'Se' en la Biblia
- 1.Gé 1:2-Gé 19:35
- 2.Gé 20:1-Gé 34:22
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- 4.Éx 1:7-Éx 16:20
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- 7.Levítico 13:34-Levítico 27:11
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- 9.Números 16:15-Números 35:17
- 10.Números 35:18-Deuteronomio 27:22
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- 12.Josué 11:17-Jueces 9:35
- 13.Jueces 9:41-Jueces 20:38
- 14.Jueces 20:41-1 Samuel 9:26
- 15.1 Samuel 10:11-1 Samuel 21:10
- 16.1 Samuel 21:13-2 Samuel 3:16
- 17.2 Samuel 3:21-2 Samuel 18:4
- 18.2 Samuel 18:6-1 Reyes 5:7
- 19.1 Reyes 5:14-1 Reyes 19:21
- 20.1 Reyes 20:6-2 Reyes 7:9
- 21.2 Reyes 7:12-2 Reyes 22:17
- 22.2 Reyes 22:19-2 Crónicas 6:16
- 23.2 Crónicas 6:17-2 Crónicas 25:15
- 24.2 Crónicas 25:16-Esdras 6:8
- 25.Esdras 6:9-Ester 2:22
- 26.Ester 3:2-Job 14:11
- 27.Job 14:12-Job 32:5
- 28.Job 32:16-Salmos 19:5
- 29.Salmos 19:6-Salmos 53:1
- 30.Salmos 53:3-Salmos 94:16
- 31.Salmos 94:19-Salmos 126:2
- 32.Salmos 129:6-Proverbios 19:17
- 33.Proverbios 19:25-Eclesiastés 2:25
- 34.Eclesiastés 3:9-Isaías 7:24
- 35.Isaías 7:25-Isaías 28:27
- 36.Isaías 28:28-Isaías 48:3
- 37.Isaías 48:4-Jeremías 4:8
- 38.Jeremías 4:9-Jeremías 21:9
- 39.Jeremías 22:4-Jeremías 44:10
- 40.Jeremías 44:21-Lamentaciones 3:32
- 41.Lamentaciones 3:63-Ezequiel 17:15
- 42.Ezequiel 18:6-Ezequiel 33:11
- 43.Ezequiel 33:12-Daniel 4:12
- 44.Daniel 4:15-Oseas 5:2
- 45.Oseas 5:3-Jonás 2:5
- 46.Jonás 3:3-Zacarías 8:9
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- 52.Lucas 1:12-Lucas 7:22
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- 55.Juan 1:43-Juan 13:10
- 56.Juan 13:18-Hechos 7:26
- 57.Hechos 7:29-Hechos 16:35
- 58.Hechos 16:36-Hechos 28:17
- 59.Hechos 28:19-1 Corintios 10:25
- 60.1 Corintios 10:27-Efesios 3:7
- 61.Efesios 3:8-Hebreos 7:8
- 62.Hebreos 7:11-Apocalipsis 2:9
- 63.Apocalipsis 2:10-Apocalipsis 21:25
Y Abimelec se quedó en Aruma, pero Zebul expulsó a Gaal y a sus parientes para que no se quedaran en Siquem.
Aconteció al día siguiente que el pueblo salió al campo, y se lo hicieron saber a Abimelec.
Y él tomó a su gente, la dividió en tres compañías y puso emboscada en el campo; cuando miró y vio al pueblo salir de la ciudad, se levantó contra ellos y los mató.
Entonces Abimelec y la compañía que {estaba} con él se lanzaron con ímpetu y se situaron a la entrada de la puerta de la ciudad, y las otras dos compañías se lanzaron contra todos los que {estaban} en el campo y los mataron.
Al oír {esto} todos los habitantes de la torre de Siquem, se metieron en la fortaleza del templo de El-berit.
Pero había una torre fortificada en el centro de la ciudad, y todos los hombres y mujeres, todos los habitantes de la ciudad, huyeron allí, se encerraron y subieron al techo de la torre.
Y Abimelec vino a la torre, la atacó y se acercó a la entrada de la torre para prenderle fuego.
