'Santuario' en la Biblia
Por lo cual trajo contra ellos al rey de los caldeos, que mató a espada sus jóvenes en la casa de su santuario, sin perdonar joven, ni doncella, ni viejo, ni decrépito; todos los entregó en sus manos.
Porque a las cámaras han de llevar los hijos de Israel y los hijos de Leví la ofrenda del grano, del vino, y del aceite; y allí estarán los vasos del santuario, y los sacerdotes que ministran, y los porteros, y los cantores; y no abandonaremos la casa de nuestro Dios.
Te envíe ayuda desde el santuario, y desde Sión te sostenga.
Dios ha hablado en su santuario: Yo me alegraré; repartiré a Siquem, y mediré el valle de Sucot.
para ver tu poder y tu gloria, así como te he mirado en el santuario.
Los carros de Dios son veinte mil, y más millares de ángeles. El Señor está entre ellos, como en el Sinaí, así en el santuario.
Vieron tus caminos, oh Dios; los caminos de mi Dios, de mi Rey, en el santuario.
hasta que entré en el santuario de Dios, entonces entendí la postrimería de ellos.
Levanta tus pies a los asolamientos eternos; a toda la maldad que el enemigo ha hecho en el santuario.
Los metió después en los términos de su santuario, en este monte que adquirió su diestra.
Y edificó su santuario a manera de eminencia, como la tierra que cimentó para siempre.
Honor y majestad delante de Él; Poder y gloria hay en su santuario.
Porque miró de lo alto de su santuario; Jehová miró desde los cielos a la tierra,
Dios dijo en su santuario; me alegraré, repartiré a Siquem, y mediré el valle de Sucot.
Judá fue su santuario, e Israel su señorío.
Alzad vuestras manos en el santuario, y bendecid a Jehová.
«Aleluya» Alabad a Dios en su santuario: Alabadle en el firmamento de su fortaleza.
Entonces Él será por santuario; mas a las dos casas de Israel por piedra para tropezar, y por tropezadero para caer, y por lazo y por red a los moradores de Jerusalén.
Y sucederá que cuando Moab apareciere cansado sobre los lugares altos, que vendrá a su santuario a orar, pero no le valdrá.
Por tanto, yo profané los príncipes del santuario, y puse por anatema a Jacob, y por oprobio a Israel.
La gloria del Líbano vendrá a ti, abetos, pinos y cedros juntamente, para decorar el lugar de mi santuario; y yo honraré el lugar de mis pies.
Mas los que lo cosecharon lo comerán, y alabarán a Jehová; y los que lo vendimiaron, lo beberán en los atrios de mi santuario.
Por poco tiempo lo poseyó tu santo pueblo; nuestros enemigos han hollado tu santuario.
La casa de nuestro santuario y de nuestra gloria, en la cual te alabaron nuestros padres, fue consumida por el fuego; y todas nuestras cosas preciosas han sido destruidas.
Trono de gloria, excelso desde el principio, es el lugar de nuestro santuario.
Extendió su mano el enemigo a todas sus cosas preciosas; y ella ha visto entrar en su santuario las gentes, de las cuales mandaste que no entrasen en tu congregación.
El Señor desechó su altar, menospreció su santuario, ha entregado en mano del enemigo los muros de sus palacios; han dado gritos en la casa de Jehová como en día de fiesta.
Mira, oh Jehová, y considera a quién has hecho así. ¿Han de comer las mujeres su fruto, los pequeñitos de sus crías? ¿Han de ser muertos en el santuario del Señor el sacerdote y el profeta?
¡Cómo se ha oscurecido el oro! ¡Cómo el buen oro se ha demudado! Las piedras del santuario están esparcidas por las encrucijadas de todas las calles.
Por tanto, vivo yo, dice el Señor Jehová, ciertamente por haber profanado mi santuario con todos tus ídolos detestables y con todas tus abominaciones, te quebrantaré yo también; mi ojo no perdonará, ni tampoco tendré yo misericordia.
Me dijo entonces: Hijo de hombre, ¿no ves lo que éstos hacen, las grandes abominaciones que la casa de Israel hace aquí, para alejarme de mi santuario? Mas vuélvete aún, y verás abominaciones mayores.
