'Nuestros' en la Biblia
Y suéltanos nuestras deudas, como también nosotros soltamos a nuestros deudores.
Ellos le dicen: Señor, que sean abiertos nuestros ojos.
Les dijo Jesús: ¿Nunca leisteis en las Escrituras: La piedra que desecharon los que edificaban, esta fue hecha por cabeza de esquina? Por el Señor es hecho esto, y es cosa maravillosa en nuestros ojos.
y decís: Si estuviéramos en los días de nuestros padres, no hubiéramos sido sus compañeros en la sangre de los profetas.
Y respondiendo todo el pueblo, dijo: Su sangre sea sobre nosotros, y sobre nuestros hijos.
Por el Señor es hecho esto, Y es cosa maravillosa en nuestros ojos?
Como habló a nuestros padres, a Abraham y a su simiente para siempre.
Salvación de nuestros enemigos, y de mano de todos los que nos aborrecieron;
para hacer misericordia con nuestros padres, y acordándose de su santo testamento;
que sin temor librados de nuestros enemigos, le serviríamos
para dar luz a los que habitan en tinieblas y en sombra de muerte; para encaminar nuestros pies por camino de paz.
Y perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todos los que nos deben. Y no nos metas en tentación, mas líbranos de mal.
Y nosotros, a la verdad, justamente padecemos; porque recibimos lo que merecieron nuestros hechos; mas éste ningún mal hizo.
y cómo le entregaron los príncipes de los sacerdotes y nuestros príncipes a condenación de muerte, y le colgaron de un madero.
Aunque también unas mujeres de los nuestros nos han espantado, las cuales antes del día fueron al sepulcro;
Y fueron algunos de los nuestros al sepulcro, y hallaron así como las mujeres habían dicho; más a él no le vieron.
Nuestros padres adoraron en este monte, y vosotros decís que en Jerusalén es el lugar donde es necesario adorar.
Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: Pan del cielo les dio a comer.
El Dios de Abraham, y de Isaac, y de Jacob, el Dios de nuestros padres ha glorificado a su Hijo Jesús, al cual vosotros entregasteis, y negasteis delante de Pilato, juzgando él que había de ser suelto.
Vosotros sois los hijos de los profetas, y del Pacto que Dios concertó con nuestros padres, diciendo a Abraham: Y en tu Simiente serán benditas todas las familias de la tierra.
El Dios de nuestros padres levantó a Jesús, al cual vosotros matasteis colgándole en el madero.
Vino entonces hambre en toda la tierra de Egipto y de Canaán, y grande tribulación; y nuestros padres no hallaban alimentos.
Y como oyese Jacob que había trigo en Egipto, envió a nuestros padres la primera vez.
Este, usando de astucia con nuestro linaje, maltrató a nuestros padres, a fin de que pusiesen a peligro de muerte sus niños, para que cesase la generación.
Este es aquel que estuvo en la iglesia en el desierto con el ángel que le hablaba en el monte de Sinaí, y con nuestros padres; y recibió las palabras de vida para darnos;
al cual nuestros padres no quisieron obedecer; antes le desecharon, y se apartaron de corazón a Egipto,
Tuvieron nuestros padres el tabernáculo del testimonio en el desierto, como les ordenó Dios, hablando a Moisés que lo hiciese según la forma que había visto.
El cual recibido, metieron también nuestros padres con Jesús en la posesión de los gentiles, que Dios echó de la presencia de nuestros padres, hasta los días de David;
El Dios de este pueblo de Israel escogió a nuestros padres, y ensalzó al pueblo, siendo ellos extranjeros en la tierra de Egipto, y con brazo levantado los sacó de ella.
si bien no se dejó a sí mismo sin testimonio, haciendo bien, dándonos lluvias del cielo y tiempos fructíferos, llenando de sustento y de alegría nuestros corazones.
Ahora pues, ¿por qué tentáis a Dios, poniendo sobre la cerviz de los discípulos yugo, que ni nuestros padres ni nosotros hemos podido llevar?
nos ha parecido, congregados en uno, enviar varones escogidos a vosotros con nuestros amados Bernabé y Pablo,
Porque pones en nuestros oídos unas nuevas cosas, queremos pues saber qué quiere ser esto.
