'Me' en la Biblia
Me maravillo de que tan pronto ustedes hayan abandonado (desertado) a Aquél que los llamó por la gracia de Cristo (el Mesías), para {seguir} un evangelio diferente,
Porque ¿busco ahora el favor de los hombres o el de Dios? ¿O me esfuerzo por agradar a los hombres? Si yo todavía estuviera tratando de agradar a los hombres, no sería siervo de Cristo.
Pues ni lo recibí de hombre, ni me fue enseñado, sino {que lo recibí} por medio de una revelación de Jesucristo.
Pero cuando Dios, que me apartó desde el vientre de mi madre y me llamó por Su gracia, tuvo a bien
Y de aquéllos que tenían reputación de ser algo (lo que eran, nada me importa; Dios no hace acepción de personas); pues bien, los que tenían reputación, nada me enseñaron (contribuyeron).
Sino al contrario, vieron que se me había encomendado el evangelio a los de la incircuncisión, así como Pedro {lo había sido} a los de la circuncisión.
Al reconocer la gracia que se me había dado, Jacobo (Santiago), Pedro (Cefas) y Juan, que eran considerados como columnas, nos dieron a mí y a Bernabé la diestra de compañerismo, para que nosotros {fuéramos} a los Gentiles y ellos a los de la circuncisión.
Pero cuando Pedro (Cefas) vino a Antioquía, me opuse a él cara a cara, porque él era digno de ser censurado.
``Con Cristo he sido crucificado, y ya no soy yo el que vive, sino que Cristo vive en mí; y la {vida} que ahora vivo en la carne, la vivo por la fe en el Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.
Les ruego, hermanos, háganse como yo, pues yo también {me he hecho} como ustedes. Ningún agravio me han hecho.
Y lo que para ustedes fue una prueba en mi condición física, que no despreciaron ni rechazaron, sino que me recibieron como un ángel de Dios, como a Cristo Jesús {mismo}.
¿Dónde está, pues, aquel sentido de bendición que tuvieron? Pues testigo soy en favor de ustedes de que de ser posible, se hubieran sacado los ojos y me los hubieran dado.
¿Me he vuelto, por tanto, enemigo de ustedes al decirles la verdad?
Pero jamás acontezca que yo me gloríe, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por el cual el mundo ha sido crucificado para mí y yo para el mundo.
De aquí en adelante nadie me cause molestias, porque yo llevo en mi cuerpo las marcas (cicatrices) de Jesús.