'Pero' en la Biblia
- 1.Gé 2:17-Deuteronomio 1:45
- 2.Deuteronomio 2:11-2 Samuel 12:12
- 3.2 Samuel 13:27-2 Crónicas 13:13
- 4.2 Crónicas 13:21-Salmos 109:28
- 5.Salmos 118:10-Jeremías 5:23
- 6.Jeremías 7:24-Miqueas 5:3
- 7.Miqueas 6:14-Marcos 4:17
- 8.Marcos 4:19-Lucas 16:15
- 9.Lucas 16:17-Juan 15:26
- 10.Juan 16:4-Hechos 28:22
- 11.Hechos 28:24-1 Corintios 14:38
- 12.1 Corintios 14:40-Santiago 1:6
- 13.Santiago 2:6-Apocalipsis 21:8
que también eran contados por gigantes como los anaceos; pero los moabitas los llaman emitas.
Pero Jehová estaba enojado conmigo por causa de vosotros, por lo cual no me escuchó; y me dijo Jehová: Bástate, no me hables más de este asunto.
Y Jehová habló con vosotros de en medio del fuego; oísteis la voz de sus palabras, pero a excepción de oír la voz, ninguna figura visteis.
Así que yo voy a morir en esta tierra, y no cruzaré el Jordán; pero vosotros pasaréis y poseeréis aquella buena tierra.
Porque temí a causa del furor y de la ira con que Jehová estaba enojado contra vosotros para destruiros. Pero Jehová me escuchó también esta vez.
Pero las cosas que tuvieres consagradas, y tus votos, las tomarás, y vendrás al lugar que Jehová hubiere escogido;
Pero éstos no comeréis de los que rumian, o tienen uña hendida: camello, y liebre, y conejo, porque rumian, mas no tienen uña hendida, os serán inmundos;
Ya que Jehová tu Dios te habrá bendecido, como te ha dicho, prestarás entonces a muchas naciones, mas tú no tomarás prestado; y señorearás sobre muchas naciones, pero ellas no señorearán sobre ti.
Pero que no se aumente caballos, ni haga volver el pueblo a Egipto para acrecentar caballos; porque Jehová os ha dicho: No procuraréis volver más por este camino.
Porque estas naciones que has de heredar, escuchan a agoreros y a adivinos; pero en cuanto a ti, Jehová tu Dios no te ha permitido eso.
Pero el profeta que tenga la presunción de hablar una palabra en mi nombre que yo no le haya mandado hablar, o que hable en nombre de dioses ajenos, el tal profeta morirá.
Pero las mujeres y los niños, y los animales y todo lo que haya en la ciudad, todo el despojo tomarás para ti: comerás del despojo de tus enemigos, que Jehová tu Dios te ha entregado.
Pero de las ciudades de estos pueblos que Jehová tu Dios te da por heredad, no dejarás con vida nada que respire;
y, he aquí, él le pone tachas de algunas cosas, diciendo: No encontré virgen a tu hija. Pero he aquí las señales de la virginidad de mi hija. Y extenderán la sábana delante de los ancianos de la ciudad.
Porque él la halló en el campo; y la doncella desposada dio voces, pero no hubo quien la librase.
Podrás cobrar interés a un extranjero, pero a tu hermano no le cobrarás interés, para que te bendiga Jehová tu Dios en toda obra de tus manos sobre la tierra a la cual entras para poseerla.
Llevarás mucha semilla al campo, pero recogerás poco; porque la langosta lo consumirá.
Pero Jehová no os dio corazón para entender, ni ojos para ver, ni oídos para oír, hasta el día de hoy.
Pero engordó Jesurún, y dio coces; Engordaste, te cubriste de grasa: Entonces dejó al Dios que lo hizo, y menospreció a la Roca de su salvación.
Verás, por tanto, delante de ti la tierra; pero no entrarás allá, a la tierra que doy a los hijos de Israel.
Y lo enterró en el valle, en tierra de Moab, enfrente de Bet-peor; pero ninguno sabe dónde está su sepulcro hasta hoy.
Pero la mujer había tomado los dos hombres, y los había escondido; y dijo: Verdad que hombres vinieron a mí, mas no supe de dónde eran.
pero entre vosotros y ella habrá una distancia como de la medida de dos mil codos, no os acercaréis a ella; para que sepáis el camino por el cuál debéis ir, por cuanto vosotros no habéis pasado antes por este camino.
Pero Jericó estaba cerrada, bien cerrada, a causa de los hijos de Israel: nadie entraba, ni salía.
