la mano contra el sepulcro; ¿clamarán por ventura los sepultados cuando él los quebrantare?
si alcé contra el huérfano mi mano, aunque viese que me ayudarían en la puerta;
si me alegré de que mi hacienda se multiplicase, y de que mi mano hallase mucho;
y mi corazón se engañó en secreto, y mi boca besó mi mano,
En un momento mueren, y a media noche se alborotarán los pueblos, y pasarán, y sin mano será quitado el poderoso.
Si fueres justo, ¿qué le darás a él? ¿O qué recibirá de tu mano?
He aquí que yo soy vil, ¿qué te responderé? Mi mano pongo sobre mi boca.
Pon tu mano sobre él; te acordarás de la batalla, y nunca más tornarás.
Levántate, oh SEÑOR Dios, alza tu mano, no te olvides de los humildes.
de los hombres con tu mano, oh SEÑOR, de los hombres de mundo, cuya parte es en esta vida, y cuyo vientre está lleno de tu despensa: sacian a sus hijos, y dejan el resto a su familia.
Al Vencedor: Salmo del siervo del SEÑOR, de David, el cual habló al SEÑOR las palabras de este cántico el día que le libró el SEÑOR de mano de todos sus enemigos, y de mano de Saúl. Entonces dijo: Te amaré, oh SEÑOR, fortaleza mía.
Alcanzará tu mano a todos tus enemigos; tu diestra alcanzará a los que te aborrecen.
En tu mano encomendaré mi espíritu; tú me redimirás, oh SEÑOR, Dios de verdad.
y no me encerraste en mano del enemigo; hiciste estar mis pies en anchura.
En tu mano están mis tiempos; líbrame de la mano de mis enemigos, y de mis perseguidores.
Porque de día y de noche se agravó sobre mí tu mano; se volvió mi verdor en sequedades de verano. (Selah.)
Echa mano al escudo y al pavés, y levántate en mi ayuda.
No venga pie de soberbia contra mí; y mano de impíos no me mueva.
Cuando cayere, no será postrado; porque el SEÑOR sustenta su mano.
Porque tus saetas descendieron en mí, y sobre mí ha descendido tu mano.
Quita de sobre mí tu plaga; de la guerra de tu mano soy consumido.
Tú con tu mano echaste los gentiles, y los plantaste a ellos; afligiste los pueblos, y los arrojaste.
Dios mío, líbrame de la mano del impío, de la mano del perverso y violento.
Con todo, yo siempre estuve contigo; trabaste de mi mano derecha.
¿Por qué retraes tu mano, y tu diestra? ¿Por qué la escondes dentro de tu seno?
Que la copa está en la mano del SEÑOR, y el vino es bermejo, lleno de mistura; y él derrama del mismo; ciertamente sus heces chuparán y tragarán todos los impíos de la tierra.
Condujiste a tu pueblo como ovejas, por mano de Moisés y de Aarón.
No se acordaron de su mano, del día que los redimió de angustia;
Los metió después en los términos de su santidad, en este monte que ganó su mano derecha.
y dio en cautividad su fortaleza, y su gloria en mano del enemigo.
Sea tu mano sobre el varón de tu diestra, sobre el hijo del hombre que corroboraste para ti.
En una nada derribara yo sus enemigos, y volviera mi mano sobre sus adversarios.
Librad al pobre y al menesteroso; libradlo de mano de los impíos.
librado entre los muertos. Como los muertos que duermen en el sepulcro, que no te acuerdas más de ellos, y que son cortados de tu mano.
Tuyo es el brazo con valentía; fuerte es tu mano, ensalzada tu diestra.
Que mi mano será firme con él, mi brazo también lo fortificará.
Asimismo pondré su mano en el mar, y en los ríos su diestra.
Porque en su mano están las profundidades de la tierra, y las alturas de los montes son suyas.
Porque él es nuestro Dios; y nosotros el pueblo de su prado, y ovejas de su mano. Si hoy oyereis su voz,
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