Y él dijo: El Dios de nuestros padres te ha escogido para que conocieses su voluntad, y vieses a aquel Justo, y oyeses la voz de su boca.
Y ahora, por la esperanza de la promesa hecha por Dios a nuestros padres, soy llamado en juicio;
Y como fueron entre sí discordes, se fueron, diciendo Pablo esta palabra: Bien ha hablado el Espíritu Santo por el profeta Isaías a nuestros padres,
el cual fue entregado por nuestros delitos, y resucitado para nuestra justificación.
y la esperanza no será avergonzada; porque el amor de Dios está derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos es dado.
Porque mientras éramos en la carne, los afectos de los pecados que eran por la ley, obraban en nuestros miembros fructificando a muerte.
Mas no quiero, hermanos, que ignoréis que nuestros padres todos estuvieron bajo la nube, y todos pasaron el mar;
Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo yo aprendí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras;
el cual también nos selló, y nos dio la prenda del Espíritu en nuestros corazones.
Nuestras letras sois vosotros mismos , escritas en nuestros corazones, las cuales son sabidas y leídas por todos los hombres;
Porque el Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la claridad de Dios en la faz del Cristo Jesús.
llevando siempre por todas partes la mortificación del Señor Jesús en nuestro cuerpo, para que también la vida de Jesús sea manifestada en nuestros cuerpos.
No para condenaros lo digo; que ya he dicho antes; estáis en nuestros corazones, para morir y para vivir juntamente con nosotros .
En cuanto a Tito, es mi compañero y coadjutor para con vosotros; o acerca de nuestros hermanos, que son apóstoles de las Iglesias, y la gloria del Cristo.
El cual se dio a sí mismo por nuestros pecados para librarnos de este presente siglo malo, conforme a la voluntad del Dios y Padre nuestro,
sino por haber sido aprobados de Dios para que se nos encargase el Evangelio, así hablamos; no como los que agradan a los hombres, sino a Dios, el cual prueba nuestros corazones.
Y aprendan asimismo los nuestros a conducirse en buenas obras para los usos necesarios, para que no sean inútiles.
el cual siendo el resplandor de su gloria, y la misma imagen de su sustancia, y sustentando todas las cosas con la palabra de su potencia, habiendo hecho la purgación de nuestros pecados por sí mismo, se sentó a la diestra de la majestad en las alturas,
Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. Así es la lengua entre nuestros miembros que contamina todo el cuerpo, e inflama el curso de nuestro naturaleza, y es inflamada del infierno.
él mismo llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros siendo muertos a los pecados, vivamos a la justicia, por cuya herida habéis sido sanados.
Porque nosotros no os hemos dado a conocer la potencia y la venida de nuestro Señor Jesús, el Cristo, siguiendo fábulas por arte compuestas; sino como habiendo visto con nuestros propios ojos su majestad.
Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos mirado bien , y nuestras manos han tocado de la Palabra de vida;
Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para que nos perdone nuestros pecados, y nos limpie de toda maldad.
Y él es la aplacación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los del mundo entero.
Y sabéis que él apareció para quitar nuestros pecados, y no hay pecado en él.
Y en esto conocemos que somos de la verdad, y tenemos nuestros corazones certificados delante de él.
En esto consiste la caridad, no porque nosotros hayamos amado a Dios, sino porque él nos amó a nosotros, y ha enviado a su Hijo para ser aplacación por nuestros pecados.
y de Jesús, el Cristo, el testigo fiel, el Primogénito de los muertos, y Príncipe de los reyes de la tierra. Al que nos amó, y nos ha lavado de nuestros pecados con su sangre,
Y oí una grande voz en el cielo que decía: Ahora es hecha en el cielo salvación, y virtud, y Reino de nuestro Dios, y potencia de su Cristo; porque el acusador de nuestros hermanos es ya derribado, el cual los acusaba delante de nuestro Dios día y noche.