'Reino' en la Biblia
Y en todo asunto de sabiduría e inteligencia que el rey les demandó, los halló diez veces mejores que todos los magos y astrólogos que había en todo su reino.
Tú, oh rey, eres rey de reyes; porque el Dios del cielo te ha dado reino, poder, fortaleza y majestad.
Y después de ti se levantará otro reino menor que tú; y otro tercer reino de bronce, el cual dominará sobre toda la tierra.
Y el cuarto reino será fuerte como hierro; y como el hierro desmenuza y pulveriza todas las cosas, y como el hierro que quebranta todas estas cosas, desmenuzará y quebrantará.
Y lo que viste de los pies y los dedos, en parte de barro cocido de alfarero, y en parte de hierro, el reino será dividido; mas habrá en él algo de fortaleza de hierro, según que viste el hierro mezclado con el barro cocido.
Y por ser los dedos de los pies en parte de hierro, y en parte de barro cocido, en parte será el reino fuerte, y en parte será frágil.
Y en los días de estos reyes, el Dios del cielo levantará un reino que jamás será destruido, y este reino no será dejado a otro pueblo; desmenuzará y consumirá a todos estos reinos, y él permanecerá para siempre.
¡Cuán grandes son sus señales, y cuán poderosas sus maravillas! Su reino, reino sempiterno, y su señorío de generación en generación.
La sentencia es por decreto de los vigilantes, y por dicho de los santos la demanda: para que conozcan los vivientes que el Altísimo señorea en el reino de los hombres, y que a quien Él quiere lo da, y constituye sobre él al más bajo de los hombres.
Yo el rey Nabucodonosor he visto este sueño. Tú, pues, Beltsasar, dirás la interpretación de él, porque todos los sabios de mi reino nunca pudieron mostrarme su interpretación; mas tú puedes, porque hay en ti espíritu de los dioses santos.
Que te echarán de entre los hombres, y con las bestias del campo será tu morada, y te harán comer hierba del campo, como a los bueyes, y con rocío del cielo serás bañado; y siete tiempos pasarán sobre ti, hasta que entiendas que el Altísimo señorea en el reino de los hombres, y que a quien Él quiere lo da.
Y lo que dijeron, que dejasen en la tierra la cepa de las raíces del mismo árbol, significa que tu reino te quedará firme, luego que reconozcas que el señorío es de los cielos.
Al cabo de doce meses, paseando en el palacio del reino de Babilonia,
habló el rey, y dijo: ¿No es ésta la gran Babilonia, que yo edifiqué para casa del reino, con la fuerza de mi poder, y para gloria de mi grandeza?
Aún estaba la palabra en la boca del rey, cuando descendió una voz del cielo, diciendo: A ti se te dice, rey Nabucodonosor; el reino es traspasado de ti:
Y de entre los hombres te echan, y con las bestias del campo será tu morada, y como a los bueyes te apacentarán: y siete tiempos pasarán sobre ti, hasta que reconozcas que el Altísimo señorea en el reino de los hombres, y que a quien Él quiere lo da.
Mas al fin del tiempo yo Nabucodonosor alcé mis ojos al cielo, y mi sentido me fue vuelto; y bendije al Altísimo, y alabé y glorifiqué al que vive para siempre; porque su señorío es eterno, y su reino por todas las edades.
En el mismo tiempo mi sentido me fue vuelto, y la majestad de mi reino, mi dignidad y mi grandeza volvieron a mí, y mis gobernadores y mis grandes me buscaron; y fui restituido a mi reino, y mayor grandeza me fue añadida.
El rey gritó en alta voz que hiciesen venir astrólogos, caldeos, y adivinos. Habló el rey, y dijo a los sabios de Babilonia: Cualquiera que leyere esta escritura, y me mostrare su interpretación, será vestido de púrpura, y tendrá collar de oro a su cuello; y gobernará como el tercero en el reino.
En tu reino hay un varón, en el cual mora el espíritu de los dioses santos; y en los días de tu padre se halló en él luz e inteligencia y sabiduría, como la sabiduría de los dioses; al cual tu padre el rey Nabucodonosor, digo, tu padre el rey, constituyó príncipe sobre todos los magos, astrólogos, caldeos y adivinos;
Yo pues he oído de ti que puedes interpretar sueños y disolver las dudas. Si ahora pudieres leer esta escritura, y mostrarme su interpretación, serás vestido de púrpura, y collar de oro tendrás en tu cuello, y en el reino serás el tercer señor.
