'Me' en la Biblia
¡Oh si él me besara con ósculos de su boca! Porque mejores son tus amores que el vino.
Atráeme; en pos de ti correremos. Me metió el rey en sus cámaras; nos gozaremos y alegraremos en ti; nos acordaremos de tus amores más que del vino; los rectos te aman.
No os fijéis en que soy morena, porque el sol me miró. Los hijos de mi madre se airaron contra mí, me hicieron guarda de las viñas, y mi viña, que era mía, no guardé.
Como el manzano entre los árboles silvestres, así es mi amado entre los jóvenes: Con gran deleite me senté bajo su sombra, y su fruto fue dulce a mi paladar.
Me llevó a la casa del banquete, y su bandera sobre mí fue amor.
Su izquierda esté debajo de mi cabeza, y su derecha me abrace.
Mi amado habló, y me dijo: Levántate, oh amada mía, hermosa mía, y ven.
Me levantaré ahora, y rodearé por la ciudad; por las calles y por las plazas buscaré al que ama mi alma: Lo busqué, y no lo hallé.
Me hallaron los guardas que rondan la ciudad, y les dije: ¿Habéis visto al que ama mi alma?
Pasando de ellos un poco, hallé luego al que ama mi alma; trabé de él, y no lo dejé, hasta que lo metí en casa de mi madre, y en la cámara de la que me engendró.
Hasta que apunte el día y huyan las sombras, me iré al monte de la mirra, y al collado del incienso.
Me he desnudado mi ropa; ¿cómo me he de vestir? He lavado mis pies; ¿cómo los he de ensuciar?
Yo me levanté para abrir a mi amado, y mis manos gotearon mirra, y mis dedos mirra que corría sobre las aldabas del candado.
Abrí yo a mi amado; mas mi amado se había ido, había ya pasado; y tras su hablar salió mi alma; lo busqué, y no lo hallé; lo llamé, y no me respondió.
Me hallaron los guardas que rondan la ciudad; me hirieron, me golpearon, me quitaron mi manto de encima los guardas de los muros.
Aparta tus ojos de delante de mí, porque ellos me vencieron. Tu cabello es como rebaño de cabras que se muestran de Galaad.
Antes que lo supiera; mi alma me puso como los carros de Aminadab.
¡Oh que fueras tú como mi hermano, que mamó los pechos de mi madre; así, al encontrarte afuera yo te besaría, y no me menospreciarían!
Yo te llevaría, te metería en la casa de mi madre, que me enseñaba; te daría a beber vino sazonado del mosto de mis granadas.
Su izquierda esté debajo de mi cabeza, y su derecha me abrace.