Entonces él llamó apresuradamente al muchacho que era su escudero, y le dijo: Saca tu espada y mátame, no sea que se diga de mí: ``Una mujer lo mató." Y el muchacho lo traspasó, y murió.
Después de {la muerte de} Abimelec se levantó, para salvar a Israel, Tola, hijo de Puá, hijo de Dodo, varón de Isacar; y habitó en Samir, en la región montañosa de Efraín.
Y tras él se levantó Jair galaadita, y juzgó a Israel veintidós años.
{Este} tuvo treinta hijos que cabalgaban en treinta asnos, y tenían treinta ciudades en la tierra de Galaad que se llaman Havot-jair hasta hoy.
Y se encendió la ira del SEÑOR contra Israel, y los entregó en manos de los filisteos y en manos de los hijos de Amón.
Y los hijos de Amón cruzaron el Jordán para pelear también contra Judá, contra Benjamín y contra la casa de Efraín, y se angustió Israel en gran manera.
Entonces los hijos de Amón se reunieron y acamparon en Galaad. Y los hijos de Israel se juntaron y acamparon en Mizpa.
Y el pueblo, los jefes de Galaad, se dijeron unos a otros: ¿Quién es el hombre que comenzará la batalla contra los hijos de Amón? El será caudillo de todos los habitantes de Galaad.
Jefté huyó de sus hermanos y habitó en la tierra de Tob; y hombres indignos se juntaron con Jefté y salían con él.
Y dijeron a Jefté: Ven y sé nuestro jefe para que peleemos contra los hijos de Amón.
Y ella dijo a su padre: Que se haga esto por mí; déjame sola por dos meses, para que vaya yo a los montes y llore por mi virginidad, yo y mis compañeras.
Y él dijo: Ve, y la dejó ir por dos meses; y ella se fue con sus compañeras, y lloró su virginidad por los montes.
Al cabo de los dos meses ella regresó a su padre, que hizo con ella conforme al voto que había hecho; y ella no tuvo relaciones con ningún hombre. Y se hizo costumbre en Israel,
Los hombres de Efraín se reunieron y cruzaron {el Jordán} hacia el norte, y dijeron a Jefté: ¿Por qué cruzaste a pelear contra los hijos de Amón sin llamarnos para que fuéramos contigo? Quemaremos tu casa sobre ti.
Y se apoderaron los galaaditas de los vados del Jordán al lado opuesto de Efraín. Y aconteció que cuando {alguno de} los fugitivos de Efraín decía: Dejadme cruzar, los hombres de Galaad le decían: ¿Eres efrateo? Si él respondía: No,
Y había un hombre de Zora, de la familia de los danitas, el cual se llamaba Manoa; su mujer era estéril y no había tenido hijos.
Entonces el ángel del SEÑOR se le apareció a la mujer, y le dijo: He aquí, tú eres estéril y no has tenido hijos, pero concebirás y darás a luz un hijo.
Y la mujer fue y se lo dijo a su marido, diciendo: Un hombre de Dios vino a mí, y su aspecto era como el aspecto del ángel de Dios, muy imponente. Yo no le pregunté de dónde {venía,} ni él me hizo saber su nombre.
Y la mujer corrió rápidamente y avisó a su marido, y le dijo: He aquí, se me ha aparecido el hombre que vino el {otro} día.
Manoa se levantó y siguió a su mujer, y cuando llegó al hombre, le dijo: ¿Eres el hombre que habló a la mujer? Y él respondió: Yo soy.
Y Manoa dijo: Cuando tus palabras se cumplan, ¿cómo debe ser el modo de vivir del muchacho y cuál su vocación?
Y Manoa dijo al ángel del SEÑOR: ¿Cuál es tu nombre, para que cuando se cumplan tus palabras, te honremos?
Cuando regresó, se lo contó a su padre y a su madre, diciendo: Vi en Timnat a una mujer de las hijas de los filisteos; ahora pues, tomádmela por mujer.
Y el Espíritu del SEÑOR vino sobre él con gran poder, y lo despedazó como se despedaza un cabrito, aunque no tenía nada en su mano; pero no contó a su padre ni a su madre lo que había hecho.
Cuando regresó más tarde para tomarla, se apartó {del camino} para ver el cadáver del león; y he aquí que había un enjambre de abejas y miel en el cuerpo del león.