Pero guardaos vosotros del anatema, que ni toquéis, ni toméis alguna cosa del anatema, no sea que hagáis anatema el campamento de Israel, y lo turbéis.
Pero los hijos de Israel cometieron prevaricación en el anatema: porque Acán, hijo de Carmi, hijo de Zabdi, hijo de Zera, de la tribu de Judá, tomó del anatema; y la ira de Jehová se encendió contra los hijos de Israel.
Pero los cinco reyes huyeron, y se escondieron en una cueva en Maceda.
Pero a todas las ciudades que estaban sobre sus colinas, no las quemó Israel, con la única excepción de Hazor, la cual quemó Josué.
Y los hijos de Israel tomaron para sí todo el despojo y el ganado de estas ciudades; pero a todos los hombres metieron a espada hasta destruirlos, sin dejar nada que respirase.
Mas mis hermanos, los que habían subido conmigo, menguaron el corazón del pueblo; pero yo cumplí siguiendo a Jehová mi Dios.
pero aún hoy estoy tan fuerte como el día que Moisés me envió; cual era entonces mi fuerza, tal es ahora, para la guerra, y para salir y para entrar.
Pero Zelofehad, hijo de Hefer, hijo de Galaad, hijo de Maquir, hijo de Manasés, no tuvo hijos, sino hijas, los nombres de las cuales son estos: Maala, Noa, Hogla, Milca, y Tirsa.
Y la tierra de Tapúa fue de Manasés; pero Tapúa, que está junto al término de Manasés, es de los hijos de Efraín.
Pero los hijos de Manasés no pudieron echar a los de aquellas ciudades; antes el cananeo quiso habitar en la tierra.
Pero cuando los hijos de Israel se hicieron fuertes, pusieron a tributo al cananeo, mas no lo echaron.
Que si os parece que la tierra de vuestra posesión es inmunda, pasaos a la tierra de la posesión de Jehová, en la cual está el tabernáculo de Jehová, y tomad posesión entre nosotros; pero no os rebeléis contra Jehová, ni os rebeléis contra nosotros, edificándoos altar a más del altar de Jehová nuestro Dios.
Pero yo no quise escuchar a Balaam y él tuvo que bendeciros, así os libré yo de sus manos.
Y envié avispas delante de vosotros, las cuales echaron de delante de vosotros a los dos reyes de los amorreos; pero no con tu espada, ni con tu arco.
Y si mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a quién sirváis; si a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa serviremos a Jehová.
Y tampoco oyeron a sus jueces, sino que fornicaron tras dioses ajenos, a los cuales adoraron; se apartaron pronto del camino en que anduvieron sus padres obedeciendo a los mandamientos de Jehová; pero ellos no hicieron así.
Pero acontecía que al morir el juez, ellos volvían atrás y se corrompían aun más que sus padres, siguiendo a dioses ajenos para servirles, e inclinándose delante de ellos; y no desistían de sus obras, ni de su obstinado camino.
Y Barac le respondió: Si tú vas conmigo, yo iré; pero si no vas conmigo, no iré.
Pero el Espíritu de Jehová vino sobre Gedeón, y cuando éste tocó la trompeta, Abiezer se reunió con él.
Y vino Gedeón al Jordán para pasar, él y los trescientos hombres que traía consigo, cansados, pero todavía persiguiendo.
Pero una mujer dejó caer un pedazo de una rueda de molino sobre la cabeza de Abimelec y le quebró el cráneo.
Pero Jehová Dios de Israel entregó a Sehón y a todo su pueblo en mano de Israel, y los venció; y poseyó Israel toda la tierra del amorreo que habitaba en aquel país.
Y el Espíritu de Jehová cayó sobre él, y lo despedazó como quien despedaza un cabrito, sin tener nada en su mano; pero no contó ni a su padre ni a su madre lo que había hecho.
Y tomándolo en sus manos, se fue comiéndolo por el camino; y cuando llegó adonde estaban su padre y su madre, les dio también a ellos que comiesen; pero no les contó que había tomado aquella miel del cuerpo del león.
Y he aquí un hombre viejo, que a la tarde venía del campo de trabajar; el cual era del monte de Efraín, y moraba como peregrino en Gabaa, pero los moradores de aquel lugar eran hijos de Benjamín.
Y él le dijo: Levántate, y vámonos. Pero ella no respondió. Entonces la levantó el varón, y echándola sobre su asno, se levantó y se fue a su lugar.
Pero se volvieron y huyeron al desierto a la peña de Rimón seiscientos hombres, los cuales estuvieron en la peña de Rimón cuatro meses:
Pero nosotros no les podemos dar esposas de nuestras hijas, porque los hijos de Israel han jurado, diciendo: Maldito el que diere esposa a los de Benjamín.