El Altísimo Dios, oh rey, dio a Nabucodonosor tu padre el reino, y la grandeza, y la gloria, y la honra.
Mas cuando su corazón se ensoberbeció, y su espíritu se endureció en altivez, fue depuesto del trono de su reino, y traspasaron de él la gloria:
Y fue echado de entre los hijos de los hombres; y su corazón fue puesto con las bestias, y con los asnos monteses fue su morada. Hierba le hicieron comer, como a buey, y su cuerpo fue bañado con el rocío del cielo, hasta que reconoció que el Altísimo Dios señorea en el reino de los hombres, y que pone sobre él a quien le place.
Ésta es la interpretación del asunto: MENE: Contó Dios tu reino, y le ha puesto fin.
PERES: Tu reino ha sido dividido, y dado a los medos y a los persas.
Entonces, mandándolo Belsasar, vistieron a Daniel de púrpura, y en su cuello fue puesto un collar de oro, y pregonaron de él que fuese el tercer señor en el reino.
Pareció bien a Darío constituir sobre el reino ciento veinte gobernadores, que estuviesen en todo el reino.
Pero el mismo Daniel era más estimado que estos gobernadores y presidentes, porque en él había un espíritu excelente; y el rey pensaba en ponerlo sobre todo el reino.
Entonces los presidentes y gobernadores buscaban ocasiones contra Daniel por parte del reino; mas no podían hallar alguna ocasión o falta, porque él era fiel, y ningún vicio ni falta fue hallado en él.
Todos los presidentes del reino, magistrados, gobernadores, grandes y capitanes, han acordado por consejo promulgar un real edicto, y confirmarlo, que cualquiera que demandare petición de cualquier dios u hombre en el espacio de treinta días, excepto de ti, oh rey, sea echado en el foso de los leones.
De parte mía es puesta ordenanza, que en todo el señorío de mi reino todos teman y tiemblen ante la presencia del Dios de Daniel; porque Él es el Dios viviente y permanece por la eternidad, y su reino no será destruido, y su señorío permanecerá hasta el fin.
Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran; su dominio es dominio eterno, que no pasará, y su reino uno que no será destruido.
Después tomarán el reino los santos del Altísimo, y poseerán el reino por siempre, eternamente y para siempre.
hasta tanto que vino el Anciano de días, y se dio el juicio a los santos del Altísimo; y vino el tiempo, y los santos poseyeron el reino.
Dijo así: La cuarta bestia será un cuarto reino en la tierra, el cual será diferente de todos los otros reinos, y a toda la tierra devorará, y la hollará, y la despedazará.
Y los diez cuernos significan que de aquel reino se levantarán diez reyes; y tras ellos se levantará otro, el cual será mayor que los primeros, y a tres reyes subyugará.
y que el reino, el dominio y la majestad de los reinos debajo de todo el cielo, sea dado al pueblo de los santos del Altísimo; cuyo reino es reino eterno, y todos los dominios le servirán y obedecerán.
Vi en visión, y sucedió cuando la vi, que yo estaba en Susán, que es cabecera del reino en la provincia de Elam; vi, pues, en visión, estando junto al río Ulai.
En el año primero de Darío hijo de Asuero, de la nación de los medos, el cual fue puesto por rey sobre el reino de los caldeos;
Mas el príncipe del reino de Persia se puso contra mí veintiún días; y he aquí, Miguel, uno de los principales príncipes, vino para ayudarme, y yo quedé allí con los reyes de Persia.
Y ahora yo te mostraré la verdad. He aquí que aún habrá tres reyes en Persia, y el cuarto se hará de grandes riquezas más que todos; y fortificándose con sus riquezas, incitará a todos contra el reino de Grecia.
Pero cuando se haya levantado, su reino será quebrantado, y repartido por los cuatro vientos del cielo; y no a sus descendientes, ni según el señorío con que él señoreó; porque su reino será arrancado, y será para otros fuera de ellos.
Así entrará en su reino el rey del sur, y volverá a su tierra.
Pondrá luego su rostro para venir con el poder de todo su reino; y hará con aquél cosas rectas, y le dará una hija de mujeres para corromperle; pero no le respaldará ni estará de su lado.
Entonces se levantará en su lugar un recaudador de impuestos en la gloria del reino; pero a los pocos días será destruido, no en enojo, ni en batalla.
Y en su lugar se levantará un hombre vil, al cual no darán la honra del reino; pero vendrá con paz, y tomará el reino con halagos.
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