'Piedra' en la Biblia
Y le dice: Si eres Hijo de Dios, échate abajo; que escrito está: A sus ángeles mandará por ti, Y te alzarán en las manos, Para que nunca tropieces con tu pie en piedra.
¿Qué hombre hay de vosotros, á quien si su hijo pidiere pan, le dará una piedra?
Mas yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi iglesia; y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella.
Y cualquiera que escandalizare á alguno de estos pequeños que creen en mí, mejor le fuera que se le colgase al cuello una piedra de molino de asno, y que se le anegase en el profundo de la mar.
Díceles Jesús: ¿Nunca leísteis en las Escrituras: La piedra que desecharon los que edificaban, Esta fué hecha por cabeza de esquina: Por el Señor es hecho esto, Y es cosa maravillosa en nuestros ojos?
Y el que cayere sobre esta piedra, será quebrantado; y sobre quien ella cayere, le desmenuzará.
Y respondiendo él, les dijo: ¿Veis todo esto? de cierto os digo, que no será dejada aquí piedra sobre piedra, que no sea destruída.
Y lo puso en su sepulcro nuevo, que había labrado en la peña: y revuelta una grande piedra á la puerta del sepulcro, se fué.
Y yendo ellos, aseguraron el sepulcro, sellando la piedra, con la guardia.
Y he aquí, fué hecho un gran terremoto: porque el ángel del Señor, descendiendo del cielo y llegando, había revuelto la piedra, y estaba sentado sobre ella.
Y cualquiera que escandalizare á uno de estos pequeñitos que creen en mí, mejor le fuera si se le atase una piedra de molino al cuello, y fuera echado en la mar.
¿Ni aun esta Escritura habéis leído: La piedra que desecharon los que edificaban, Esta es puesta por cabeza de esquina;
Y Jesús respondiendo, le dijo: ¿Ves estos grandes edificios? no quedará piedra sobre piedra que no sea derribada.
El cual compró una sábana, y quitándole, le envolvió en la sábana, y le puso en un sepulcro que estaba cavado en una peña, y revolvió una piedra á la puerta del sepulcro.
Y decían entre sí: ¿Quién nos revolverá la piedra de la puerta del sepulcro?
Y como miraron, ven la piedra revuelta; que era muy grande.
Entonces el diablo le dijo: Si eres Hijo de Dios, di á esta piedra que se haga pan.
Y En las manos te llevarán, Porque no dañes tu pie en piedra.
Y otra parte cayó sobre la piedra; y nacida, se secó, porque no tenía humedad.
Y los de sobre la piedra, son los que habiendo oído, reciben la palabra con gozo; mas éstos no tienen raíces; que á tiempo creen, y en el tiempo de la tentación se apartan.
¿Y cuál padre de vosotros, si su hijo le pidiere pan, le dará una piedra?, ó, si pescado, ¿en lugar de pescado, le dará una serpiente?
Mejor le fuera, si le pusiesen al cuello una piedra de molino, y le lanzasen en el mar, que escandalizar á uno de estos pequeñitos.
Y te derribarán á tierra, y á tus hijos dentro de ti; y no dejarán sobre ti piedra sobre piedra; por cuanto no conociste el tiempo de tu visitación.
Mas él mirándolos, dice: ¿Qué pues es lo que está escrito: La piedra que condenaron los edificadores, Esta fué por cabeza de esquina?
Cualquiera que cayere sobre aquella piedra, será quebrantado; mas sobre el que la piedra cayere, le desmenuzará.
Estas cosas que veis, días vendrán que no quedará piedra sobre piedra que no sea destruída.
Y él se apartó de ellos como un tiro de piedra; y puesto de rodillas oró,
Y hallaron la piedra revuelta del sepulcro.
Y le trajo á Jesús. Y mirándole Jesús, dijo: Tú eres Simón, hijo de Jonás: tú serás llamado Cephas (que quiere decir, Piedra).
Y estaban allí seis tinajuelas de piedra para agua, conforme á la purificación de los Judíos, que cabían en cada una dos ó tres cántaros.
Y como perseverasen preguntándole, enderezóse, y díjoles: El que de vosotros esté sin pecado, arroje contra ella la piedra el primero.
Y Jesús, conmoviéndose otra vez en sí mismo, vino al sepulcro. Era una cueva, la cual tenía una piedra encima.
Dice Jesús: Quitad la piedra. Marta, la hermana del que se había muerto, le dice: Señor, hiede ya, que es de cuatro días.
Entonces quitaron la piedra de donde el muerto había sido puesto. Y Jesús, alzando los ojos arriba, dijo: Padre, gracias te doy que me has oído.
Y EL primer día de la semana, María Magdalena vino de mañana, siendo aún obscuro, al sepulcro; y vió la piedra quitada del sepulcro.
Este es la piedra reprobada de vosotros los edificadores, la cual es puesta por cabeza del ángulo.
Siendo pues linaje de Dios, no hemos de estimar la Divinidad ser semejante á oro, ó á plata, ó á piedra, escultura de artificio ó de imaginación de hombres.
¿Por qué? Porque la seguían no por fe, mas como por las obras de la ley: por lo cual tropezaron en la piedra de tropiezo,
Como está escrito: He aquí pongo en Sión piedra de tropiezo, y piedra de caída; Y aquel que creyere en ella, no será avergonzado.
Y todos bebieron la misma bebida espiritual; porque bebían de la piedra espiritual que los seguía, y la piedra era Cristo.
Siendo manifiesto que sois letra de Cristo administrada de nosotros, escrita no con tinta, mas con el Espíritu del Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en tablas de carne del corazón.
Edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo;
Al cual allegándoos, piedra viva, reprobada cierto de los hombres, empero elegida de Dios, preciosa,
Por lo cual también contiene la Escritura: He aquí, pongo en Sión la principal piedra del ángulo, escogida, preciosa; Y el que creyere en ella, no será confundido.
Ella es pues honor á vosotros que creéis: mas para los desobedientes, La piedra que los edificadores reprobaron, Esta fué hecha la cabeza del ángulo;
Y Piedra de tropiezo, y roca de escándalo á aquellos que tropiezan en la palabra, siendo desobedientes; para lo cual fueron también ordenados.
Y el que estaba sentado, era al parecer semejante á una piedra de jaspe y de sardio: y un arco celeste había alrededor del trono, semejante en el aspecto á la esmeralda.
Y los otros hombres que no fueron muertos con estas plagas, aun no se arrepintieron de las obras de sus manos, para que no adorasen á los demonios, y á las imágenes de oro, y de plata, y de metal, y de piedra, y de madera; las cuales no pueden ver, ni oir
Y un ángel fuerte tomó una piedra como una grande piedra de molino, y la echó en la mar, diciendo: Con tanto ímpetu será derribada Babilonia, aquella grande ciudad, y nunca jamás será hallada.
Teniendo la claridad de Dios: y su luz era semejante á una piedra preciosísima, como piedra de jaspe, resplandeciente como cristal.
Y los fundamentos del muro de la ciudad estaban adornados de toda piedra preciosa. El primer fundamento era jaspe; el segundo, zafiro; el tercero, calcedonia; el cuarto, esmeralda;
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