Te lavarás pues, y te ungirás, y te pondrás tu vestido y bajarás a la era; pero no te darás a conocer al varón hasta que él haya acabado de comer y de beber.
Si un hombre pecare contra otro, el Juez le juzgará; pero si alguno pecare contra Jehová, ¿quién rogará por él? Pero ellos no oyeron la voz de su padre, porque Jehová había resuelto quitarles la vida.
Pero desagradó a Samuel esta palabra que dijeron: Danos ahora un rey que nos juzgue. Y Samuel oró a Jehová.
Pero el pueblo no quiso oír la voz de Samuel; antes dijeron: No, sino que habrá rey sobre nosotros:
Pero los hijos de Belial dijeron: ¿Cómo nos ha de salvar éste? Y le tuvieron en poco, y no le trajeron presente; mas él disimuló.
Ahora, pues, he aquí vuestro rey va delante de vosotros. Yo soy ya viejo y cano; pero mis hijos están con vosotros, y yo he andado delante de vosotros desde mi juventud hasta este día.
Y algunos de los hebreos pasaron el Jordán a la tierra de Gad y de Galaad; pero Saúl estaba aún en Gilgal, y todo el pueblo iba tras él temblando.
Y él esperó siete días, conforme al plazo que Samuel había señalado; pero Samuel no venía a Gilgal, y el pueblo se le desertaba.
Pero los hombres de Israel fueron puestos en apuro aquel día; porque Saúl había conjurado al pueblo, diciendo: Cualquiera que comiere pan hasta la tarde, hasta que haya tomado venganza de mis enemigos, sea maldito. Y todo el pueblo no había gustado pan.
Entró, pues, el pueblo en el bosque, y he aquí que la miel corría; pero no hubo quien llegase la mano a su boca; porque el pueblo temía el juramento.
Pero Jonatán no había oído cuando su padre había juramentado al pueblo, y alargó la punta de una vara que traía en su mano, y la mojó en un panal de miel, y llegó su mano a su boca; y sus ojos fueron aclarados.
Y Saúl y el pueblo perdonaron a Agag, y a lo mejor de las ovejas, y al ganado mayor, a los gruesos y a los carneros, y a todo lo bueno, y no lo quisieron destruir; pero todo lo que era vil y flaco destruyeron.
Y Saúl respondió: De Amalec los han traído; porque el pueblo perdonó a lo mejor de las ovejas y de las vacas, para sacrificarlas a Jehová tu Dios; pero lo demás lo destruimos.
pero el pueblo tomó del despojo ovejas y vacas, las primicias del anatema, para sacrificarlas a Jehová tu Dios en Gilgal.
Y Jehová respondió a Samuel: No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque yo lo he rechazado; porque Jehová no mira lo que mira el hombre; porque el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón.
Pero David había ido y vuelto de donde estaba Saúl, para apacentar las ovejas de su padre en Belén.
Y David tomó la cabeza del filisteo, y la trajo a Jerusalén, pero sus armas las puso en su tienda.
Y arrojó Saúl la lanza, diciendo: Enclavaré a David en la pared. Pero David lo evadió dos veces.
Y Saúl dijo: Decid así a David: El rey no desea dote alguna, sino cien prepucios de los filisteos, para tomar venganza de los enemigos del rey. Pero Saúl pensaba hacer caer a David en manos de los filisteos.
Pero Saúl, viendo y considerando que Jehová estaba con David, y que su hija Mical lo amaba,
Pero Jonatán, hijo de Saúl, amaba a David en gran manera. Y Jonatán dio aviso a David, diciendo: Saúl mi padre procura matarte; por tanto, mira ahora por ti hasta la mañana, y quédate en un lugar secreto, y escóndete.
Si él dijere: Está bien, tu siervo tendrá paz; pero si se enojare, sabe que él está determinado a hacer mal.
Pero si yo dijere al criado así: He allí las saetas más allá de ti; vete, porque Jehová te ha enviado.
Pero el muchacho ninguna cosa entendió; solamente Jonatán y David entendían el asunto.
Y David se quedó en el desierto en lugares fortificados, y habitaba en un monte en el desierto de Zif; y lo buscaba Saúl todos los días, pero Dios no lo entregó en sus manos.
Y partió Saúl con su gente a buscarlo; pero fue dado aviso a David, y descendió a la peña, y se quedó en el desierto de Maón. Y cuando Saúl lo oyó, siguió a David al desierto de Maón.