Mas ella lloró delante de él los siete días que duró su banquete. Y sucedió el séptimo día que él se lo declaró porque ella le presionaba mucho. Entonces ella declaró el enigma a los hijos de su pueblo.
Y el padre dijo: Realmente pensé que la odiabas intensamente y se la di a tu compañero. ¿No es su hermana menor más hermosa que ella? Te ruego que la tomes en su lugar.
Entonces los filisteos dijeron: ¿Quién hizo esto? Y les respondieron: Sansón, el yerno del timnateo, porque {éste} tomó a su mujer y se la dio a su compañero. Y los filisteos vinieron y la quemaron a ella y a su padre.
Subieron los filisteos y acamparon en Judá, y se esparcieron por Lehi.
Y abrió Dios la cuenca que está en Lehi y salió agua de ella. Cuando bebió, recobró sus fuerzas y se reanimó. Por eso llamó a aquel lugar En-hacore, el cual está en Lehi hasta el día de hoy.
Y Sansón fue a Gaza, y allí vio a una ramera y se llegó a ella.
Entonces fue dicho a los de Gaza: Sansón ha venido acá. Y ellos cercaron {el lugar} y se apostaron a la puerta de la ciudad toda la noche, acechándolo. Y estuvieron callados toda la noche, diciendo: {Esperemos} hasta que amanezca, entonces lo mataremos.
Pero Sansón permaneció acostado hasta la medianoche, y a la medianoche se levantó, y tomando las puertas de la ciudad con los dos postes, las arrancó junto con las trancas; entonces se las echó sobre los hombros y las llevó hasta la cumbre del monte que está frente a Hebrón.
Después de esto sucedió que se enamoró de una mujer del valle de Sorec, que se llamaba Dalila.
Dijo, pues, Dalila a Sansón: Te ruego que me declares dónde está tu gran fuerza y cómo se te puede atar para castigarte.
Y Sansón le dijo: Si me atan con siete cuerdas frescas que no se hayan secado, me debilitaré y seré como cualquier {otro} hombre.
Los príncipes de los filisteos le llevaron siete cuerdas frescas que no se habían secado, y {Dalila} lo ató con ellas.
Y tenía ella {hombres} al acecho en un aposento interior. Entonces le dijo: ¡Sansón, los filisteos se te echan encima! Pero él rompió las cuerdas como se rompe un hilo de estopa cuando toca el fuego. Y no se descubrió {el secreto de} su fuerza.
Entonces Dalila dijo a Sansón: Mira, me has engañado y me has dicho mentiras; ahora pues, te ruego que me declares cómo se te puede atar.
Y él le respondió: Si me atan fuertemente con sogas nuevas que no se hayan usado, me debilitaré y seré como cualquier {otro} hombre.
Dalila tomó sogas nuevas, lo ató con ellas, y le dijo: ¡Sansón, los filisteos se te echan encima! Pues los {hombres} estaban al acecho en el aposento interior. Pero él rompió las sogas de sus brazos como un hilo.
Entonces Dalila dijo a Sansón: Hasta ahora me has engañado y me has dicho mentiras; declárame, ¿cómo se te puede atar? Y él le dijo: Si tejes siete trenzas de mi cabellera con la tela y la aseguras con una clavija, entonces me debilitaré y seré como cualquier {otro} hombre.
Y mientras él dormía Dalila tomó las siete trenzas de su cabellera y las tejió con la tela, y {la} aseguró con la clavija, y le dijo: ¡Sansón, los filisteos se te echan encima! Pero él despertó de su sueño y arrancó la clavija del telar y la tela.
Y como ella le presionaba diariamente con sus palabras y le apremiaba, su alma se angustió hasta la muerte.
Ella entonces dijo: ¡Sansón, los filisteos se te echan encima! Y él despertó de su sueño, y dijo: Saldré como las otras veces y escaparé. Pero no sabía que el SEÑOR se había apartado de él.
Y los príncipes de los filisteos se reunieron para ofrecer un gran sacrificio a su dios Dagón, y para regocijarse, pues decían: Nuestro dios ha entregado a nuestro enemigo Sansón en nuestras manos.
