'Nuestra' en la Biblia
que dijeron: Por nuestra lengua prevaleceremos; nuestros labios están con nosotros, ¿quién nos es señor?
Nuestra alma esperó al SEÑOR; nuestra ayuda y nuestro escudo es él.
No digan en su corazón: Ea, alma nuestra! No digan: Hémoslo devorado!
¿Por qué escondes tu rostro? ¿Olvidaste nuestra aflicción, y la opresión nuestra?
Porque nuestra alma se ha agobiado hasta el polvo; nuestro vientre está pegado con la tierra.
¿Levántate! Sé nuestra ayuda, y redímenos por amor de tu misericordia.
El nos escoge nuestra heredad, la gloria de Jacob a quien El ama. (Selah)
Al Músico principal: en Neginoth: Masquil de David, cuando vinieron los Zipheos y dijeron á Saúl: ¿No está David escondido en nuestra tierrra? OH Dios, sálvame por tu nombre, Y con tu poder defiéndeme.
Con tremendas cosas, nos oirás en justicia, oh Dios de nuestra salud, esperanza de todos los fines de la tierra, y las lejuras del mar.
El es el que puso nuestra alma en vida, y no permitió que nuestros pies resbalaran.
Hiciste subir varón sobre nuestra cabeza; entramos en fuego y en aguas, y nos sacaste a abundancia.
Bendito el Señor; cada día nos colma de beneficios el Dios de nuestra salud. (Selah.)
Ayúdanos, oh Dios, salud nuestra, por la honra de tu Nombre; y líbranos, y purga nuestros pecados por causa de tu Nombre.
¿Por qué han de decir las naciones: Dónde está su Dios? Sea notoria entre las naciones, a nuestra vista, la venganza por la sangre derramada de tus siervos.
Cantad a Dios, fortaleza nuestra; al Dios de Jacob celebrad con júbilo.
Tocad el shofar en la nueva luna, en el tiempo señalado, en el día de nuestra fiesta solemne.
Vuélvenos, oh Dios, salud nuestra, y haz cesar tu ira de sobre nosotros.
Ciertamente cercana está su salud a los que le temen; para que habite la gloria en nuestra tierra.
El SEÑOR dará también el bien; y nuestra tierra dará su fruto.
Los días de nuestra edad son setenta años; y de los más valientes, ochenta años, y su fortaleza es molestia y trabajo; porque es cortado presto, y volamos.
Venid, alegrémonos en el SEÑOR; cantemos con júbilo a la roca de nuestra salud.
Porque él conoce nuestra condición; se acuerda que somos polvo.
Muy hastiada está nuestra alma del escarnio de los que están en holgura; del menosprecio de los soberbios.
Entonces nos habrían inundado las aguas; sobre nuestra alma hubiera pasado el torrente;
hubieran entonces pasado sobre nuestra alma las aguas soberbias.
Nuestra alma escapó cual ave del lazo de los cazadores; se quebró el lazo, y escapamos nosotros.
Nuestra ayuda está en el nombre del SEÑOR, Que hizo los cielos y la tierra.
Entonces nuestra boca se llenará de risa, y nuestra lengua de alabanza; entonces dirán entre los gentiles: Grandes cosas ha hecho el SEÑOR con éstos.
Haz volver nuestra cautividad oh SEÑOR, como los arroyos en el austro.
El que se acordó de nosotros en nuestra humillación, porque para siempre es su misericordia,
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