'Manos' en la Biblia
En aquellos días hicieron un becerro y ofrecieron sacrificio al ídolo, y se regocijaban en las obras de sus manos.
Sin embargo, el Altísimo no habita en {casas} hechas por manos {de hombres;} como dice el profeta:
Entonces les imponían las manos, y recibían el Espíritu Santo.
Cuando Simón vio que el Espíritu se daba por la imposición de las manos de los apóstoles, les ofreció dinero,
diciendo: Dadme también a mí esta autoridad, de manera que todo aquel sobre quien ponga mis manos reciba el Espíritu Santo.
y ha visto en una visión a un hombre llamado Ananías, que entra y pone las manos sobre él para que recobre la vista.
Ananías fue y entró en la casa, y después de poner las manos sobre él, dijo: Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino por donde venías, me ha enviado para que recobres la vista y seas lleno del Espíritu Santo.
Y he aquí, se le apareció un ángel del Señor, y una luz brilló en la celda; y {el ángel} tocó a Pedro en el costado, y lo despertó diciendo: Levántate pronto. Y las cadenas cayeron de sus manos.
Entonces, después de ayunar, orar y haber impuesto las manos sobre ellos, los enviaron.
Con todo, se detuvieron {allí} mucho tiempo hablando valientemente {confiados} en el Señor que confirmaba la palabra de su gracia, concediendo que se hicieran señales y prodigios por medio de sus manos.
El Dios que hizo el mundo y todo lo que en él {hay}, puesto que es Señor del cielo y de la tierra, no mora en templos hechos por manos {de hombres},
ni es servido por manos humanas, como si necesitara de algo, puesto que El da a todos vida y aliento y todas las cosas;
Y cuando Pablo les impuso las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo, y hablaban en lenguas y profetizaban.
Y veis y oís que no sólo en Efeso, sino en casi toda Asia, este Pablo ha persuadido a una gran cantidad de gente, y la ha apartado, diciendo que los {dioses} hechos con las manos no son dioses {verdaderos}.
Vosotros sabéis que estas manos me sirvieron para mis {propias} necesidades y las de los que estaban conmigo.
quien vino a {ver}nos, y tomando el cinto de Pablo, se ató las manos y los pies, y dijo: Así dice el Espíritu Santo: ``Así atarán los judíos en Jerusalén al dueño de este cinto, y lo entregarán en manos de los gentiles."
Pero interviniendo el comandante Lisias, con gran violencia lo quitó de nuestras manos,
y al tercer día, con sus propias manos arrojaron al mar los aparejos de la nave.
Y sucedió que el padre de Publio yacía {en cama,} enfermo con fiebre y disentería; y Pablo entró a {ver}lo, y después de orar puso las manos sobre él, y lo sanó.
Y aconteció que tres días después {Pablo} convocó a los principales de los judíos, y cuando se reunieron, les dijo: Hermanos, sin haber hecho yo nada contra nuestro pueblo ni contra las tradiciones de nuestros padres, desde Jerusalén fui entregado preso en manos de los romanos,
Pero en cuanto a Israel, dice: TODO EL DIA HE EXTENDIDO MIS MANOS A UN PUEBLO DESOBEDIENTE Y REBELDE.
nos agotamos trabajando con nuestras propias manos; cuando nos ultrajan, bendecimos; cuando somos perseguidos, lo soportamos;
Porque sabemos que si la tienda terrenal que es nuestra morada, es destruida, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha por manos, eterna en los cielos.
pero me bajaron en un cesto por una ventana en la muralla, y {así} escapé de sus manos.
Recordad, pues, que en otro tiempo vosotros los gentiles en la carne, llamados incircuncisión por la tal llamada circuncisión, hecha por manos en la carne,
El que roba, no robe más, sino más bien que trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, a fin de que tenga qué compartir con el que tiene necesidad.
en El también fuisteis circuncidados con una circuncisión no hecha por manos, al quitar el cuerpo de la carne mediante la circuncisión de Cristo;
Pues vosotros, hermanos, vinisteis a ser imitadores de las iglesias de Dios en Cristo Jesús que están en Judea, porque también vosotros padecisteis los mismos sufrimientos a manos de vuestros propios compatriotas, tal como ellos {padecieron} a manos de los judíos,
y a que tengáis por vuestra ambición el llevar una vida tranquila, y os ocupéis en vuestros propios asuntos y trabajéis con vuestras manos, tal como os hemos mandado;
Por consiguiente, quiero que en todo lugar los hombres oren levantando manos santas, sin ira ni discusiones.
No descuides el don espiritual que está en ti, que te fue conferido por medio de la profecía con la imposición de manos del presbiterio.
No impongas las manos sobre nadie con ligereza, compartiendo así {la responsabilidad por} los pecados de otros; guárdate libre de pecado.
Por lo cual te recuerdo que avives el {fuego del} don de Dios que hay en ti por la imposición de mis manos.
Y: TU, SEÑOR, EN EL PRINCIPIO PUSISTE LOS CIMIENTOS DE LA TIERRA, Y LOS CIELOS SON OBRA DE TUS MANOS;
LE HAS HECHO UN POCO INFERIOR A LOS ANGELES; LE HAS CORONADO DE GLORIA Y HONOR, Y LE HAS PUESTO SOBRE LAS OBRAS DE TUS MANOS;
de la enseñanza sobre lavamientos, de la imposición de manos, de la resurrección de los muertos y del juicio eterno.
Pero cuando Cristo apareció {como} sumo sacerdote de los bienes futuros, a través de un mayor y más perfecto tabernáculo, no hecho con manos, es decir, no de esta creación,
Porque Cristo no entró en un lugar santo hecho por manos, una representación del verdadero, sino en el cielo mismo, para presentarse ahora en la presencia de Dios por nosotros,
¿Horrenda cosa es caer en las manos del Dios vivo!
Por tanto, fortaleced las manos débiles y las rodillas que flaquean,
Acercaos a Dios, y El se acercará a vosotros. Limpiad vuestras manos, pecadores; y vosotros de doble ánimo, purificad vuestros corazones.
Lo que existía desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado y lo que han palpado nuestras manos, acerca del Verbo de vida
Después de esto miré, y vi una gran multitud, que nadie podía contar, de todas las naciones, tribus, pueblos y lenguas, de pie delante del trono y delante del Cordero, vestidos con vestiduras blancas y con palmas en las manos.
Y el resto de la humanidad, los que no fueron muertos por estas plagas, no se arrepintieron de las obras de sus manos ni dejaron de adorar a los demonios y a los ídolos de oro, de plata, de bronce, de piedra y de madera, que no pueden ver ni oír ni andar;
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