Y Sansón asió las dos columnas del medio sobre las que el edificio descansaba y se apoyó contra ellas, con su mano derecha sobre una y con su mano izquierda sobre la otra.
Y dijo Sansón: ¡Muera yo con los filisteos! Y se inclinó con todas sus fuerzas y el edificio se derrumbó sobre los príncipes y sobre todo el pueblo que {estaba} en él. Así que los que mató al morir fueron más que los que había matado durante su vida.
Cuando él devolvió la plata a su madre, su madre tomó doscientas {piezas} de plata y se las dio al platero que las convirtió en una imagen tallada y una de fundición, y quedaron en casa de Micaía.
Entonces Micaía le dijo: Quédate conmigo y sé padre y sacerdote para mí, y yo te daré diez {piezas} de plata por año, el vestido y la comida. Y el levita entró.
Y Micaía dijo: Ahora sé que el SEÑOR me prosperará, porque tengo un levita por sacerdote.
En aquellos días no había rey en Israel. Y por aquel tiempo la tribu de los danitas buscaba para sí una heredad donde habitar, porque hasta entonces ésta no se le había asignado como posesión entre las tribus de Israel.
Y los hijos de Dan enviaron de su tribu, de entre todos ellos, a cinco hombres, hombres valientes de Zora y Estaol, a reconocer la tierra y explorarla; y les dijeron: Id, explorad la tierra. Y llegaron a la región montañosa de Efraín, a la casa de Micaía, y se hospedaron allí.
Allí se desviaron y llegaron a la casa del joven levita, a la casa de Micaía, y le preguntaron cómo estaba.
Y los seiscientos hombres armados con sus armas de guerra, que {eran} de los hijos de Dan, se pusieron a la entrada de la puerta.
Y ellos le respondieron: Calla, pon la mano sobre tu boca y ven con nosotros, y sé padre y sacerdote para nosotros. ¿Te es mejor ser sacerdote para la casa de un hombre, o ser sacerdote para una tribu y una familia de Israel?
Y se alegró el corazón del sacerdote, y tomó el efod, los ídolos domésticos y la imagen tallada, y se fue en medio del pueblo.
Entonces ellos se volvieron y partieron, y pusieron los niños, el ganado y sus bienes por delante.
Cuando se alejaron de la casa de Micaía, los hombres que {estaban} en las casas cerca de la casa de Micaía, se juntaron y alcanzaron a los hijos de Dan.
Y gritaron a los hijos de Dan, y éstos se volvieron y dijeron a Micaía: ¿Qué te pasa que has juntado {gente?}
Y los hijos de Dan le dijeron: Que no se oiga tu voz entre nosotros, no sea que caigan sobre ti hombres fieros y pierdas tu vida y las vidas de {los de} tu casa.
Pero su concubina cometió adulterio contra él, y ella se fue de su lado, a la casa de su padre en Belén de Judá, y estuvo allí por espacio de cuatro meses.
Su marido se levantó y fue tras ella para hablarle cariñosamente y hacerla volver, llevando consigo a su criado y un par de asnos. Y ella lo llevó dentro de la casa de su padre, y cuando el padre de la joven lo vio, se alegró de conocerlo.
Y su suegro, el padre de la joven, lo retuvo, y se quedó con él tres días. Y comieron, bebieron y se alojaron allí.
Y al cuarto día se levantaron muy de mañana y él se preparó para irse; y el padre de la joven dijo a su yerno: Aliméntate con un bocado de pan y después os podéis ir.
Se sentaron, pues, los dos y comieron y bebieron juntos; y el padre de la joven dijo al hombre: Te ruego que te dignes pasar la noche, y que se alegre tu corazón.
El hombre se levantó para irse, pero su suegro insistió, de modo que pasó allí la noche otra vez.
Y al quinto día se levantó muy de mañana para irse, y el padre de la joven dijo: Aliméntate, te ruego, y espera hasta la tarde; y los dos comieron.
Cuando el hombre se levantó para irse con su concubina y su criado, su suegro, el padre de la joven, le dijo: He aquí, ya ha declinado el día; te ruego que pases la noche. Mira, el día llega a su fin; pasa la noche aquí para que se alegre tu corazón. Y mañana os levantaréis temprano para vuestro viaje y te irás a tu casa.