Matad viejos, jóvenes y vírgenes, niños y mujeres, hasta que no quede ninguno; mas a todo aquel sobre el cual hubiere señal, no llegaréis; y habéis de comenzar desde mi santuario. Comenzaron, pues, desde los varones ancianos que estaban delante del templo.
Por tanto, di: Así dice Jehová el Señor: Aunque los he echado lejos entre las naciones, y los he esparcido por las tierras, con todo eso les seré por un pequeño santuario en las tierras a donde llegaren.
Además me hicieron esto: contaminaron mi santuario en aquel día, y profanaron mis sábados;
pues habiendo sacrificado sus hijos a sus ídolos, entraban en mi santuario el mismo día para contaminarlo; y he aquí, así hicieron en medio de mi casa.
Di a la casa de Israel: Así dice Jehová el Señor: He aquí yo profano mi santuario, la gloria de vuestra fortaleza, el deseo de vuestros ojos, y el deleite de vuestra alma; vuestros hijos y vuestras hijas que dejasteis caerán a espada.
Y dirás a los hijos de Amón: Oíd palabra de Jehová el Señor: Así dice Jehová el Señor: Por cuanto dijiste ¡Ea, bien! contra mi santuario cuando fue profanado, y contra la tierra de Israel cuando fue asolada, y contra la casa de Judá, cuando fueron en cautiverio;
Con la multitud de tus maldades, y con la iniquidad de tus contrataciones profanaste tu santuario; yo, pues, sacaré fuego de en medio de ti, el cual te consumirá, y te pondré en ceniza sobre la tierra a los ojos de todos los que te miran.
Y haré con ellos pacto de paz, pacto perpetuo será con ellos; y los estableceré, y los multiplicaré, y pondré mi santuario en medio de ellos para siempre.
Y sabrán las naciones que yo Jehová santifico a Israel, estando mi santuario en medio de ellos para siempre.
Cada poste del templo era cuadrado, y el frente del santuario era como el otro frente.
Y el templo y el santuario tenían dos puertas.
A los cuatro lados lo midió; tenía un muro todo alrededor de quinientas cañas de longitud, y quinientas cañas de anchura, para hacer separación entre el santuario y el lugar profano.
Tomarás luego el becerro de la expiación, y lo quemarás conforme a la ley de la casa, fuera del santuario.
Y me hizo volver hacia la puerta de afuera del santuario, la cual mira hacia el oriente; y estaba cerrada.
Y me dijo Jehová: Hijo de hombre, pon tu corazón, y mira con tus ojos, y oye con tus oídos todo lo que yo hablo contigo sobre todas las ordenanzas de la casa de Jehová, y todas sus leyes; y pon tu corazón a las entradas de la casa, y a todas las salidas del santuario.
De traer extranjeros, incircuncisos de corazón e incircuncisos de carne, para estar en mi santuario, y para contaminar mi casa; de ofrecer mi pan, la grosura y la sangre; y de invalidar mi pacto con todas vuestras abominaciones.
Y no habéis guardado las ordenanzas de mis cosas santas, sino que habéis puesto extranjeros como guardas de mis ordenanzas en mi santuario.
Así dice Jehová el Señor: Ningún hijo de extranjero, incircunciso de corazón e incircunciso de carne, entrará en mi santuario, de todos los hijos de extranjeros que están entre los hijos de Israel.
Y serán ministros en mi santuario, porteros a las puertas de la casa, y sirvientes en la casa; ellos matarán el holocausto y la víctima para el pueblo, y estarán delante de ellos para servirles.
Mas los sacerdotes levitas, hijos de Sadoc, que guardaron el ordenamiento de mi santuario, cuando los hijos de Israel se desviaron de mí, ellos se acercarán a mí para ministrarme, y estarán delante de mí para ofrecerme la grosura y la sangre, dice Jehová el Señor.
Ellos entrarán en mi santuario, y se acercarán a mi mesa para servirme, y guardarán mis ordenanzas.
Y cuando salgan al atrio exterior, al atrio de afuera, al pueblo, se despojarán de sus vestiduras con que ministraron, y las dejarán en las cámaras del santuario, y se vestirán de otras vestimentas; para no santificar al pueblo con sus vestiduras.
Y el día que entrare al santuario, al atrio de adentro, para ministrar en el santuario, ofrecerá su expiación, dice Jehová el Señor.
De esto serán para el santuario quinientas cañas de longitud, y quinientas de ancho, en cuadro alrededor; y cincuenta codos en derredor para sus ejidos.