Juzgue Jehová entre tú y yo, y véngueme de ti Jehová; pero mi mano no será contra ti.
Y dijo a sus jóvenes: Id delante de mí, que yo os seguiré luego. Pero nada declaró a su marido Nabal.
Pero sucedió que por la mañana, cuando el vino había salido de Nabal, su esposa le refirió estas cosas; y desfalleció su corazón en él, y se quedó como una piedra.
guárdeme Jehová de extender mi mano contra el ungido de Jehová. Pero toma ahora la lanza que está a su cabecera, y la botija del agua, y vámonos.
Y consultó Saúl a Jehová; pero Jehová no le respondió, ni por sueños, ni por Urim, ni por profetas.
Y Aquís llamó a David, y le dijo: Vive Jehová, que tú has sido recto, y que me ha parecido bien tu salida y entrada en el campamento conmigo, y que ninguna cosa mala he hallado en ti desde el día que viniste a mí hasta hoy; pero en los ojos de los príncipes no agradas.
Y se habían llevado cautivas a las mujeres que estaban en ella. Pero no mataron a nadie, ni pequeño ni grande, sino se los habían llevado, y siguieron su camino.
Y David fue muy angustiado, porque el pueblo hablaba de apedrearlo; porque todo el pueblo estaba con ánimo amargo, cada uno por sus hijos y por sus hijas. Pero David se fortaleció en Jehová su Dios.
De cuarenta años era Isboset hijo de Saúl, cuando comenzó a reinar sobre Israel; y reinó dos años. Pero la casa de Judá siguió a David.
Entonces Abner le dijo: Apártate a la derecha o a la izquierda, y agárrate alguno de los jóvenes, y toma para ti sus despojos. Pero Asael no quiso apartarse de en pos de él.
Y hubo larga guerra entre la casa de Saúl y la casa de David; pero David se iba fortaleciendo, y la casa de Saúl se iba debilitando.
Y David dijo: Bien; yo haré alianza contigo; pero una cosa requiero de ti, y es: Que no mirarás mi rostro, a menos que primero traigas a Mical la hija de Saúl, cuando vinieres a verme.
Y he aquí los siervos de David y Joab, que venían del campo, y traían consigo gran botín. Pero Abner no estaba con David en Hebrón, pues éste lo había despedido, y él se había ido en paz.
Entonces David dio orden a sus jóvenes, y ellos los mataron, y les cortaron las manos y los pies, y los colgaron sobre el estanque, en Hebrón. Pero tomaron la cabeza de Isboset, y la enterraron en el sepulcro de Abner en Hebrón.
Pero David tomó la fortaleza de Sión, la cual es la ciudad de David.
Pero mi misericordia no se apartará de él, como la aparté de Saúl, al cual quité de delante de ti.
Y saliendo los hijos de Amón, ordenaron sus escuadrones a la entrada de la puerta; pero los sirios de Soba, y de Rehob, y de Istob, y de Maaca, estaban aparte en el campo.
Y aconteció a la vuelta del año, en el tiempo que salen los reyes a la batalla, que David envió a Joab, y a sus siervos con él, y a todo Israel; y destruyeron a los hijos de Amón, y pusieron sitio a Rabá. Pero David se quedó en Jerusalén.
Pero Urías durmió a la puerta de la casa del rey con todos los siervos de su señor, y no descendió a su casa.
pero los arqueros tiraron contra tus siervos desde el muro, y murieron algunos de los siervos del rey; y murió también tu siervo Urías heteo.
pero el pobre no tenía más que una sola corderita, que él había comprado y criado, y que había crecido con él y con sus hijos juntamente, comiendo de su bocado y bebiendo de su vaso, y durmiendo en su seno; y la tenía como a una hija.
Porque tú lo hiciste en secreto; pero yo haré esto delante de todo Israel y a pleno sol.
Resutados de la Búsqueda continuados...
- 1.Gé 2:17-Deuteronomio 1:45
- 2.Deuteronomio 2:11-2 Samuel 12:12
- 3.2 Samuel 13:27-2 Crónicas 13:13
- 4.2 Crónicas 13:21-Salmos 109:28
- 5.Salmos 118:10-Jeremías 5:23
- 6.Jeremías 7:24-Miqueas 5:3
- 7.Miqueas 6:14-Marcos 4:17
- 8.Marcos 4:19-Lucas 16:15
- 9.Lucas 16:17-Juan 15:26
- 10.Juan 16:4-Hechos 28:22
- 11.Hechos 28:24-1 Corintios 14:38
- 12.1 Corintios 14:40-Santiago 1:6
- 13.Santiago 2:6-Apocalipsis 21:8