Pero el hombre no quiso pasar la noche, así que se levantó y partió, y fue hasta {un lugar} frente a Jebús, es decir, Jerusalén. Y estaban con él un par de asnos aparejados; también con él estaba su concubina.
Así que pasaron de largo y siguieron su camino, y el sol se puso sobre ellos cerca de Guibeá que pertenece a Benjamín.
Y se desviaron allí para entrar {y} alojarse en Guibeá. Cuando entraron, se sentaron en la plaza de la ciudad porque nadie los llevó a {su} casa para pasar la noche.
Entonces, he aquí, un anciano venía de su trabajo del campo al anochecer. Y el hombre era de la región montañosa de Efraín y se alojaba en Guibeá, pero los hombres del lugar eran benjamitas.
Y lo llevó a su casa y dio forraje a los asnos; y ellos se lavaron los pies, comieron y bebieron.
Mientras ellos se alegraban, he aquí, los hombres de la ciudad, hombres perversos, rodearon la casa; {y} golpeando la puerta, hablaron al dueño de la casa, al anciano, diciendo: Saca al hombre que entró en tu casa para que tengamos relaciones con él.
Cuando amanecía, la mujer vino y cayó a la entrada de la casa del hombre donde estaba su señor hasta {que se hizo} de día.
Y él le dijo: Levántate y vámonos; pero ella no respondió. Entonces la recogió, y colocándola sobre el asno, el hombre se levantó y se fue a su casa.
Y todos los que {lo} veían, decían: Nada como esto {jamás} ha sucedido ni se ha visto desde el día en que los hijos de Israel subieron de la tierra de Egipto hasta el día de hoy. Consideradlo, tomad consejo y hablad.
Entonces salieron todos los hijos de Israel, desde Dan hasta Beerseba, incluyendo la tierra de Galaad, y la congregación se reunió al SEÑOR como un solo hombre en Mizpa.
Mas los hombres de Guibeá se levantaron contra mí, y rodearon la casa por la noche por causa mía. Tenían intención de matarme; pero en vez de esto, violaron a mi concubina de tal manera que murió.
Entonces todo el pueblo se levantó como un solo hombre, diciendo: Ninguno de nosotros irá a su tienda, ni ninguno de nosotros volverá a su casa.
Así se juntaron contra la ciudad todos los hombres de Israel, como un solo hombre.
Entonces las tribus de Israel enviaron hombres por toda la tribu de Benjamín, diciendo: ¿Qué es esta infamia que se ha cometido entre vosotros?
Y los hijos de Benjamín, de sus ciudades, se reunieron en Guibeá para salir a combatir contra los hijos de Israel.
Los hijos de Israel se levantaron, subieron a Betel, y consultaron a Dios, y dijeron: ¿Quién de nosotros subirá primero a pelear contra los hijos de Benjamín? Entonces el SEÑOR dijo: Judá {subirá} primero.
Los hijos de Israel se levantaron por la mañana y acamparon contra Guibeá.
Y los hombres de Israel salieron a combatir contra Benjamín, y los hombres de Israel se pusieron en orden de batalla contra ellos en Guibeá.
Pero el pueblo, los hombres de Israel, se reanimaron, y se pusieron otra vez en orden de batalla en el lugar donde se habían puesto el primer día.
Los hijos de Israel subieron contra los hijos de Benjamín al tercer día, y se pusieron en orden de batalla contra Guibeá como las otras veces.
Entonces todos los hombres de Israel se levantaron de sus puestos y se pusieron en orden de batalla en Baal-tamar; y los emboscados de Israel salieron de sus puestos, de Maareh-geba.
Cuando diez mil hombres escogidos de todo Israel fueron contra Guibeá, la batalla se hizo reñida; pero Benjamín no sabía que el desastre se le acercaba.
los emboscados se apresuraron y se lanzaron contra Guibeá, y se desplegaron e hirieron toda la ciudad a filo de espada.
Y fue la señal convenida entre los hombres de Israel y los emboscados, que ellos harían que se levantara una gran nube de humo de la ciudad.
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- 10.Números 35:18-Deuteronomio 27:22
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