Y de esta medida medirás en longitud veinticinco mil cañas, y en anchura diez mil, en lo cual estará el santuario y el lugar santísimo.
Lo consagrado de esta tierra será para los sacerdotes, ministros del santuario, que se acercan para ministrar a Jehová; y servirá de lugar para sus casas, y como lugar santo para el santuario.
Y para la posesión de la ciudad daréis cinco mil de anchura y veinticinco mil de longitud, delante de lo que se apartó para el santuario; será para toda la casa de Israel.
Y la parte del príncipe estará junto a lo que se apartó para el santuario, de uno y otro lado, y junto a la posesión de la ciudad, delante de lo que se apartó para el santuario, y delante de la posesión de la ciudad, desde el extremo occidental hacia el occidente, hasta el extremo oriental hacia el oriente; y su longitud será de una parte a la otra, desde el límite del occidente hasta el límite del oriente.
Así dice Jehová el Señor: El mes primero, el primer día del mes, tomarás un becerro sin defecto de la vacada, y purificarás el santuario.
Y junto al río, en su ribera de uno y otro lado, crecerá todo árbol frutal; su hoja nunca caerá, ni faltará su fruto; a sus meses madurará, porque sus aguas salen del santuario; y su fruto será para comer, y su hoja para medicina.
Y junto al término de Judá, desde el lado del oriente hasta el lado del mar, será la suerte que apartaréis de veinticinco mil cañas de anchura, y de longitud como cualquiera de las otras partes, desde el lado del oriente hasta el lado del mar; y el santuario estará en medio de ella.
Y allí será la porción santa de los sacerdotes, de veinticinco mil cañas al norte, y de diez mil de anchura al occidente, y de diez mil de ancho al oriente, y de veinticinco mil de longitud al sur; y el santuario de Jehová estará en medio de ella.
Toda la porción reservada de veinticinco mil cañas por veinticinco mil en cuadro, apartaréis como porción para el santuario, y para la posesión de la ciudad.
Y del príncipe será lo que quedare a uno y otro lado de la porción santa, y de la posesión de la ciudad, esto es, delante de las veinticinco mil cañas de la porción hasta el término oriental, y al occidente delante de las veinticinco mil hasta el término occidental, delante de las partes dichas será del príncipe; y porción santa será; y el santuario de la casa estará en medio de ella.
Aun contra el príncipe de la fortaleza se engrandeció, y por él fue quitado el continuo sacrificio, y el lugar de su santuario fue echado por tierra.
Y oí a un santo que hablaba; y otro de los santos dijo a aquél que hablaba: ¿Hasta cuándo durará la visión del continuo sacrificio, y la prevaricación asoladora que pone el santuario y el ejército para ser hollados?
Y él me dijo: Hasta dos mil trescientas tardes y mañanas; y el santuario será purificado.
Ahora pues, Dios nuestro, oye la oración de tu siervo, y sus súplicas, y haz que tu rostro resplandezca sobre tu santuario asolado, por amor del Señor.
Y después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías, mas no por sí; y el pueblo del príncipe que ha de venir, destruirá la ciudad y el santuario; con inundación será el fin de ella, y hasta el fin de la guerra las asolaciones están determinadas.
Y se levantarán brazos de su parte; y contaminarán el santuario de fortaleza, y quitarán el continuo sacrificio, y pondrán la abominación desoladora.
Y plantará las tiendas de su palacio entre los mares, en el monte deseable del santuario; y vendrá hasta su fin, y no tendrá quien le ayude.
Y no profetices más en Betel, porque es santuario del rey, y cabecera del reino.
Sus profetas son livianos, hombres prevaricadores; sus sacerdotes contaminaron el santuario, falsearon la ley.
ministro del santuario, y del verdadero tabernáculo que el Señor levantó, y no el hombre.
Ahora bien, el primer pacto tenía en verdad ordenanzas de servicio a Dios y un santuario terrenal.
Porque el tabernáculo fue edificado así; la primera parte, en donde estaba el candelero, y la mesa, y los panes de la proposición; el cual es llamado el Santuario.
Porque no entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el mismo cielo para presentarse ahora por nosotros en la presencia de Dios.
Porque los cuerpos de aquellos animales, cuya sangre a causa del pecado es introducida en el santuario por el sumo sacerdote, son quemados fuera del campamento.