'Oye' en la Biblia
Por tanto, cualquiera que oye estas palabras mías y las pone en práctica, será semejante a un hombre sabio que edificó su casa sobre la roca;
Y todo el que oye estas palabras mías y no las pone en práctica, será semejante a un hombre insensato que edificó su casa sobre la arena;
A todo el que oye la palabra del reino y no {la} entiende, el maligno viene y arrebata lo que fue sembrado en su corazón. Este es aquel en quien se sembró la semilla junto al camino.
Y aquel en quien se sembró la semilla en pedregales, éste es el que oye la palabra y enseguida la recibe con gozo;
Y aquel en quien se sembró la semilla entre espinos, éste es el que oye la palabra, mas las preocupaciones del mundo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y se queda sin fruto.
Pero aquel en quien se sembró la semilla en tierra buena, éste es el que oye la palabra y la entiende, éste sí da fruto y produce, uno a ciento, otro a sesenta y otro a treinta.
Todo el que viene a mí y oye mis palabras y las pone en práctica, os mostraré a quién es semejante:
El que tiene la novia es el novio, pero el amigo del novio, que está {allí} y le oye, se alegra en gran manera con la voz del novio. {Y} por eso, este gozo mío se ha completado.
En verdad, en verdad os digo: el que oye mi palabra y cree al que me envió, tiene vida eterna y no viene a condenación, sino que ha pasado de muerte a vida.
Sabemos que Dios no oye a los pecadores; pero si alguien teme a Dios y hace su voluntad, a éste oye.
Si alguno oye mis palabras y no las guarda, yo no lo juzgo; porque no vine a juzgar al mundo, sino a salvar al mundo.
En efecto, se oye que entre vosotros hay inmoralidad, y una inmoralidad tal como no existe ni siquiera entre los gentiles, al extremo de que alguno tiene la mujer de su padre.
Porque si quisiera gloriarme, no sería insensato, pues diría la verdad; mas me abstengo {de hacerlo} para que nadie piense de mí más de lo que ve {en} mí, u oye de mí.
Ellos son del mundo; por eso hablan de parte del mundo, y el mundo los oye.
Nosotros somos de Dios; el que conoce a Dios, nos oye; el que no es de Dios, no nos oye. En esto conocemos el espíritu de la verdad y el espíritu del error.
Y esta es la confianza que tenemos delante de El, que si pedimos cualquier cosa conforme a su voluntad, El nos oye.
Y si sabemos que El nos oye {en} cualquier cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hemos hecho.
`He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él y él conmigo.
Y el Espíritu y la esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que desea, que tome gratuitamente del agua de la vida.